Opinión
A la huelga médica porque no podemos más

Las guardias de 24 horas, semanas de 80 horas laborales y el maltrato a la Atención Primaria han convertido la vocación profesional en una explotación estructural.
13 dic 2025 10:00

“No podemos más” es el grito de esta huelga, porque hemos ido progresivamente normalizando lo inaceptable. No es aceptable trabajar 24 horas seguidas. Hace pocos años eran 24 más 7 del día siguiente: “porque siempre ha sido así”, “porque tenéis que aprender”, “porque si os vais a casa tras la guardia sois unos vagos”, o “porque si no os quedáis a trabajar la mañana siguiente a una guardia de 24 horas vais a sobrecargar a vuestros compañeros”. Así comenzamos a trabajar, así hemos crecido profesionalmente, así fuimos educadas. Pero siempre hemos sabido que no era normal. Y no queremos que siga siendo habitual.

No es aceptable tener semanas laborales de 70-80 horas, que las horas de guardia no coticen, ni cobrar menos por hora de guardia que por hora ordinaria.

No es aceptable —es peligroso— que la Atención Primaria no reciba la atención que merece. Cada año empeoran flagrantemente las condiciones en las que trabajamos: sin sustitución cuando enfermamos, ni en vacaciones ni en situación de permiso. No se sustituyen las reducciones de jornada. Hacer el mismo trabajo en menos tiempo y cobrando menos porque tienes en teoría una jornada reducida se ha convertido en algo gravemente habitual. Dos médicos para el trabajo de cuatro, incluso un solo médico para el de cuatro, es algo crónico y normalizado en el sistema. 

No son aceptables los errores, la falta de seguridad para pacientes y médicos, y la fatiga crónica como consecuencia de todo ello. Hemos llegado a normalizar que la asistencia eclipse la docencia e investigación, fundamentales en nuestro trabajo, porque “no da para más”. No vamos a enfermar por cuidar sin cuidarnos.

**Vocación le llaman. Pero vocación no es explotación.** Una vocación que no incluya la vida, el descanso, el aire y el disfrute es otra cosa, pero no es vocación. Deberemos analizar qué razones conscientes e inconscientes nos llevan a olvidarnos de nosotras mismas, a no cuidarnos en esta situación de maltrato estructural ya cronificada. Se llama indefensión aprendida. Cuando damos más de lo que podemos, enfermamos. No defendernos ante situaciones injustas nos hace daño. 

Con esta huelga queremos cuidarnos, luchar por una atención de calidad para los pacientes que también nosotras seremos, y defender un sistema de salud público y universal.

Escribir al respecto, compartirlo públicamente, explicar a la sociedad por qué hacemos esta huelga y cómo nos sentimos tiene algo de salir del armario. Los médicos, vistos como poderosos, invencibles, héroes, también son frágiles, y lo compartimos. No podemos más.

Con esta huelga queremos cuidarnos, luchar por una atención de calidad para los pacientes que también nosotras seremos, y defender un sistema de salud público y universal. Los cambios que acontecerán en la siguiente década serán cruciales. Habrá que pensar cómo abordamos la atención sanitaria de una población cada vez más medicalizada y cada vez mayor. Habrá que promover los determinantes de la salud que influyen en el 90% de nuestra salud —incluidos los sociales, luchando contra la desigualdad—, entre otros.

El sistema sanitario solo influye un 10% sobre nuestra salud, pero cuando es necesario, y lo es, es imprescindible. Es imprescindible una Atención Primaria que tenga tiempo de atender con calidad. Estudios avalan que tener el mismo médico de familia durante 15 años disminuye el riesgo de derivaciones a Urgencias un 30%, de hospitalizaciones un 28%, y de mortalidad un 25%.

Una Atención Primaria vigorosa posibilitará una Atención Hospitalaria que, cuando sea necesaria —y lo es, y es determinante—, será también de mayor calidad. Y para ello es crucial cuidar también al personal hospitalario. Los médicos necesitan ser cuidados.

Debemos cuidar a todas las personas, a todos los trabajadores, a todos los sanitarios, teniendo en cuenta las características específicas de cada colectivo. Esta lucha es por nosotras y por las generaciones venideras. Por los médicos y por los pacientes que también somos. Por nosotras y la sociedad entera. Para que los jóvenes no se vean forzados a ejercer en la privada, en el extranjero, o simplemente no puedan más y dejen la medicina.

Para cuidar es necesario cuidarse.

Como dijo Robe: “Todos sabemos que una utopía es algo imposible, pero es imposible en ese momento. Cuanto más difícil sea el plan, más orgulloso estarás de él. Y si es imposible, mejor aún. Porque en el fracaso tendrás también la gloria”. 

Y esto que pedimos no es una utopía. El cuidado en el centro.

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Los artículos de opinión no reflejan necesariamente la visión del medio.

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