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Elecciones del 26 de mayo
Un fantasma recorre el panorama electoral madrileño: el voto útil
En medio de una crisis de representación sin precedentes, emerge —a izquierda y derecha— la lógica condensatoria del voto útil.
Asistimos a unas nupcias contra natura. Por una parte, un dispositivo —con la ley D'Hont en el centro— diseñado para garantizar un bipartidismo estable con satélites autonómicos, a efectos de dar brillo a la pátina democrática del modelo. Y por la otra, la explosiva crisis de representación política que atraviesa España; y no sólo, también el resto del mundo occidental, que un día sí y otro también da muestras de irreversible falencia institucional.
Casan muy mal, por no decir que no casan estos dos cónyuges, condenados a una segura desavenencia. Así lo demuestran las últimas elecciones autonómicas andaluzas, que entronizaron al tripartito derechista hoy al frente de esa comunidad. A estas alturas lo sabemos, no llegó al gobierno por el supuesto auge —en seguida desmentido— del ultraderechista Vox, sino gracias a la brutal abstención del 42% del padrón electoral de esa comunidad.
Pero la campanada andaluza ha tenido un efecto manifiesto: despertar a las mayorías, aturdidas y hastiadas en medio de trifulcas y enjuagues interpartidarios que —junto con “el tema catalán”— venían infectando los desayunos, comidas y cenas de millones de sufridos compatriotas, desde los tiempos del poco añorado Rajoy hasta la actualidad. Este aquelarre hace inteligible la meteórica recomposición y ascenso del PSOE en las preferencias electorales.
Gracias a este caudal electoral, rápidos de reflejos y experimentados en el oficio de atornillarse a los sillones, los asesores de Pedro Sánchez —otrora apodado “el breve”— montan una estrategia de voto útil hacia Podemos y partidos autonomistas. El PSOE los acorrala en la demanda de un apoyo, casi independiente de las contraprestaciones que les ofrezca, bajo la amenaza del sambenito: “si no nos apoyáis, estáis dejando expedito el camino a la derecha”.
Pero, como curiosa novedad, no fue la izquierda la primera víctima de esta lógica del voto útil. En las generales, en medio del inédito desmembramiento de la derecha, el Partido Popular (PP) se sintió autorizado a exhortar a Vox a moderar su apetito y no presentarse en distritos electorales donde —alegaba Pablo Casado— su voto “iría a la basura”, en vez de engordar los resultados del PP. La apelación se reveló inútil, los implacables jinetes de a caballo continuaron, impertérritos, su galope. Paradójicamente, eso permitió que —finalmente— hasta el PP y Ciudadanos respiraran aliviados: quedó demostrado que Vox sólo contabiliza el 10,26% del padrón estatal.
Sin considerar la contienda por las europeas, el desafío electoral restante son las municipales y autonómicas. Según la reciente encuesta de Sigma 2 para El Mundo —levantada entre el 10 y el 13 de mayo— en la Comunidad de Madrid la suma de la izquierda obtendría el 49,2% de los votos, con lo que conseguiría el soporte necesario para formar un gobierno encabezado por Ángel Gabilondo; en tanto que la derecha debería conformarse con un 47,3%, insuficiente para aspirar a gobernar.
Pero, a nuestro juicio, es en el ámbito municipal donde se juega la configuración principal de las líneas de fuerza en el espacio de las izquierdas. Y la posible resonancia —o no— de los aires que el 15M supo implantar en el país.
El “efecto andaluz” ha llegado también a Madrid y según Sigma 2 el “trifacho” debería despedirse de sus aspiraciones a quedarse con el consistorio. Las tres fuerzas sumadas totalizarían un magro 44,8%, insuficiente para conformar la mayoría necesaria para gobernar. Carmena ganaría por amplio margen, llevándose el 34,8% de los votos que, sumados al 16,6% del PSOE totalizarían un cómodo 51,4%, sin necesidad de contar con el apoyo urticante —por las posiciones críticas ante el carmenismo— de Madrid en Pie-Municipalista.
Cabe la posibilidad de que, en esas proyecciones, buena parte del voto a Unidas Podemos en la Comunidad de Madrid se le esté endosando al Más Madrid de Carmena, siendo su destino más probable En Pie Municipalista, quizá como efecto de las últimas manifestaciones de la alcaldesa y por la controversia en torno a la cuenta bancaria de Ahora Madrid, intervenida por el concejal Jorge García Castaño.
Tal como hiciera Pablo Casado sobre Vox en las generales, aunque apelando a argumentario específico, hoy el macronismo emergente del Palacio de Cibeles hace lo posible por ahogar la aparición de En Pie Municipalista, con el azote asertivo de “se viene la derecha”, a estas alturas desmentido por las estadísticas. Cabe destacar que En Pie Municipalista a duras penas ha conseguido cumplir los plazos que marca el calendario electoral. Fue hilvanando sus alianzas en asambleas y debates, en estilo más propio del 15M y del sindicalismo social que de las articulaciones partidarias, acostumbradas a tejer sus acuerdos en la intimidad de restaurantes y despachos. O de salones familiares animados por magdalenas y empanadillas.
Los motivos de la demora están a la vista: las esperanzas largamente acuñadas, tanto por Podemos como por Izquierda Unida, de que la alcaldesa se mantuviese al frente de la confluencia inicial —Ahora Madrid (AM)— y así conformar una lista seguramente ganadora. Sin embargo, la regidora, sin prisa pero sin pausa, se deshizo de sus aliados primero con la destitución de Carlos Sánchez Mato (entre otros gestos) y más tarde, con el portazo a Pablo Iglesias en su aspiración a que el general Julio Rodríguez estuviera en la lista de favoritos. Así arrojó por la borda a ambas formaciones —operación rematara con su decisión unilateral de dar por cancelada a Ahora Madrid— y ratificó sin rubor su liderazgo personalista.
Al doble bofetón de la regidora hay que sumar la operación destroyer de Errejón, completada con la fundación —junto con Carmena— de un partido de existencia municipal y autonómica, Más Madrid, asestando a Podemos un golpe de alcances aún incalculables.
En este contexto, resulta incomprensible la actitud de la plana mayor de Podemos, con su apoyo simultáneo a Más Madrid y a En Pie Municipalista, como si fuesen gestos políticamente compatibles. Es curioso que no perciban que esa actitud solo potencia el desgaste y la sangría que atraviesa el partido. Cómo explicar a su militancia y a los votantes que Podemos adherirá a una candidatura (Más Madrid) que se ha hecho cargo de los pelotazos urbanísticos que durante décadas fueran el sueño húmedo del PP. Sumado a las últimas ocurrencias de la alcaldesa: el reconocimiento a Guaidó como legítimo presidente de Venezuela, su confesión de que si viviera en Málaga votaría al candidato del PP, Francisco De La Torre, o la desinhibida exculpación a los bancos por la andanada de desahucios que asolan a sectores cada vez más amplios de población; por no hablar de la creación de la concejalía de relación con las empresas, iniciativa que sólo puede augurar —como mínimo— la reedición de las antaño criticadas puertas giratorias.
Cómo compatibilizar ese apoyo con el simultáneo dado a En Pie Municipalista, que preconiza algo así como lo opuesto: parar los pelotazos inmobiliarios y disminuir las diferencias —en asignación de recursos, en calidad de servicios y en planeamiento urbano— entre las zonas norte y sur de la ciudad; que se compromete a remunicipalizar los servicios públicos, mayoritariamente reasignados por Carmena a empresas privadas, así como una fuerte inversión en vivienda pública de alquiler y en frenar la gentrificación y turistificación, entre otras propuestas programáticas de calado.
Por otra parte, ¿no perciben los dirigentes de Podemos que con esa ambivalencia están cavando la fosa de la organización, en favor del Más Madrid del ínclito Errejón? Está claro que el ambicioso político irá a aprovechar la sinergia que le prestará el triunfo electoral de Carmena, para negociar en mejores condiciones con Gabilondo. Podemos, con este confuso apoyo a dos bandas revienta vínculos con IU, su hermano gemelo en la lista a las autonómicas y amplifica el desconcierto en sus propias filas. A estas alturas, Iglesias y los suyos están condenados a asumir un perfil social y de izquierdas en el tablero político-institucional, la derecha del espectro está ocupada por Gabilondo y Errejón. Por otra parte, en las generales, el secretario general hizo una providencial operación de salvamento del partido, timoneando una ecuación que combinaba un perfil de “hombre de Estado”, con una apuesta orientada a la izquierda y a los derechos sociales. Y no es la primera vez que la “izquierdización” le da réditos.
Además, buena parte de las personas —afectadas por los aires transformadores del 15M— que se movilizaron en 2015 para activar en el espectro social en favor del voto a Carmena, ni ebrias ni dormidas reeditarían ese voto; in extremis y ante la disyuntiva, algunas se confiesan capaces de hacerlo por el PSOE. Lo consideran un partido previsible y orgánico, ajeno a las derivas que caracterizan a la alcaldesa, a veces peligrosamente lanzada más allá de los límites de la socialdemocracia.
Hoy ya no es la derecha sino Podemos, la izquierda movimientista y el abstencionismo estructural los que son interpelados por el karma del voto útil. De la voluntad afirmativa de esta gente, como de los próximos gestos de la dirigencia de Podemos, irá a depender que En Pie Municipalista consiga entrar en el ayuntamiento para dar voz a los que no la tienen o, por el contrario, que el cisma entre la institución y el segmento de los excluidos de la Madrid “bonita” se siga amplificando.
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Moratalaz, D-14.
@DistritoCatorce
"Escrache en estos momentos a Manuela Carmena en Moratalaz, denunciando, entre otras cosas, su nefasta política de vivienda y su complicidad con los desahucios."
"Después de cuatro años de mentiras, criminalización y falta de voluntad política, la complicidad de Carmena con los desahucios en Madrid no podía quedar impune."
https://twitter.com/DistritoCatorce/status/1128962788381069317
Unidas Españolemos el partido de la upward movility. Para sus burgueses dirigentes, al populacho... magdalenas.
La gente de a pie está muy alienada. Básicamente lo que hacen negar la realidad y meter la cabeza debajo de la tierra cual avestruz.
Nos están cociendo a fuego lento y la gente a lo sumo se da cuenta de que hace calorcito, será porque estamos a las puertas del verano.
Es una estrategia muy bien pensada, se trata de una degeneración muy progresiva, que casi ni se nota. Hasta que un día te has quedado en el chasis.