Tarta pensiones

Ibex 35
El Ibex cumple 30 años y los fondos de inversión soplan las velas

El 14 de enero de 1992 nacía el Ibex 35, un club donde confluyeron los clanes familiares franquistas y la nueva clase empresarial empotrada al PSOE. Treinta años después, los gigantescos fondos de inversión internacionales han desplazado a los antiguos dueños de la economía española.
@MartinCuneo78
@martincuneo.bsky.social
14 ene 2022 06:00

Hacía diez años que Alfonso Guerra había dicho que a España no la iba a reconocer “ni la madre que la parió” y uno de los hitos de la historia reciente de España pasaba completamente desapercibido en los grandes medios. El conflicto en Argelia, la dimisión del ministro de Sanidad, Julián García Valverde, o una inflación “insólita” del 5,6% acaparaban los titulares de portada. El diario ABC le dedicó algunas líneas entre las cotizaciones de bolsa: “Hoy, la expectación en el mercado de valores madrileño se centrará en el estreno del nuevo índice oficial del mercado continuo, el Ibex 35, sobre el que por primera vez se negociarán contratos de opciones y futuros”. Era el 14 de enero de 1992 y nacía el Ibex 35, el índice de las 35 empresas españolas de mayor capitalización bursátil. Hoy este índice, convertido en termómetro de la economía española, cumple 30 años. Su evolución es la historia del capitalismo español en las últimas tres décadas.

En ese icónico 1992 se sucedían los macroeventos y algunos hitos que cambiarían el país para siempre. El tratado de Maastricht sentó las bases para la entrada de España en el euro, y con ella, la llegada masiva de inversión extranjera. Pero la economía española no estaba preparada para eso, cuenta a El Salto Rubén Juste, autor de Ibex 35: Una historia herética del poder en España (Capitán Swing, 2017). Antes de 1992, España no contaba con un índice bursátil sistematizado. La Ley del Mercado de Valores de 1988 había allanado el terreno y había conseguido sistematizar el proceso de compraventa de acciones, pero seguía sin existir un índice unificado y estable que sirviera para canalizar a los accionistas, atraer inversores extranjeros y potenciar a determinadas empresas, explica este sociólogo. 

Economía
“Los grandes gestores de fondos pueden articular empresas y Estados”

Autor de Ibex 35 Una historia herética del poder en España, Rubén Juste presenta La nueva clase dominante, una profundización sobre el cambio de guardia en el poder económico que se ha producido con el aterrizaje de los gestores de activos en la economía global.

En el primer Ibex 35 confluyen dos historias. La historia de las oligarquías sevillanas, vascas, catalanas o madrileñas, cuyos clanes familiares “hicieron fortuna durante el franquismo”, cuenta a El Salto Pedro Ramiro, investigador del Observatorio de Multinacionales en América Latina (Omal) y coautor junto a Erika González del libro A dónde va el capitalismo español (Traficantes de Sueños, 2019). Son los Botín (Banco Santander), los Benjumea (Abengoa), las Koplowitz (FCC), los Oriol (Iberdrola), entre un largo etcétera de linajes enriquecidos bajo el desarrollismo franquista y que “se hizo fuerte durante la transición y los primeros años de democracia”.

En el primer Ibex había 43 consejeros que venían del Gobierno del PSOE, 35 que venían de las máximas instancias del franquismo y nueve de los gobiernos de Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo-Sotelo 

La otra historia que confluye en el primer Ibex fue la de “una nueva clase política y empresarial vinculada a los gobiernos de turno”, especialmente empotrada en el aparato del Partido Socialista de Felipe González. Según datos recopilados en el trabajo de Juste, en el primer Ibex había 43 consejeros que venían del Gobierno del PSOE, 35 que venían de las máximas instancias del franquismo y nueve de los gobiernos de Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo-Sotelo. 

La principal arma que utilizaron los sucesivos gobiernos, primero el PSOE de González y luego el PP de José María Aznar, para afianzar esta alianza entre poder económico y político fue la privatización de empresas públicas. De hecho, apunta Juste, las gigantescas compañías que dependían del Estado aportaron el 40% del capital bursátil del primer Ibex. “En este proceso de entrada en la Unión Europea, de derribar barreras y trabas, Felipe González aprovechó el momento y facilitó que determinado capital europeo entrara en España. Las grandes empresas públicas eran un reclamo. Para el capital alemán poder invertir en una empresa como Telefónica, que era casi un monopolio, era un lujo”, señala. 

Ibex 35
Nuevas tecnologías Cuando el Ibex 35 sucumbió a Silicon Valley y el Estado perdió la soberanía digital
Dos grandes fondos de inversión, Blackrock y Vanguard, tienen participaciones en las grandes firmas tecnológicas estadounidenses y en buena parte de las empresas de la bolsa española. Sin duda, ostentan un poder mayor al de Nadia Calviño y Pedro Sánchez.

Para el autor de esta biografía política del selectivo español, no es casualidad que fuera el PSOE quien desarrollara este plan de modernización de la economía española, ideado en gran parte por el ex ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga. 

Juste habla de un “diseño que había sido pensado para permitir la transición del capitalismo industrial español a un capitalismo financiarizado, dominado por la banca y el sector servicios”. La historia de puertas giratorias y de un poder político que “baila al unísono” con el poder económico encuentra un buen ejemplo en la figura del propio Solchaga. El ministro que estuvo detrás de la Ley del Mercado de Valores, detrás del proyecto de inclusión en la Unión Monetaria y detrás de la creación del Ibex 35, dejó la política en 1996 para dedicarse a asesorar a las empresas del Ibex 35 desde su gabinete privado, Solchaga Recio & Asociados, sobre las leyes que él mismo había creado.

Mira cómo crece

La creación del Ibex 35 fue, resume Juste, un pacto, un acuerdo entre las élites del franquismo y la élite política y empresarial del PSOE para crear un “bloque de poder” estable, más allá de la alternancia en el gobierno. El otro cerebro económico de los gobiernos socialistas, Miguel Boyer, ejemplifica como nadie esta alianza entre las élites socialistas y la vieja oligarquía: en 1988 se casó con Isabel Presley, en 1990 se convirtió en presidente de Grucycsa y en 1993 en vicepresidente de FCC, sociedades controladas por las hermanas Koplowitz, herederas de los favores políticos del franquismo. Este matrimonio entre el Ibex 35 y el Estado se tradujo en un “aparato legal” que en el caso de las constructoras ha conseguido hasta ahora “sortear todos los casos de corrupción”, denuncia Juste, y ha “beneficiado sistemáticamente a ese bloque de poder a partir de la concesión de obras públicas sin mucha transparencia ni rendición de cuentas”. 

Esta “dirección política” sobre las grandes empresas españolas se intensificó en los años de Aznar, explica Juste, cuando el líder popular acabó el trabajo iniciado por el Partido Socialista y terminó de privatizar las empresas públicas. Sobre todo, porque al hacerlo, Aznar consiguió colocar a gente de confianza y en muchas ocasiones amigos de la infancia y juventud en las direcciones de las principales empresas del Ibex 35: Francisco González en el actual BBVA, Juan Villalonga en Telefónica, Miguel Blesa en Caja Madrid o Manuel Pizarro en Endesa. 

La creación del Ibex 35 fue, resume Rubén Juste, un pacto, un acuerdo entre las élites del franquismo y la élite política y empresarial del PSOE para crear un “bloque de poder” estable, más allá de la alternancia en el gobierno

Impulsado por el Estado, el poder del Ibex conoció su primera edad dorada, aún más dorada gracias a lo que ocurrió en los siguientes años: el Ibex 35 dejó de ser un índice de empresas meramente españolas para convertirse en un selectivo de multinacionales. Tal como cuenta Ramiro, entre 1996 y 2004, las grandes empresas españolas se hicieron con los sectores estratégicos —petróleo, telefonía, electricidad, agua— de muchos países del Sur, especialmente en América Latina, que estaban viviendo sus propios procesos de privatizaciones. Tan lejos llegó está internacionalización que muchos grandes del Ibex, como Santander, BBVA o Iberdrola, comenzaron a obtener más ingresos del extranjero que del mercado español. Sin la ayuda de todo el aparato del Estado, desde todos los Ministerios a la Casa Real, pasando por los institutos de crédito que condicionaban a los países empobrecidos ayudas a cambio de la apertura de mercados, esa expansión de las empresas españolas hubiera sido imposible.

Pero ese poder creciente del Ibex 35 terminó por romper los equilibrios y llevó a cambiar los términos en la relación entre el Estado y las grandes empresas. El momento clave fueron los últimos años de Rodríguez Zapatero y los primeros de Rajoy, cuando estalló la burbuja inmobiliaria y “el Ibex puso firme al Gobierno” con las reformas de las pensiones, del mercado laboral, del artículo 135 de la Constitución o de la ley de alquileres con el impulso de las socimis. “2010 fue el año en el que el Ibex definitivamente tomó el mando a través de un cambio radical en el gabinete de Zapatero y la entrada de la vieja guardia”, explicaba Juste en una entrevista en CTXT. “Ahí es cuando el Ibex 35 termina siendo central en nuestro país hasta tal punto que determina nuestro devenir con la deuda pública ensanchada gracias a la deuda privada que fue rescatada por el Estado”, señala Juste a El Salto. 

Las siete diferencias

La diferencia más visible entre el Ibex que se estrenó aquel 14 de enero de 1992 y el de 2022 es el nombre de las empresas. Dos de cada tres de esas empresas han desaparecido. La mayoría de ellas han sido absorbidas por otras más grandes a través de fusiones y adquisiciones siguiendo una tendencia de “concentración y centralización del poder empresarial que es global”, sostiene Ramiro. 

El periodista Juan Pedro Velázquez-Gaztelu, de Alternativas Económicas, comenzó su carrera escribiendo sobre el sector bancario cuando todavía se hablaba de los “siete grandes”: Banco Español de Crédito (Banesto), Banco Hispano Americano, Banco Central, Banco de Bilbao, Banco de Vizcaya, Banco de Santander y Banco Popular. Décadas de fusiones y adquisiciones han despejado la ecuación. Ahora solo quedan tres: Banco Santander, BBVA y CaixaBank. Y no se trata solo de la cantidad de bancos y cajas que cayeron en desgracia con la crisis de 2008 sino que “el negocio bancario no es tan boyante como antes”. 

El poder creciente del Ibex 35 llevó a cambiar los términos en la relación entre el Estado y las grandes empresas. El momento clave fueron los últimos años de Zapatero y los primeros de Rajoy, cuando estalló la burbuja inmobiliaria y “el Ibex puso firme al Gobierno”

Para este economista, autor de Capitalismo a la española (Esfera de los libros, 2015), la composición del Ibex 35 nos cuenta cómo ha ido cambiando la economía española: “Los bancos tienen ahora menos peso porque el negocio bancario ha caído y el atractivo para los inversores es menor. También ha caído el sector inmobiliario, que sufrió un golpe durísimo con el estallido de la burbuja. En cambio, lo ha ganado Inditex, el gran ejemplo de la nueva gran empresa del Ibex”. 

La otra gran diferencia se encuentra en quién está detrás de estas grandes corporaciones. Salvo excepciones, la vieja guardia de los clanes franquistas ha perdido terreno y poder en las empresas antes familiares. “La globalización y la financiarización de la economía han traído consigo una pérdida de soberanía, también de las grandes familias que eran propietarias de estas grandes empresas. Esto no quita que algunas de ellas sigan teniendo un papel determinante”, señala Velázquez-Gaztelu. Los Benjumea están en claro declive después del derrumbe de Abengoa. Esther Koplowitz, hija del fundador de lo que ahora es FCC, se quedó en 2020 con apenas el 4,6% de la compañía después de la entrada del multimillonario Carlos Slim por una deuda impagable. Los Villar Mir también han perdido poder después de la venta del 25% de OHL en el mismo año, marcado por la crisis del coronavirus. El caso del Santander y Ana Patricia Botín es distinto, señala este periodista de Alternativas Económicas, ya que aunque su padre fue favorecido por el régimen de Franco, el negocio familiar venía de antes. En el caso de la familia Entrecanales, otro de los ejemplos de los herederos del capitalismo franquista, siguen controlando Acciona y han dado paso a una nueva generación de jóvenes ejecutivos con el mismo apellido. Más allá de casos contados, señala Ramiro, “buena parte de las grandes familias del capitalismo familiar español ha ido perdiendo su patrimonio y perdiendo sus empresas, que han sido compradas por otras o por fondos extranjeros”.

Fondos de inversión
Fondos de inversión Los nuevos amos del mundo
Con la ayuda de los gobiernos y los bancos centrales, los grandes fondos de inversión se han lanzado a la conquista del mundo. Hoy ya controlan casi todos los sectores de la economía.

La entrada masiva de los fondos de inversión internacionales es, junto con la extinción del patrimonio de las empresas públicas y la desindustrialización, la principal novedad en estos 30 años de Ibex 35. Según publicaba el diario Expansión este 10 de enero, estas carteras controlan el 15,6% del Ibex 35, con una presencia clave en casi todas las grandes empresas españolas. Estos fondos poseen acciones por valor de 78.400 millones de euros, un 30% más que hace un año. El más grande de todos, BlackRock, maneja en todo el mundo activos por valor de nueve billones de dólares. Controla también porcentajes cercanos al 5% en 21 de las empresas del Ibex 35 y la CNMV lo sitúa como el mayor accionista del selectivo español.

El punto de inflexión para la entrada de estos fondos fue la crisis de 2008 y los años posteriores, cuenta Ramiro, cuando estas entidades de inversión empezaron a comprar participaciones accionariales depreciadas por la crisis inmobiliaria. Ahora, en medio de la crisis causada por la pandemia, están repitiendo la operación, pescando “gangas” en los sectores más afectados por el parón económico. 

La entrada masiva de los fondos de inversión internacionales es, junto con la extinción del patrimonio de las empresas públicas y la desindustrialización, la principal novedad en estos 30 años de Ibex 35

En estos 30 años, dice Juste, hemos pasado de un Ibex “que era español, público y privado, con un importante sector industrial, a un Ibex que prácticamente ya es extranjero, que es lo que le pasó a Latinoamérica en los años 90”. Para este sociólogo, resulta difícil identificar todo lo que está en juego: “El Ibex nos puede parecer algo muy alejado pero es electricidad, es gas, es luz, es alimentación, y todo eso está en manos extranjeras. Ese es el gran giro que se ha producido en la economía española”.

La táctica de los grandes fondos de inversión como BlackRock, explica Juste, es decir que se limitan a gestionar activos y no participan en las decisiones empresariales de las compañías, pero esto nunca ha sido así, afirma. “Un inversor puede influir participando en el consejo de administración o utilizando sus inversiones moviéndolas de un sitio a otro. Además, los fondos de inversión imitan al capital riesgo y a los fondos buitres utilizando la salida del capital como forma de presión”, continúa. En el caso de otros fondos más agresivos, como Blackstone, el principal casero de España, “su participación directa es mucho más evidente”.

Para hablar del cambio que ha experimentado la economía española y la élite empresarial desde que se lanzó el Ibex 35, Juste trae a colación la serie de HBO Succession: “En 1992, las grandes familias que dirigían las empresas, como en la serie, tomaban las decisiones, sus hijos ocupaban los sillones en los consejos de administración. Ahora los miembros de estas familias han pasado a ser accionistas o rentistas. Ha habido una transición en España desde unas élites que eran industriales, que tenían esa vocación, desde conocimientos hasta trayectoria en empresas, a una vocación rentista; únicamente ven la rentabilidad económica y punto, y quienes dirigen ahora estas empresas son gestores de inversión y los consejeros habituales del Ibex 35”.

Juste identifica como “buena noticia” que la élite franquista ya no esté sentada en las direcciones de las empresas. Sin embargo, como contrapartida, la nueva propiedad de las empresas ha llevado a que las grandes corporaciones “busquen la rentabilidad económica y el retorno inmediato de la inversión” sin importar las consecuencias laborales, sociales o ambientales. 

Próxima estación: periferia

La creación de Ibex 35 hace 30 años fue el primer paso para la “modernización del empresariado español”, señala Ramiro, pero también el origen de un poder que vivió décadas en “una cama redonda en la que los grandes dirigentes iban intercambiando sus posiciones entre el Gobierno y las empresas para favorecer sus propios intereses y los de una minoría”. Un poder que finalmente creció demasiado para seguir las directrices de los gobiernos de turno y que comenzó a redactar las leyes. 

La tendencia es clara y raramente miente. El Ibex 35, comenta este investigador del Omal, se encamina “hacia un proceso de concentración cada vez más acusado, de entrada de fondos de inversión, que van a aprovechar que muchas compañías no van a poder asumir sus deudas, en un momento en que muchas de las empresas del Ibex están a punto de hundirse”. Y si estas empresas todavía no se han hundido, apunta, es porque cuentan con una “importantísima ayuda estatal”. Si en la crisis de 2008 el Estado rescato a la banca, la crisis del coronavirus ha llevado a un rescate de empresas turísticas, constructoras o de las aerolíneas, explica Ramiro, a través de los fondos europeos, pero también a través de otras ayudas estatales como la compra de deuda a través del BCE, avales del ICO, participaciones del SEPI, que “son un rescate encubierto de muchas empresas del Ibex 35”.

La creación de Ibex 35 significó la “modernización del empresariado español”, señala Pedro Ramiro, pero también el origen de un poder que vivió décadas en “una cama redonda en la que los grandes dirigentes iban intercambiando sus posiciones entre el Gobierno y las empresas para favorecer sus propios intereses y los de una minoría”

Pese a la transformación de las empresas familiares y estatales en multinacionales, la posición de la economía española en el mundo se ha convertido en periférica, dice Velázquez-Gaztelu. En los últimos 30 años, señala, el Ibex 35 “es uno de los índices que menos ha subido de todo el mundo capitalista, de las que menos rentabilidad ha tenido”. En los últimos diez años, según el Instituto Español de Analistas Financieros, la rentabilidad del Ibex 35 ha sido un 73% inferior a la obtenida en el índice estadounidense S&P 500, y un 46% menor del índice de referencia de la Eurozona.

Para dimensionar esta condición periférica, este periodista compara la cotización de Apple en Estados Unidos, de dos billones de dólares, con la de todo el Ibex 35, que no llega al billón: “Solo Apple vale el doble que todo el Ibex. Eso te da una idea de las dimensiones de lo que estamos hablando... Y de lo fácil que resulta para el mayor gestor de fondos de Estados Unidos, BlackRock, comprar unas cuantas participaciones en empresas españolas”. 

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