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Bilbao
Cuidados públicos, pero no para todos los bolsillos: “El Ayuntamiento de Bilbao nos abandona”
Alrededor de 240 familias se han dado de baja del servicio de ayuda a domicilio (SAD) del Ayuntamiento de Bilbao. No pueden costear el servicio, que se ha disparado hasta triplicarse en algunos casos. Estas personas, algunas con grandes grados de dependencia, necesitaban esa ayuda en su día a día para tener una mejor calidad de vida. Teresa (nombre ficticio) es una bilbaína de 47 años que, con ayuda de su marido Javier, está denunciando la situación de desamparo en la que el Consistorio les ha dejado. “Lo que los demás humanos hacen gratis –respirar, comer, beber…–, yo lo tengo que pagar. El Ayuntamiento nos ha abandonado”, denuncian. Esta es solo una de esas 240 historias.
Ella tiene tetraparesia espástica severa, es capaz de mover un poco el brazo y la pierna izquierda, pero no lo suficiente como para valerse por sí misma. De hecho, tiene una discapacidad del 95% y no puede hablar, andar o comer sin ayuda. Hace 20 años tuvo el accidente que le dejó en tal situación de dependencia. Era usuaria del SAD desde hace 16 años. Como cuenta su marido y cuidador Javier, esta no es la primera vez que suben el precio de la cuota de asistencia, pero en esta ocasión, según el mismo, la subida ha sido “abismal”.
Esta pareja pagaba 410 euros por un servicio de diez horas a la semana. El 4 de enero recibieron una carta en la que se les informaba que, desde ese momento, tendrían que abonar 1.337,29 euros
Esta pareja pagaba 410 euros por un servicio de dos horas al día los 5 días laborables de la semana, pero el 4 de enero recibieron una carta en la que se les informaba que, desde ese momento, tendrían que abonar 1.337,29 euros por la misma cantidad de tiempo. “En una empresa privada nos cobran la mitad de ese precio, pero nosotros estamos contentos con la persona que nos ayuda y lleva tanto tiempo con nosotros. Además, el SAD es un servicio público que debería ayudar a las personas dependientes y de esta manera las están abandonando”, explica enfadado Javier. Otras familias están denunciando que la cuantía se ha multiplicado por seis, de 90 a 410 euros al mes.
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Hay que tener en cuenta, aunque la nueva normativa parece que no lo hace, como explica Teresa, que ella paga por todas aquellas cosas que el resto del mundo hace casi sin darse cuenta. “Yo tengo que pagar para comer y beber, pagar para ir al baño, pagar para darme una ducha, todos los actos cotidianos se transforman en dinero para mí”.
“Dejé el trabajo para cuidarla, porque si contrataba a alguien le iba a tener que pagar más de lo que yo cobraba y no salía rentable”, señala su marido y cuidador
El cuidador de Teresa es su marido Javier y los dos viven con la indemnización que obtuvo ella tras el accidente, por las secuelas que le dejó. “Dejé el trabajo para cuidarla, porque si contrataba a alguien le iba a tener que pagar más de lo que yo cobraba y no salía rentable”, señala. Con este dinero cubren los gastos del SAD, ahora de la empresa privada que contraten, el alquiler, el agua, la electricidad, los productos de primera necesidad, los gastos diarios… todo. Aunque el dinero es algo que se acaba, el matrimonio tendrá que vivir siempre con las limitaciones que la dependencia de Teresa suponen.
Este martes 20 de febrero se celebró una manifestación que salió del teatro Arriaga y llegó hasta las escalinatas del ayuntamiento para reclamar el derecho a ese cuidado. La denuncia se hizo extensiva al abandono por parte de las instituciones que padecen, como cuentan: “Esas 240 personas que se han dado de baja no es que hayan dejado de necesitar ayuda, que hayan dejado de ser dependientes o se hayan curado milagrosamente. Esas 240 personas somos usuarias que no podemos hacer frente al pago de la cuota actual del SAD, personas a las que nos han dejado de lado y que tenemos que buscarnos la vida”.
Es una situación difícil para Teresa, pero también para Javier, que trata de mantenerse fuerte porque él “debe estar bien, para que ella también lo esté”. Hay al menos 3.400 personas usuarias del SAD. La mayoría son mujeres. La rebaremación de la cuota dejará a muchas personas atrás.