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COP26
‘Papers’ contra Iberdrola y escaladores en Reganosa: la vuelta a la realidad tras la COP
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
Las organizaciones que forman el Movimiento por el Clima global no han tardado mucho en reponerse del nuevo mazazo vivido en la COP26 de Glasgow para volver al trabajo y reclamar acciones concretas y contundentes para frenar la emergencia climática en la que nos encontramos.
El tímido avance de la XXVI Cumbre del Clima de las Naciones Unidas, con toda una serie de compromisos verbales y no vinculantes, y un acuerdo que entabla a los países a incrementar sus esfuerzos de cara —una vez más— al año que viene, dejando para más adelante lo que tocaba cerrar ya, no ha hecho más que afianzar lo que ya se sabía: que la industria fósil y las naciones que la defienden van a hacer lo imposible para que el mundo siga quemando combustibles para que el negocio continúe.
Las organizaciones que forman el Movimiento por el Clima, sin embargo, han querido dejar claro su mensaje en el final de esta COP de una forma que se les da especialmente bien: protagonizando acciones de protesta en el corazón de quien quema esas sustancias que hacen que este planeta se esté calentando a pasos agigantados.
Batas y mosquetones
Si los científicos que forman el colectivo Scientist Rebellion, junto a activistas de Extinction Rebellion Spain, no quisieron dejar la COP sin señalar a una de las empresas españolas clave en el calentamiento global, Iberdrola, una empresa que aumentó de 2019 a 2020 sus emisiones de gases de efecto invernadero un 18%, desde Greenpeace han querido poner el foco en otro de los grandes ganadores de la Cumbre del Clima, el gas, escalando la regasificadora de Reganosa (A Coruña).
Crisis climática
Iberdrola, Repsol y Cepsa aumentaron sus emisiones en 2019
El informe Descabornización 2020, publicado por el Observatorio de Sostenibilidad, señala que la industria en España ha rebajado sus emisiones un 13% en un año. Iberdrola aumenta sus emisiones a la atmósfera un 18%, Repsol lo hace un 13% y Cepsa un 7%. Por el contrario, Endesa, principal contaminante del país, las reduce un 45% por el cierre de centrales térmicas de carbón.
En la primera acción, media docena de científicos y activistas, vistiendo batas de laboratorio, empapelaban en plena COP26 la sede de Scottish Power, filial de Iberdrola, en Glasgow con artículos y papers que mostraban el punto crítico al que se ha llegado en la crisis climática. Acto seguido, se pegaban a sí mismos al suelo con pegamento para denunciar el lavado de cara que empresas como esta realizan en las cumbres del clima, según enfatizan desde el Scientist Rebellion y Extinction Rebellion.
“El greenwashing por parte de subsidiarias más pequeñas está ocultando el hecho de que sus empresas matrices están aniquilando a las naciones indígenas y las generaciones futuras a través del engaño, la demora, la deshonestidad y la explotación directa”, señalaba Kyle Topfer, de Scientist Rebellion. Se refería a que Iberdrola, además de ser participa en acciones como la que está realizando Neoenergia en Brasil. Esta compañía, de la que Iberdrola posee el 51%, ha desplazado a 40 000 indígenas en Brasil, según denuncian desde Scientist Rebellion, “lo que ha obligado a muchas de las personas que tradicionalmente viven en los bosques y los ríos a mudarse a guetos en las ciudades”.
La acción, que contó además con una activista en canoa por el colindante río Clyde portando una pancarta en la que se podía leer “Decir la verdad o perderlo todo”, acabó con cinco científicos detenidos tras lanzar pintura verde contra la puerta del edificio.
Gas, el nuevo oro negro
1.500 kilómetros al suroeste, en la ría de Ferrol (A Coruña), otra organización denunciaba el impacto que la quema de gas natural tiene para el planeta. Los depósitos de la regasificadora de Reganosa, de 30 metros de altura, albergaban temporalmente a unos nuevos vecinos: escaladores de Greenpeace que portaban pancartas en las que se podía leer la frase “El gas es caro y contamina”.
Con el trasfondo de una COP en la que había nacido una escualida Beyond Oil and Gas Alliance, una iniciativa que pretende acabar con el petróleo y el gas y dejar las reservas de estos combustibles existentes bajo tierra, a la que solo se han sumado once socios (varios de ellos integrados en estructuras estatales superiores, como es el caso de California, Groenlandia, Gales o Quebec), Greenpeace ha querido denunciar la apuesta por este combustible que está realizando el mundo, Unión Europea incluida.
Mientras en plena Cumbre del clima la Comisión Europea ya abría la ventana a incluir el gas y la energía nuclear como “energías verdes” de cara a su contabilidad y sistema fiscal interno, el mundo se encamina a un incremento de no menos de 2,4º C antes de final de siglo, como dejaba claro durante la Cumbre la plataforma científica Climate Action Tracker. Las emisiones realizadas por la quema de gas serán clave en que este apocalíptico futuro se cumpla o los seres humanos consigamos escapar de él, tal como no han parado de denunciar desde la comunidasd científica y las organizaciones del Movimiento por el Clima.
COP26
Proyectos energéticos La UE pone sobre la mesa 13.000 millones para proyectos de gas en plena Cumbre del Clima
Clima y precio
“Hemos venido a uno de los lugares donde se genera tanto la crisis energética como la climática para decir que el gas no es la solución a ninguna de las dos cosas”, señala Francisco del Pozo, responsable de la campaña para la eliminación de los combustibles fósiles en Greenpeace España. “Nos están vendiendo que el, mal llamado, “gas natural” es un combustible verde y de transición, pero en realidad es un destructor del clima, que está llevando a los hogares a padecer altas tarifas de luz y calefacción”, continuaba.
Con la acción de protesta, la organización pedía el cierre de la planta regasificadora de Reganosa en Mugardos y se sumaba, junto con asociaciones vecinales y ecologistas locales, al recurso contra la autorización administrativa que han recibidos las instalaciones. Asimismo, a nivel estatal, la ONG señalaba: “El Gobierno español lleva tiempo presumiendo de compromiso contra la crisis climática, pero si no trabaja en un plan para el abandono de los combustibles fósiles como el gas, estará dando la espalda a las recomendaciones científicas para evitar los peores impactos contra el cambio climático y proteger así a las personas”.
Tampoco olvida Greenpeace la escalada de precios de la luz, señalando que el incremento del coste de la energía está causado por la volatilidad del gas y la dependencia que tenemos de otros países. “Solo planificando su abandono, los gobiernos podrán proteger a las personas más vulnerables afectadas por la crisis energética”, enfatizan.