Análisis
El botón de la batalla cultural da un respiro a Sánchez en el año horrible del PSOE

Bloqueado en el Parlamento, acosado en los tribunales, y golpeado en lo más íntimo por los escándalos de corrupción y acoso sexual, el frente cultural, y más en concreto, el televisivo, es uno de los pocos que este año han dado un respiro al Gobierno de Pedro Sánchez.

De lejos, Televisión Española ha sido el gran éxito de la contraofensiva lanzada por el Gobierno frente al avance conservador, un avance que parece no tener límites en un 2025 en el que se ha hablado, y mucho, sobre la derechización juvenil, sobre todo de los varones heterosexuales, así como de la eclosión del fenómeno Aliança Catalana.

Por qué el PSOE, en el Gobierno desde 2018, ha tardado tanto en hacer una tele progresista, daría para un largo artículo sobre los entresijos y las intrigas en una casa con más de 6.500 profesionales en plantilla y un presupuesto anual que supera los 1.200 millones de euros. Resumiendo mucho, digamos que durante un largo periodo de tiempo el PSOE “subcontrató” la información progresista a La Sexta, mientras, como resultado de sus pactos con el PP, TVE mantenía un estilo más bien plano y continuista, cuando no incluso hostil a la izquierda. A finales de 2024 eso cambió, los pactos se rompieron, y, sorpresa, la jugada ha salido bien en todos los planos. TVE no solo se ha convertido en una televisión más eficaz desde el punto de vista político, sino también en una cadena mucho más vista. Conclusión: existía un público huérfano de un medio así.

El secreto del éxito como director de RTVE de José Pablo López Sánchez, alguien que en absoluto viene de la izquierda radical, y que de hecho ha sido muy criticado por los sindicatos, parece estar en una adecuada combinación de entretenimiento televisivo y credibilidad periodística. Él fue por ejemplo el impulsor del fichaje de Broncano.

A pesar de las críticas a la parcialidad de TVE, el tratamiento en profundidad de los escándalos socialistas por parte de informativos y tertulias, o la entrevista de Pepa Bueno a Pedro Sánchez han sido muestras de una autonomía inimaginable en tiempos de Rajoy, cuando la plantilla llegó a manifestarse por el grado de manipulación al que había alcanzado la televisión pública.

“50 años en libertad” ha supuesto una novedad en un país que nunca ha tenido grandes conmemoraciones oficiales sobre su pasado reciente

Periodistas de medios independientes y portavoces de movimientos sociales han comenzado a aparecer por primera vez en los programas de una televisión que hasta ahora resultaba terreno vedado a este tipo de perfiles a la izquierda del PSOE. Si a esto le añadimos el hecho de que RTVE haya abanderado entre las televisiones europeas el rechazo a la participación de Israel en Eurovisión entendemos la agresividad de la derecha contra el ente y los presentadores más identificados con las posiciones progresistas. En PP y Vox ya tienen listas negras.

Medio siglo sin Franco

El 50 aniversario de la muerte de Franco ha sido el otro gran hito de la batalla cultural dada por el Gobierno. Al frente de los actos conmemorativos, que se extenderán a lo largo de todo 2026, se encuentra la historiadora aragonesa Carmina Gustrán, especialista en historia del franquismo y de sus representaciones culturales.

Si bien “50 años en libertad” es un programa conmemorativo homologable a otros desarrollados en Portugal, Alemania o Chile para recordar sus respectivas transiciones democráticas, el proyecto encontró desde el primer momento el boicot explícito de las derechas, que no solo no se quisieron sumar a los actos, calificando de “guerracivilista” el planteamiento gubernamental, sino que además, pusieron dificultades desde sus ayuntamientos y comunidades a la celebración de los actos.

El rechazo a lo que se ha considerado una afrenta al espíritu de la Transición fue escenificado en enero de 2025 con el lanzamiento del manifiesto “Contra Franco. La Constitución es la única celebración posible”, un texto firmado por Cayetana Álvarez de Toledo, Esperanza Aguirre, Federico Jiménez Losantos, Andrés Trapiello, Fernando Savater, Albert Boadella, Rosa Díez, Joaquín Leguina o el exetarra Teo Uriarte, entre otras personalidades de la derecha política y cultural: “Hacemos desde aquí un llamamiento a la ciudadanía, y en especial a las fuerzas políticas, a boicotear cuantos aquelarres promuevan en torno a Franco aquellos que dicen celebrar la libertad echando mano de la discordia, su mayor amenaza, y de la reconciliación, promoviendo el encono civil”

El programa, con más de 700 actividades repartidas por toda España, ha supuesto una ruptura tanto con el relato de la Transición inmaculada, como de la democracia como la gran obra de los “grandes hombres” con sentido de Estado. Por primera vez el movimiento obrero y el resto de los movimientos sociales, vecinal, feminista, ecologista y LGTBI, han sido reconocidos por parte del Estado como constructores de la democracia española.

La duda es cuánto partido ha logrado sacar al Gobierno tanto a los actos de aniversario como al rechazo de las derechas a unirse a la celebración

“50 años en libertad” ha supuesto una novedad en un país que nunca ha tenido grandes conmemoraciones oficiales sobre su pasado reciente, ni de otros aniversarios de la muerte de Franco, la Guerra Civil, la proclamación de la República, el voto de la mujer… o ese hecho que una parte de la política y los medios siguen negando, el final del terrorismo. Isabel Díaz Ayuso: “ETA está más viva que nunca”.

La duda es sin embargo cuánto partido ha logrado sacar al Gobierno tanto a los actos de aniversario como al rechazo de las derechas a unirse a la celebración. Cuánto debate, o como se dice ahora, conversación pública, ha logrado generar un programa relativamente modesto con respecto a lo ambicioso del objetivo: dar un fuerte batalla por la democracia frente al auge del neofranquismo. Los quince millones de euros destinados al programa, que ha incluido homenajes, charlas, exposiciones, rutas, cine, teatro, música o literatura, palidecen ante el medio millón que Ayuso se ha gastado sólo este año en un concierto de Gloria Estefan con motivo del Día de la Hispanidad.

El programa ha tenido una enorme capilaridad, pero más allá de la campaña “La democracia es tu poder”, ha carecido de un gran momento de masas, el tipo de momento que solo la ficción puede producir, y que… paradójicamente ha representado este año un producto televisivo que regresa al relato de la Transición de los “grandes hombres”, si bien ligeramente matizado: Anatomía de un instante.

La adaptación del libro de Javier Cercas, una eficaz serie firmada por el cineasta Alberto Rodríguez, incorpora una revisión del personaje de Juan Carlos I, que este final de año ha sido noticia por la publicación de sus memorias. La producción de Movistar ha sido también el probable desencadenante de una denuncia por una presunta violación de Adolfo Suárez cometida en los años 80, cuando el expresidente lideraba el Centro Democrático y Social. Un final amargo para quienes reivindican la historia oficial de la Transición, y un clavo más en la ruptura de los grandes consensos del fin del siglo anterior que se está produciendo en el primer cuarto del XXI.