Las prácticas vejatorias en el tratamiento a personas trans en Euskadi: “La psiquiatra está para controlar”

Personas trans hablan de su paso obligado por psiquiatría y su amoldamiento a roles de género tradicionales para conseguir el tratamiento hormonal sin trabas. “La unidad especializada es un sitio de reproducción de violencias machistas”, dice la presidenta de Lumagorri HAT.
Denuncias Trans Psiquiatria
Integrantes del colectivo Sumintrans frente al Hospital de Cruces, en protesta por las prácticas de la Unidad de Género. Imagen: Sumintrans

En agosto del año pasado saltó a la luz mediática el caso de Ren Bragado, una persona no binaria que denunció haber sufrido un trato degradante en la consulta de psiquiatría del servicio de atención a las personas trans (UIG, Unidad de Identidad de Género) del hospital bilbaíno de Cruces. “Me sentí como un conejillo de indias en un experimento. La doctora me evaluó como si estuviera buscando un trastorno psicológico que justificara negarme el tratamiento”, declaró Bragado en una rueda de prensa celebrada frente al hospital. El paso al frente de Bragado ha hecho estallar el silencio contra las prácticas “ilegales” y el trato “vejatorio” en el único servicio que atiende a las personas trans en la sanidad pública vasca.

El Salto ha podido contactar con cinco personas que hicieron uso de los servicios de la UIG de Cruces entre 2029 y 2024. Sus experiencias reafirman una de las denuncias que se realizan hoy: que el paso por psiquiatría es obligatorio por protocolo interno del hospital a pesar de que la reforma de 2019 de la ley trans autonómica dejara claro que los derechos recogidos en el texto legal se podrán disfrutar “sin necesidad de un diagnóstico o informe psiquiátrico”. Modificaciones normativas posteriores, como la ley trans estatal de febrero de 2023 o la nueva reforma de la norma trans autonómica de este mismo mes de 2024 reforzaron la despatologización de la atención sanitaria a las personas trans.

El paso por psiquiatría es obligatorio por protocolos del hospital y testimonios cuentan que la facultativa hacía preguntas estereotipadas para certificar la identidad

De los testimonios también se desprende que la facultativa de salud mental tenía potestad para retrasar el inicio del tratamiento con hormonas, aunque a este medio no le consta que le haya negado esta prestación a ningún paciente. Tres de las personas con las que ha hablado este medio relatan que la psiquiatra les hacía preguntas estereotipadas, como si jugaban con muñecas o coches en su infancia, o cómo llevaban el pelo en la adolescencia. 

“La UIG es un sitio de reproducción de violencias machistas hacia las personas trans”, analiza Klaudia Ugarte, presidenta de Lumagorri HAT. Fue esta asociación, junto con Loratuz Lotu y Anitzak, la que lanzó una encuesta en marzo de este año para conocer el estado del servicio de atención a las personas trans según el propio usuariado. Respondieron 42 personas. “Nos encontramos situaciones muy violentas y cuestionamiento de la identidad de las personas”, resume Ugarte las conclusiones del informe con respecto al paso obligado por psiquiatría, que la activista considera “patologizante”.  

“El mero hecho de ir a psiquiatría, aunque sea un trámite, es violento. Aunque no se diga de manera explícita, lo que hace [el paso obligado por psiquiatría] es patologizar”, concuerda Bryn Hounsell, integrante de Sumintrans. Este colectivo surgió a raíz de una concentración en agosto del año pasado contra la “gordofobia hacia las personas trans” dentro de la UIG y actualmente se dedica a recopilar testimonios de malos tratos en la unidad especializada. 

Como organización política tienen un objetivo principal: la abolición de la UIG, una demanda histórica de los colectivos trans en la comunidad autónoma vasca, que piden que, en vez del servicio centralizado, toda Osakidetza esté sensibilizada con la atención a personas trans. Así, esta demográfica podría ser atendida en su centro de salud u hospital de referencia y no tener que desplazarse a Bilbao para cada cita.

A fecha de publicación de este reportaje, El Salto no ha recibido ninguna respuesta a las preguntas enviadas al Departamento de Salud del Gobierno Vasco.

Paso obligado por psiquiatría y sesgos heteronormativos

Matteo Fernández acudió a Cruces a principios de 2021 y le obligaron a pasar por Psiquiatría antes de iniciar su tratamiento hormonal. “Yo les dije que ya tenía psiquiatra y psicólogo y que me iban a saber atender mejor porque me conocen desde pequeñito, pero me respondieron que era obligatorio”, relata Fernández, que tragó a pesar de conocer que el paso por salud mental quedó desfasado con la modificación a la ley trans autonómica realizada en 2019.

“Pensaba que la psiquiatra estaba ahí para ayudar, pero está para controlar”, cuenta Renteria, a quien la profesional retrasó “bastantes meses” el inicio de su tratamiento hormonal

El paso por psiquiatría es obligatorio por los protocolos internos de la unidad, explican desde Sumintrans. Una práctica “ilegal y profundamente inmoral”, tercia Ugarte, que añade que la revisión en salud mental se realiza con un “sesgo heteronormativo”. Una vez en la consulta, la facultativa tiene potestad de retrasar el inicio del tratamiento hormonal. Así le ocurrió a Joana Renteria, a quien la psiquiatra pospuso “bastantes meses” su hormonación porque aducía que las hormonas le iban a “sentar mal” porque “no estaba estable”, según relata la chica. “Pensaba que [la psiquiatra] estaba ahí para ayudar, pero está ahí para controlar”, opina Renteria, que califica de “mal trago” su paso por salud mental. Poco antes de obtener la luz verde por parte de la psiquiatra, Renteria estaba empezando a pensar que “no merecía la pena seguir”: “Habría investigado cómo hormonarme por mi cuenta de haber tardado más”, reconoce.

Lucas es el pseudónimo de un chico trans que pasó por esa primera consulta de Psiquiatría hace unos cinco años y que también habla de conseguir un “visto bueno”. En la primera cita en la UIG, en endocrinología, le habían informado de que la visita a salud mental era para que pudiera recibir ayuda en caso de necesitarlo, pero lo que encontró en consulta fue preguntas estereotipadas: ¿Jugaba con muñecas o figuritas de superhéroes de pequeño? ¿Le gustaba el fútbol o los cómics? Tras el cuestionamiento, la psiquiatra le informó de que entraba en el perfil de chico trans.

Antes de acudir a la UIG, a Lucas le habían advertido varios amigos trans de que, de cara a la cita en psiquiatría, debía actuar “como lo más chico estereotípico posible”. Quienes se salen de los roles tradicionales —o no esconden en la consulta de salud mental que no se amoldan a esos cánones— reciben “muchos problemas y dificultades”, explica Ugarte. En el informe correalizado por la asociación de la que es parte, se asevera que en la UIG de Cruces se ha excluido a algunas personas no binarias del acceso a tratamientos.

“Tuve que dejar la pluma de lado”, cuenta Matteo Fernández, una persona no binaria. “La psiquiatra me preguntó si llevaba calzoncillos ese día”, añade

Es por esto por lo que usuarios como Fernández, que es una persona no binaria, ocultan su verdadero yo en consulta: “Tuve que dejar la pluma de lado”, dice. Sus amistades le recomendaron que fuera “lo más masculino posible”. “La psiquiatra me preguntó si llevaba calzoncillos ese día y, mira, justo los acababa de comprar para ir más masculino, pero no creo que llevarlos o no sea relevante en psiquiatría”, comenta Fernández. “Para ir a psiquiatría tienes que prepararte para hacer la performance [del binarismo]”, corrobora Hounsell.

Los testimonios a los que ha tenido acceso El Salto corresponden a hechos de hace años, pero Klaudia Ugarte asevera que las mismas historias se siguen repitiendo hoy, según su informe de este año y las personas a las que atienden en su asociación.

Cuestionamiento de las personas con historial psiquiátrico

Uno de los aspectos más sangrantes de la historia de Ren Bragado, la persona no binaria que acudió a psiquiatría de la UIG en agosto del año pasado, es que la facultativa sugirió que Bragado podría estar confundide y que su identidad podría ser producto de una agresión sexual previa. “[En] el no binarismo a veces vemos antecedentes de abuso sexual y rechazan todo lo femenino por lo que ha ocurrido”, le dijo la psiquiatra a Bragado, según expuso le denunciante en la rueda de prensa frente al hospital.

Xabi Cabrera cuenta que la psiquiatra cuestionó su identidad porque en el pasado recibió acoso escolar: “Me dijo que a ver si eso era un desencadenante y aún no estaba seguro”

Hounsell señala que, por lo que ven en Sumintrans, a veces la facultativa de salud mental cuestiona la identidad trans de la persona si ve indicios de sufrimiento psicosocial o lo que considere trauma. Xabi Cabrera es un chico trans derivado a la UIG en 2020. Cuenta que su primera cita con la psiquiatra estaba yendo bien —preguntas estereotipadas sobre si jugaba con muñecas aparte— hasta que la profesional inquirió por unas citas en psicología que Cabrera había tenido en Osakidetza unos diez años atrás por malestar psíquico derivado del acoso escolar que sufría. Fue ahí cuando la facultativa cuestionó a Cabrera, según relata este: “Me dijo que a ver si eso del bullying era un desencadenante y todavía no estaba seguro” de su identidad.

“No es correcto cuestionar la identidad trans de nadie por que tenga un diagnóstico psiquiátrico”, explica Hounsell, que apunta que a las personas cis (acordes con su género asignado al nacer) no se les exige estabilidad mental para justificar su identidad. “Rechazamos el paso obligado por psiquiatría no porque seamos personas cuerdas y no nos pase nada; muchas personas trans también están locas y tenemos derecho a estarlo”, declara le integrante de Sumintrans, que termina afirmando que las personas con padecimiento psíquico también tienen derecho a la autonomía corporal. 

La comunidad autónoma vasca despatologizó lo trans en 2019

La OMS dejó de considerar lo trans una enfermedad en 2018 y la comunidad autónoma vasca hizo lo propio en 2019, con una ligera modificación a la normativa vigente desde 2012 que añadió a esa norma una frase corta, pero con muchas ramificaciones: “Las personas transexuales podrán acogerse a lo establecido por la presente ley sin necesidad de un diagnóstico o informe psiquiátrico, psicológico ni tratamiento médico”.

Las personas con las que ha podido hablar El Salto tuvieron su primera cita en psiquiatría entre uno y dos años después de la modificación legal de 2019 que despatologizaba lo trans. Klaudia Ugarte asegura que la asociación que preside ha recopilado experiencias más recientes, incluso algunas con la nueva ley trans autonómica de febrero de 2024 ya en vigor. Esa norma es más explícita si cabe en censurar el paso por psiquiatría.

La reforma de 2024 de la ley trans vasca censura el paso por psiquiatría: la prestación de asistencia sanitaria no puede estar condicionada a examen psicológico o psiquiátrico, lee la norma

En su artículo 14, se lee que se prestará “el acompañamiento psicológico o psiquiátrico adecuado si la persona usuaria o familiares lo solicitan, siendo este acompañamiento el común previsto para el resto de personas usuarias de Osakidetza-Servicio vasco de salud, sin que quepa condicionar la prestación de asistencia sanitaria especializada a que previamente deba someterse a examen psicológico o psiquiátrico alguno”.

En la Ley Trans estatal de 2023, queda establecido en el artículo 56 que uno de los principios rectores de la atención sanitaria a las personas trans es la “no patologización”, aunque la norma no profundiza en el ámbito de la salud por ser la sanidad una competencia delegada a las comunidades autónomas.

Personas no binarias o gordas relatan trabas para acceder a operaciones
El informe llevado a cabo en marzo de este año por Lumagorri HAT, Loratuz Lotu y Anitzak habla del trato “vejatorio” y “humillante” en la consulta de psiquiatría, pero la encuesta no se limita a preguntar por la cuestión del paso por salud mental. En lo que respecta a las intervenciones quirúrgicas que se llevan a cabo en la UIG para reafirmar el género de quienes se someten a ellas —mastectomía, mamoplastia, vaginoplastia, etc.—, 14 de las 42 personas encuestadas (una de cada tres) por las asociaciones respondieron que habían sentido que se intentó obstaculizar su acceso a estas prestaciones.

Las dos principales razones para estos bloqueos, según el informe, es la identidad no binaria y/o la corporalidad gorda de la persona. Matteo Fernández acudió a la cita en cirugía hace unos cinco años y le negaron la mastectomía por sobrepeso. El motivo para no operarle no era ninguna complicación médica derivada de su peso, sino que el cirujano adujo a “motivos estéticos”, según cuenta. “En mastectomías”, cuenta Ugarte, “a la mínima que haya algo de sobrepeso te ponen problemas que además verbalizan de forma violenta”.

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