Paco Harillo
13 oct 2025 08:00

El democratismo es la ilusión de que la democracia, ese sistema de procedimientos representativos y de producción de derechos, puede y debe regular el conjunto de la vida social. Le Brise-Glacé, 1989 (1)

La tremenda recogida de cable que desde ciertos lugares, antes anticapitalistas, nos está arrastrando hacia el posibilismo demócrata, trasciende el discurso y práctica de esos colectivos y va calando en cada unx de nosotrxs, ya que de alguna manera también lo reproducimos. La larga resaca ya pasada de un 15M, tan efervescente y cargado de acción como falto de consistencia teórica y estrategia; el impacto que tuvo el propósito nacionalista e interclasista del Procés catalán, proyectado hacia el resto del Estado; o el reflujo y aparente estancamiento de los feminismos(2), dibujan un escenario de desconcierto. Justo por eso se impone más que nunca la necesidad de retomar las prácticas y discursos propios, abandonando los marcos que nos impone la lógica electoral y de los mass media, cuya agenda ha marcado claramente los ritmos. Recuperar nuestros propios tiempos y fortalecer los lazos entre los colectivos y organizaciones que aún mantienen su autonomía, para un abordaje social más amplio, es prioritario para el presente y ante lo que se avecina. La creación de la Fundación Acción Contra el Odio (ACO) es un ejemplo claro de esta pérdida del norte hacia el ciudadanismo(3), tanto por lo que por sí misma representa como por haber sido recibida de manera tan acrítica por parte de los movimientos, probablemente como consecuencia de esa sensación de excepcionalidad e impotencia que genera el ruido del ascenso de la extrema derecha.

¿ANTIFASCISMO CIUDADANISTA?

El alarmante empuje en los últimos años de la denominada “Internacional Reaccionaria”, con un siniestro payaso al mando de la mayor potencia militar del planeta, o el multimillonario dueño de X Elon Musk haciendo su gracieta nazi, ha hecho saltar todas las alarmas del democratismo, que despierta así de su sueño como ideología hegemónica.

El más eficaz lubricante para el capitalismo y gestor de consensos que es la Democracia, aunque porloquesea nunca llegase a todos los países, avanza desde hace décadas, sin abandonar las estructuras representativas que la definen, hacia un nuevo ciclo totalitarista, que va difuminando esa línea que separa “el jardín de la jungla” (que diría Borrell). Así, la mano dura necesaria para implementar la agenda neoliberal va desplazando progresivamente a otros mecanismos más flexibles de control social y pacificación, mostrando de manera descarnada al Estado tal cual es en su función primigenia. Si bien es cierto que esa Internacional Reaccionaria abandera sin tapujos este nuevo escenario en el que todo sopla a su favor, la misma socialdemocracia que se rasga las vestiduras ha sido pionera, escupiendo a la larga contra el viento, en la creación de leyes y políticas en esa dirección totalitaria, como veremos más adelante. Esta deriva punitivista encuentra uno de sus más fieles reflejos en el impulso dado a los denominados Delitos de Opinión, y particularmente a los que se enmarcan en los Delitos de Odio reivindicados por la propia izquierda institucional, desde el PSOE a Podemos. En este contexto surge ACO. 

En octubre hará un año que, impulsada principalmente por CTXT, arrancó su andadura ACO, una plataforma que se presenta como defensora de la Democracia y cuyo objetivo es «denunciar y llevar ante la justicia a los políticos, agitadores y opinadores de extrema derecha que llenan la esfera pública de mentiras, difamaciones y amenazas». Así, «...se constituye como respuesta al artículo 33.3 de la ley 15/2022», externalizando las funciones del Estado en el «fomento de la denuncia de acciones de discriminación, violencia e incidentes y discursos de odio».

Sin embargo, aseguran que su intención no es «perseguir los delitos de opinión», pero dejando claro a su vez que sus herramientas serán «las leyes y los tribunales» ejerciendo como acusación -eso sí- «de manera alternativa». Esta palmaria contradicción no es argumentada ni justificada en dicho manifiesto de presentación, y tampoco concretan en qué consistirá esa manera alternativa de abrazar el código penal como instrumento de justicia.

No es de extrañar, pues este proyecto presentado como un llamamiento a la ciudadanía está atravesado, desde su declaración de principios y posterior propaganda, por medias verdades y silencios cómplices (4). Algo tendrá que ver tanto quiénes están a la vanguardia de esta iniciativa como buena parte de lxs compañerxs de viaje elegidxs. Pero vayamos por partes. 

MEDIAS VERDADES.

Para analizar el proyecto hay que partir de CTXT, como plataforma digital de debate de la izquierda que se supone fuera del PSOE. Obligada a mostrar una pluralidad que la justifique como tal, da cabida a la difusión de corrientes de pensamiento rotundamente antipatriarcales como por ejemplo el Feminismo Anti Punitivo, además de publicar sobre otras cuestiones análisis francamente brillantes y de difícil digestión para el sentido común normativo. Hay que reconocerlo. 

Por eso, para entender el paso dado por CTXT de afiliación justamente al Punitivismo con este lanzamiento de boomerang que es la ACO -pues legitima permanentemente la persecución de los delitos de Opinión/Odio- no debemos perder de vista quiénes son la mayoría de lxs fundadorxs y redactorxs de CTXT. Algunxs son periodistas de El País y otros medios europeos similares, o son críticxs culturales y académicxs, muchxs de lxs cuales forman parte de la nueva intelectualidad orgánica. También cohabitan restos del naufragio del 15M, como opinadorxs de redes y - fundamental para contextualizar esta iniciativa- letrados y juristas progresistas. De hecho, el presidente de honor de ACO, el tertuliano de La Sexta y emérito del Tribunal Supremo Martín Pallín, ha sido además presidente de la Unión Progresista de Fiscales y portavoz de Jueces para la Democracia. Su Vicepresidente es el  ex Letrado del Tribunal Constitucional y también tertuliano Joaquín Urías, con trayectoria política en el Altermundismo del cambio de siglo. La fundación también es impulsada por otros medios digitales y colectivos de diversa filiación, junto a algunas ONGs del ámbito sociata bien conocidas y subvencionadas. De todo ello vienen las medias verdades y silencios cómplices.

Porque es falso, y lo saben, que el progresivo endurecimiento de las leyes y persecución política sea mérito único de las derechas o que la aplicación “torcida” de unos Delitos de Odio, que se representan como garantistas para las minorías, sea responsabilidad exclusiva de una judicatura casposa y reaccionaria. De la misma manera que miran para otro lado ante la represión al antifascismo mediante la aplicación de esos delitos, o evitan enfrentarse al Ministerio de Interior: ¿acaso no son las redadas y sesgos racistas policiales, o la falta de papeles, el principal problema de las personas racializadas?

UN POCO DE HISTORIA Y LEYES

Hace ya años, autores como David Garland o Loïs Wacquant analizaron el Populismo Punitivo, que arranca en las última décadas del siglo XX con su epicentro en EEUU, y que se puede resumir como el fortalecimiento del sistema policial/carcelario, la magnificación del papel de las víctimas y el uso electoralista de la inseguridad. En el Estado español será vanguardia el PSOE, antes que el PP, en la ejecución de estas políticas. Más allá del Plan ZEN, el GAL y las torturas en Euskal Herria (5), la construcción de macrocárceles y la implantación del FIES,la”Ley Corcuera” de Seguridad Ciudadana de 1992, la redacción del Código Penal de 1995 -siendo SuperMinistro de Interior y Justicia Juan Alberto Belloch (antes portavoz de Jueces Para la Democracia y co-fundador de la Asociación de Magistrados Europeos para la Democracia y las Libertades, MEDEL- o la política de dispersión de presxs sociales y políticxs... fueron saltos de envergadura en materia de represión. Los posteriores gobiernos de  Aznar, Zapatero (que revalidó el FIES cambiándole el nombre) y Rajoy ahondaron gustosamente en esta senda, como sería mejor que recordemos todxs, ya que se suele apelar con insistencia a las leyes del PP en ese relato de medias verdades. Las leyes orgánicas 7/2003 y 15/2003 (Aznar) aumentarán la paleta de delitos y duración de las condenas. Durante este periodo se asentará la sobredimensión del papel de las víctimas como parte de la estrategia, primero con AVT (Asociación de Victimas del Terrorismo) o el “caso de Alcàsser” y más tarde con la utilización de los asesinatos de Marta del Castillo en Sevilla o la niña Mariluz en Huelva, que marcarán definitivamente la pauta sensacionalista a seguir hasta hoy. En 2015 la Ley Mordaza (Rajoy), que fue diseñada contra los movimientos sociales y la lucha obrera coincidiendo con un ciclo de fuerte movilización, dará plenos poderes a la policía. Seguirá en vigor hasta nuestros días, teniendo el gobierno más progresista de la democracia desde 2018.

Es siguiendo esta línea de endurecimiento securitario al alimón, como podremos enmarcar con más tino qué papel cumplen los Delitos de Odio en la criminalización de la acción y discurso de los grupos realmente antisistema (6), que no son precisamente los fascistas sino quienes los combaten. Un ejemplo es cómo, en la práctica, el artículo 510 del Código Penal nos acabará persiguiendo igual que otros Delitos de Opinión,  como el de enaltecimiento del terrorismo u ofensa contra los sentimientos religiosos.

En efecto, será la circular 7/2019 de la Fiscal General María José Serrano Crespo (con Sánchez de presidente), que pertenece como Pallín a la Asociación de Fiscales Progresistas, la que confirme el criterio de actuación para la protección de fascistas como posibles víctimas/sujetos pasivos: «Así una agresión a una persona de ideología nazi, o la incitación al odio a tal colectivo, puede ser incluida en este tipo de delitos», sentenciando y dando el visto bueno a la persecución de lxs antifascistas. Esta circular cristalizará en la LO 6/2022, siendo Ministra de Justicia Pilar Llop Cuenca (7) jueza y militante del PSOE, al concluir definitivamente y sin más matices la “ideología” como figura de discriminación a proteger, aumentando las penas máximas de 3 a 4 años meramente a quienes: «a)...inciten directa o indirectamente al odio...» o «b)...distribuyan, difundan o vendan escritos».

No fue el juez Peinado, ni aquel de la Manada. Argumentar que estos pueden ser peores además de obvio es lamentable y derrotista. En cualquier caso, queda claro que en cuanto a represión la judicatura progresista deja de serlo cuando tiene el poder (8). 

Al ocultar esto, ACO crea una cortina de humo sobre esta represión política, y funciona como washing del actual gobierno, al poner el foco sólo en la ciénaga de la extrema derecha.

EL SILENCIO CÓMPLICE Y EL BOOMERANG

¿Por qué sigue siendo el Estado, principal productor y reproductor de las estructuras de desigualdad que sustentan el capitalismo, un interlocutor privilegiado de los movimientos sociales en la última década? Marisa Pérez Colina,  2025 (9)

La legislación sobre agravantes y Delitos de Odio arrancó en el Código Penal de 1995, para materializarse con la modificación del 2015 y finalmente con la reforma de 2022, antes mencionada. Como todxs sabemos, por su dureza, arbitrariedad y espectacularidad mediática ha sido desde entonces la principal herramienta de castigo contra el antifascismo. Junto a la Ley Mordaza, se ha venido a sumar a otras figuras penales del tipo atentado o desórdenes, que ya padecíamos, todas incrementadas en su pena en las sucesivas reformas. Son innumerables los casos, y algunos muy conocidos, como los de lxs compañerxs de Zaragoza de los que dos acaban de ser indultados gracias a la presión social. Pero incluso las causas que quedan archivadas representan un duro desgaste e incrementa el impacto psicosocial de la represión. 

Por eso, sabemos que es la represión, de la mano de la espectacularidad mediática, la principal causa de desmovilización general en la calle. Ocultarlo porque no encaja en un relato determinado es hacerse cómplice. En este sentido, ACO lo es. Seguramente presa de sus alianzas -siendo ese su principal problema- o porque quizá acabe siendo el motivo de su propia existencia. Más allá de las buenas intenciones que mueven a personas detrás de esta iniciativa, cumple la función de arrastrar hacia el ciudadanismo el combate frente al fascismo, desactivando así su potencial de ruptura focalizando el problema como una cuestión de extremistas más que estructural. Podrán argumentar que no es el espacio para la solidaridad antirrepresiva, pero entonces ¿cuál es? ¿Es un tema marronero que no viene al caso?¿La coyuntura impone que unxs deban poner el cuerpo y otrxs participar del faranduleo mediático/judicial tipo Al Rojo Vivo? La exposición televisiva tendrá sus riesgos, pero la brecha que separa un escenario del otro es lógicamente cada vez más honda, hasta llegar al antagonismo por la propia naturaleza del espectáculo mediático, que siempre cumplirá la función de suplantar a la acción directa en todo su significado. Además más pronto que tarde, como vemos, lleva implícita la disociación de la autodefensa y de lxs que hasta hace poco eran compañerxs, que es una regla de oro en las tertulias televisivas desde los años de la kale borroka (que por cierto vuelve a estar de moda como arma arrojadiza de unxs y otrxs). Claramente, aquellxs activistas que se mojan cara a cara a pie de calle aquí se quedan fuera hasta ser imprescindibles en el próximo choque, como invariablemente acaba ocurriendo. Y de nuevo otra vez quedarán fuera. No es que la confrontación sea deseable ni el único camino, pero todxs sabemos que es inevitable, así que debemos llevarla con sus consecuencias en nuestra mochila, junto a otras formas de luchar más dialogantes en el día a día de nuestros curros, barrios y escuelas. Si no, mal vamos.

Numerosas asociaciones del ámbito LGTBI+, o colectivos racializados que se mueven en el marco de las políticas identitarias más esencialistas, hacen suyos sin problema los Delitos de Odio como herramienta válida para la defensa de las identidades y personas no normativas. Separan así sus objetivos igualitarios del sistema de explotación donde se producen esas desigualdades que es el capitalismo y, por tanto, del orden policial/carcelario que lo defiende. Otros colectivos aceptan con bastantes reparos, o incluso rechazan, usar esta herramienta, pues al tener una militancia más interseccional de clase se saben ellos mismos en el punto de mira de esa represión. Entre estos últimos colectivos de la universalidad insurgente (Asad Haider) es donde hay un debate extenso desde hace tiempo y que sin duda deberá ser fructífero. La vía punitiva nunca cambia nada para bien y eso deberíamos saberlo ya todxs. ¿Acaso los 22 y 27 años de prisión para los que mataron de una paliza a Samuel Luiz serán un freno para la extensión de la homofobia? Más bien han servido para alimentar el morbo televisivo, la pornografía emocional del dolor que nos aleja de lo racional, y fortalecer la dureza de las condenas como vía legítima y efectiva. El goce de castigar. Cargamos con uno de los códigos penales más duros y aún nos echamos más piedras a nuestras espaldas.    

«Durante años, la izquierda radical ha equiparado a americanos maravillosos como Charlie a los nazis (...)Este tipo de retórica es responsable directamente del terrorismo que hemos visto en nuestro país hoy». Son palabras de Donald Trump (11/9/25), respecto al atentado contra el ultra Charlie Klirk. Qué bien sintetiza el fascista mayor la lógica que subyace en todos los delitos de opinión.

Una compañera nos defendió en un debate hace un par de años, aquí en Sevilla, la legitimidad de los Delitos de Odio. Los reivindicó como un éxito de las luchas por los derechos civiles de las minorías en EEUU: uno de las sociedades más judicializadas y con más abogadxs por habitante, además del segundo país del mundo con mayor porcentaje de población reclusa (sólo por detrás de El Salvador de Bukele), y cuyas cárceles son el único sitio donde las minorías al fin dejan de serlo. Suponiendo que sea así, un éxito, y lejos de pretender banalizar la importancia de otras conquistas y el sacrificio de esas luchas civiles, si nos llevan décadas de ventaja con esa vía punitiva ya podemos saber cuáles son los resultados. Será por eso mismo que el Feminismo Negro norteamericano es uno de los lugares políticos que más aportan a la crítica anticarcelaria, eleborando análisis y prácticas desde su propia realidad con planteamientos como el de “Compejo Industrial Penitenciario” que formuló Angela Davis en 2016 (10), considerando la cárcel como una extensión del régimen de explotación esclavista.

Curiosamente, en EE.UU. no se incluye la ideología en las leyes federales de HateCrimes, como sí ocurre en Europa. Sí es así en el  marco europeo, que siempre se publicita a sí mismo como más garantista: en una nota de julio de 2022 del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en un ejercicio de democracia militante, metió bajo el paraguas de los Discursos de Odio algo tan volátil como son los «discursos de amenaza al orden democrático», y de manera más concreta a la «incitación a la violencia y actividad terrorista», ejemplarizando y avalando el cierre de la Roj TV en Dinamarca por difundir comunicados del PKK kurdo.

Suponiendo que estuviésemos dispuestos a asumir todo este desastre como un “mal menor”, cabe preguntarse si a medio largo plazo esta judicialización del espacio mediático y de redes (11), conseguirá cambiar realmente algo. Me temo que no. Más allá de la complacencia desmovilizadora de dar un donativo o algunas victorias en los tribunales, en el caso de ACO, remamos a la contra al justificar por nuestra parte la persecución de los Delitos de Opinión. Para cambiar las cosas hay que tener un análisis y una retórica propia, no comprar las del enemigo. Como ejemplo, analicemos cómo se está abordando lo ocurrido en Torre Pacheco.

TORRE PACHECO

Esta localidad de 40.000 habitantes es la cuarta con mayor renta per cápita de Murcia. La economía se basa fundamentalmente en la agricultura intensiva que posibilitó el trasvase Tajo-Segura, con fuerte implantación de la empresa navarra de alimentación Florette y la multinacional Syngenta, y se sustenta por la explotación de mano de obra mayoritariamente migrante. A mediados de julio los medios se hacen eco del robo y apaleamiento de un señor mayor por parte de un grupo de jóvenes de piel morena, ¡ya lo tenemos!

A la par, una maraña de redes como el grupo de telegram Remigration, donde participan las juventudes del Frente Obrero y Vox junto a los nazis de Núcleo Nacional, o Deport Them Now (DTN), con conexiones con el fascismo italiano, lanzan una campaña de bulos y llamamientos “a la cacería de moros”. Su intención es replicar la campaña islamófoba en Inglaterra del verano anterior que arrancó en SouthPort, habiéndolo intentado sin éxito con otros incidentes previos en otras localidades, donde el color de piel del presunto agresor siempre es el nexo de unión. Más tarde, se sumará la vedette del fascismo patrio Dani Esteve junto a otras figuras ya habituales.

Durante los dos primeros días, de los cuatro de disturbios, serán vecinos voxianos de la propia localidad y cercanías los que protagonicen las cacerías, antes que grupos nazis venidos de fuera. Y serán también lxs propixs vecinxs del barrio de San Antonio, de población mayoritariamente magrebí y objetivo primordial de los ataques, lxs que paulatinamente irán organizando su autodefensa ante la pasividad policial de las primeras 48 horas. No bajarán la guardia tampoco en los días posteriores, siendo fundamentales para desactivar la intentona, por lo que finalmente la policía tomará militarmente el territorio. ¿Si hubiese sido un grupo de 100 jornalerxs armadxs con palos los que se paseaban por la ciudad durante dos días, y no vecinos fachas, hubiese ocurrido lo mismo? Sabemos que no, y desde el minuto uno, pero es que además dos días es mucho tiempo como para no interpretarlo como una inacción deliberada de la Delegación de Gobierno, que depende de Marlaska. Si bien las campañas de bulos junto con el eco de los rebuznos racistas de la derecha actúan como fulminantes, no son la causa única ni principal como señala ACO. Pues allí, y en otras comarcas similares de norte a sur, lo que está racializado es un conflicto de clases donde juega un papel primordial, para el ordenamiento y la explotación de la mano de obra, la política migratoria de la Unión Europea de la que es responsable el Gobierno.

Aparte, jugar como está haciendo el PSOE a salvarnos de la extrema derecha es una vieja, sucia y torpe estrategia que tiene poco recorrido, pues redobla la propaganda fascista que los sitúa así en el lugar de los “antisistema”, convirtiéndolos en un imán para la rabia de lxs que se quedan fuera del ascensor social. Y lo peor, esa estrategia pasa como vemos por reprimir nuestras luchas, porque se salen de los marcos de representación parlamentaria y porque son las que construyen lazos de solidaridad desde la base sin estar controladas. Por eso proyectar ahora un frentepopulismo en este contexto es de una miopía política absoluta.

«Nadie evita la paliza por salir corriendo», dice una canción de Barricada. Pues eso. Se acercan curvas, sin duda, pero también vivimos un momento de resurgir de la conflictividad y ahí es donde estamos, dos ejemplos. La lucha por la vivienda va poniendo de nuevo en el centro el debate social de las desigualdades sociales y económicas, desplazando al securitario del pánico moral. La solidaridad internacionalista con Palestina y contra el genocidio NaziSionista que se está articulando globalmente (apoteósico final de La Vuelta) deberá parar la masacre. Pero además está rompiendo con la desmovilización, actúa como un revulsivo frente al miedo a la migración y el otro, y lo hace sumando horizontalmente nuevas y viejas militancias ante la imposibilidad de mirar para otro lado.


(1) “Materiales para una crítica de la democracia” VV.AA. 2005. klinamen.org

(2) https://zonaestrategia.net/la-hegemonia-de-la-clase-media-en-el-ultimo-ciclo-feminista/ 

Análisis crítico del Colectivo Cantoneras sobre este ciclo de movilización.

(3) La crítica al ciudadanismo ,se revitalizó en el contexto del Altermundismo y los Foros Sociales del cambio de siglo, señalando la función integradora y reformista de este.

https://irolairratia.org/2018/04/02/el-impasse-ciudadanista-contribucion-a-una-critica-del-ciudadanismo-alain-c/

(4) En la web, diseñada con claros fines recaudatorios, o en la entrevista a su secretaria y portavoz argumentan a favor de perseguir estos delitos de opinión y valoran la función de la fiscalía.

https://acoctxt.org/

https://cadenaser.com/audio/1753722951958/  

(5) El Plan ZEN (Zona Especial Norte) fue dado a conocer en 1983, siendo Ministro de Interior José Barrionuevo (PSOE), cuya finalidad era acabar con ETA y la situación insurreccional en Euskal Herria, funcionando en la práctica como un Estado de Excepción encubierto. El terrorismo del GAL, las torturas y una represión brutal de todos los movimientos sociales fue su huella.

(6) Grupos Antisistema fue un término acuñado en gabinetes de prensa de la policía, en torno a 1998/2000, con la intención de criminalizar a colectivos que practicaban sabotajes y agitaban la calle con violencia. Sin embargo fue bien recibido por lxs señaladxs y no cumplió su propósito, pues generó a lo más simpatía antes que otra cosa entre las capas de población más descontentas, siendo ese un objetivo primordial de la propaganda por la acción.

(7) Coincide esta reforma en año y Ministra con el artículo 33.3 de la ley 15/2022 que inspira a la ACO. El palo y la zanahoria.

(8) Aquí cabe mención especial para el pionero de los jueces estrellas Baltasar Garzón. Aclarar que NO ESTÁ en la ACO, pese a contar con experiencia en eso señalar “los límites de la libertad de expresión” pues cerró el diario EGIN en 1998, perdiendo la causa 10 años después, e instruyó otras operaciones de contrainsurgencia desde la Audiencia Nacional. A pesar de ello está rehabilitado ya para casi toda la izquierda española, pues se ha ganado un lugar en nuestro corazones por su vinculación a los procesos para la reparación de la Memoria Histórica de las dictaduras latinoamericanas.

(9) La revista de debate Cuadernos de Estrategia (VVAA) dedica este nº3 a “El Sentido Común Punitivo”,de manera muy oportuna. 

https://traficantes.net/libros/cuadernos-de-estrategia-n%C2%BA

(10)https://katakrak.net/cas/blog/rese-democracia-de-la-abolici-n

(11) Resulta curioso que desde donde antes se reivindicaban las redes tecnológicas como sociales, anunciando un horizonte de democracia directa, ahora perdiendo la batalla de los followers se pretenda judicializar esas mismas redes poniéndole puertas al campo. Lo cierto es que estas redes, como ya advertían entonces colectivos como IPOLITTA, están siendo las mejores autopistas para la expansión del Turbocapitalismo, la exhibición narcisista y consecuentemente de las ideas más reaccionarias.

https://tecnoeducativas.wordpress.com/wp-content/uploads/2014/05/ippolita-en-el-acuario-de-facebook.pdf

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Realidades jurídicas, sociales y económicas desde una perspectiva transformadora. Coordinado por Autonomía Sur Cooperativa Andaluza.
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