Guerra en Ucrania
Un año de horror en Ucrania

Se cumple el primer aniversario de la escalada en una guerra que nunca debió comenzar

Profesor de la Universidad de Sevilla

19 feb 2023 06:00

La vida de millones de personas en Ucrania, y también dentro de Rusia, se derrumbó el 24 de febrero de 2022 cuando Vladímir Putin anunciaba la invasión del país vecino para “desmilitarizarlo y desnazificarlo”. Cierto es que ese derrumbe, en el caso ucraniano, vino acompañado de una lluvia incesante de fuego de artillería. Y eso, claro está, no es una cuestión menor: Rusia es el país agresor y el iniciador de esta guerra que hoy sigue destrozándolo todo.

El rencor imperial de Putin, con el que comulgan no pocos rusos, influidos durante años por unos medios de comunicación que han ofrecido una dieta informativa militarista y con pocas concesiones al vegetarianismo político, se traducía así en una guerra de las de siempre, una guerra con bombas, tortura, mentiras y muertos, decenas de miles de muertos. Una guerra que dificultará, durante generaciones, las relaciones entre dos países que tienen, o al menos tenían, mucho en común.

A Putin no puede salirle bien la invasión y destrucción del país vecino… la moraleja sería demasiado peligrosa

Políticamente, Putin no tiene nada que ofrecer a su país. No ha sido capaz de proponer ningún proyecto de futuro a la ciudadanía de Rusia. En cambio, acude como único programa político a la guerra y a un expurgado pasado de imperio y violencia: más imperio, más guerra, además de más cárcel y represión para su pueblo y los territorios conquistados es su previsible propuesta si sale victorioso de esta pesadilla. Por eso esta guerra nunca debió comenzar. Y por eso también, una vez empezada —ya en 2014—, Putin no debe ganarla. No puede salirle bien la invasión y destrucción del país vecino… la moraleja sería demasiado peligrosa.

La guerra, además, no es un buen contexto para la moderación. Mientras dure, si en Ucrania —como también en Rusia— abundaban los nacionalistas exaltados, ahora aumentarán. Si había problemas con el uso oficial del idioma ruso, éstos no mejorarán con los bombardeos. No es un secreto que las contradicciones internas en Ucrania son abundantes: el este y oeste del país no siempre coinciden en su mirada al futuro, el respeto a los derechos humanos y a las normas democráticas tienen un largo margen de mejora y la corrupción, como en el caso de la Federación Rusa, ha campado a sus anchas en las últimas décadas. De hecho, la corrupción endémica dentro de las fuerzas armadas rusas es una de las razones que explican el fracaso militar que ha supuesto este año de conflicto armado para unos generales que planeaban una guerra relámpago que debía haberse “solucionado” en pocos días.

Con un vecino agresivo e imperial, que ve como sus planes de guerra permanente funcionan, en Europa crecerían la extrema derecha y sus planteamientos militaristas

Una hipotética victoria rusa sólo ayudaría a agudizar esos y otros muchos problemas en la frontera este de la Unión Europea, que evidentemente se vería también afectada. Con un vecino agresivo e imperial, que ve como sus planes de guerra permanente funcionan, no sería tan aventurado prever en Europa un crecimiento exponencial de la extrema derecha y de sus planteamientos militaristas. El miedo al vecino agresivo les brindaría la excusa perfecta.

La guerra no deja espacio a buenas alternativas de futuro, porque las armas lo ensucian todo, pero si Putin se decidió a la invasión es porque le ha funcionado en el pasado: en Georgia, por ejemplo, o en la primera etapa de esta guerra con la anexión de Crimea y parte del Donbás en 2014. No conviene olvidar que hablamos del Putin que arrasó Chechenia, donde sigue habiendo miles de desaparecidos y un dictador impuesto por el Kremlin para “apaciguar” el Cáucaso, del mismo modo que Franco lo hizo en España en los años cuarenta. Es también el Putin que no ha dejado respirar a ninguna oposición, independientemente de su ideología, mientras amputaba con cárcel y represión cualquier intento de movimiento social organizado. Es el Putin homófobo y machista que, de la mano de la reaccionaria Iglesia Ortodoxa, propone una idea de familia que en España nos debería sonar y financia a la ultraderecha europea, mientras amenaza con su arsenal nuclear como único argumento ante un Occidente con responsabilidades sobre lo que hoy ocurre, pero cuyas cuentas pendientes no debería pagar la población ucraniana, como antes hicieran iraquíes, afganos, saharauis, palestinos y tantos otros.

No conviene olvidar que hablamos del Putin que arrasó Chechenia, el de las políticas homófobas y el que ha financiado a la extrema derecha europea

Europa y Estados Unidos, mientras tanto, han sido más comedidos en sus actos que en sus palabras. El discurso de apoyo a Kíev no se ha visto acompañado, a pesar de lo que pudiese parecer, del envío decidido del armamento diseñado para que Ucrania gane la guerra, sino para que resista en un conflicto largo, que debilite a Rusia —y a Europa— sin vencerla y, por el camino, desangre y arruine a una Ucrania que quedaría amputada territorialmente en la mesa de negociación. Un conflicto prolongado en el tiempo, sin embargo, parecería la peor de las soluciones para una Europa a la que le cuesta mantener la unidad de acción durante largo tiempo y cuyas cuentas pueden empezar a resentirse pronto.

Sin la ayuda armamentística de sus aliados, Ucrania habría perdido ya la guerra. Con el tipo de suministro actual, la apuesta parece ser la guerra larga; la intensificación del envío de armamento es la tercera opción, hoy sobre la mesa, que marcha con tiempos lentos para Kíev y vertiginosos para el normal hacer de Bruselas.

Mientras, en la retaguardia europea, una parte del debate político sigue girando en torno al papel de Estados Unidos y la OTAN en el conflicto, a las responsabilidades en el mismo de la propia Europa o al perfil ideológico de las autoridades ucranianas, lideradas por su presidente, Volodímir Zelenski. Estas cuestiones, planteadas a menudo de forma muy simplificada y obedeciendo a intereses de la política interior de los diversos países, esconden no obstante asuntos de calado que, sin duda, habrá que discutir en un futuro cercano: el modelo energético y de defensa de Europa, su relación con EEUU y la OTAN, las contradicciones internas de la propia Unión Europea o de su acción exterior, así como de su política para con los refugiados son sólo una muestra de los temas mal gestionados que esta guerra ha puesto sobre la mesa.

Sin la ayuda armamentística de sus aliados, Ucrania habría perdido ya la guerra. Con el tipo de suministro actual, la apuesta parece ser la guerra larga

Eso sí, una victoria rusa nos situaría en Europa ante una pésima posición de partida para debatir sobre estos pendientes. Entiendo aquí por “victoria rusa” cualquier resultado que hiciese pensar al Kremlin que la aventura ha merecido la pena y que, por lo tanto, se puede volver a probar la misma receta. En un escenario como ese, la “conversación” sobre todos esos asuntos estaría marcada por la amenaza de un vecino peligroso, con armamento nuclear y venido a más lo que, como he apuntado, daría probablemente alas a planteamientos militaristas en Europa que ya hoy están ganando adeptos.

Esta guerra nos ha puesto a todos ante nuestras propias contradicciones, pero considero que es un grave error insinuar que debemos dejar de ayudar a los ucranianos porque “en el fondo son también un poco nazis” y se entienden demasiado bien con EEUU. Puede no gustarnos Zelenski, pero la guerra que inició Putin está ya en marcha y no ayudar con decisión a Kíev significaría la victoria del Kremlin, la destrucción de Ucrania y la continuidad en Moscú de un régimen reaccionario que desestabilizaría aún más la frontera este de Europa.

A la Federación Rusa no le vendría mal aplicarse su propia medicina “desmilitarizante y desnazificante”

Si hay un país que sabe lo que significa sentir el aliento del Kremlin y la influencia rusa en sus asuntos internos, ése es Ucrania. Por eso están resistiendo la invasión de su territorio. Por último, ayudar a Kíev es también hacerlo a una Rusia futura liberada de la colonización interna que ha llevado a cabo Moscú con su propia población. A la Federación Rusa no le vendría mal aplicarse su propia medicina “desmilitarizante y desnazificante”. Ojalá el pueblo ruso reaccione en esa dirección pero, mientras tanto, Putin no debe ganar una guerra que inició y que, bueno es recordarlo de nuevo… nunca debió empezar.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Análisis
Análisis Europa no puede blindarse contra Trump
Tras las elecciones estadounidenses los expertos europeos en política exterior están reviviendo las ideas de autonomía estratégica de 2016, sin entender todo lo que ha cambiado en los últimos ocho años.
Armas nucleares
Guerra en Ucrania Putin acusa a Ucrania de lanzar misiles de largo alcance y amenaza con el uso de armas nucleares en represalia
El Gobierno ruso confirma que responderá con misiles nucleares a ataques convencionales y que responsabilizará a los países OTAN de los ataques que pueda sufrir por parte de Ucrania.
Dario
20/2/2023 12:07

Un excelente análisis de la situación y de las contradicciones existentes y de los caminos que hay que andar en Europa. Gracias por dejar espacio a este tipo de reflexiones y propuestas.

0
0
roberharris
20/2/2023 10:47

Sigue abierta la vía diplomática (casi inexplorada). Continuar enviando armas sólo traerá más muerte. Involucrar directamente a la OTAN nos acercaría aún más a una destrucción mutua... Si queremos salvar vidas, las palabras son la única salida sensata (aunque no nos guste) .

1
0
Auténtico Levari
20/2/2023 10:44

Me ha parecido un artículo sonrrojante, no veo la diferencia entre esto y cualquier otro de los ya leidos en el ABC o el País. Ni una crítica a la OTAN o la CIA, instigadores del Euromaidan junto a la extrema derecha banderista ucraniana. Ni una mención al bombardeo desde el 14 del Donbass, ni de los crímenes de Odessa perpetrados por nazis, ni de los incumplimientos de los acuerdos de Minsk por parte de Ucrania que hasta la ex canciller alemana denunció. Lamentable, ni Borrell lo hubiera escrito mejor.

2
1
fllorentearrebola
20/2/2023 8:40

Un ejemplo de "real politik" que justifica la escalada militarista en Europa, pasando de puntillas por el vasallaje al imperialismo americano, ocultando que esta guerra inter-imperial tiene como víctimas no sólo al pueblo ucraniano (y ruso) sino también a la autonomía política europea y a su industria. Que el autor no mencione la cuestión energética, tan bien ilustrada por la voladura del gasoducto del Báltico, ni tampoco los intereses de la industria armamentística, resulta sospechoso. Pero que además se sume al coro de los que justifican tensar el enfrentamiento con una potencia nuclear es directamente lamentable. Una victoria rusa tendría consecuencias nefastas, lo que oculta el autor es que una victoria de Biden también sería nefasta para los pueblos y específicamente para los europeos, se le olvida al autor que una derrota de la Federación Rusa podría suponer un escenario de enfrentamiento atómico que es el Mal Absoluto que todos y todas deberíamos esforzarnos en evitar, y para navegar entre tanto Mal la solución no es añadir más armamento sino buscar un alto el fuego y negociaciones entre ambas partes, algo que el autor (en la línea de tanto belicista sobrevenido que cunde en la desorientada europa de los mercaderes) calificara de ingenuidad pacifista o pío deseo, y así con el "realismo" de los mamporreros imperialistas de ambos bandos caminamos al desastre colectivo.

1
1
Sirianta
Sirianta
20/2/2023 9:31

¿Para qué molestarme en comentar? Usted ha expresado lo que pienso mucho mejor de lo que yo lo haría.
En una lástima que tantas personas se traguen la propaganda de un bando tan fácilmente y compren un discurso que no se sostiene por ningún lado, cuando lo piensas seriamente.
Pero, tenga cuidado, no solo le acusarán de un "pacifismo ingenuo", sino también de "adoración a Putin" por decir estas cosas. Al menos, así me ha pasado a mí.

1
0
Ley de Seguridad Ciudadana
Congreso de los diputados Reforma de la Ley Mordaza: ¿esta vez sí se puede?
Una de las mayores deudas de toda la izquierda del Estado español parece que está a punto de saldarse.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Literatura
Gustavo Faverón Patriau “Quizá la novela sea ahora mismo más relevante que nunca”
El escritor peruano Gustavo Faverón Patriau quería narrar en su nueva novela la historia de un boxeador que no sabía boxear pero tumbaba a sus rivales recitándoles al oído versos de César Vallejo. ‘Minimosca’ acabó siendo un cuentacuentos inagotable.
Galicia
Memoria histórica Así fue como el Patronato de Protección a la Mujer transformó Galicia en un convento de clausura
Las mujeres que cayeron en las redes del Patronato iniciaron un periplo de encierro, humillaciones, abusos y explotación que es desconocido para la mayor parte de la población. Queda hoy en la impunidad de un silencio que tenemos el deber de romper.
Derecho a la vivienda
Vivienda El Sindicato de Vivienda de Euskal Herria propone la “expropiación de pisos turísticos”
Ponen en el punto de mira los intereses del sector inmobiliario y tachan de “falsas” a todas las medidas propuestas por los partidos políticos como la Ley de Vivienda.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Opinión
Tribuna Todas las razones para decir ‘Altri non’
Aquí van unos cuantos motivos para juntarnos este domingo en Compostela y dejar clara nuestra postura frente a un expolio que nos están tratando de imponer disfrazado de progreso, pero que sólo trae beneficio económico a unos cuantos indeseables.
Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”

Últimas

Más noticias
Opinión
Opinión Sobrevivir pagando en el Álvaro Cunqueiro
Una de las victorias ideológicas del PP de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, pero es mentira.
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Un tercio de los asesinatos de periodistas en 2024 fueron obra del ejército de Israel
Reporteros Sin Fronteras documenta la muerte de 18 periodistas en Palestina y Líbano este año “asesinados deliberadamente por hacer su trabajo” y habla de una “masacre sin precedentes” de profesionales del periodismo.

Recomendadas

Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.