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Coronavirus
Un virus, la humanidad y la tierra
¿Qué lecciones podemos aprender gracias al coronavirus sobre nuestra especie humana, los paradigmas económicos y tecnológicos dominantes y la tierra?
Un pequeño virus ha confinado el mundo, ha parado la economía global, se ha llevado por delante la vida de miles y el sustento de millones de personas.
¿Qué lecciones podemos aprender gracias al coronavirus sobre nuestra especie humana, los paradigmas económicos y tecnológicos dominantes y la tierra?
Lo primero que nos recuerda el confinamiento es que la tierra es para todas las especies y que cuando dejamos espacio y liberamos las calles de coches, la contaminación se reduce. Los elefantes pueden acceder a las zonas residenciales de Dehradun y bañarse en el Ganges en el ghat de Har Ki Pauri, en Haridwar. Un leopardo campa a sus anchas en Chandigarh, la ciudad diseñada por Le Corbusier.
La segunda lección es que esta pandemia no es un desastre natural, al igual que los fenómenos climáticos extremos tampoco lo son. Las epidemias emergentes, así como el cambio climático, son antropogénicas, es decir, causadas por las actividades humanas.
Una economía global basada en la ilusión del crecimiento ilimitado [...] se traduce en una ilimitada transgresión de los límites del planeta, de los ecosistemas y de las especies.
Los científicos nos avisan de que al invadir los ecosistemas forestales, destruir los hábitats de muchas especies y manipular las plantas y los animales para obtener beneficio económico fomentamos la aparición de nuevas enfermedades. A lo largo de los últimos 50 años han aparecido 300 nuevos patógenos. Está sobradamente documentado que un 70 % de los patógenos que afectan al ser humano, entre los que se encuentran el VIH, el ébola, la gripe, el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS, por sus siglas en inglés) y el síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés) surgen cuando se invaden los ecosistemas forestales y los virus se transfieren de animales a personas. Cuando se apiñan animales en granjas industriales para maximizar los beneficios afloran nuevas enfermedades como la gripe porcina o aviar.
La avaricia humana, que no respeta los derechos de otras especies ni los derechos de los miembros de nuestra misma especie, es la raíz de esta pandemia y de las pandemias que la seguirán. Una economía global basada en la ilusión del crecimiento ilimitado se traduce en un apetito insaciable por los recursos planetarios, lo que en consecuencia se traduce en una ilimitada transgresión de los límites del planeta, de los ecosistemas y de las especies.
La tercera lección que nos enseña el virus es que la emergencia sanitaria está relacionada con la emergencia de la extinción masiva de especies. También con la emergencia climática. Al usar venenos como insecticidas y herbicidas para matar insectos y plantas es inevitable provocar una crisis de extinción. Al quemar combustibles que la tierra fosilizó hace 600 millones de años transgredimos los límites planetarios. La consecuencia es el cambio climático.
Los pronósticos de los científicos establecen que si no frenamos esta guerra antropogénica contra la tierra y las especies que la habitan, en cien años habremos destruido las condiciones que permiten a los humanos vivir y prosperar. Nuestra extinción será una más de las 200 que se producen a diario. Nos vamos a convertir en una especie en peligro de extinción por la avaricia, arrogancia e irresponsabilidad humanas.
Si no frenamos esta guerra antropogénica contra la tierra y las especies que la habitan, en cien años habremos destruido las condiciones que permiten a los humanos vivir y prosperar.
Todas las emergencias que en la actualidad ponen en peligro vidas tienen su origen en la visión mecanicista, militarista y antropogénica de los humanos como seres al margen de la naturaleza, como amos y señores de la tierra que pueden dominar, manipular y controlar a otras especies como fuentes de beneficio. También tienen su origen en un modelo económico que considera los límites ecológicos y éticos como obstáculos que se deben superar para aumentar el crecimiento de los beneficios empresariales. En ese modelo no caben los derechos de la Madre Tierra, los derechos de otras especies, los derechos humanos, ni los de las generaciones futuras. Durante esta crisis y la recuperación tras el confinamiento, necesitamos aprender a proteger la tierra, su clima, los derechos y los hábitats de las diferentes especies, los derechos de los pueblos indígenas, de las mujeres, de los agricultores y agricultoras y de los trabajadores y trabajadoras.
Tenemos que romper con la economía del lucro y el crecimiento ilimitado que nos ha llevado a una crisis de supervivencia. Tenemos que aprender de una vez por todas que somos miembros de la familia planetaria y que la verdadera economía es la economía de los cuidados: el cuidado del planeta y el cuidado mutuo.
Para prevenir futuras pandemias, hambrunas, y la perspectiva de convertirnos en sociedades en las que la vida humana no tenga valor, tenemos que romper con el sistema económico global que está generando el cambio climático, la extinción de muchas especies y la propagación de enfermedades mortales. La vuelta a lo local deja espacio para que las distintas especies, las diferentes culturas y las variadas economías locales se desarrollen.
Tenemos que aprender de una vez por todas que somos miembros de la familia planetaria y que la verdadera economía es la economía de los cuidados: el cuidado del planeta y el cuidado mutuo.
Tenemos que reducir de manera consciente nuestra huella ecológica para dejar recursos y espacio disponibles para otras especies, para el resto de seres humanos y para las generaciones futuras. La emergencia sanitaria y el confinamiento ha demostrado que cuando hay voluntad política, se puede revertir el proceso de globalización. Hagamos que esta reversión sea permanente y volvamos a la producción local y de cercanía en línea con los principios del swadeshi (autosuficiencia) que promulgaba Gandhi, es decir, el restablecimiento de la economía doméstica.
Nuestra experiencia en Navdanya nos ha enseñado a lo largo de tres décadas que los sistemas de producción de pluricultivos locales y ecológicos son capaces de proveer de alimento a la población sin empobrecer el suelo, contaminar el agua ni dañar la biodiversidad.
La riqueza de la biodiversidad en los bosques, las granjas, los alimentos que consumimos, la microbiota intestinal, es un hilo conductor que comunica el planeta y sus diferentes especies, también los seres humanos, a través de la salud, no de la enfermedad.
Un pequeño virus puede ayudarnos a dar un gran paso adelante para fundar una nueva civilización planetaria ecologista basada en la armonía con la naturaleza. O bien podemos seguir viviendo la fantasía del dominio sobre el planeta y seguir avanzando hasta la próxima pandemia. Y por último, hasta la extinción.
La tierra seguirá adelante, con nosotros o sin nosotros.
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El presente artículo fue publicado el pasado 5 de abril en el deccanherald.com y ha sido traducido y publicado por El rumor de las multitudes con el permiso expreso de la autora.
Soberanía alimentaria
Shiva: "La 'revolución verde' secó el agua de los pozos en Siria"
Vandana Shiva (Dehradun, India, 1952), incansable luchadora por la soberanía alimentaria y la agroecología, teórica del ecofeminismo y autora de una veintena de libros, acaba de presentar ¿Quién alimenta realmente al mundo? (Capitán Swing, 2018).
Agricultura
Recuperar la tierra, nuestra comida y nuestra agricultura
Vandana Shiva defiende en este artículo la “comida real” frente a la “comida de laboratorio”. La autora ecofeminista desmonta el mito de que producir comida en los laboratorios salvará a la humanidad del hambre y del cambio climático.
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Excelente artículo, el confinamiento ha dado un respiro al planeta, y nos ha permitido revalorizar nuestro comportamiento que ha provocado el cambio climático. El cambio es responsabilidad de todos no sólo de los grandes mandatarios, el agotamiento de los recursos naturales, es culpa de nosotros al ser seres tan consumistas, compramos más de lo que necesitamos, sí no hubiera personas que demandara tantos productos las empresas no producirían tanto, la manufactura de productos, emite gases contaminantes a la atmosfera, genera desechos que se liberan en ríos y arroyos, además las personas que trabajan en la industria reciben salarios muy bajos. Es tiempo de cambiar, reactivar la economía local, consumir los productos hechos en nuestra misma localidad, consumir responsablemente, no comprar productos que en 6 meses terminarán en la basura.
Me parece que es un poco informativa, pero te falto poner actualmente cuantos casos hay normalmente de coronavirus
Mira entre mi colegio y la union sovietica hay fina linea una fina de coca ahi se vuelven comunistas por completo
Muy buena la nota. Coincido plenamente que ese es el comienzo de la solución.
Los que tienen el poder lo lo compartirán ni lo dejarán por voluntad propia ni por las buenas. En algún momento habrá que hacer lo que haya que hacer para acabar con esta clase de psicópatas enfermos de poder y avaricia. Los que han naturalizado las estructuras piramidales de la sociedad y se han encaramado en la cima usando y abusando de su posición. Otro mundo no es posible con las mismas estructuras y los mismos paradigmas. La tibieza no nos ha llevado más que al desastre.
Debemos de dejar quemar cortar árboles evitar la caza cuidar el medio ambiente ayudaremos a cuidar nuestra tierra
Lo que plantea la autora es acabar con el capitalismo y el capitalismo no se va a suicidar.
El capitalismo también tiene cimientos de arena. La consciencia de la clase pobre debe hacerse notar y tomar las riendas de su futuro; no debe circular por una senda paralela, sino divergente. Al ejemplo de Gahndi. De lo contrario, la extinción de la especie está servida
Somos lo suficientemente inteligentes para buscar la forma de convivir con el planeta sin destrozarlo, pero si los grandes mandatarios y empresarios no hacen nada, es difícil revertir lo que se nos viene encima. Somos muchos los que estamos concienciados con que este estilo de vida nos va a dejar sin "casa", pero aunque cada grano de arena cuenta, es imposible hacerlo solos.
Nos estamos matando nosotros mismo,no somos conscientes de lo que hemos provocado y podemos seguir,si signings moviendonos por un solo fin el dinero.
Más si cabe que el dinero es tan absurdo, va más allá de la ficción, es una falacia. Algunas veces pensaba si tido el planeta hiciera huelga de usar el dinero por un solo día, esa es una gran herramienta que devolvería nuestra dignidad y nuestra conciencia. Tratar de seguir adelante sin el dinero y nada que se le asemeje.
La izquierda necesita abandonar la mitología de la madre tierra. La experiencia de Navdanya prueba que necesitan demasiado terreno para cultivar de forma organica. Volvamos a la ciencia abandonemos el mito, los tractores molan