Andalucía
Gramsci y la cuestión meridional: Una perspectiva desde Andalucía

Antonio Gramsci es uno de los pensadores marxistas más importantes del sur de Europa y el último intelectual orgánico del en Europa Occidental.
Gramsci verde
Xilografía de Gramsci. Leopoldo Méndez, editada.
Javier García Fernández es Profesor de Historia contemporánea en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, miembro de Adelante y del Sindicato Andaluz de Trabajadores
12 abr 2024 19:14

Este texto se escribió para la edición en español de La cuestión meridional editada por Verso en español en el añpo 2024. Por motivos de edición, fue includa una versión más breve de este texto en la edición de la obra. Aquí reproducimos esta versión ampliada que pretende ser un punto de partida para una nueva discusión sobre el marxismo andaluz y la desigualdad territorial al interior del Estado español.

Antonio Gramsci es uno de los pensadores más importantes de la tradición marxista y el último gran intelectual orgánico del comunismo en un país de Europa Occidental. Es un teórico que, además de su labor intelectual, ocupó cargos como dirigente marxista perteneciente a un movimiento de masas en la Europa anterior a la Segunda Guerra Mundial. Pero además Gramsci, por su origen en la periferia de Europa, ocupa un lugar especial en la producción teórica marxista de la primera mitad del siglo XX. Me refiero a su condición de pensador sardo y del sur de Europa. Esta condición fronteriza y subalterna como experiencia vital de Gramsci le obligó a enfrentarse a la realidad desde perspectivas teóricas que iban más allá de la cuestión económica y de clase y también más allá de la cuestión nacional. Al igual que el pensamiento andino de José Carlos Mariategui (1894-1930), el pensamiento afroamericano de Harry Haywood (1898-1985) o el pensador indio Manabendra Nath Roy (1893-1954), el pensamiento de Antonio Gramsci se sitúa en su propio contexto. 

La obra de Gramsci retuerce, en el mejor sentido de la palabra, el pensamiento de Marx y de los socialistas italianos de su tiempo para llevarlo a su propia experiencia y territorialidad.Como sardo y comunista, Gramsci piensa el mundo desde un territorio periférico como es el sur de Europa. Por ello, es uno de los pensadores clave para pensar temas como el colonialismo interno en Europa occidental, el sur de Europa o los procesos revolucionarios en territorios rurales y agrarios en Europa y las formas de capitalismo periférico en los márgenes de Europa. Por ello, es también un pensador clave para revisitar desde Andalucía otros territorios de la periferia de Europa.

El objetivo de este breve ensayo es dialogar con el pensamiento de Antonio Gramsici desde un territorio del sur del Estado español como es Andalucía. Andalucía ha sido periferia del Estado español desde la conquista castellana entre los siglos XVI y XIX. Aunque Sevilla fue el gran puerto colonial, la posición en la economía política del Estado español le asignó un papel extractivista de capitalismo periférico y dependiente, especialmente a partir del siglo XIX. A pesar de ello, por la forma en que se configuró la cuestión regional y nacional dentro del Estado español después de 1898, nunca se articuló en España un espacio de literatura meridionalista. La cuestión del sur, desarrollada por la generación de 1898, fue una cuestión rápidamente vinculada al regionalismo andaluz como forma de politización en las mismas claves que había operado en Cuba y Puerto Rico hasta 1898 y en Cataluña, País Vasco y Galicia después de esa fecha.

En las primeras décadas de siglo XX, desde el desastre de 1898, la primera guerra mundial, la formación de la III Internacional y la formación del movimiento anti-colonial internacional se va a producir el debate sobre la cuestión regional y nacional al interior de los Estados en la Europa occidental. Tanto la cuestión meridional en Italia, como la cuestión del sur en España, van a incorporar elemetos de las literaturas orientalizadoras, y exótias de raíz colonial, elementos de la cuestión agraria, la cuestión terirtorial y la cuestión regional/nacional. Todos estos elemtos se configuran para elaborar una nueva discusión sobre el carácter desigual del desarrollo capitalista al interior de los Estados. Gramsci, en este sentido, es uno de los pensadores que conecta el debate territorial y regional con las discusiones al interior del marxismo y de la III Internacional, al igual que pasaría en Irlanda, solo que en el caso irlandes la cuestión nacional estába nitidamente asociada a la lucha irlandesa, mientra que para el caso italiano Gramsici se debatió entre una cuestión regional, territorial y agraria con formulaciones e implicaciones culturaes sin llegar nunca a teorizar la cuestión meridonal en términos nacionales.

En las primeras décadas del siglo XX, desde el desastre de 1898, la Primera Guerra Mundial, la formación de la Tercera Internacional y la formación del movimiento anticolonial internacional, el debate sobre la cuestión regional y nacional tendrá lugar en el seno de los Estados de Europa Occidental. Tanto la cuestión meridional en Italia como la cuestión meridional en España incorporarán elementos de las literaturas orientalistas y exóticas con raíces coloniales, elementos de la cuestión agraria, de la cuestión territorial y de la cuestión regional/nacional. Todos estos elementos se configuran para elaborar una nueva discusión sobre el carácter desigual del desarrollo capitalista dentro de los estados. Gramsci, en este sentido, es uno de los pensadores que conecta el debate territorial y regional con las discusiones en el seno del marxismo y de la III Internacional, como ocurriría en Irlanda, sólo que en el caso irlandés la cuestión nacional estaba claramente asociada a la lucha irlandesa, mientras que en el caso italiano Gramsci se debatía entre una cuestión regional, territorial y agraria con formulaciones e implicaciones culturales sin teorizar nunca la cuestión del sur en términos nacionales.

La obra de Gramsci, como ya ha señalado Perry Anderson , ha sido profundamente fragmentaria y compleja tanto en la forma en que fue producida como en la forma en que ha sido recibida. En cuanto a su producción teórica, se ha estudiado habitualmente en dos etapas. Por un lado, la etapa de su obra escrita y publicada principalmente en la prensa, antes de su detención y encarcelamiento. Esta etapa incluye sus escritos en libertad de 1914 a 1926. En segundo lugar, la etapa siguiente, considerada generalmente como la etapa de los Cuadernos de la cárcel, debido a la publicación posterior con ese nombre del conjunto de textos, manuscritos y notas agrupados y numerados en una serie de cuadernos escritos en sus años de prisión, entre 1929-1933. 

Como han señalado Perry Anderson y Francisco Fernández Buey, tanto su producción como articulista durante sus años de libertad como los quaderni revelan una obra profundamente fragmentaria, pero en la que encontramos un sincero anhelo de totalidad. Para Perry Anderson, la obra de Antonio Gramsci ha tenido una recepción tan singular y vasta en todo el mundo, incluyendo Europa, Estados Unidos, América Latina y África, porque la Italia de Gramsci (como un sardo que conoció Turín y Roma) “combinaba una industria capitalista avanzada en el norte con una sociedad precapitalista y arcaica en el sur”. Los cuadernos del glotón, que se basaban en una experiencia directa de ambas, atraían entonces tanto a los lectores del primer mundo como a los del tercero“.

En relación a la recepción de su obra, podemos decir que también se trata de un asunto complejo y fragmentario. El tema ha sido trabajado por una serie importante de autores tanto en el Estado español como en contexto internacional. Tras el final de la II Guerra Mundial, el excesivo sovietismo en los partidos comunistas de Europa no permitió una atención específica entre los comunistas italianos a la obra y el pensamiento de Antonio Gramsci. Fue a finales de los años sesenta cuando tras los acontecimientos en Budapest en 1956 y en Praga 1968, los Partidos Comunistas en la Europa occidental comienzan a establecer un clima de rechazo a la política exterior de la URSS y del PCUS. Este clima de distanciamiento dará lugar a la busqueda de nuevos referentes teóricos en aquellos países donde existía libertad de expresión como Francia e Italia, además de la formulación de nuevos horitontes teóricos y estratégicos. Estos nuevos horizontes teóricos estarían estrechamente vinculados a la formulación de lo que se conocería como eurocomunismo, la nueva estrategia teórica de los partidos comunistas en la Europa occidental.

En el caso frances, se produce la fomulación de la filosofía estructuralista y postestucturalista en torno a filósofos que habían sido parte del PCF como Maurice Godolier, Louis Althuser o Nicos Poulantzas. En caso italiano la transicióm hacia un escenario intelectual autocentrado fue algo diferente, y se basó fundamentalmente en recuperar la figura y la obra de Antonio Gramsci para reconstruir un nuevo marxismo con personalidad nacional italiana. En el caso británico este nuevo espacio intelectual marxista lo iban a ocupar los miembros del llamado Communist Party Historians' Group, compuesto por intelectuales como Maurice Dobb, Rodney Hilton, Eric Hobsbawm o E.P. Thmpson. A través de este grupo, algunos de los nuevos marxistas británicos como Perry Anderson comenzarían a traducir textos de Antonio Gramsci. Cimo ha señalado ya Robert J. C. Young el hecho de la que las primeras traducciones fueran al ingles, hizo que su obra fuerse leída en una clave excesivamente eurocéntrica propia del marximso ingles de los años setenta y ochenta. 

En el caso español, el escenario de renovación teórica e intelectual del marxismo sería más pobre y limitado y estaría muy atravesado por la cuestión de las nacionalidades que ocupó parte del debate sobre la democratización del Estado español tras la dictadura militar de 1975. En el caso español, el giro hacia el eurocomunismo en España sería más tardío que en Italia. Ya que la estrategia de compromiso histórico se materializaría entre 1973, cuando aparece el concepto teorizado por Berlinguer, y 1976, tras las históricas elecciones italianas donde el PCI fue la segunda fuerza. En el caso de España, este giro se produciría en la segunda mitad de los setenta, entre el fin de la dictadura en 1975 y la llegada de los socialistas al gobierno en 1982. Hubo dos espacios de recepción del pensamiento de Antonio Gramsci en España. En primer lugar, los círculos marxistas del PSUC, a través de Giulia Adinolfi, militante del PCI afincada en Barcelona en los años setenta, protagonizarían las primeras lecturas y reelaboraciones de la obra de Gramasci, fundamentalmente a través de las traducciones de Manuel Sacristán Luzón y Jordi Sole Turá.

El otro espacio de recepción de la obra de Antonio Gramsci será Andalucía y concretamente el mundo intelectual de la segunda ola del andalucismo entre 1965 y 1982. Concretamente Manuel Ruiz Lagos, en su obra País andaluz, publicada por el CSIC en 1978 afirma que ”sorprende la similitud del pensamiento de Blas Infante con el de figuras universales como Antonio Gramsci“. Ruiz Lagos afirma también que ”la concepción de la revolución en Blas Infante se aproxima bastante a la síntesis de la ideología moderna de la revolución cultural y del comunitarismo social. [...] Esta opción ideológica no negaba la importancia de la formación del pueblo, desde los esquemas tradicionales de educación, pero consideraba más urgente la creación de una nueva cultura proletaria universal“ (Ruiz Lagos, 1978: 134). Con ello, Ruiz Lagos llama la atención sobre la dimensión cultural desarrollada en el proyecto regionalista de Blas Infante que, de alguna manera, entraría en diálogo con los conceptos de hegemonía y cultura subalterna del pensamiento de Antonio Gramsci. Pero hay otros elementos que conectan la obra de Antonio Gramsci con Andalucía. Se trata de la recepción del pensamiento de Antonio Gramsci por parte de los miembros del movimiento popular cristiano en los años setenta. Concretamente aquellos que fueron a formarse como sacerdotes al Vaticano y que regresaron a ciudades como Sevilla con la obra de Antonio Gramsci. Este fue el caso de José María de los Santos, que en sus lecturas sobre la cuestión meridional durante sus años de seminario en Roma trajo consigo una serie de obras y textos gramscianos que impregnaron la formulación de su pensamiento andalucista (1). Las producciones teóricas andalucistas de estos años parten de un razonamiento teórico plenamente gramsciano que retoma tanto la cuestión meridional, expresada para el caso andaluz en la cuestión sur, como el concepto gramsciano de culturas subalternas y construcción de hegemonías. En concreto, la cuestión del sur será retomada por los andaluces para señalar la contradicción territorial y de clase inherente al Estado español. Por un lado, la lucha contra el centralismo acercó a Andalucía a las luchas nacionalistas y regionalistas de la época como la catalana o la vasca, pero por otro, la cuestión del sur incorporó la cuestión regional a una disuasión sobre la cuestión de clase y la cuestión territorial. A diferencia de otros contextos, la obra de Gramsci consiguió fundirse en el pensamiento andaluz de los años setenta. Algunas de las razones de esta incorporación de la obra de Gramsci tienen que ver con la posición que tanto Andalucía como el sur de Italia ocupan respecto a sus estados pero también respecto a los países hegemónicos de Europa Occidental. 

El debate sobre el sur de Italia surge en un contexto muy específico de la vida de Gramsi. Es un tema desarrollado en su primera etapa, considerada la etapa periodística en la que Antonio Gramsci actúa como intelectual orgánico del PCI tanto en los medios comunistas como en la elaboración de la estrategia en la dirección del Partido. 

La cuestión meridional, por tanto, contiene, germinalmente, una serie de preocupaciones, temas o categorías fundamentales para el conjunto de su pensamiento. Pero Gramsci, más allá de la forma específica de analizar la problemática del sur de Italia, fue siempre un pensador de la periferia. Según Robert J. C. Yong, su origen como inmigrante de una isla periférica y empobrecida, con una lengua propia extranjerizada, marcaría su pensamiento, hasta cierto punto en desacuerdo con el marxismo que se había desarrollado en el continente europeo. Por muchas razones, Robert J. C. Yong afirma que Grasmci puede considerarse un pensador al margen de Occidente.

El problema del sur había ocupado parte de la literatura académica, económica e histórica italiana durante el siglo XIX. Autores como Villari, Franchetti y Fortunato. Toda esta literatura merdionalista era una alianza cultural entre la burguesía del norte de Italia y los intelectuales del sur en torno a una definición estérica del sur en clave de atraso, de nostalgia primitiva, de paisajes agrícolas, de un humanismo aldeano de vocación universal. Un pasado sostenido en el tiempo. Pero sería Gaetano Salvemini, historiador y escritor antifascista, diputado del PSI entre 1916-1919 y más tarde profesor en Harvard tras su exilio en Estados Unidos, quien afirmaría por primera vez que los socialistas del Norte no podrían articular una mayoría suficiente del país sin los campesinos del Norte. Según Salvemini, la gran esperanza de la burguesía industrial del Norte, de los terratenientes del Sur, del Vaticano y del fascismo en Italia, era que las ideas socialistas no penetraran en las clases campesinas del Sur. 

Pero las literaturas sobre el Sur no fueron sólo producto de la experiencia italiana. En cierta medida, todos los Estados del sur de Europa construyeron una narrativa orientalizante para describir y narrar las sociedades de frontera en Europa. En España, Italia, Grecia y los Balcanes encontramos, a través de la literatura de viajes de los románticos franceses y británicos, toda una tradición de obras que romantizan y construyen las sociedades fronterizas desde perspectivas profundamente exotizantes. La misma operación que potencias coloniales como Francia y Gran Bretaña habían desarrollado para narrar y describir las sociedades colonizadas, España e Italia lo hacían con sus territorios fronterizos del sur. En el caso español, tras 1898 y la pérdida de las últimas colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas por parte del Imperio español, la literatura regeneracionista española comenzó a construir toda una nueva tradición de literatura sobre el sur que describía Andalucía como una sociedad atrasada, rudimentaria y carente de los valores occidentales de acceso a la modernidad. La Teoría del Sur de Ortega y Gasset es el caso más conocido, pero esta andaluzofobia en la literatura sobre Andalucía puede encontrarse en Andalucía la trágica de Azorín o en la correspondencia entre Miguel de Unamuno y Ángel Ganivet1. Gramsci retoma esta discusión en la obra de Antonio Labriola, que fue uno de los principales marxistas de finales del siglo XIX en Italia, muy crítico con los socialistas y marxistas del norte de Italia en su planteamiento de la cuestión campesina y meridional en Italia. 

Para Gramsci el inicio de las reflexiones sobre la cuestión meridional se despiertan con el estallido de la I Guerra Mundial y seguidamente por la revolución rusa. Entre los años 1916 1920 (2) escribe el primer con junto de textos sobre la cuestión meridional. La descmposición de los Imperios centrales y la formación de nuevas realidades nacionales le hace reflexionar sobre la forma específica en que la Unificación de Italia configuró una serie de realidades desiguales al interior del país. Según Gramsici el proceso de unificación de las regionles italianas durante el proceso conocido como il risorgimento (1848-1871). En palabras de Gramsici, la unificación de las regiones italianas bajo un mismo regimen centralizador tubo tuvo para el Mezzogiorno consecuencias desastrosas. El análisis sobre la unificación italiana lleva a Gramsci a analizar la historia italiana previa a la unificación y la forma que adoptó la formación del capitalismo en el sur de Italia. Según Gramsici la administración borbónica explicaba el actual atraso regional. La falta de una burguesía dinámica y la inexistencia ni siquiera de un mercado agrícula de carácter local, estaban en la raíz de la situación que vivía la región frente al resto de territorios italianos.

En relación con esta cuestión colonial interna hay que pensar que Cerdeña fue colonia española hasta 1720. El Imperio Español perdió la isla de Cerdeña, cien años antes de perder Venezuela, México, Argentina y Colombia. Con el Tratado de La Haya de 1720, la isla de Cerdeña pasó a ser controlada por la Casa de Saboya. El proceso de articulación del Estado italiano conocido como rissorgimento comenzará en 1848. Su situación no era diferente de la de Irlanda, que fue sometida como colonia de Inglaterra entre el siglo XVI, ocupando una posición de territorio periférico vasallo de la corona de Inglaterra hasta 1922. Gramsci siempre tuvo presente esta historia colonial dentro de Europa cuando teorizó la cuestión meridional, pero también en sus ensayos posteriores sobre el risorgimento. También tuvo en cuenta toda la serie de desigualdades territoriales dentro de Europa cuando señaló los elementos comunes de aquellos territorios en los que el capitalismo había tenido un desarrollo tardío, como Rusia, Italia, Francia y España . Hay que entender que entre 1898 y 1917 se desmembraron cuatro de los grandes imperios territoriales de Europa. Los imperios español, austrohúngaro, ruso y otomano. La Guerra Mundial sirve de catalizador para la formación de nuevas naciones en un contexto en el que el derecho de autodeterminación interpela directamente a socialistas y comunistas de toda Europa. Especialmente tras la revolución rusa. 

Para comprender la formación de la discusión meridional en el pensamiento de Antonio Gramsci es necesario tener en cuenta los levantamientos de Turín y otras partes de Italia en agosto de 1917, que pusieron de relieve que sin un apoyo masivo entre las capas populares del sur agrario, la revolución en Italia no tendría perspectivas de éxito. Los acontecimientos en Rusia, tras la revolución de octubre, la retirada de la guerra, el pacto de Brest-Litovsk y la formación de la república soviética y socialista tuvieron un poderoso impacto en todo el movimiento socialista de Europa occidental. En este momento el modelo soviético para Gramsci tiene tres grandes aprendizajes, por un lado el modelo consejista soviético al que Gramsci se acerca a través de los consejos obreros de Turín. En segundo lugar, la importancia de la cuestión campesina, el apoyo de las masas rurales del conjunto del país más allá de la creación y ámbito de actuación del partido comunista. En tercer aprendizaje fundamental para Gramsci, será la posibilidad de una revolución en un contexto de capitalismo periférico en Europa. La posibilidad de que una sociedad subdesarrollada, semifeudal, mayoritariamente campesina y rural pudiera llevar a cabo una revolución como la rusa, llevó a Gramsci a pensar en la potencial intervención de las masas agrarias y rurales del Sur para inaugurar en Italia un proceso revolucionario como el que tuvo lugar en Rusia en 1917. En el caso de Andalucía es fundamental pensar en las llamadas agitaciones campesinas del periodo bolchevique, como las denominó Juan Díaz del Moral en su texto homónimo1. En esta obra, el que fuera diputado de la II República por la Agrupación de intelectuales al servicio de la República, narra los acontecimientos que tuvieron lugar entre 1917 y 1919 como el ciclo de huelgas y movilizaciones sociales más importante desde el levantamiento de 1868 que dio origen a la I República. Las huelgas agrarias organizadas y dirigidas por la Federación Nacional de Trabajadores Agrícolas constituyeron el primer ciclo de movilización protagonizado específicamente por los trabajadores rurales asalariados. Esta masa de jornaleros sin tierra fue el resultado de las políticas de liberalización agraria producidas tras la crisis agraria finisecular, agravada por la inflación posterior a la I Guerra Mundial. 

En 1919 fue elegido secretario de redacción del recién fundado periódico L'Ordine Nuovo, principal órgano de expresión del socialismo y el marxismo en Italia. Ante la consigna de la formación de los nuevos partidos comunistas, Gramsci, Palmiro Togliatti y Amadeo Bordiga se verían obligados por Lenin a separarse del PSI. En la nueva formación comunista, Amadeo Bordiga tenía la nueva mayoría, liderando a los izquierdistas que no querían buscar amplias alianzas atifascistas con las fuerzas burguesas. En 1921 participó en la fundación del Partido Comunista en Italia. En 1922, tras la marcha sobre Roma, el Rey encarga a Mussolin que forme gobierno. Gramsci parte hacia Moscú como representante del PCI y posteriormente inicia su primer exilio en Viena. En 1924, además de L'Ordine Nuovo, dirige L'Unitá, órgano de difusión del PCI. Es elegido diputado a Cortes por el PCI, por lo que regresa a Roma gracias a la inmunidad parlamentaria. 

En 1922 asistió al IV Congreso de la III Internacional, donde se debatió la cuestión nacional y colonial. Gramsci comenzó a articular teóricamente la literatura meridonalista italiana con las discusiones que tenían lugar en el seno del movimiento marxista en los años 20, como la cuestión colonial, la cuestión de clase y la cuestión agraria. En línea con las teorizaciones que se estaban produciendo años más tarde, en 1924, Gramsci hablaría de la clase nacional ”territorial“, para referirse al sur de Italia. En el VI Congreso de la III Internacional, en 1928 Harry Haywood y los delegados negros del Partido Comunista de Estados Unidos defendían la tesis de una nación negra, dentro de Estados Unidos, una colonia de población secuestrada y explotada dentro del país. En 1929, en la I Conferencia de Partidos Comunistas de América Latina, José Carlos Mariatégui introdujo el concepto de ”Cuestión Nacional Interna“ en una ponencia presentada junto con Hugo Pesce. 

El interés de Gramsci por el colonialismo derivaba directamente de su temprana vida en Cerdeña, de su experiencia personal de la dialéctica italiana de colonización y emigración. Su visión de la cuestión meridional estaba intelectualmente mediatizada por su pertenencia a la Comintern y al PCI. Por ejemplo en su texto del 3 de enero de 1920 publicado en L'Ordine Nuovo señala: ”La burguesía del norte ha oprimido el sur de Italia y las islas y las ha reducido a colonias de explotación. El proletariado del norte, emancipándose de la esclavitud capitalista, liberará a las masas campesinas del sur sometidas al industrialismo bancario y parasitario del norte“. En este sentido, como ha señalado Mario García Bonfe, Gramsci asumió los términos de la dicusión meridional tal y como se había producido en Italia durante el siglo XIX y, a través del impacto de la revolución rusa y de los debates producidos en la III Internacional en torno a las cuestiones nacionales, coloniales y agrarias, reformuló la discusión. Así, la nueva formulación de Gramsci se dio en torno al concepto de imperialismo, que entendía el atraso como parte de un proceso histórico determinado por el desarrollo desigual del capitalismo tanto en las relaciones exteriores de los Estados, como en el interior de cada Estado. Según González Casanova, la cuestión del sur formulada por Gramsci fue un antecedente fundamental para comprender posteriormente cómo opera el colonialismo interno dentro de un país.

En enero de 1921, en el Congreso de Livorno, se funda el Partido Comunista de Italia como escisión del PSI. Ya en este congreso, Gramsici formula la cuestión del Sur como una cuestión territorial ligada al desarrollo desigual del capitalismo en Italia. En su intervención en el Congreso, Gramsci afirmará:

El capitalismo italiano ha conquista del poder siguiendo esta línea de desarrollo: ha uncido el campo a la ciudad industrial y la Italia central y meridional a la septentrional. El problema de las relaciones entre la ciudad y el campo se prsente en el Estado Burgues Italiano, […] como una cuestión de relaciones entre una parte del territorio nacional y otra absolutamente distinta y caracterizada por rasgos peculiares.

En los años transcurridos entre la fundación del PCI en 1921 y 1926, la ofensiva del fascismo italiano fue devastadora. Violencia política, persecuciones, detenciones, destrucción de organizaciones sindicales. El asesinato de Giacomo Matteotti, dirigente socialista opuesto al fascismo en 1924, había dado lugar a una serie de revueltas entre el proletariado industrial del norte. Las revueltas se desarrollaron a lo largo de 1924 y 1925. Toda la oposición socialista, liberal y comunista decidió abanicar el parlamento para que no pudiera funcionar por falta de quórum. Mediante argucias legales y con el apoyo del rey Víctor Manuel II, el gobierno de Benito Mussolini no sólo sobrevivió, sino que salió reforzado. El hecho de que estos levantamientos no se extendieran por el sur de Italia, unido al cansancio de las organizaciones socialistas, comunistas y socialistas, hizo que el gobierno de Mussolini se fortaleciera y estuviera más lejos de ser derrocado. 

Entre 1925 y 1926 desarrolla una importante actividad parlamentaria de oposición y enfrentamiento con Mussolini. Prepara los documentos políticos para el III Congreso Nacional del PCI que se celebrará en Milán. En mayo de 1924 es nombrado Secretario General del PCI. Durante los años de gobiernos fascistas Gramsci comenzará a formular otro de los conceptos más importantes de su obra, el concepto de hegemonía. Según César Randueles, en su Antología de textos de Gramsci de 2017, entre 1924 y 1926 Gramsci comienza a explorar el modo en que los sucesivos gobiernos de la burguesía de los años veinte italianos consiguen, sin coacción directa, imponer su interpretación de la historia de la política y crear consensos sociales a grupos sociales subalternos con intereses económicos diferentes. Esta capacidad de desplegar consensos se desarrollará con el concepto de hegemonía. Para Gramsci el campo fundamental de experimentación de esta hegemonía burguesa sobre las clases subalternas se priduce en lo que llama en estos años el mezziogiorno, según Randueles una zona predominantemente campesina, pobre y económicamente subdesarrollada que se parece al extractivimso semicolonial de las élites del norte del país y está dominada por corrientes políticamente conservadoras.

Es en este contexto en el que Gramsci subraya la alianza entre los obreros del norte con el campesinado del sur como la única vía para que las clases subalternas dirijan un levantamiento contra el gobierno de Musolini. Gramsci advirtió ya en 1925 que los cauces democráticos y liberales en Italia se estaban desvaneciendo y que el empuje de las organizaciones socialistas y comunistas no podría derrocar a Mussolini sin el apoyo de las masas campesinas y rurales del sur de Italia. Por este motivo, entre 1924 y 1926 Gramsci puso a punto algunos de sus escritos para ampliarlos y dar lugar a los principales ensayos que dieron origen a la llamada questione meridionale2. Todos los escritos de Gramci entre 1924 y 1926 tendrán como uno de los objetivos prioritarios elaborar una serie de principios tácticos que permitieran consolidar y ampliar la influencia de los comunistas en los campos campesinos del sur. 

A finales de 1926 Gramsci, tras un atentado contra Musolini en Bolonia, decreta la disolución de los partidos y anula la libertad de prensa. Gramsci es detenido y encarcelado. A partir de febrero de 1927 se le permite escribir. En los diez años siguientes desarrollará una ingente obra intelectual basada, fundamentalmente, en su experiencia política de los últimos años en libertad. La cuestión meridonal conduce a Gramsci a una discusión más amplia sobre la Historia de Italia, sobre el Risorgimento, el mezziogiorno, la cultura de las clases subalternas y sobre la formación de nuevas culturas y hegemonías a partir de la acción de los intelectuales orgánicos a las organizaciones comunistas. La necesidad de una teoría comunista que se sometiera a las coyunturas tácticas y estratégicas de la guerra de movimientos desarrollada por las fuerzas del trabajo en Italia, se concretaba para Gramsci en la necesidad de una nueva cultura nacional y popular en Italia. La formación de un horizonte de transformación nacional y popular dirigido por los trabajadores y construido por el conjunto de las masas sublaternas y campesinas, ocupó la mayor parte de su producción teórica. 

Las reflexiones sobre la cuestión merdional en el pensamiento de Antonio Gramsci fueron condición de posibilidad para el desarrollo de sus aportaciones fundamentales como su concepto de hegemonía, de subalternidad, de filosofía de la praxis, para su interpretación de la Historia de Europa. En este sentido, debemos afirmar que el marco global occidental y septentrional es deudor de la cuestión merdional precisamente por ello la cuestión merdional en Europa Occidental y en el Estado Español sigue siendo una tarea exigente. Una tarea nuestra, de los marxistas meridionales. 

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Notas al pie:

(1).- La obras donde más nítidamente se percive a influencia teórica de Gramsci y la cuestión meridional son Andalucía reconstrucción de una identidad y lucha contra el centralismo de José Acosta, publicada en 1978 y Andalucía y la revolución nacionalista, de Jose María de los Santos, de 1979. Sobre estas cuestiones se pueden ampliar informacion en: García Fernández, Javier: “Teoría marxista, cuestión nacional y anti-imperialismos en la segunda ola del andalucismo político (1970-1979)”. González Alcantud, José Antonio: Sur. De la dependencia andaluza a la eclosión cultural andaluza (1960-1980). Editorial Abada, Madrid, 2022.

(2).-Los escritos entre 1916 y 1920 son “El Mezzogiorno y la Guerra” en Il grido del popolo, 1 de abril de 1916; “Obrero y campesinos”, L´Ordine Nuovo 2 de agosto de 1919; “Obreros y campesinos (II)”, L´Ordine Nuovo, 3 de enero de 1920.

Biografía

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GARCÍA BONAFE, Mario: “Gramsci y la cuestión meridional”, Estudis, 4, Valencia, 1975, pp. 277-291

GARCÍA BONAFE, Mario: Gramsci y la cuestión meridional, Estudis, 4», Valencia, 1975, pp. 277-291

GARCÍA FERNÁNDEZ, Javier: “Los intelectuales del 98 español en la configuración de la cuestión meridional: descolonización, narrativas del post-Imperio y génesis de la andaluzofobia” Revista Letral, Núm. 27 (2021), Páginas 270-284.

García Fernández, Javier: “Los intelectuales del 98 español en la configuración de la cuestión meridional: descolonización, narrativas del post-Imperio y génesis de la andaluzofobia” Revista Letral, Núm. 27 (2021), pp. 270-284

GODAYOL, Pilar. Antonio Gramsci sota la dictadura franquista: les traduccions al català. En Traducció i franquisme. Punctum, 2017. p. 49-69.

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HAYWOOD, Harry Bolchevique negro: Autobiografía de un comunista afroamericano y otros temas, recién editado por Ramón Grosfoguel y traducido por Pablo Sánchez León.

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YOUNG, Robert JC. Il Gramsci meridionale. En The Postcolonial Gramsci. Routledge, 2012. p. 19

1La obras donde más nítidamente se percive a influencia teórica de Gramsci y la cuestión meridional son Andalucía reconstrucción de una identidad y lucha contra el centralismo de José Acosta, publicada en 1978 y Andalucía y la revolución nacionalista, de Jose María de los Santos, de 1979. Sobre estas cuestiones se pueden ampliar informacion en: García Fernández, Javier: “Teoría marxista, cuestión nacional y anti-imperialismos en la segunda ola del andalucismo político (1970-1979)". González Alcantud, José Antonio: Sur. De la dependencia andaluza a la eclosión cultural andaluza (1960-1980). Editorial Abada, Madrid, 2022.

2“El Mezzogiorno y el fascismo”, de L´Ordine Nuovo, 15 de marzo de 1924; “La crisis Italiana”, L´Ordine Nuovo, 1 de septiembre de 1924; “El informe de Gramsci sobre el III Congreso (Lyon) del Partido Comunista de Italia”, L´Unitá, 24 de Febrero de 1926; “Algunos temas de la cuestiójn meridional”, escrito entre marzo y octubre de 1926, pero publicado en enero de 1930 en París en la revista Stato Operario. El manuscrito fue encontrado entre los documentos de Gramsci tras su detención y fue publicado más tarde por decisión de por Palmiro Togliatti.

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Espacio de enunciación colectiva, encrucijada de ideas y reflexiones en torno a la descolonización de Andalucía, de sus prácticas y de su teoría social crítica. Cooridinado por Javier García Fernández @JavierGarcaFde1
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