Movimientos sociales
El Movimiento por la Dignidad de la Montaña resucita 25 años después en defensa del Pirineo

Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @pablorcebo.bsky.social, pablo.rivas@elsaltodiario.com
Corría el año 1999. La Asociación Río Ara, fundada un año antes para proteger el entorno de este septentrional río oscense de la amenaza del embalse de Jánovas, convocó a medio centenar de ayuntamientos del Pirineo aragonés en Boltaña (Huesca) con el fin de unir luchas y fuerzas. Acudieron no solo los amenazados por este pantano, cuya sombra pendía sobre uno de los últimos “ríos salvajes” del Pirineo –sin presas ni desvíos en su curso–, también los afectados por los de Biscarrués, Santaliestra y por el recrecimiento del de Yesa. Bajo el brazo, sus convocantes trajeron un texto, el Manifiesto por la Dignidad de la Montaña. La práctica totalidad de consistorios y mancomunidades presentes secundó su firma. Como relata José María Santos, uno de los fundadores de la asociación, en el documental recientemente estrenado Por una montaña digna, “fue la puesta en marcha de lo que luego llamaron, porque nosotros no lo llamábamos así, el Movimiento por la Dignidad de la Montaña”.
Aquel movimiento, que mostró su fuerza con un “paro general” regional tan inédito como exitoso y protestas multitudinarias en Jaca y Zaragoza, consiguió gran parte de sus objetivos, especialmente “las tres victorias” –como las califica Anchel Reyes– de Jánovas, Biscarrués y Santaliestra, donde se paralizaron los pantanos. La gran excepción fue “el recrecimiento de Yesa, que continúa amenazando a la población de Artieda, Milanos y Sigües 25 años después a pesar de la férrea resistencia de la Asociación Río Aragón”, señala este activista en relación a las polémicas obras de ampliación del embalse, aún pendientes y con un largo historial de problemas y nuevas inyecciones de dinero público.
“Creo que se dan las condiciones como para juntar mucha gente el día 25 en Jaca”, opina Reyes
Ahora, un cuarto de siglo después, otra generación ha tomado las riendas y quiere mostrar músculo ante las amenazas que sobrevuelan el territorio pirenaico y a quienes viven en él. Pretenden hacerlo resucitando el exitoso movimiento social nacido en los albores del año 2000, con una manifestación en Jaca que tendrá como fecha un día simbólico: el mismo en que tuvo lugar el paro general que frenó la actividad económica en la zona contra la política hidráulica hace cinco lustros. Será el 25 de octubre en Jaca, y según sus convocantes, pretende ser el principio de un ciclo de movilizaciones. “Si la gente se conciencia y toma las riendas de su vida y de nuestros pueblos, de su realidad, puede suponer un antes y un después como ya lo fue hace 25 años”, apunta Reyes, integrante del Movimiento por la Dignidad de la Montaña”.
Unión de luchas con victoria antes de empezar
La protesta arranca con una victoria de última hora, conseguida apenas una semana antes de la convocatoria. El “no” ha obtenido una aplastante victoria –el 74% de los votos– en la consulta organizada por el Ayuntamiento de Jaca sobre el proyecto Oroel Park. El plan era construir “un parque de ocio sostenible”, según el Consistorio, proyectado en el entorno del Parador de Oroel, una zona protegida incluida dentro del Parque Natural de San Juan de la Peña y Monte Oroel. Sus detractores, en cambio, alegan que éste consiste en realidad de un “parque temático” que destrozará la zona. Con el resultado de la consulta, que si bien no es vinculante el Ayuntamiento se comprometió a respetar, el proyecto se da por concluido en ese enclave. Se trata de una victoria que Reyes atribuye en parte a la organización colectiva construida en torno a la defensa de la Canal Roya, “lo que ha permitido una respuesta rápida y contundente contra el Oroel Park”. “La unidad del Pirineo nos da fuerza”, añade.
Lejos de quedarse en la disputa contra la política hidráulica como hace 25 años, la protesta de este sábado pretende unir las luchas contra las problemáticas sociales y medioambientales del Pirineo aragonés. Sus convocantes lo han hecho integrándolas en cuatro ejes a modo de caballos de batalla. El primero, bajo el epígrafe “El Pirineo no se vende”, engloba las luchas contra proyectos que amenazan el territorio y su biodiversidad. Es el caso del recrecimiento del pantano de Yesa, la unión de las estaciones de esquí de Formigal, Astún y Candanchú por la Canal Roya, el telecabina de Benasque —que acaba de recibir una sentencia en contra que pone en entredicho su futuro— o proyectos de macroparques solares como el de La Fueva, entre otros. Los otros tres ejes hacen referencia problemáticas sociales clave en el Pirineo: la lucha por una vivienda digna frente al alza de precios potenciado por el turismo y la especulación, la apuesta por un modelo de desarrollo económico diferente que diversifique las inversiones frente al monopolio del turismo, y la necesidad de desarrollar los servicios públicos y básicos, una carencia especialmente sangrante en las poblaciones más pequeñas.
“Desde hace 50 años se apuesta por un modelo de turismo de esquí que hace que los empleos sean precarios y que la gente del territorio no se pueda quedar”, denuncia Reyes
El Plan Pirineos, un proyecto a ocho años y con 250 millones de inversión anunciada, nacido en 2023 con el objetivo de “dinamizar tanto social como económicamente los valles de las cuatro comarcas más septentrionales de Aragón”, según el Ejecutivo autonómico, está en el punto de mira de las asambleas. Con una apuesta “decidida” por el sector de la nieve, tal como señalaba en su presentación el propio presidente regional, Jorge Azcón, el dinero de sus inversiones tenía previsto regar proyectos denostados por los defensores del territorio, como el tobogán de Panticosa, el telecabina de Benasque, o la ahora paralizada unión de las estaciones de esquí de Candanchú, Formigal y Astún. “Exigimos el final de los proyectos faraónicos ligados al negocio del esquí y del turismo masivo que esconden pelotazos urbanísticos para beneficiar a grandes inversores privados con millones de euros de beneficio a costa de nuestro país”, señalan desde Por la Dignidad de la Montaña. “Dinero para el Plan Pirineos es dinero que no se utiliza para no cerrar una escuela rural o arreglar la carretera o que llegue la cobertura móvil a tu pueblo”, apunta Anchel Reyes.
La proliferación de planes de construcción de centrales eléctricas solares, al igual que ocurre en gran parte del rural estatal, también está en el foco de los activistas. “Estamos a favor de las renovables pero en contra del modelo actual”, indica Reyes, quien ejemplifica su afirmación señalando que en su pueblo, Artieda, están impulsando una comunidad energética basada en energía fotovoltaica. “Interesa mucho en el Pirineo. Igualmente pasa con la hidroeléctrica: se produce mucha energía, pero a dónde va esa energía. No está controlada para el bien social, sino por empresas privadas que especulan con nuestro territorio y lo venden al mejor postor”, lamenta.
Entre las reivindicaciones de los convocantes de la protesta relativas al sector energético se encuentra “el descarte definitivo del macroparque solar proyectado en la Fueva, de la autopista eléctrica Valsalada-La Luenga-Isona, de la planta de Biogás de Azlor-Abiego, del almacén de baterías de litio proyectado en el valle de Benasque/Val de Benás (Anciles/Ansils, Sahún, Sesué, Castejón de Sos/Castilló de Sos) y del proyectado en Samitier por parte de la multinacional israelí Enligth”, enumeran. Asimismo, también piden “la simplificación de los trámites para la autoproducción de energía solar en los pequeños pueblos” o la gestión pública de las centrales hidroeléctricas pirenaicas.
La problemática de la vivienda es otro de los ejes clave en un contexto de crisis estatal en esta materia, que se ve agravada en puntos calientes de turismo de masas y que está íntimamente relacionado con el modelo de desarrollo. “Una de las cuestiones más específicas de la zona es la presión de la vivienda turística, sobre todo en zonas de pistas de esquí”, señala Reyes. Según denuncian desde esta organización, los precios no se ajustan a las posibilidades de la mayoría de las personas que viven en la zona tanto en lo referente a la compra como al alquiler de una primera vivienda. La proliferación de apartamentos, así como de segundas y terceras residencias ha elevado los precios hasta límites nunca vistos. “Desde hace 50 años se apuesta por un modelo de turismo de esquí que hace que los empleos sean precarios y que la gente del territorio no se pueda quedar. Y a eso le sumas los turistas, que empujan hacia arriba el previo de la vivienda, produciendo cosas como trabajadores temporales viviendo en caravanas, gente del territorio que no se puede quedar o gente del territorio que se va”, denuncia el activista.

Por último, desde el Movimiento por la Dignidad de la Montaña denuncian “la importante carencia de servicios básicos, especialmente en las poblaciones más pequeñas”, así como el deterioro de servicios públicos como la sanidad, la educación o unas comunicaciones e infraestructuras más acorde con la época en que vivimos.
Del río Ara al Aragón
Si en 1999 el colectivo que arrancó el proceso de unión popular fue el que defendía el río Ara, en el 2025 es la Asociación Río Aragón contra el recrecimiento del embalse de Yesa la que lo ha vertebrado, ayudada por el impulso de la movilización por la Canal Roya. “Ha sido el hilo conductor de las luchas más históricas y las actuales, y de alguna manera es el movimiento fundador del nuevo movimiento”, explica Reyes. La idea desde el principio ha sido hacer un homenaje a lo ocurrido hace un cuarto de siglo a la vez que se refundaba “ese espíritu de lucha uniéndolo con las causas más actuales del Pirineo”, añade. Es algo que cuenta el documental Por una montaña digna, un pieza disponible en abierto que enlaza el ciclo de luchas de finales de los 90 con las actuales y que está siendo un altavoz de la protesta.
Además, como paso previo a la manifestación, desde la Movimiento por la Dignidad de la Montaña han organizado más de 60 actos, asambleas y proyecciones del documental durante todo el verano por los pueblos del Pirineo con la participación de 2.000 personas, según los datos que manejan, en las comarcas de la Ribagorza, el Sobrarbe, el Viello Aragón, el Prepirineo y los Somontanos.
Por todo ello, desde la organización de la protesta de este sábado esperan una afluencia masiva, propulsada por el aumento de movilizaciones vivido en los últimos meses y por victorias como las del Canal Roya o el Oroel Park. “Creo que se dan las condiciones como para juntar mucha gente el día 25 en Jaca”, opina Reyes, quien recuerda que, tras la protesta, los colectivos seguirán trabajando por un Pirineo digno.
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