Migración
Pintadas contra lo andaluz

Lo andaluz puede atender en un supermercado o servir las cañas en un bar, pero hay a quién molesta que lo haga con el uniforme de Osakidetza.
Patio andaluz
Foto: Jocelyn Erskine-Kellie (cc 2.0)
Cristian Gracia Palomo. Politólogo y andaluz en Euskadi
2 may 2022 06:41

Twitter. Una foto con una pintada en euskera. Otra pintada más, pensaría cualquiera. Otra pintada más, pensé yo mismo. Sin embargo, a pesar del poco euskera que chapurreo y entiendo, hay algo en el tono de los tuits que me llaman la atención. Y la sorpresa va dando paso, poco a poco, al enfado. Y el enfado, por último, cede su lugar a la pena.

Pintada Osakidetza andaluz
Una pintada aparecida frente a un centro de salud en Euskadi: "Noizko Osakidetza euskaldun bat eta ez andaluzez betea" (¿Para cuando una Osakidetza euskalduna y no llena de andaluces?) Anónima

Llevo unos días pensando en la pintada, en el mensaje que hay detrás y, bueno, en el hecho de ser andaluz en Euskadi.

Pero, primero, un apunte: ¿reclamar que, en Euskadi, Osakidetza, el servicio público de salud, te atienda en euskera supone un problema? En absoluto. De hecho, faltaría más. No es eso lo que está mal en la pintada. Yo mismo voy a clases de euskera y estuve como voluntario en el final de la última Korrika. Si llegas a un lugar donde se habla un idioma toca hacer un esfuerzo por aprenderlo.

¿Reclamar que, en Euskadi, Osakidetza, el servicio público de salud, te atienda en euskera supone un problema? En absoluto.

Lo problemático es poner el foco en que la sanidad vasca esté llena de andaluzas. Que esté llena de profesionales (la mayoría mujeres) que estudiaron y trabajaron en Andalucía pero que, por culpa de las pésimas condiciones laborales que ofrece el SAS (el Servicio Andaluz de Salud), tuvieron que hacer la maletas y acabaron trabajando para Osakidetza, muchas de ellas en lo peor de la Covid-19. 

En el fondo el problema nisiquiera es que te hable alguien de origen andaluz. Que se cuelen los “quillo”, “cabesa”, “perita o “pushero” en las hablas diarias. O desde luego no lo es cuando las costas almerienses, malagueñas y gaditanas se llenan en verano de acentos de Oñati, Zumardi o Elorrio apoyando y acelerando, de paso, los procesos de gentrificación y turistificación en todos esos lugares. 

Al final, como en tantas otras ocasiones, el problema es el espacio desde el que te habla ese acento andaluz. Que te sirvan la cervecita en perfecto andaluz es mucho más agradable, parece, que que tu médica te diga que “erderaz, mesedez”. Porque, por lo que sea, en Canal Sur no sale el hijo de Argiñano hablando en euskera. 

Yo trabajo como cajero en un supermercado y nunca he leído ninguna pintada pidiendo que no le atienda un andaluz en la caja registradora. A nadie, en ninguna parte, le parece raro escuchar un acento andaluz -o extremeño, o latino...- cuando te recita la lista de tapas, te dice el precio de la compra o te pregunta dónde te lleva el taxi. 

Y es que lo andaluz parece estar íntimamente ligado a lo subalterno y, por tanto, fuera de lugar en cualquier posición de autoridad -ya sea en la voz de un médico, de un profesor universitario o, como nos contara Jesús Jurado aquí, en la de una ministra de Hacienda

Asistimos, pues, a la construcción identitaria de “lo bueno” y “lo andaluz”. Desgraciadamente ni siquiera es un fenómeno propio de Euskadi: lo vemos también en Madrid o Cataluña. Vemos la creación de una línea que separa y divide a los pueblos. El norte, laborioso, trabajador, pulcro, merecedor de todo lo merecible. Si las cosas van bien es por méritos propios porque, claro, nadie le ha regalado nada. Y al otro lado de esa línea lo que hay es un sur lleno de fiesta, de jarana, de algarabía, de diversión, de borrachera.

Que te sirvan la cervecita en perfecto andaluz es mucho más agradable, parece, que que tu médica te diga que “erderaz, mesedez”.

Un sur al que ir de vacaciones. Unas ciudades que recorrer de despedida de soltero. Un lugar que se visita pero, y he aquí el principal problema, que se debe quedar en su sitio. Y que, si viene, tiene que ser bajo unas normas. Adaptarse a lo que hay. Integrarse. Andaluces que dejan “lo andaluz” allí abajo. Porque, bueno, aquí solo hay gente ordenada. Nada más. Circulen.

A todo esto tenemos que sumar la propia crisis que vive el sistema público de salud vasco. Osakidetza, aunque no tanto como otros sistemas de salud públicos en España, ya tenía problemas profundos que el Covid no ha hecho más que sacar a la luz y agrandar. Falta de personal porque los contratos que se ofrecen son demasiado cortos, bajas que no se cubren, exceso de carga de trabajo, listas de espera que van en aumento, etc. Y todo eso, claro, lo acaba sintiendo en sus propias carnes la población que necesita de una sanidad pública a pleno rendimiento por culpa de la pandemia y las diferentes crisis económicas que ha hecho estallar.

Salud
Sanidad vasca La temporalidad y el desmantelamiento abocan a Osakidetza al colapso
Las lógicas de mercado han penetrado en el organismo de salud debido a un control político de corte neoliberal, multiplicándose y diseminándose por las diferentes áreas hasta colapsar la atención primaria. Cuando el sistema ya no funciona bien, las empresas privadas se hacen cargo de las funciones públicas.

Pero lo cierto es que ni Osakidetza ni la economía vasca pueden sobrevivir sin la llegada de fuerza de trabajo foránea. No hace falta irse a los 50, 60 o 70 para encontrar datos al respecto. En el año 2019, justo antes de la pandemia, el saldo migratorio en Euskadi fue positivo en más de 19.000 personas. Incluso en el 2020, con la pandemia todavía a todo tren, el saldo migratorio fue positivo en 4.500 personas. Yo, que llegué un 28 de diciembre del 2020, fui una de esas 4.500 personas que llegó aquí buscándose la vida. Como tantos otros andaluces que yo. Como tantos otros andaluces lo harán después.

Pero lo cierto es que ni Osakidetza ni la economía vasca pueden sobrevivir sin la llegada de fuerza de trabajo foránea.

Que en Euskadi la extrema derecha española sólo consiguiera un escaño en las últimas elecciones vascas no significa que no haya ni racismo ni aporofobia. Acentos, lenguas, migraciones, crisis económica, sanitaria y agotamiento de una población a causa del covid, la inflación, estantes en los supermercados vacíos, etc. Ausencia de esperanza en un mañana porque carecemos de ninguna certeza hoy que nos permita fijar un horizonte de futuro. Así que apuntamos al de al lado. 

Quizás sea todo esto lo que hay detrás de una pintada. Quizás no sea nada de esto y, simplemente, alguien tuvo un mal día porque su médica andaluza no le pudo atender porque estaba hasta arriba de trabajo y decidió cargar las tintas en esa dirección. 

Quizás sea todo eso y nada a la vez. 



Archivado en: Migración
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Fronteras
Túnez Túnez endurece la represión contra las ONG de ayuda a las personas migrantes
Mientras el presidente Kaïs Saied se prodiga en discursos racistas, el estado persigue a las entidades solidarias con quienes llegan al país, bajo el silencio cómplice de la Unión Europea.
Migración
Fronteras El futuro no cuenta con las personas africanas o, ¿por qué migran?
Mientras en Europa se insiste en la narrativa de que vienen demasiadas personas de África, sin proponer más respuesta que la externalización de las fronteras y la criminalización, los factores de expulsión se multiplican en el continente.
Valencià
Dana Parque Alcosa tras la dana: tus vecinas llegan a donde no lo hace el Estado
En uno de los municipios más afectados por la dana, las redes comunitarias tejidas durante años en torno a un colectivo del barrio, están dando respuesta a la emergencia.
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Un tercio de los asesinatos de periodistas en 2024 fueron obra del ejército de Israel
Reporteros Sin Fronteras documenta la muerte de 18 periodistas en Palestina y Líbano este año “asesinados deliberadamente por hacer su trabajo” y habla de una “masacre sin precedentes” de profesionales del periodismo.
Galicia
Galicia Activistas de Greenpeace instalan ‘una celulosa’ en la sede de la Xunta en protesta contra Altri
Los ecologistas han realizado una acción en la sede del Gobierno gallego de Alfonso Rueda para animar a gallegos y gallegas a asistir a la manifestación de este domingo en la Praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Comunidad de Madrid
Educación pública El Gobierno de Ayuso recula y aplaza hasta junio los despidos masivos en Educación
Integradoras sociales, enfermeras, educadoras, auxiliares y otros perfiles de personal laboral se enfrentaban a la incertidumbre de ser cesados en plenas vacaciones de Navidad.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Vecindario y trabajadoras se plantan contra la privatización de los servicios en el Doce de Octubre
Denuncian la suspensión de intervenciones quirúrgicas desde que la empresa Croma Gio. Batta gestiona la esterilización del material. Una concentración el próximo sábado 14 de diciembre a las 12 horas se opondrá a esta deriva privatizadora.

Últimas

Opinión
Opinión Lo raro es estar viva
¿De qué sirve agobiarse por ciertas pequeñeces si somos un punto mínimo, una huella desdibujada, un puntito sobre un folio en blanco con un boli bic que casi no pinta?
Ibex 35
Ibex 35 Las retribuciones de los grandes empresarios multiplican por 118 lo que ganan sus trabajadores
Los directores y ejecutivos de Inditex, Banco Santander, Iberdrola, Indra, CIE Automotive y otras empresas del Ibex 35 multiplican por cientos de veces los sueldos medios de sus empleados.
Personas sin hogar
Personas sin hogar El Ayuntamiento de Granada, APDHA y ‘La Calle Mata’ acuerdan un Plan de urgencia para las personas sin hogar
Después del encierro de decenas de activistas en el consistorio y la muerte de dos personas sin hogar en la calle en menos de 24 horas, el Ayuntamiento y las organizaciones civiles acuerdan un Plan de Urgencia para el frío de aplicación inmediata
Memoria histórica
Memoria histórica La parte oculta de las exhumaciones: la recuperación paso a paso del Fossar d’Alzira
Una exhumación va más allá de desenterrar huesos. Se necesita un equipo de expertos y meses de trabajo para identificar las víctimas del franquismo.

Recomendadas

Fronteras
Túnez Túnez endurece la represión contra las ONG de ayuda a las personas migrantes
Mientras el presidente Kaïs Saied se prodiga en discursos racistas, el estado persigue a las entidades solidarias con quienes llegan al país, bajo el silencio cómplice de la Unión Europea.
Galicia
Economía ¿Quién lidera el negocio del eucalipto en Galicia al que Altri quiere sumarse?
El estallido social que ha producido el intento de la multinacional Altri y la Xunta de instalar una nueva celulosa en Galicia abre la necesidad de poner el foco en el sector forestal, donde se encuentran algunas de las mayores fortunas del Estado.
Siria
Rojava El rompecabezas sirio que estalló en Alepo
El nuevo escenario sirio se ha gestado bajo la intervención implacable de Turquía, patrocinadora del Ejercito Nacional Sirio y otros grupos yihadistas que libran la guerra de Erdogan contra el pueblo kurdo.
Cine
Ramón Lluis Bande “Asturies tiene sin construir el relato de su tiempo revolucionario”
El cineasta Ramón Lluis Bande entiende la memoria histórica como un “camino de exploración formal infinito” y de reflexión sobre el propio lenguaje cinematográfico “en relación con la realidad, la historia, el arte y la política”.