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Océanos
La Cumbre de los Océanos finaliza sin compromisos vinculantes y con una declaración pactada de antemano
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
La II Conferencia de los Océanos de las Naciones Unidas (UNOC) tenía sobre la mesa sentar las bases para una tarea tan crucial como titánica: proteger los mares de un planeta inmerso en su mayor crisis medioambiental desde que hace 66 millones de años el 75% de las especies del planeta desaparecieran tras el impacto de un asteroide. Aún más cuando la cumbre, que inicialmente estaba programada para 2020, llegaba con dos años de retraso por la pandemia del covid-19.
Celebrada en Lisboa entre el 27 y el 1 de julio, organizada por Kenia y Portugal, con 150 naciones asistentes y con el grandilocuente lema “Salvar el océano, proteger el futuro”, la cita prometía. El problema es que el guión estaba prefijado.
Como señala Cecilia del Castillo, responsable de Pesca de Ecologistas en Acción que ha seguido en Lisboa las negociaciones, “esto no es una una Conferencia de las Partes (COP) de una convención marco de la ONU como pueden ser las COP sobre Cambio Climático o las de Biodiversidad, sino que es simplemente una cumbre internacional de los océanos porque es la década de las Naciones Unidas de los océanos”.
Así, sin tener metas vinculantes ni compromisos exigibles como en otras cumbres internacionales, las buenas palabras han sido la tónica general frente a los hechos concretos, una frase que podría ser utilizada en cualquier crónica sobre cualquier cumbre medioambiental internacional de las últimas décadas, a excepción de muy contadas ocasiones.
“Es crucial destacar el protagonismo y papel fundamental del océano en la lucha contra el cambio climático y, como tal, esta edición de la UNOC fue fundamental para traer este vínculo indivisible al centro de la discusión”, señalan desde Zero, Scieana y Climáximo
A un día de terminar el encuentro y las negociaciones, el secretario adjunto para Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, Liu Zhenmin, ya afirmaba que el borrador de la declaración final estaba cerrado y que no tendría nuevos cambios respecto al texto inicial planteado al comienzo de la cumbre, una redacción que llegaba del encuentro preparatorio celebrado en Nueva York el pasado marzo. “Honestamente, la declaración no se reabrirá. Sería un riesgo abrir un texto aprobado en una reunión anterior”, indicaba ante los medios este jueves 1 de julio.
Emergencia oceánica
El secretario general de la ONU, António Guterres, calentaba motores en la inauguración del encuentro hablando sin tapujos de una “emergencia oceánica”, y alertando de la necesidad de conseguir uno de los principales objetivos de la cumbre: cumplir con los objetivos climáticos de la Agenda 2030, especialmente el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14, relativo a “conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible”. “Nuestro fracaso en la protección de los océanos tendrá un efecto dominó en toda la Agenda 2030”, denunciaba Guterres ante los asistentes, a quienes instaba a “corregir los errores” del pasado y a “poner de su parte”.Cecilia del Castillo: “En lo que más se ha avanzado es en la moratoria de minería submarina”
Tras cinco días en cuentros y la asistencia de casi 7.000 delegados —entre ellos solo 24 jefes de Estado de los 150 países asistentes—, la cumbre se ha clausurado con una declaración política igual de grandilocuente que su lema. Bajo el título Nuestros océanos, nuestro futuro: llamamiento a la acción, las naciones firmantes se comprometen a implementar el ODS 14. “Lamentamos profundamente nuestro fracaso colectivo”, señala el texto en referencia a los subobjetivos del ODS 14 que vencían en 2020 y que no se han puesto en marcha. Entre ellos se encontraba proteger al menos el 10% de las zonas costeras y marinas, prohibir las subvenciones a prácticas de sobreexplotación pesquera o “reglamentar eficazmente la explotación pesquera y poner fin a la pesca excesiva, la pesca ilegal, la pesca no declarada y no reglamentada y las prácticas de pesca destructivas”.
Océanos
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La declaración, sin embargo, ha dejado el otro gran debate sobre la mesa, el cierre de un Tratado Global de los Océanos que proteja al menos del 30% de las aguas del Planeta para el año 2030, con un sabor agridulce. Si bien países asistentes se han comprometido voluntariamente a “conservar o proteger al menos el 30% de los océanos del mundo dentro de las áreas marinas protegidas, y otras medidas de conservación basadas en zonas geográficas para 2030”, la cumbre no ha conseguido cerrar el Tratado. Habrá que esperar a la quinta ronda de negociaciones sobre el tema, programada para agosto, para ver posibles avances al respecto.
Para Pilar Marcos, responsable de Océanos de Greenpeace en España, aunque esta firma no es vinculante y los países no están obligados a cumplir su compromiso, el acuerdo adoptado en la UNOC se erige como “una buena disposición para las negociaciones de agosto”.
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Al respecto de esto, Greenpeace organizó el 30 de junio una protesta ante el Altice Arena de Lisboa, sede de la UNOC, para presionar por un “Tratado firme de los océanos”. Marcos señalaba entonces en la capital lusa: “Líderes como el comisario de la UE, Virginijus Sinkevicius, han prometido reiteradamente entregar un ambicioso Tratado Global de los Océanos y proteger el 30% de los océanos del mundo para 2030. Incluso el secretario general de la ONU, António Guterres, ha advertido que nos enfrentamos a una emergencia oceánica. El Tratado debe finalizarse en agosto, no necesitamos más tiempo para discutir cómo proteger los océanos, necesitamos lograr ya su protección”.
Vaso medio lleno
Aunque lamenta que en la UNOC “no ha habido grandes anuncios”, Del Castillo señala que “la mejor noticia de la cumbre, o en lo que más se ha avanzado, es en la moratoria de minería submarina”. El Gobierno de una de las naciones insulares más afectadas por los cambios en los océanos en el Pacífico, Palaos, lanzaba en el comienzo de la cumbre una Alianza para exigir que no se socave el lecho marino hasta que la ciencia no estudie los impactos de esta actividad industria submarina. Naciones vecinas como Fiji y Samoa se unían de inmediato, mientras que el anuncio de Emmanuel Macron por el que Francia se posicionaba en contra de este tipo de minería abría la puert a que más potencias mundiales se sumasen a la Alianza lanzada por Palaos. “Pedimos al Gobierno de España que se una a esta Alianza”, remarca a El Salto la responsable de Pesca de Ecologistas en Acción.
Para Pilar Marcos, aunque esta firma no es vinculante y los países no están obligados a cumplir su compromiso, el acuerdo se erige como “una buena disposición para las negociaciones de agosto”
Desde organizaciones medioambientales como Zero, Scieana y Climáximo, aunque califican la declaración final de “innocua”, han querido destacar además que esta Cumbre ha tenido un éxito clave: “Es crucial destacar el protagonismo y papel fundamental del océano en la lucha contra el cambio climático y, como tal, esta edición de la UNOC fue fundamental para traer este vínculo indivisible al centro de la discusión”, señalan las tres organizaciones en un comunicado.
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Los tres colectivos fueron los organizadores de la Marcha Azul por el Clima el 29 de junio que pretendía traer, precisamente, este tema a primer término en la Cumbre, algo que han conseguido en parte, al incluirse en la declaración varios puntos relativos a los efectos adversos del cambio climático sobre los océanos y viceversa. El fin de la extracción de combustibles fósiles bajo el lecho marino, sin embargo, queda muy lejos de ser una realidad.
Los nexos creados entre organizaciones de la sociedad civil que luchan por unos mares más protegidos y contra la crisis climática son otros de los grandes puntos positivos de la cumbre para Del Castillo. “Ha habido un montón de encuentros”, afirma. “Nos hemos organizado en un Ocean Base Camp, una especie de campamento de colectivos con el que llevamos toda la semana haciendo un montón de eventos además de la manifestación”. Su próxima gran cita oceánica será en 2025, fecha en la que se celebrará, previsiblemente, la próxima UNOC.
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