Por Martín Cúneo
La semana de El Salto ha estado marcada por las acciones para poner en evidencia la inacción de los gobiernos frente a la crisis climática en el inicio de la COP27 en Egipto. “Cuando el sabio señala el futuro, el necio mira el marco”, era el titular de una columna de Anita Botwin publicada en nuestra web. En ella comentaba la acción de dos jóvenes que se pegaron a los marcos de dos de las más famosas obras de Goya en el Museo del Prado. “La realidad es que hay muy pocas acciones de desobediencia civil que gocen del aplauso sonoro de la ciudadanía. Porque son molestas, porque lo ideal sería que no ocurrieran”, reflexionaba.
Pero han sido esas acciones las que han permitido acabar con siglos de segregación racial en EE UU, con el apartheid en Sudáfrica o con el muro de silencio y soledad que rodeaba los desahucios en España. La criminalización de la desobediencia civil también ha arrastrado a las personas que informan de estas acciones. La detención de Joanna Giménez i García, periodista que cubría la acción del Prado para El Salto, es una demostración más de una ofensiva de sectores conservadores enquistados en las instituciones —especialmente en el Poder Judicial y en la Policía—, que entienden que informar sobre las desobediencias significa ser cómplice de ellas. La ola de solidaridad internacional —con la vergonzosa excepción de las asociaciones de periodistas FAPE y la APM— ha dejado en evidencia unas prácticas que, como denuncia la propia Giménez i García, están pensadas para “disuadir a otros periodistas”.
La cobertura mediática de la detención de las periodistas también ha servido para medir el grado de obediencia de las distintas cabeceras a la versión de la Policía y la justicia. Han sido muy pocos los medios que se atrevieron a cuestionar la versión oficial. El uso de las fuentes, la materia de la que está hecha la información, lo dice todo sobre un medio. En el caso de El Salto, siempre preguntamos primero a las personas y a las organizaciones que trabajan por mejorar el mundo, y en caso de que su versión no coincida con la versión oficial, siempre sabremos de que lado ponernos.