Evo Morales: “Estas elecciones son sin el pueblo”

El expresidente considera ilegítima las elecciones de este domingo, para la que está haciendo campaña por el voto nulo. Acusa a Luis Arce de formar parte de la “nueva derecha”, y al candidato del MAS-IPSP de haberle “robado” las siglas.
Evo Morales
El expresidente de Bolivia, Evo Morales, en su oficina en Lauca Ñ. Foto: Berta Reventós Meseguer.

La Paz, Bolivia. 

17 ago 2025 06:00

A las cinco y media de la mañana, todavía de noche en el Trópico de Cochabamba (Bolivia), hay movimiento a las puertas de Lauca Ñ, el poblado donde está resguardado Evo Morales. Atravesando un camino de tierra hasta el complejo donde se encuentra su líder, decenas de fieles, encomendados a protegerlo, van despertando en tiendas de campaña o terminan su guardia nocturna. A las puertas del edificio que aloja su oficina y donde recibe a la prensa, un muchacho joven dice que “el presidente” debe de estar casi listo, ya que todos los días, a las 4 de la mañana, se levanta para trotar y mantenerse en forma. Su agenda empieza de madrugada y termina cerca de la medianoche. “Duerme poco”, dice.

Evo Morales, indígena aimara, líder sindical cocalero, y más tarde presidente de Bolivia durante 14 años (2006-2019), hoy vive atrincherado en las entrañas de una de las principales zonas de cultivo de hoja de coca del país. Sobre él, pesa una orden de detención por presunta trata de personas agravada por haber dejado embarazada a una menor de edad en 2015, mientras era presidente. A lo largo de su carrera política, fue acusado en varias ocasiones de estupro, un delito tipificado en Bolivia como el abuso sexual a menores de entre 14 y 17 años; y en 1994 y 1995 tuvo dos hijos, de madres distintas, a los que tardó tiempo en reconocer como propios.

Al llegar a la presidencia, Evo Morales refundó Bolivia como Estado Plurinacional, reconociendo así la identidad de los pueblos indígenas, tradicionalmente apartados de la vida pública por las élites blancas. Los sectores campesinos y populares vieron en él a alguien que, por fin, se ocupaba de sus necesidades. En su primer mandato, nacionalizó recursos naturales estratégicos como el gas o el petróleo, y recuperó el control de los tratos con las empresas extranjeras para evitar la fuga de capitales. Para 2013, había sextuplicado el gasto público, a través del fomento de sectores como el de  la construcción. Durante sus mandatos, Bolivia alcanzó un empleo casi pleno. Otorgó bonos a sectores sociales desfavorecidos, impuso el control de precios en productos básicos y congeló la tarifa de la electricidad. Con todo, logró reducir la pobreza extrema urbana del 24% al 14%, y la rural del 63% al 43%, lo que supuso una extensión de una clase media que alteró la clásica relación entre etnia y clase. Bolivia se transformó con Evo.

En 2019, buscó su cuarto mandato después de que el Tribunal Constitucional Plurinacional hubiera habilitado la reelección indefinida en 2017 pese a que, en una consulta popular en 2016, el 51,3% de la población votó “no” a la posibilidad de ampliar las reelecciones. Tras unos comicios en los que obtuvo el 47% del apoyo y que fueron tildados de fraude por la Organización de Estados Americanos (OEA), se desató una profunda convulsión social en las calles, con un saldo de más de 30 muertos. Evo renunció a la presidencia y se exilió a México; dos días después, Jeanine Áñez, vicepresidenta segunda del Senado, se proclamó presidenta interina. Volvió a Bolivia en 2020, un día después de que su aliado y sucesor, Luis Arce, asumiera la presidencia. En 2023, el máximo órgano judicial anuló la reelección indefinida; y, en mayo de 2025, Evo Morales fue definitivamente inhabilitado.   

Estamos a pocos días de unas nuevas elecciones en Bolivia. Las encuestas sugieren un giro a la derecha por primera vez en 20 años. ¿Bolivia va a tomar un nuevo rumbo. 
Lamentablemente, estas elecciones son sin el pueblo. Se celebran sin la participación del único movimiento político de izquierda que ganó las elecciones. Hemos intentado, por todos lados, llegar a las elecciones. Y nos han cerrado las puertas. La derecha vieja y la nueva derecha se juntan para que vuelva la derecha. Pero no son ganadores: en las encuestas hay un 15% de voto nulo, por detrás de [Samuel] Doria Medina (21%) y de Tuto [Quiroga], que tiene 20%. Y el voto nulo va a ser primero: va a ganar, estoy casi convencido.

Sin embargo, sí que hay un candidato del MAS-IPSP, que es Eduardo del Castillo, y está Andrónico Rodríguez por la izquierda.
El verdadero instrumento político ahora se llama Evo Pueblo: 3,6 millones de personas participaron en la segunda “marcha para salvar Bolivia”. Ahí no estaba el MAS, ni Andrónico. Y este movimiento, Evo Pueblo, no está dividido. Otra cosa es que nos roben las siglas y que no nos dejen participar. Porque yo, legal y constitucionalmente, estoy habilitado. Así que, seguimos unidos, y hemos decidido hacer campaña por el voto nulo.

Supongamos que gana el voto nulo. ¿Qué pasaría?
Hay un vacío en la Constitución. El Tribunal Supremo Electoral está muy preocupado, porque si gana el voto nulo, la Constitución no dice que deben ir a segunda vuelta el segundo contra el tercero. Y, si el voto nulo gana con 10% de diferencia, según la Constitución, no habría segunda vuelta. Hay un empantanamiento total.

En la calle, hay preocupación por la situación económica: inflación, falta de dólares y de combustible. Y también cierta desilusión. La gente espera un cambio de ciclo político en Bolivia. 
Bueno, depende de a quién preguntes. Yo solamente me baso en las encuestas. Nosotros dimos felicidad al pueblo, garantizamos seguridad y estabilidad. El pueblo reconoce lo que hicimos y ahí están los resultados. Ahora, ¿qué pasa? Que hay mucha corrupción, familiar e institucional; mala gestión, protección al narcotráfico y un 55% de ejecución presupuestaria. ¿Qué es eso? ¡Yo llegaba al 90, 95% de la ejecución presupuestaria! En 2005 empezamos a salvar Bolivia.

Hay que invertir en gasto público, porque si el Estado no invierte, ¿quién lo hace? Las transnacionales. Y, entonces, ¿quién va a dar bonos de renta [sociales]? 

Sí, he encontrado bastante consenso alrededor de la bonanza y la estabilidad económica durante sus gobiernos.
A mí me dejaron con déficit fiscal, por lo que empecé la conducción del Estado con austeridad de sueldo. Sin emisión monetaria, sin créditos internacionales, sin sumarme a las recetas del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional, sin elevar impuestos. Nacionalicé los recursos naturales, aumenté el salario básico, y empezamos a crecer económicamente. Cuando llegamos, la inversión pública era de 600 millones de dólares. En 2019 programamos más de 8.000 millones. La inversión pública crea movimiento económico, y cuando hay movimiento económico se viaja más, se come más, se vende más. Yo creo en el mercado interno más que en el mercado externo: el externo es complementario, pero primero es el interno.

En política, el gasto público está ganando cada vez más fama de medida populista. Aquí, todos los candidatos prometen un ajuste fiscal. Doria Medina incluso se refirió al plan de Milei en Argentina.

Hay que invertir en gasto público, porque si el Estado no invierte, ¿quién lo hace? Las transnacionales. Y, entonces, ¿quién va a dar bonos de renta [sociales]? ¿Las transnacionales y el sector privado? Por eso sostengo que tiene que haber un Estado paternalista que implemente programas sociales para la gente humilde. Lo defiendo totalmente. Para mí, la política es una ciencia de servicio, de esfuerzo, especialmente de sacrificio para la gente humilde.

Cuando se trata de un indio presidente, todo el mundo observa, hasta los periodistas. Pero en Europa, su presidente socialista, Felipe González, ¿cuántos años estuvo? ¿Y Merkel en Alemania?

¿Qué me dice de los liderazgos largos? ¿Cree que benefician a los proyectos políticos, o eventualmente los debilitan?
Cuando se trata de un indio presidente, todo el mundo observa, hasta los periodistas. Pero en Europa, su presidente socialista, Felipe González, ¿cuántos años estuvo? ¿Y Merkel en Alemania? Y nunca lo cuestionaron. Pero tienen miedo de que el indio se eternice: es parte de la Guerra Fría. Y usted, ¿no tiene miedo de su monarquía? Yo digo que los pueblos decidan. Es la democracia.

Usted fue el primer presidente indígena de América Latina. ¿De qué manera su origen aimara se plasmó en su política?
Primero, en la ética, la moral y los principios. En mi familia me enseñaron a no robar, a no mentir, ni a ser flojo. Es decir, si te falta algo, es mejor decir, “présteme”, sabiendo que vas a devolver. Si sabes que no vas a devolver, es mejor decir, “regáleme, ayúdeme”. Es más sano que robar, y que prestar para no devolver. Eso aprendí. Y por eso, en nuestra gestión constitucionalizamos el ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso, ni seas ladrón). Eso es sabiduría indígena, que viene de la Bolivia profunda. En segundo lugar, vivir en comunidad, en colectividad, en solidaridad, en complementariedad, en armonía con la Madre Tierra. La Madre Tierra es imbatible, yo estoy convencido: el ser humano no va a poder existir sin la Madre Tierra, y la Madre Tierra puede existir mejor sin el ser humano. Una de nuestras tareas es defenderla. La Pachamama, o el “Medio Ambiente” como dicen los estudiosos, también tiene derechos. Para mí, tiene más derechos que el ser humano.

Reconozcan públicamente que tienen una deuda, y que hicieron mucho daño. No vamos a estar mendigando, pero que sepan que tienen una deuda acá, especialmente con el movimiento indígena de América

¿Qué significa vivir en un Estado Plurinacional?
1492, invasión europea. Sus abuelos nos han invadido, han venido aquí a buscar terminar con el indígena: genocidio para el saqueo, exterminio para el robo. Somos víctimas de eso. Europa nos debe al movimiento indígena. Pero, igual que llegaron los hijos de Cristóbal Colón, después vinieron las guerras mundiales, la guerra civil de España, y masivamente venían los españoles a América Latina. Se quedaron. Nacieron acá, también son originarios: para mí, son los “originarios contemporáneos”, junto con los quechuas, aimaras, guaraníes, las 36 nacionalidades. Originarios milenarios, dueños absolutos de esta noble tierra. Tenemos diferencias: usted blanquita, yo negrito. Entonces, ¿qué es la plurinacionalidad? La unión en la diversidad. Para enfrentar conjuntamente la adversidad. El movimiento indígena no es discriminatorio. Solo hemos sometido a discriminación el fascismo y el racismo de los europeos. A mí me sigue impresionando la diversidad cultural de Bolivia: es la riqueza de nuestra identidad, de nuestra unidad. En Perú, Ecuador, Guatemala… a algunos los han eliminado. Aquí sigue la música autóctona, originaria: es música de resistencia y de lucha. Mis abuelos lucharon cantando y bailando contra la invasión europea. Son producto de eso. El Estado plurinacional no discrimina y no margina. Aquí han venido a saquearnos y a robarnos. Cuando mis hermanos se van a vivir, a trabajar, a mejorar su situación económica a Europa o Estados Unidos, es el “plan retorno”. Por eso, planteamos la ciudadanía universal. ¿Cómo es posible el libre mercado, la libre circulación del dinero, y no el libre movimiento del ser humano?

Antes ha dicho que Europa está en deuda con los pueblos indígenas. ¿De qué forma se puede pagar, o reparar esa deuda?
Reconozcan públicamente que tienen una deuda, y que hicieron mucho daño. No vamos a estar mendigando, pero que sepan que tienen una deuda acá, especialmente con el movimiento indígena de América. Primero, hubo un genocidio. Segundo, saquearon los recursos naturales. Los vaciaron. Eduardo Galeano decía que desde Potosí se podía construir un puente de plata hasta Madrid. Era la plata de Bolivia: saqueo, saqueo, saqueo. Creo que [el expresidente José Luis Rodríguez] Zapatero fue más consciente, cuando me preguntó: ¿en qué te puedo ayudar? Yo no le pedí dinero. Le pedí si podía enviar unas ambulancias que hacían falta en el campo. Mandó 400, sin ninguna condición. Ahí hay algo de conciencia. Porque ese saqueo a los recursos naturales va masacrando, explotando al movimiento indígena, que es el dueño de esta noble tierra. El dominio llegó con la cruz, acompañada con el fusil. En las familias de la oligarquía de aquellos tiempos, el primer hijo era cura; el segundo, abogado, y el tercero, militar. Si no podían dominar a mis antepasados con la Biblia, lo hacían con la ley, y si no, con la bala, con los golpes de Estado y las dictaduras.

Solo vienen a preguntar eso. Estoy cansado. Se lo estoy diciendo: investigue. Si no hay víctima, no hay delito, y punto

¿Qué piensa del papel de Europa hoy, en las guerras que hay en el mundo?
Europa es un instrumento del imperio para someter pueblos. Europa tiene que liberarse de Estados Unidos: parece el ministro de Defensa de Estados Unidos. Es cómplice del genocidio, del exterminio y de la limpieza étnica que tiene lugar en Palestina. En la última reunión de Runasur (agosto de 2025), planteamos crear un movimiento intercontinental anticolonial, y lanzamos la propuesta de mudar la sede de Naciones Unidas de los Estados Unidos. ¿Cómo allí van a debatir la paz, cuando Estados Unidos solo exporta guerra, armas, muerte, e intervenciones militares? Por favor. También planteamos la desmilitarización mundial. Estoy convencido: no hay capitalismo sin guerra.

Tengo que hacerle una última pregunta. Hay hoy en Bolivia una orden de arresto contra usted, por delitos de estupro y trata de personas. La orden todavía no se ha ejecutado, pero el proceso judicial sigue. ¿Qué puede decirme al respecto?
Si no hay víctima, no hay delito. Y punto.

¿Qué quiere decir con eso?
Solo vienen a preguntar eso. Estoy cansado. Se lo estoy diciendo: investigue. Si no hay víctima, no hay delito, y punto.

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