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Gentrificación
Los caminos del Encuentro sobre Turistización, Resistencias y Alternativas
Los procesos de turistización se están expandiendo por todo el centro histórico de Sevilla, además de Triana, alterando la vida de sus vecinas. Con la intención de contenerlos y plantear alternativas, confluyeron distintos colectivos de ciudades turísticas peninsulares e insulares donde el fenómeno ha crecido en los últimos años. La necesidad de organizarse y reclamar el derecho a la ciudad se ha evidenciado tras compartir experiencias, analizar los procesos e intercambiar ideas.
El número 5 de la plaza de la Encarnación continúa en ruinas. El deterioro ha sido constante desde que hace una década una de sus últimas vecinas, doña Rosario Piudo, fuese desahuciada cuando olvidó pagar una mensualidad de su alquiler. La expulsión de esta octogenaria tuvo una gran repercusión en la prensa local y significó un punto de inflexión en la organización de la Liga de Inquilinos “La Corriente”, que asesoraría cientos de casos similares en los años siguientes.
La historia de doña Rosario fue una de las que recordamos el domingo 19 de noviembre, en el paseo-acción con el que se concluía el Encuentro sobre Turistización, Resistencias y Alternativas (ENTRA). Durante todo el fin de semana acogimos en el casco norte de Sevilla a compañeras llegadas desde Barcelona, Donosti, Granada, Madrid, Málaga y Palma de Mallorca para debatir acerca de los efectos que el modelo de turismo masivo actual trae a los barrios centrales de nuestras ciudades. El proceso se ha llamado turistización, en tanto que el incremento de turistas y sus actividades asociadas genera presión en varios aspectos de la vida urbana.
La vivienda es uno de los más relevantes. La expulsión de vecinas como doña Rosario es significativo del proceso de gentrificación en el centro histórico de Sevilla, que tiene su origen en los noventa y que ha funcionado a diversas velocidades durante decenios sustituyendo vecinas de clases trabajadoras por otras de clases medias y medias-altas. Asimismo, el abandono del edificio donde vivía doña Rosario es buen ejemplo de la acción especuladora, que culminará pronto cuando se convierta en un hotel. El cambio del uso residencial por el turístico es una expresión fiel del proceso de turistización. No obstante, el incremento del número de hoteles no es comparable con el fenómeno de la vivienda para uso turístico. En nuestro paseo-acción paramos en varios de estos inmuebles, como los de las esquinas de Feria con Peris Mencheta o Arrayán con Virgen del Carmen Dolorosa, cuyos propietarios prefieren los turistas a las vecinas.
Otras expresiones de la turistización son visibles a pié de calle. Por ejemplo, el aumento de los establecimientos hosteleros, muchos especializados en clientes foráneos, con dos consecuencias fundamentales. El incremento de los precios del alquiler de locales provoca que algunos comercios tradicionales se vean abocados al cierre, como en la calle Regina, o en los casos concretos de la taberna de Gonzalo en la calle Relator y el bar Aguilar en la Alameda de Hércules. Aquí, como en la plaza de Calderón de la Barca donde también hicimos una parada durante nuestro paseo, se hace notar otro de los conflictos generados por la turistización: la privatización y congestión del espacio público. El consumo en bares y restaurantes multiplica los veladores, reduciendo el espacio para la movilidad y la sociabilidad. La turistización simplifica las lógicas elementales de un modelo de ciudad inclusivo, diverso y sostenible, que también están en relación con la falta de atención hacia aspectos feministas, ecológicos o laborales.
Frente a esta mercantilización de las relaciones sociales y el expolio físico, cultural y económico de nuestros barrios se han generado espacios de resistencia y autónomos, donde se amplían los horizontes de utopía, como la Casa Grande del Pumarejo, el Centro Okupado Autogestionado Feminista “La Revo” o el Huerto del Rey Moro, en los que igualmente nos detuvimos en nuestro recorrido. Los tres son participantes de una forma u otra en la organización del ENTRA, junto a la Asociación de Vecinos del Casco Norte “La Revuelta”, Tramallol y Lanónima. Y todos ejemplifican una conclusión a la que llegamos: la necesidad de tejer redes más fuertes. La turistización de nuestras ciudades es un fenómeno global, particularmente intenso en el sur de Europa, siendo clave mejorar en la comunicación entre nosotras y hacia el exterior, con objetivos, discursos y acciones comunes.
Compartir nuestras experiencias ha servido para tener claro que solamente mediante la organización colectiva seremos capaces de plantar cara a un fenómeno de esta magnitud. El ENTRA ha abierto nuevos caminos que están por articular en próximas fechas. El próximo miércoles 13 de diciembre a las 19 horas en el centro vecinal de la Casa Grande del Pumarejo, el ENTRA celebra una nueva reunión abierta a la participación ciudadana.