Análisis
¿Expectativas sobre la COP30? COP tras COP las emisiones siguen aumentando

La cosa es bien sencilla: las emisiones no se reducen porque aquello que los gobiernos prometen en materia de reducción de emisiones finalmente no se cumple.
Incendios Trevinca 2025 - 1
Carlos Tejerizo Incendios en Galicia en el verano de 2025.

@pajares_miguel

9 nov 2025 06:30

Días atrás, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) emitió su informe anual sobre la brecha de emisiones, es decir, la diferencia que hay entre la reducción que deberíamos hacer de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero y las emisiones que realmente producimos y produciremos en los próximos años. Y lo primero que nos muestra es que las emisiones siguen creciendo, cuando en 2020 los gobiernos se habían comprometido a reducirlas drásticamente a lo largo de esta década. El informe dice que las emisiones en 2024 alcanzaron el récord de 57,7 Gt de CO₂e, lo que es un 2,3% superior a las de 2023, año en el que habían subido un 1,6%. O sea, no solo suben, sino que se incrementa la subida.

Uno días antes, también la Organización Meteorológica Mundial (OMM) había emitido su propio informe sobre emisiones. En él dijo que el crecimiento medio del CO₂ en la atmósfera entre 2023 y 2024 había sido el mayor jamás registrado, y que los otros dos gases de efecto invernadero importantes, el metano y el óxido nitroso, también habían tenido emisiones récord. Además, el informe señaló otro aspecto muy preocupante, y es que se está reduciendo la capacidad de absorción de CO₂ de los océanos y los ecosistemas terrestres. Lo dijo así: “Aproximadamente, la mitad del CO₂ total emitido cada año se queda en la atmósfera, y el resto es absorbido por los ecosistemas terrestres y los océanos. Sin embargo, a medida que aumenta la temperatura global, los océanos absorben menos CO₂ debido a la menor solubilidad a temperaturas más altas, al tiempo que los sumideros terrestres también se ven afectados por las sequías cada vez más prologadas y otros impactos”.

Digo que es muy preocupante porque, si seguimos aumentando nuestras emisiones y calentando la atmósfera, llegará un momento en el que estas cobren vida propia y ya no podamos hacer nada para evitar la aceleración del calentamiento global. Este es un asunto, el de los puntos de inflexión, que ahora está siendo muy estudiado por la ciencia, pero que está poco presente en las políticas.

La emisiones en 2035 se habrán reducido muy poco, cuando deberían haberse reducido “entre el 35% y el 55%, en comparación con los niveles de 2019

Pero volvamos al informe del PNUMA, porque también hace el pronóstico de las emisiones de los próximos años. Para hacerlo, se fija en las políticas que los gobiernos están desarrollando, así como en las promesas que hacen de reducciones futuras. En este año, en el que celebramos la COP30 y se cumplen diez del Acuerdo de París, el análisis del PNUMA cobra mayor relevancia ya que se llevan a la COP las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) que, según aquel acuerdo, deben presentarse cada cinco años. Las NDC que ahora se presentan son los compromisos de los gobiernos hasta 2035, y lo que ha hecho el PNUMA ha sido analizarlas para establecer su pronóstico. Pues bien, lo que nos dice es que las emisiones en 2035 se habrán reducido muy poco, cuando deberían haberse reducido “entre el 35% y el 55%, en comparación con los niveles de 2019, para alinearse con las trayectorias de 2 °C y 1,5 °C del Acuerdo de París respectivamente”. Y eso contando con que los gobiernos cumplan las promesas que hacen en sus NDC, cosa que hasta ahora no ha ocurrido en absoluto.

Para entender por qué los gobiernos están fallando tan estrepitosamente en reducción de emisiones, hay que fijarse en la causa principal de las mismas: la producción y consumo de combustibles fósiles. El PNUMA también lo analiza y, días atrás, pudimos disponer de su nuevo informe sobre la brecha de producción. En cada uno de sus informes anuales sobre este asunto, ese organismo viene diciendo que los países planifican la producción de combustibles fósiles como si la crisis climática no existiera.

En este último dice que “los países están planificando colectivamente una producción de combustibles fósiles para 2030 aún mayor que la planificada hace dos años”. Los nuevos planes gubernamentales incluyen una producción de petróleo en aumento que, en 2050, se acercará a los 120 millones de barriles diarios —ahora estamos en torno a los 100—. Y, por lo que se refiere al carbón y al gas, también planean niveles de producción mayores que los planeados en 2023. Es importante esta mención que el PNUMA hace al año 2023 ya que ese fue el año en el que, por primera vez, se mencionaron los combustibles fósiles en las conclusiones de una COP, y se dijo que su producción y consumo se iría reduciendo. Y dos años después, los gobiernos hacen planes para aumentarla más. Y eso es algo que no podemos achacar solo a los países productores, ya que, si se producen combustibles fósiles, es porque se consumen.

En cada uno de sus informes anuales sobre este asunto, el PNUMA viene diciendo que los países planifican la producción de combustibles fósiles como si la crisis climática no existiera

La cosa es bien sencilla: las emisiones no se reducen porque aquello que los gobiernos prometen en materia de reducción de emisiones finalmente no se cumple. Alguien podría decirme que hay dos grandes economías, la Unión Europea y China, que son la excepción. En el caso de la UE, porque sí está reduciendo sus emisiones (las ha reducido un 37 % desde 1990, y en 2024 fue la única gran economía que las redujo) y, en el caso de China, porque está acelerando su transición y cumple determinadas condiciones para alcanzar logros que los demás no van camino de alcanzar. No entraré a discutir el caso de China, pero sí quiero hacer unos comentarios sobre la UE.

La Unión Europea ha alcanzado algunos logros indiscutibles: ha reducido sus emisiones en la generación de electricidad en la medida en que ha ido deshaciéndose del carbón en ese sector, como las ha ido reduciendo en el tratamiento de residuos y en algunos otros sectores. Pero ha habido otra importante reducción que se debe a la deslocalización industrial: ahora muchas de las cosas que se consumen en Europa son producidas en otros continentes. De hecho, hay un sector en el que las emisiones europeas no han dejado de crecer: el transporte. Si tenemos en cuenta que las emisiones de cualquier persona o cualquier país están vinculadas al consumo, y sabiendo que el consumo per cápita en la UE es de los más altos, no podemos presumir mucho de reducción de emisiones porque deberíamos atribuirnos buena parte de las que se producen en otros lugares del mundo.

Las emisiones mundiales crecen porque crecen todos los sectores y actividades emisoras. Crecen las petroleras, las automovilísticas, las líneas aéreas, el transporte de mercancías por mar y carreteras, la agroganadería industrial, la moda, el turismo, las tecnológicas y sus centros de datos, los ejércitos… Ese crecimiento se da en todo el planeta, pero es más intenso en los países del norte global, incluida la UE. Mientras no nos replanteemos nuestro sistema de producción y consumo, no estaremos afrontando la emergencia climática.

Los avances más importantes se han producido después de 2019, y ello está relacionado con las grandes movilizaciones juveniles por el clima de ese año. La movilización social sirve para cambiar las cosas

Entonces, ¿de qué sirven las COP? ¿Cabe esperar algo de la COP30? Para responder a eso hay que señalar algunas cosas previas. El hecho de que los gobiernos no estén haciendo lo necesario para afrontar la emergencia climática no quiere decir que no estén haciendo nada. El avance en tecnologías renovables es muy importante; no está logrando que disminuya el consumo de combustibles fósiles, pero sin las renovables estaríamos aún mucho peor. Igualmente, las medidas contra las emisiones que están adoptando muchas ciudades son de enorme valor. No cabe duda de que se hacen muchas cosas y hay avances en la buena dirección, aunque, por ahora, sean absolutamente insuficientes.

Los avances más importantes se han producido después de 2019, y ello está relacionado con las grandes movilizaciones juveniles por el clima de ese año. La movilización social sirve para cambiar las cosas, y las COP ofrecen un marco idóneo y un altavoz potente para la sensibilización social y la movilización que no debe ser desaprovechado. Las tres COP anteriores se han hecho en países autocráticos que apenas han permitido la acción social, pero la COP30 es muy prometedora en este aspecto.

En la COP30, además de las deliberaciones gubernamentales, se hará una Cumbre de los Pueblos de la que pueden salir conclusiones muy valiosas; se harán debates académicos de mucho interés; habrá una COP del Pueblo en la que se juzgarán los atentados que están produciéndose contra los derechos de los pueblos; habrá encuentros sobre la Amazonia y los bosques del mundo con gran participación de pueblos originarios y entidades sociales; se pondrá sobre la mesa como nunca el tema de la transición justa… En esta COP, la voz de la sociedad civil y los pueblos indígenas es muy activa y muy potente, y eso es muy importante para que podamos avanzar en la lucha contra la emergencia climática.

Y en el ámbito gubernamental, pueden producirse avances en aspectos como la lucha contra la deforestación que también son clave. Igualmente, esta COP puede dar un giro positivo a todos los temas relacionados con la financiación, tanto para la adaptación como para sufragar las pérdidas y daños. Los países ricos están obligados a aportar financiación a los países de bajos ingresos que más están sufriendo los impactos climáticos, y este es un tema que se va arrastrando de COP en COP sin que se realicen las aportaciones necesarias. Pudiera ser que en esta COP se produzca un avance mayor.

Pero, nuevamente, hay que apelar a la movilización social para que tales avances se materialicen. Por eso es importante participar en las movilizaciones convocadas por todo el planeta para el 15 de noviembre, antes de que la COP30 apruebe sus conclusiones y concluya.

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