Filosofía
¿Por qué te desahucian aunque pueda costarte la vida? Derechos Humanos y propiedad

A partir de un planteamiento esencialista, el pensamiento liberal estableció la prioridad del derecho a la propiedad frente al derecho a la subsistencia como parte fundamental de los Derechos Humanos. La defensa del segundo por encima del primero que hizo Robespierre, acabaría costándole la vida.

Policía Argumosa 11 bis
La Policía defendiendo los Derechos Humanos en Argumosa, 11 Dani Gago
Profesor de Filosofía. Universidad de Zaragoza
1 mar 2019 10:00

HUMANISMO Y DERECHOS HUMANOS

Un tema habitual en gran parte de la obra escrita de Juan Manuel Aragüés es la crítica a todos aquellos planteamientos generalmente englobados bajo el término de Humanismo. Desde su punto de vista –que desde luego compartimos-, ya sea por la referencia a una “naturaleza humana” común a todos los seres humanos tal y como hacían los humanistas de los siglos XV y XVI, o por la vinculada a una “esencia del hombre” característica de los siglos XVII y XVIII, los planteamientos humanistas mantienen siempre una concepción de la Verdad como algo eterno que existe con independencia de los seres humanos que pretenden conocerla. Desde dichas posturas, la Verdad es caracterizada como algo que debe ser descubierto o “des-velado”, y no como algo construido entre todos a través de las relaciones sociales.

Si bien desde finales del siglo XIX y a lo largo de todo el siglo XX los principales desarrollos de la filosofía producidos a partir de Marx y Nietzsche han realizado potentes críticas a los planteamientos humanistas hasta el punto de volver inviable una defensa filosóficamente consistente de los mismos, el buen prestigio del que aún goza el término “humanista” en el lenguaje común promueve que los puntos de vista esencialistas mantenidos por dicho tipo de posturas vuelvan a introducirse subrepticiamente en el debate social, con independencia de si su empleo se realiza desde posiciones conservadoras o progresistas.

Así, mientras que autores como Sartre o Merleau Ponty optaron en algún momento de sus vidas por definir su propia postura como “humanista” únicamente debido a la buena fama de la que gozaba el término al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en la actualidad comienza a hablarse otra vez de la necesidad de poner en valor la “dignidad humana” justo después de que la crisis financiera de 2007 haya hecho estragos en el nivel de vida de gran parte de la población, postulándose tanto la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 como las luchas y movimientos sociales por los mismos como exponentes paradigmáticos de dicha “dignidad”. Si bien en gran parte de las ocasiones, dicho tipo de luchas y movimientos son ajenos a una posición filosóficamente esencialista, no conviene olvidar que tal y como le gustaba afirmar a Goebbels, al final “una mentira repetida mil veces se convierte en una Verdad”, de modo que únicamente por el empleo de una terminología inadecuada podemos terminar por resucitar antiguos fantasmas del pasado que creíamos superados.

A este respecto, no deberíamos olvidar que tal y como afirma el indólogo Raimon Panikkar, “los Derechos Humanos, tal como ‘nosotros’ los hemos formulado, son Universales; y ahora, con la mejor intención, se quieren ampliar a una ‘ética global’, acaso porque aún nosotros nos creemos que el mundo es redondo, y nosotros su centro”.

Los Derechos Humanos son el último baluarte del universalismo occidental frente al resto del mundo. La referencia a la “dignidad humana”, cuya simple crítica o discusión es considerada a priori como políticamente incorrecta, oculta una aspiración imperialista a una única ética global.

Debido a ello, y en aras de volver a cuestionar nuevamente la pretendida sacralidad de unos Derechos Humanos cuyo simple cuestionamiento es siempre considerado de un modo u otro como un tema cuanto menos delicado y/o políticamente incorrecto, vamos a dedicar una serie de artículos a analizar el origen, las intenciones, el funcionamiento y las diferentes críticas realizadas tanto desde lo jurídico como desde lo filosófico a los Derechos Humanos, comenzando en esta ocasión con el origen liberal-ilustrado de su ideología, postergando para futuras intervenciones la crítica conservadora realizada a mediados del siglo XX por el jurista Ernst Forsthoff, la reelaboración neoliberal de su defensa desarrollada por juristas como Dworkin o Alexy, y la posterior crítica realizada por Gilles Deleuze.

En lo referente a su origen, dicho cuestionamiento se hace aún más necesario si tenemos en cuenta que el pensamiento liberal presente en el mismo es el principal responsable de un visión esencialista del ser humano por la cual este es definido y naturalizado según unos intereses que dan prioridad a aquellos derechos, también naturales y considerados por tanto como los únicos racionales, sobre los que se sustenta su sistema político y económico. Entre otras cosas, este sustrato teórico es el que permite que el sistema jurídico liberal en el que vivimos vea con normalidad -y como un acto de justicia- el desahucio de una familia de su hogar aunque ello pueda costarle la vida. El affaire Robespierre, al que nos referimos a continuación, refleja a la perfección la lucha y los modos que se pusieron en práctica en la época inmediatamente posterior a la Revolución Francesa con la finalidad de colocar la propiedad privada como un derecho fundamental por encima, incluso, del derecho a la subsistencia.

EL AFFAIRE ROBESPIERRE

Habitualmente, Robespierre suele ser presentado tanto en el cine como en la literatura más académica como un fanático de la virtud, capaz de organizar todo el dispositivo del Terror con la sola intención de hacer operativa dicha virtud. Buena muestra de ello es la película de Anthony Mann, El reinado del Terror (1946), donde Robespierre es retratado como un sádico malvado cuyo único objetivo es el poder. Si bien es cierto que ni Virtud ni Terror son conceptos que creamos que puedan ni deban ser rescatados del baúl de la filosofía política, no por ello deberíamos renunciar a toda la obra del jurista jacobino.

Cuestión de radical importancia para comprender el posterior devenir de los Derechos Humanos, así como las razones del inicio de su caída en la Convención Nacional hasta el día de su ejecución el 27 de Julio de 1794, es precisamente el proyecto para la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1793 que redactó como alternativa al proyecto propuesto por Condorcet en tanto que representante de los girondinos. Tal y como se muestra en el discurso pronunciado por Robespierre en la sesión de la Convención Nacional mantenida el 24 de Abril de 1794, apenas un año antes de su ejecución, el jurista jacobino critica la consagración absoluta del derecho a la propiedad privada presente en el proyecto de Condorcet. A este respecto, afirma que “al definir la libertad, el primero de los bienes del hombre, el más sagrado de los derechos que recibe de la naturaleza, habéis dicho con razón que tenía como límites los derechos de los demás; ¿por qué no aplicáis ese principio a la propiedad? [...] Habéis multiplicado los artículos para asegurar la mayor libertad al ejercicio de la propiedad, y no habéis dicho ni una palabra para determinar su carácter legítimo; de manera que vuestra declaración parece hecha, no para la gente corriente sino para los ricos, los acaparadores, los agiotistas y los tiranos”.

La demonización realizada sobre la figura de Robespierre nos impide ver que la principal razón de su caída no fue simplemente el Terror, sino su intento de primar el derecho a la subsistencia y el derecho a la resistencia a la opresión frente al derecho a la propiedad privada.

Como bien esclarece Robespierre, la ideología de los Derechos Humanos siempre ha estado ligada a un preciso dispositivo de poder diseñado para la defensa de la propiedad privada y la garantía de la no intromisión del poder público en esta bajo ningún concepto. Así, mientras que el art. 2 de la Declaración de 1789 establecía como derechos naturales e imprescriptibles “la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión”, este último desapareció completamente en la Declaración de 1795, siendo sustituido por una Declaración adicional de deberes que en su art. 9 afirmaba que “todo ciudadano debe servir a la patria y al mantenimiento de la Libertad, de la Igualdad y de la Propiedad, cuantas veces la Ley le llame a defenderlas”.

Desde nuestro punto de vista, este profundo cambio que se produce en el paso de la Declaración de 1789 a la de 1795 únicamente puede ser comprendido si se tiene en cuenta el proyecto de Robespierre. No en vano, dicho Proyecto ha sido el único hasta la fecha -incluidas todas las Declaraciones de Derechos y Deberes Fundamentales que aparecen al comienzo de las actuales Constituciones de los Estados Europeos- que limitó el derecho a la propiedad en la misma Declaración, situándolo por debajo del derecho a la igualdad. Concretamente, el art. 8 del proyecto de Declaración de Robespierre incluyó la misma existencia entre los derechos naturales e imprescriptibles de todo ciudadano, junto a la seguridad, la libertad y la propiedad, afirmando en el art. 2 que “los principales derechos del hombre son los de proteger su subsistencia y su libertad”, lo cual conllevaba, según el art. 7, que “el derecho de propiedad está limitado, como todos los demás, por la obligación de respetar los derechos de los demás”, esto es, de respetar el derecho a la subsistencia.

Como consecuencia, el art. 9 establecía explícitamente que “todo comercio que viole ese principio es esencialmente ilícito e inmoral”. Más allá incluso, el art. 10 proclamaba que “la sociedad está obligada a proporcionar medios de subsistencia a todos sus miembros, sea procurándoles trabajo, sea asegurándoselos directamente a los que no están en condiciones de trabajar”, mientras que el art. 12 propuso por primera vez en la historia el principio de contribución al erario público según la capacidad económica de los contribuyentes. Por último, en el caso de que el Gobierno violara dichos derechos, el art. 24 establecía que “la insurrección es, para el pueblo y para cada una de sus partes, el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes”.

El dispositivo jurídico de los DD.HH. siempre ha funcionado como la principal herramienta de un poder constituido que entiende como una cuestión natural que la propiedad privada deba situarse por encima incluso del derecho a la subsistencia.

Como reacción a dicho proyecto, Robespierre fue guillotinado, y entró en funcionamiento la Declaración de 1793 que todos conocemos, preludio de la más conservadora de 1795 en la que se eliminaba todo derecho a la resistencia directa frente a la opresión, así como toda referencia al derecho a la subsistencia como límite al derecho a la propiedad. Así, el art. 16 de la Declaración de 1795 afirmaba que -al igual que en la actualidad- “toda contribución [económica al erario público] es establecida para la utilidad general”, dejando sin valor el art. 20 de la Declaración de 1793 que establecía que “ninguna contribución puede ser establecida por utilidad general [sino que] todos los ciudadanos tienen derecho a participar en el establecimiento de las contribuciones, de velar por el uso de las mismas y de que les sean rendidas las cuentas”. Fruto de ello, tal y como ya fue señalado por Antonio Negri, se produjo la completa pérdida del poder constituyente de la sociedad a favor del poder constituido de las instituciones.

A partir de entonces y de forma ininterrumpida, los Derechos Humanos han funcionado siempre como los mayores frenos del poder constituyente (la potencia de la multitud) frente al constituido (el poder institucionalizado). Es por ello que no deberíamos olvidar que tanto las Declaraciones de Derechos Fundamentales incluidas en nuestras Constituciones como la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 nunca han defendido el poder constituyente de los ciudadanos, sino únicamente el derecho del poder público constituido a intervenir y regular las relaciones entre los mismos. Al igual que el esencialismo filosófico propio del humanismo, el dispositivo jurídico de los Derechos Humanos siempre ha funcionado como la principal herramienta de un poder constituido que entiende como una cuestión natural que la propiedad privada deba situarse por encima incluso del derecho a la subsistencia y a todo lo necesario para la misma, como por ejemplo, la vivienda.

Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
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#31159
3/3/2019 9:33

Fantástico. Gracias Jorge. Con ganas de leer las próximas entregas...
A ver si quieres dar una pequeña opinión sobre esto:
¿qué te parece lo que dice aquí Juan. M. Prada, que parece contradecir el articulo, pero con la vista puesta en solventar el mismo problema? Y por supuesto en él, desde un esencialismo y transcendentalismo a prueba de bombas... ¿son contradictorias vuestras posturas?
https://www.xlsemanal.com/firmas/20190128/economia-basica-juan-manuel-prada.html.

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Jorge León Casero
4/3/2019 3:12

Aquí va mi opinión. Pero siento decir que desde luego no es "pequeña". Ya disculpareis incontinencia verbal.

Desde mi punto de vista, la verdad es que la postura de Juan M. Prada me parece completa y preocupantemente obsoleta por varias razones.
En primer lugar porque mantiene una concepción de la propiedad basada en los mismos prejuicios que ya sostuvo Locke, y que tanto entonces como ahora es completamente imposible que funcionasen. Efectivamente, Marx afirma que “el modo de producción capitalista presupone el aniquilamiento de la propiedad privada que se funda en el trabajo propio”, pero ello no indica que haya que intentar establecer una especie de retorno a un principio armónico e ideal en el que cada persona tiene las mismas propiedades y regular mediante un Estado Comercial Cerrado el comercio existente en el país. Esa es la postura que mantuvo Fichte en 1800, en un librito que sintomáticamente terminó convirtiéndose en la fuente de la mayor parte de los totalitarismos que han existido.
En segundo lugar, porque aunque se implantara ese Estado Comercial Cerrado que defiende que hay que implantar “con leyes y policías” a nivel jurídico, se quedaría en papel mojado ante la fuerza de los hechos. Si hay algo que atraviesa toda la obra de Marx desde su mismo inicio es la crítica al Derecho. El poder no reside en el Derecho ni en el Estado, sino en las fuerzas productivas. Quien controla las fuerzas productivas tiene el poder. El modo en que los juristas como el propio De Prada conciben “la propiedad” no es el mismo modo en que se entiende a nivel de las relaciones de producción. Un jurista tan conservador como Ernst Forsthoff –un discípulo de Carl Schmitt criticado por Negri en los años 60 y 70- tuvo que reconocer al final de su vida, en el libro El Estado Industrial de 1971 que el Derecho, y con él el Estado, había perdido ya toda capacidad de controlar las fuerzas productivas predominantemente tecnológicas. Y esto lo decía alguien que fue Presidente del Tribunal Constitucional de Chipre, y cuyas sentencias, según él mismo reconocía, no pudieron ser ejecutadas en muchas ocasiones debido a que los técnicos le decían que eso era imposible de hacer, por “motivos técnicos”. En la actualidad, la cuestión no puede ser intentar controlar el comercio a través de un Estado fuerte y totalitario, sino intentar apropiarse de las principales fuerzas que operan a nivel productivo. Marx fue uno de los que más violentamente criticó cualquier intento de controlar la circulación (comercio) sin intervenir en el modo de producción (propiedad).
En su Contribución a la Crítica de la Economía Política de 1859, Marx ya mostró como utópico e ingenuoa la creencia de que un régimen basado en la propiedad privada pueda mantenerse en el ámbito de la circulación simple (el comercio “armónico”) sin dar el posterior paso al capitalismo. Toda su disputa con Proudhon no trata de otra cosa. Lo que De Prada pretende hacernos creer es que ese Paraíso armónico de la propiedad privada podría volver a instaurarse mediante un Estado policial fuerte, nacionalista y cerrado al exterior, cuando en realidad, si hubiera continuado sus estudios de Derecho en lugar de ponerse a escribir sobre Coños, quizás se hubiera dado cuenta de que la política económica de la UE en general, y la Ley 15/2007 de Defensa de la Competencia a nivel de España en particular mantienen la misma creencia en el Paraíso que él mantiene, y que lo que él está criticando no son sino las consecuencias de dicho (mal) sueño.
El problema no es redistribuir la propiedad y afinar la Ley de Defensa de la Competencia y la propiedad privada. El problema es concebir un modo de regulación de la producción alternativo a la propiedad privada y la potestad pública. Ese modo de producción es “lo común”. Hasta ahora al menos, es un concepto que en España se ha tratado sobretodo desde el ámbito de la filosofía. En Italia en cambio, ya se han producido las primeras incursiones a nivel jurídico. Concretamente a nivel del Derecho Constitucional.

En tercer lugar, porque como bien muestran Negri y Pashukanis, la teoría de la propiedad presente en Locke es la propia derivada del régimen de producción artesanal de los primeros tiempos de la burguesía. Por poner un ejemplo, en esa época, el carpintero iba él solito al bosque (territorio común), cortaba el árbol, tomaba la materia prima que necesitaba, la transportaba por sí mismo, la modificaba él solo, le daba la forma final, la llevaba él mismo al mercado y únicamente él decidía su precio de venta. En ese mundo “ideal” por “autónomo”, el individuo desarrolla la idea de que es posible basar la propiedad –privada- en el trabajo –privado- porque únicamente él ha trabajado. En la actualidad, el régimen productivo tanto en lo material como en lo inmaterial es increíblemente social hasta el punto de que es imposible distinguir cuál es el valor aportado por cada persona a los objetos producidos o simplemente pensados: Proletariado inmaterial, I+D+i, General Intellect, etc, suponen la imposibilidad de individuación del valor producido-aportado por cada uno. El problema, inmenso, al que nos enfrentamos no trata simplemente de desigualdades en la redistribución de la propiedad. Este es únicamente un ámbito del problema, y no el principal. Porque aunque se redsitirubyera todo nuevamente, sería cuestión de tiempo que las desigualdades se volvieran a producir, pacífica, o violentamente.
El problema que yo considero verdaderamente preocupante es que el mismo concepto de propiedad que se maneja en actualidad no guarda ninguna relación por mínima que sea con la situación social y productiva en la que nos encontramos. No es más que una “argucia” contable. Ni siquiera podría calificarse de “robo” porque va mucho más allá aún. La misma existencia del concepto implica ya una apropiación del valor completamente ilegítima y absolutamente irracional. Nuestro actual sistema productivo, sin necesidad de entrar en la distribución de la riqueza, exige un concepto de “lo común”. Es más, la batalla actual a nivel internacional tanto en lo económico, como en lo jurídico y lo filosófico lleva años delineándose en torno al intento de apropiarse de dicho concepto clave. Algunos pretenden hacerlo desde un punto de vista neoliberal, otros desde uno anti-capitalista o “libertario”. Lo que propone De Prada no es más que una ilusión tan trasnochada que únicamente puede resucitar antiguas pesadillas que haríamos bien en no despertar. Chesterton está muy bien para echarse unas risas conservadoras como hace Zizek, pero cuando uno quiere opinar como “experto” y proponer soluciones a la Política Económica de un país existente en la era de la Industria 4.0 y la Inteligencia Artificial, la literatura conservadora sirve más bien de poco.

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#31248
4/3/2019 23:28

Muchas gracias Jorge por tu larga y argumentada respuesta.
Me gustaría que lo leyese el susodicho... Y muchos tantos otros también...

Yo, me caguen la mar, no sé distinguir bien cuando en el fondo me la están pegando estos "expertos"... que me quieren hacer ver con sus lógicos argumentos, envueltos en esa vehemencia firme y segura, cosas que parecen obvias, dificiles de contradecir. Así que me alegro que alguién me lo diga así claro: ¡cuidado con estos trasnochados!
Yo veo a mucha gente cada día muy jodida, durmiendo en la calle, cuando hay decenas de pisos vacíos, y rebuscando en los contenedores de la basura, o pateando las calles en busca de un puto trabajo que no van a encontrar. Y si lo encuentran seguramente seguiran jodidos también....Eso sí lo veo bién.

Si hay algo que me sorprende, y me jode, es ver como siempre quien se convierte en referente intelectual siempre tiene su visión y su postura muy clara. Y digo me jode porque no pueden llevar razón, ya que entre ellos no hacen mas que contradecirse unos a otros. Cada uno, con su diagnostico y su remedio clarito, se dedica en su vida a darle vueltas y vueltas a su verdad, y a tratar de abrir los ojos y hacérselo ver a los demás cegatos. Y si les contradices algo se suben por las nubes. Cada día me fio menos. Podría dar un montón de nombres. Y muy de "izquierdas radicales"...
Así que los que no entendemos bien las cosas estamos jodidos.
Empiezo a estar cansado. No sé que pensar. Ya me cuesta creer a nadie.
La puta derecha lo tiene claro, defender sus intereses y privilegios sin importarle los demás. Al menos hasta que empiezan a pensar que se puede volver contra ellos. Pero como siempre encuentran remedio...cuando la "democracia" con sus juegos malabares no funciona, mano dura. En nombre de la seguridad. Ya está.
Pero la izquierda...
Se pierde entre tantas amenazas, peligros y problemas. Que si la crisis económica, que la explotación laboral, la precarización, que las pensiones, que si el peak oil y el colapso, que si el medioambiente y el cambio climático, que si la inmigración, que si el feminismo y el machismo, que si la monarquia, la republica, la constitución y la democracia, que si el nacionalismo, que si el fascismo, que si europa y la soberania, que si Trump, Putin y china, que si que si los animales y la caza, que si la madre que me parió...
Y aún así, fijate tu, nuestras sociedades, las mas avanzadas en lo económico a costa de caminar sin escrúpulos ni miramientos, son también las más nihilistas, las mas separadas de la vida.....
Y si no sabe uno ni a quien creer... A la Socialdemocracia?, que cree aún en un capitalismo humano bajo el imperio de la Ley. Peticiones de reconocimiento de derechos como si de un don se tratara. Siento ya repugnancia hacia este teatro llamado democracia liberal que nos hace creer que creamos algo nuevo o que nos promete que así será. Y la espera se hace infinita...parece que el mundo se complace en la fatalidad de su miseria a la espera de una legislación que los tenga en cuenta.
Los neomarxistas?, mas criticos con poder controlar ese ciego capital, pero casi todos igual en la apuesta hegemónica del papel del Estado y del cambio a través de la institución y el voto...
Hay quienes solo se centran en una revolución de lo cotidiano, de los afectos, de la forma de vivir y de consumir. Del pensar y valorar...que una vez tienes esto la Bastilla cae sola dicen, y sin esto cualquier cambio institucional se queda sin arraigo...

Los hay que promueven algo parecido, aunque ponen mas enfasis en la institución, un cambio en la subjetividad liberal que llevamos dentro por culpa de los medios de comunicación, para poder ganar fuerza antagónica y luego ya, otra vez, ganando las elecciones todo viene rodado...

Otros hablan de algo así como un espíritu que nos lleva a todos inexorablemente, una dimensión ontológica, una cultura calculadora, competitiva, que es anterior a este neoliberalismo, y su causa, y que por tanto sin que esa se transforme, y no dicen como coño se puede, nada puede cambiar. Vamos, que la crisis no es ni política ni económica principalmente, sino de espíritu, del subsuelo vital dicen...Pero ¿como coño se cambia culturalmente?
No sé si me quieren vender la moto como el Prada... Parece a veces de verdad no querer cambiar nada. Sentirse satisfechos con seguir empeñados en sus pequeñas vidas donde sus razones no cambian nunca. Vamos, que no cambie nada en el fondo que a ellos no les va mal. Con sus cosas académicas y todo eso.
¿realmente es un problema solo de régimen, de los sirverguenzas que han tomado el gobierno y que trabajan al servicio de quienes detentan realmente el poder? ¿o mas profundamente es un problema de sistema, cuyas malas artes y valores represivos también llevamos dentro? ¿o es mas bién una crisis cultural, como visión del mundo, forma de vida, del ethos de un pueblo en todas sus manifestaciones vitales, y no meramente política o político-económica, con lo que no hacemos mas que reducir el problema? El desasosiego y la impotencia yo la siento cada día mayor.
Tu, si lo he entendido bien en éste y otros artículos anteriores, propones algo así como "planes de acción efectivos" para tomar el control de los medios de reproducción material, a través de gente preparada, de tecnicos ingenieros y juridicos, que sepan bien donde se juega el quid hoy. Menos disciplinas humanisticas y mas técnicas, que sepan donde actua el Poder hoy verdaderamente, en las redes, la informatica y estas cosas, para poder enfrentarse ahi. Pues, no sé, sigo viendo necesaria fuerza que lo respalde, pero tal vez estés tú en lo cierto.

Decía Deleuze la filosofia como eterna intempestiva del presente...pero quien está verdaderamente por lo intempestivo? Seguramente todos y ninguno.
Deberíamos poder ser nosotros quienes de forma mas autogestionada y socializada tendríamos que crear nuestro futuro, pero no sabemos como, tenemos miedo, y ni sabemos a que coño ya atenernos.

Gracias otra vez.

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Jorge León Casero
5/3/2019 15:34

Hola otra vez. Coincido contigo en la tremenda dispersión que actualmente sufren los planteamientos de izquierda. Vivimos en unas sociedades que son increíblemente complejas y desde luego no existe una llave mágica con la que poder arreglarlo todo de golpe y plumazo. Esto está claro. Si bien eso tampoco quiere decir que no existan algunos ámbitos que sigan jugando un papel crucial. Si uno mira las gráficas del número de ingenieros graduados a partir de 1950 en cualquier ámbito territorial de Occidente (da igual Europa, que España, o que una Comunidad Autónoma determinada) verá un incremento exponencial -¡¡¡exponencial!!!- solamente comparable al número de abogados graduados. Del mismo modo, si uno compara los presupuestos de I+D+i dedicados por la Comisión Europea a proyectos de investigación propios de las disciplinas técnicas frente al dedicado a las disciplinas sociales y humanas, la diferencia es mucho más que impactante. Yo lo único que digo, es que a veces se nos olvida que vivimos en una sociedad increíblemente técnica que tiene que ver muy muy poco con cómo era el mundo en 1968.
Nos guste o no, poder entender este mundo tecnológico requiere escuchar a técnicos y expertos que estén dispuestos a explicártelo. La cibernética es mucho más que internet y las redes sociales. Las actuales filosofías sociosimbólicas, obsesionadas como están por la cuestión de la ideología, el significado o las creencias culturales, son increíblemente incapaces de abordar de una manera efectiva el análisis de nuestras sociedades. Además, aunque sea triste reconocerlo, en un mundo en el que tanto la mayor parte de los recursos económicos como tecnológicos del mismo son controlados por un número ínfimo de personas, a mí al menos me cuesta creer que un cambio en “nuestra forma de pensar” o nuestras “costumbres cotidianas” vaya a cambiar nada si no se toman algunos de esos centros neurálgicos del poder. Por poner un único ejemplo, en España el número de personas que decide directamente sobre el 50% del Producto Interior Bruto del país (lo que no quiere decir que sean sus propietarios, pues, esos son los accionistas. Los que deciden son los directivos de las principales empresas) es de unas 30 más o menos. El Gobierno se suele reunir con ellas una vez a la semana, si no recuerdo mal, creo que los lunes, para desayunar con ellas fuera de las instituciones oficiales. Desde luego que dos personas con voluntad política pueden más que una como siempre dicen los spinozistas, pero dos personas tecnológicamente preparadas pueden infinitamente más. Simplemente creo que hay que volver a abrir el horizonte de lo que se entiende normalmente por Política sin caer por ello en una dispersión hiperespecializada… ¿Cómo hacer eso? Si lo supiera ya estaría manos a la obra, ja ja ja…

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#31303
6/3/2019 19:48

Pue sí, sociedades complejas y desiguales.
Pero, los fundamentos de la vida y su reproducción siguen siendo los mismos a pesar de nuestro alejamiento de la naturaleza.
Hoy día, hay demasiados ruidos (tecnológicos, ideológicos...) pero debajo hay mucho vacio.
Gracias por vuestras reflexiones.

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#31312
6/3/2019 22:17

Ya. Gracias por tus respuestas Jorge. Estamos buenos...
La verdad es que yo me pierdo. Tantas opiniones diferentes, y tan contradictorias muchas, en personas que considero bienintencionadas me dejan flipao. Necesitaría yo también, como dice la canción, un centro de gravedad permanente que no varíe lo que siento y pienso de las cosas...Al menos podría seguir una línea... Lo único que parece que podemos hacer la mayoria, mientras los problemas y la ansiedad se eternizan, es autoconsolarnos compartiendo las amarguras y las quejas. O combatiendo desde el teclado a los que se quejan de nuestras quejas.

Supongo que hay que poner el foco de la atención en los técnicos, lugar donde se juega el presente, cibernético e inmaterial, y no donde los trasnochados quieren que pongamos la atención.
Partir del estricto presente. Esto es la inmanencia ¿no?
Y formar mas Técnicos antagónicos con el sistema, para ponerlo al servicio de todos.
Pero para hacer frente a ese espíritu ingenieril que va tomando mas y mas las riendas, y que nos sujeta a sus procesos de cálculo donde el interés inmediato impone la tónica, imagino que las humanidades tendrán algo que decir todavía, aunque necesiten también una profunda crítica. Para dar una especie de orientación o sentido, aunque sea localizado y temporal.

Porque dejar la pura especulación económica y política, guia de la sociedad, sin ninguna barrera de contención al señorío de los calculadores, sin una vigilancia para poner esa tecnica al servicio de un mundo mejor, como si sus cerebros estuvieran potencialmente superdotados para dirigirnos la vida a todos, y solo nos quedase al resto jodernos y contentarnos con malresolver los problemas mas inmediatos...es suicidarse. Aún encima nos advierten que confiemos en ellos, que estemos tranquilos, porque incluso si hay una catástrofe también ésta sirve al Dios Dinero en la reconstrucción tras el desastre... Temible su eficacia...

Creo que contra esa racionalización funcionalista de la existencia todavia deben jugar un papel las humanidades, como la filosofia, inextinguible siempre que mantenga su inconformismo con lo dado ¿a quién daña lo dado? ¿a quién beneficia? . Que nos recuerden siempre el coste en sacrificio de personas. Porque no hay neutralidad en la técnica. Como no hay neutralidad en el elegir qué ciencia estudian los estudiantes cuando empiezan su carrera...Nada hay neutral, por mucho que nos digan, como los intelectuales, analizar "neutralmente" las cosas. Una mierda. Que no me vengan con cuentos. Eso si que hay de sobra, cuentos, como decía león Felipe: la cuna la mecen con cuentos, los llantos los ahogan con cuentos, y los huesos los entierran con cuentos...

Así, que sí, técnicos, ingenieros, juristas...pero también humanidades. Para que no se pongan solo al servicio de las multinacionales y de Dios Dinero. Para mantener la conciencia de la situación de emergencia sociopolítica que no podemos dejar en manos solo de esas "autoridades".
Que no hay constitución prometedora si no cuida dicho equilibrio.

Pero todo esto es muy teórico. A la hora de la verdad, esto no tiene arreglo de forma reformista, poco a poco, cambiando cositas por aquí y por allá. Uno esta harto ya del teatro electoral, de todo ese cuento de los partidos en su lucha por las instituciones. Parecen solo estar ahí para ocultar lo decisivo. Yo ni sabía de esas reuniones de las que hablas... Yo creo que no estamos muy lejos de un levantamiento masivo en todo el planeta, hastiados ya hasta de nuestra propia sombra. Una especie de 15m o de chalecos amarillos global... Cuando el reformismo sea desarmado como completamente inútil, porque lo es, cuando el sentido común del desvarío y la atrocidad del mundo capitalista hacia la vida se vaya generalizando mas y mas y mas, porque así va a ser, sólo se considerará la posibilidad de una explosión revolucionaria a gran escala. A ver como cojones atajan eso. Y a ver que sale de ahí...Mientras tanto, sólo cabe esperar a que más y más seres humanos caigan en la cuenta de que sus vidas miserables están tan huecas que ya no merece la pena ni seguir disimulando.

Venga, gracias. Que no quiero dar mas la coña. No quiero hacerte perder mas el tiempo. Ni perderlo yo, porque estos comentarios no sirven ni para no parecer lo que soy: un puto ignorante. (Me pongo a leer unos Doxatismos que me lo paso mejor. Son cojonudos...)

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#31258
5/3/2019 9:11

Muchas gracias Jorge por tu larga y argumentada respuesta.
Me gustaría que lo leyese el susodicho... Y muchos tantos otros también...

Yo, me caguen la mar, no sé distinguir bien cuando en el fondo me la están pegando estos "expertos"... que me quieren hacer ver con sus lógicos argumentos, envueltos en esa vehemencia firme y segura, cosas que parecen obvias, dificiles de contradecir para alguien como yo. Así que me alegro que alguién me lo diga así claro: ¡cuidado con estos trasnochados!
Yo veo a mucha gente cada día muy jodida, durmiendo en la calle, cuando hay decenas de pisos vacíos, y rebuscando en los contenedores de la basura, o pateando las calles en busca de un puto trabajo que no van a encontrar. Y si lo encuentran seguramente seguiran jodidos también....Eso sí lo veo bién, que la propiedad privada es el punto crucial intocable de nuestra vida.

Si hay algo que me sorprende, y me jode, es ver como siempre quien se convierte en referente intelectual siempre tiene su visión y su postura muy clara. Y digo me jode porque no pueden llevar razón, ya que entre ellos no hacen mas que contradecirse unos a otros. Cada uno, con su diagnostico y su remedio clarito, se dedica en su vida a darle vueltas y vueltas a su verdad, y a tratar de abrir los ojos y hacérselo ver a los demás cegatos. Y si les contradices algo se suben por las nubes. Cada día me fio menos. Podría dar un montón de nombres. Y muy de "izquierdas radicales"...
Así que los que no entendemos bien las cosas estamos jodidos.
Empiezo a estar cansado. No sé que pensar. Ya me cuesta creer a nadie.
La puta derecha lo tiene claro, defender sus intereses y privilegios sin importarle los demás. Al menos hasta que empiezan a pensar que se puede volver contra ellos. Pero como siempre encuentran remedio...cuando la "democracia" con sus juegos malabares no funciona, mano dura. En nombre de la seguridad. Ya está.
Pero la izquierda...
Se pierde entre tantas amenazas, peligros y problemas. Que si la crisis económica, que la explotación laboral, la precarización, que las pensiones, que si el peak oil y el colapso, que si el medioambiente y el cambio climático, que si la inmigración, que si el feminismo y el machismo, que si la monarquia, la republica, la constitución y la democracia, que si el nacionalismo, que si el fascismo, que si europa y la soberania, que si Trump, Putin y china, que si que si los animales y la caza, que si la madre que me parió...
Y aún así, fijate tu, nuestras sociedades, las mas avanzadas en lo económico a costa de caminar sin escrúpulos ni miramientos, son también las más nihilistas, las mas separadas de la vida.....
Y si no sabe uno ni a quien creer... A la Socialdemocracia?, que cree aún en un capitalismo humano bajo el imperio de la Ley. Peticiones de reconocimiento de derechos como si de un don se tratara. Siento ya repugnancia hacia este teatro llamado democracia liberal que nos hace creer que creamos algo nuevo o que nos promete que así será. Y la espera se hace infinita...parece que el mundo se complace en la fatalidad de su miseria a la espera de una legislación que los tenga en cuenta.
Los neomarxistas?, mas criticos con poder controlar ese ciego capital, pero casi todos igual en la apuesta hegemónica del papel del Estado y del cambio a través de la institución y el voto...
Hay quienes solo se centran en una revolución de lo cotidiano, de los afectos, de la forma de vivir y de consumir. Del pensar y valorar...que una vez tienes esto la Bastilla cae sola dicen, y sin esto cualquier cambio institucional se queda sin arraigo...

Los hay que promueven algo parecido, aunque ponen mas enfasis en la institución, un cambio en la subjetividad liberal que llevamos dentro por culpa de los medios de comunicación, para poder ganar fuerza antagónica y luego ya, otra vez, ganando las elecciones todo viene rodado...

Otros hablan de algo así como un espíritu que nos lleva a todos inexorablemente, una dimensión ontológica, una cultura calculadora, competitiva, que es anterior a este neoliberalismo, y su causa, y que por tanto sin que esa se transforme, y no dicen como coño se puede, nada puede cambiar. Vamos, que la crisis no es ni política ni económica principalmente, sino de espíritu, del subsuelo vital dicen...Pero ¿como coño se cambia culturalmente?
No sé si me quieren vender la moto como el Prada... Parece a veces de verdad no querer cambiar nada. Sentirse satisfechos con seguir empeñados en sus pequeñas vidas donde sus razones no cambian nunca. Vamos, que no cambie nada en el fondo que a ellos no les va mal. Con sus cosas académicas y todo eso.
¿realmente es un problema solo de régimen, de los sirverguenzas que han tomado el gobierno y que trabajan al servicio de quienes detentan realmente el poder? ¿o mas profundamente es un problema de sistema, cuyas malas artes y valores represivos también llevamos dentro? ¿o es mas bién una crisis cultural, como visión del mundo, forma de vida, del ethos de un pueblo en todas sus manifestaciones vitales, y no meramente política o político-económica, con lo que no hacemos mas que reducir el problema? El desasosiego y la impotencia yo la siento cada día mayor.
Tu, si lo he entendido bien en éste y otros artículos anteriores, propones algo así como "planes de acción efectivos" para tomar el control de los medios de reproducción material, a través de gente preparada, de tecnicos ingenieros y juridicos, que sepan bien donde se juega el quid hoy. Menos disciplinas humanisticas y mas técnicas, que sepan donde actua el Poder hoy verdaderamente, en las redes, la informatica y estas cosas, para poder enfrentarse ahi. Pues, no sé, sigo viendo necesaria fuerza que lo respalde, pero tal vez estés tú en lo cierto.

Decía Deleuze la filosofia como eterna intempestiva del presente...pero quien está verdaderamente por lo intempestivo? Seguramente todos y ninguno.
Deberíamos poder ser nosotros quienes de forma mas autogestionada y socializada tendríamos que crear nuestro futuro, pero no sabemos como, tenemos miedo, y ni sabemos a que coño ya atenernos entre tantos líos y problemas y amenazas y opiniones y jodiendas.

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#31125
1/3/2019 22:22

Desde el principio los plutocratas y los que sueñan con llegar a serlo, dejaron el campo de batalla delimitado.

Luego vino el franquismo sociológico a inocular el virus del propietario despreciando el alquiler porque así, el obrero era más dócil y fácil de manejar.
Hasta hoy.

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#31215
4/3/2019 12:30

Y ahora el alquiler se torna en otra conquista del poder y del dinero cuando se dispone como mercancía de lujo para regocijo de buitres y aplicaciones de alquiler "libre".

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#31113
1/3/2019 12:20

Muy interesante.

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Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
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