Galicia
La Xunta intenta enviar un mensaje de “mejoría” con siete incendios descontrolados y 70.000 hectáreas quemadas

La cosa “va un poquito mejor”. La frase es de Alfonso Rueda, presidente de la Xunta de Galicia, que en una entrevista esta mañana en la Cadena Ser ha tratado de empezar a dibujar un escenario de mejoría en lo que a los incendios forestales que están arrasando la provincia de Ourense. Es optimistas el Gobierno gallego, pero los datos no acompañan su esperanza. En este momento, las hectáreas calcinadas ya son 70.000, las casas destrozadas se cuentan por decenas y hay al menos cuatro bomberos en estado grave ingresados en el hospital de A Coruña.
Al igual que su antecesor, Rueda señala a unos supuestos “incendiarios”. “La maldad humana” es, a su juicio, la causa fundamental de esta catástrofe. Señala a “gente que quema sabiendo el daño que va a causar, atendiendo a cuándo va a ser más difícil extinguirlos (los incendios)” y ha dicho que trabajará para que “se detecte los culpables y caiga sobre ellos el peso de la ley”.
La superficie abrasada no deja de crecer
La Consellería de Medio Rural dibuja este martes un mapa sombrío en Ourense, donde varios incendios permanecen activos y continúan devastando miles de hectáreas. El fuego que comenzó en Requeixo y Parafita, en el municipio de Chandrexa de Queixa, se unió al foco reactivado en Mormentelos, en Vilariño de Conso, y juntos han dado lugar a un único frente descomunal que ya supera las 17.500 hectáreas arrasadas, afectando además a territorios de Manzaneda, Montederramo, A Pobra de Trives, O Bolo y Laza. La magnitud de este incendio obliga a desplegar una respuesta sin precedentes, con decenas de técnicos, más de un centenar de agentes y brigadas, una flota aérea reforzada de helicópteros y aviones, maquinaria pesada y el apoyo ininterrumpido de la UME. Pero todavía no se ha parado.
La otra gran herida permanece abierta en la frontera de Oímbra y Xinzo de Limia, donde dos fuegos que estallaron casi al mismo tiempo el pasado día 12 evolucionaron hacia un único coloso. Hoy la superficie calcinada ronda las 15.000 hectáreas y alcanza también a Monterrei, Cualedro, Verín, Laza, Trasmiras, Castrelo do Val y Baltar. Los trabajos de extinción son igualmente descomunales, con decenas de cuadrillas sobre el terreno, más de 90 motobombas, maquinaria especializada y un dispositivo aéreo que se renueva constantemente para intentar frenar un avance que sigue sin estar controlado.
La situación en A Mezquita tampoco ofrece tregua. Allí, en la parroquia de A Esculqueira, un incendio declarado el día 12 continúa activo y se acerca a las 10.000 hectáreas, con la particularidad de que el operativo cuenta además con medios terrestres del país vecino, Portugal, que se han sumado a la labor de brigadas gallegas, aviones, helicópteros y efectivos de la UME. El frente permanece vivo y sin estabilizar, lo que aumenta la preocupación en toda la comarca.
En Vilardevós, el fuego no da descanso. En la zona de Vilar de Cervos se contabilizan ya alrededor de 900 hectáreas quemadas, mientras que en Moialde la reactivación del jueves ha extendido las llamas a medio millar más. Ambos puntos mantienen desplegados a técnicos, agentes, brigadistas y medios aéreos que trabajan contrarreloj en una geografía agreste y con condiciones meteorológicas desfavorables.
El municipio de Larouco vive una de las situaciones más críticas de la jornada. El incendio iniciado en Seadur ha devastado en torno a 20.000 hectáreas y se extiende de manera incontrolada por diferentes concellos de Valdeorras y la comarca adyacente. Su perímetro es tan amplio que requiere un esfuerzo logístico: decenas de brigadas, más de un centenar de motobombas, maquinaria pesada y un dispositivo aéreo que trabaja casi sin descanso desde hace días.
También preocupa el avance de las llamas en Carballeda de Avia y Beade, donde un frente que se inició de forma simultánea en Vilar de Condes y en As Regadas calcina ya unas 3.500 hectáreas. Allí, la coordinación entre agentes, brigadas, maquinaria y flota aérea se ha convertido en la única barrera de contención posible frente a un fuego que sigue vivo.
Frente a este escenario devastador, los responsables de Medio Rural han confirmado algunos avances. El incendio de Maceda, iniciado en las parroquias de Santiso y Castro de Escuadro, logró estabilizarse tras arrasar 3.500 hectáreas. Lo mismo ha ocurrido en Vilardevós, en la zona de Fumaces y A Trepa, donde un centenar de hectáreas quedaron bajo control y en Riós, en la parroquia de Trasestrada, donde el balance provisional es de apenas veinte hectáreas quemadas. San Cibrao das Viñas también respira algo más tranquilo desde que se estabilizó el fuego que amenazaba la parroquia de Rante, con 60 hectáreas dañadas, mientras que en Montederramo, en la zona de Paredes, el trabajo acumulado ha permitido frenar definitivamente un frente que había destruido 120 hectáreas.
Otros focos han pasado ya a la categoría de controlados, aunque los equipos de extinción mantienen la vigilancia activa para evitar que el viento reactive las brasas. Es el caso de A Fonsagrada, donde el fuego en la parroquia de Monteseiro quedó bajo control tras afectar a 150 hectáreas. En Cervantes, en Vilarello, la superficie dañada alcanza cifras similares y el riesgo de reactivación aún obliga a desplegar vigilancia. Más reducido ha sido el alcance en O Saviñao, en la parroquia de Chave, con 60 hectáreas quemadas, y en Muxía, en la zona de Nosa Señora da O, donde el fuego apenas afectó a 23.
El balance de esta jornada dibuja un Ourense exhausto, con frentes activos que siguen devorando miles de hectáreas y otros que apenas comienzan a ofrecer una tregua. La movilización de medios humanos y materiales es ya de una magnitud extraordinaria, pero la batalla contra el fuego aún está lejos de concluir.
Sin trenes entre Galicia y Madrid hasta nuevo aviso
Los incendios forestales que azotan Galicia desde hace más de una semana han obligado a Adif y Renfe a suspender por completo la conexión ferroviaria con Madrid durante toda la jornada del martes. La decisión responde a la crítica situación que atraviesa el territorio gallego, donde la oleada de fuegos continúa generando graves riesgos para la seguridad del transporte y poniendo en peligro tanto las infraestructuras como a los propios viajeros.
Ante esta circunstancia excepcional, Renfe ha puesto en marcha medidas de flexibilidad para minimizar las molestias a los usuarios afectados, permitiendo la cancelación gratuita de billetes o el cambio de fecha y hora sin penalizaciones económicas. La compañía ferroviaria mantiene informados a los pasajeros sobre la evolución de la situación y recomienda consultar el estado del servicio antes de acudir a las estaciones, en una muestra de la gravedad que ha alcanzado esta crisis ambiental que mantiene en vilo a toda la región.
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