Memoria histórica
Avanzan las pruebas de ADN de los represaliados de la fosa de Colmenar Viejo
Después de más de 80 años, llegó el día de poder exhumar los restos de las 108 personas represaliadas y documentadas en el cementerio parroquial de Colmenar Viejo. Excavaciones que se hicieron en 2022 y 2023 pero que se habían quedado estancadas a la espera de poder tener fondos para identificar los restos de las 77 personas que lograron extraer. Una fase final anhelada por los familiares, cada vez más mayores, que esperaban los pliegos de financiación estatal que hiciera posible el estudio genético.
“Lo más preocupante de la demora es para las familias, porque están a la espera, con unas expectativas que generan mucha angustia”, explica Almudena García-Rubio, del equipo de forenses y antropólogos de Aranzadi, que ha estado desde el inicio en esta exhumación y tiene una larga experiencia en fosas de represaliados por el Franquismo. “El proceso de identificación por ADN lleva varias fases: comprobar la cadena de custodia, registrar los restos para garantizar la trazabilidad de las muestras, limpiar la superficie exterior, pulverizar y obtener la cantidad suficiente de muestra necesaria para el estudio”, detalla Amaya Gorostiza, directora general de CITOGEN, laboratorio del Grupo Longwood. Situado en Zaragoza, este es el laboratorio que ha ganado la licitación del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática para hacer la identificación genética de los restos.
Florencio fue identificado después de repetirse su prueba tres veces. Algo que se teme que pase con muchas más muestras ya que la humedad del cementerio hacen que el ADN esté degradado
Gorostiza explica que todas estas fases se hacen en ‘pack’ con los restos de los primeros 31 individuos que han sido trasladados a Citogen desde la Universidad Complutense. Allí esperan a una segunda fase el resto de los 75 cuerpos por identificar, con la esperanza que en pocos meses ya haya identificaciones. Paralelamente, la asociación impulsora de las exhumaciones, la Comisión de la Verdad San Sebastián de los Reyes, ha ido recogiendo muestras de los familiares vivos de los desaparecidos para poder tener con qué cotejar los resultados obtenidos del l análisis de ADN.
Esto fue lo que ya se logró con Martina Aparicio y Florencio Elipe. Martina, al ser la única mujer represaliada en esas fechas en Colmenar- entre abril y noviembre de 1939- sus restos fueron fácilmente identificables. Más difícil fue con Florencio, donde se repitió la prueba de ADN hasta en tres ocasiones. Algo que se teme que pase con muchas más muestras ya que la humedad en el cementerio ha podido degradar el ADN. “Que haya huesos con el material genético degradado es una cosa que nos hemos encontrado en sitios muy concretos, como ha pasado en Colmenar”, indica García-Rubio.
“Incluso siendo perfiles parciales, se pueden excluir por coincidencias y determinar quién no es”, explica la genetista Amaya Gorostiza
Pese a las dificultades son optimistas, ya que el nuevo laboratorio cuenta con “la técnica más sensible del mercado”, según Gorostiza, que afirma que “lo ideal es tener perfiles completos, para poder comparar marcador a marcador, pero esto es variable en las fosas comunes”. Por ello, el proceso pasa por elegir los restos esqueléticos que mejor preserven el ADN como los dientes, avanzar a la vez con todas en las distintas fases y duplicar los procesos de análisis para la identificación. Todo ello con el objetivo de obtener el máximo número de marcadores y mejorar la identificación. Aunque, explica, que “aún siendo perfiles parciales, es posible realizar exclusiones y acotar un poco las identificaciones, puesto que puede saberse quién no es”, algo muy valioso en fosas tan bien documentadas como la de Colmenar Viejo, en parte, gracias al historiador Roberto Fernández.
Preguntada si es habitual que pase tanto tiempo entre la exhumación, el estudio antropológico y la identificación por ADN, Almudena García-Rubio, se muestra cauta: “En el modelo de gestión que se está dando en gran parte de España, el más habitual y puede ocurrir que haya parones entre las fases”, indica, que confirma que es por el sistema de subvenciones anuales. La forense comenta que hasta ahora se ha ido trabajando con el laboratorio de Vitoria, BIOMICs, perteneciente a la Universidad del País Vasco. De ellos destaca que han “tenido muy buenos resultados” ya que llevan más de 20 años trabajando con restos de fosas y conocen muy bien la casuística de la Guerra Civil. Además, adelantaron su trabajo de identificación con Martina y Florencio antes de que hubiera fondos para su trabajo.
La secretaria de la Comisión de la Verdad tiene dos muestras de ADN en su nevera y espera que llegue pronto una tercera desde Valencia, de la hija de un represaliado
Por el otro lado, está la recogida de muestras de familiares vivos con los que cotejar estas identificaciones de CITOGEN. A partir de ahora, todas las muestras que se recojan irán al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses. “Nosotros, en cada acto de Memoria que hacemos, aprovechamos para animar a hacerse las pruebas ya recogerlas”, comenta a El salto Carmen Carreras, secretaria de la asociación Comisión de la Verdad San Sebastián de los Reyes, que asegura que “siempre surge alguien que te dice que conoce a un nieto o un descendiente”. Ahora mismo la secretaria tiene dos muestras en su nevera y espera que llegue pronto una tercera desde Valencia. Se trata de la hija de uno de los 108 represaliados, que tiene más de 90 años y vive en una residencia.
Ellos celebran que se vaya a crear un Banco Estatal de ADN que, aunque para estas identificaciones no estará aún en funcionamiento, está actualmente en fase de pruebas. Pese a las dificultades, Carrera espera que “entre Semana Santa y verano” haya ya resultados de las identificaciones. Un tiempo que corre demasiado rápido para personas como Benita, de 93 años, que espera encontrar los restos de su padre Facundo Navacerrada. O Victoria Nogales, que buscaba a su padre Guillermo y falleció este verano.
De los 108 represaliados que se buscan 25 eran de San Sebastián de los Reyes, 16 de Fuencarral-El Pardo, once de Hortaleza, cinco de Moralzarzal, cuatro de Colmenar Viejo —incluida Martina Aparicio Bastero, la única mujer, de 32 años—, cuatro de Soto del Real, dos de Manzanares, uno de Miraflores de la Sierra y otro de El Molar. Muchos de ellos pertenecían a organizaciones como CNT, el PC, el PSOE o la UGT. Otros tantos no tenían ninguna relación con la lucha obrera.
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