Opinión
            
            
           
           
           
           
El sano juicio de Juan Luis Ruiz-Giménez
           
        
        Más de 2.700 personas  solicitan a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid que un Centro de  Salud de Vallecas lleve el nombre del doctor Juan Luis Ruiz-Giménez,  recientemente fallecido. El médico fue un pionero en la defensa de la salud  comunitaria y los cuidados, y en la lucha por un sistema sanitario público y  universal.
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Más de 2.700 personas han  firmado una petición on line para que un Centro de Salud del barrio de Vallecas  lleve el nombre del doctor Juan Luis Ruiz-Giménez, fallecido el viernes 21 de agosto. La  iniciativa se suma a la innumerable cantidad de condolencias y mensajes que  llenaron las redes sociales desde que se supo la noticia de su deceso, y es un  reconocimiento comunitario al trabajo que desarrollara durante cuatro décadas.
Como argumenta el impulsor de la petición, Julio González Baltasar, “fue  un médico comprometido con la sanidad pública y un ferviente luchador de los  derechos de los trabajadores de la salud, así como de las personas más  desfavorecidas. Por eso Vallecas, el barrio donde ejerció la mayoría de su  vida, le debe un homenaje”.
“Por su compromiso con  los más desfavorecidos traducido en términos prácticos en el desarrollo de la  salud comunitaria, la reforma de la atención primaria y la defensa de la  sanidad pública universal y de calidad, el desarrollo de la especialidad de  Medicina de Familia y Comunitaria, la solidaridad internacional y la  extensión del tejido asociativo, son frentes en los que su presencia ha sido  inagotable y determinante en la historia reciente de nuestro país”, explica  González en el texto.
Juan Luis Ruiz-Giménez fue ante todo un médico de barrio, del barrio de Vallecas, donde desarrolló gran parte de su carrera como profesional sanitario. A la vieja usanza, con la docencia incorporada en voz y acto. “Es algo así como el Atticus Finch de toda esta historia”, lo definen en el libro documental Los Cuidados. Saberes y experiencias para cuidar los barrios que habitamos, un manual visual y gráfico que coordinó el propio médico junto a Edith Pérez Alonso y Antonio Girón.
“La salud y la enfermedad son un fenómeno social complejo, multicausal, conformado por diversos factores biológicos, psicológicos, sociales”, Juan Luis Ruiz-Giménez y Rosa Bajo Viñas.
“Después de 30 años  haciendo barrio desde el centro de salud, es la persona con quien descubrimos  las mareas blancas frente a los hospitales, los diagnósticos participativos a  pie de calle o las agendas de los movimientos vecinales y sociales. Con Juan  Luis caminamos Puente de Vallecas de arriba abajo varias veces y así conocimos  muchas vecinas y vecinos que después participarían en la película”, destacan desde  la productora La Sandunga Transmedia, responsable del vídeo que cuenta las redes de cuidados  tejidas alrededor del Centro de Salud Vicente Soldevilla, donde Ruiz-Giménez se  desempeñó como coordinador del equipo de Atención Primaria.
A decir de muchos, tenía algo del legendario personaje literario de la novela Matar a un Ruiseñor de Harper Lee, que Gregory Peck protagonizara en la gran pantalla. Como decía Finch, “uno no comprende realmente a una persona hasta que no se mete en su piel y camina dentro de ella”. Y Ruiz-Giménez, sobre todo, intentaba comprender y ponerse en el lugar de las demás personas. “Un artesano de lo cotidiano”, como lo definió el médico Rafa Cofiño hace ocho años en su texto “Juan Luis Ruiz-Gimenez es un tipo elegante”.
LA PANDEMIA LE DA LA RAZÓN
Juan Luis Ruiz-Giménez defendió el derecho a la salud y a la asistencia sanitaria como un derecho social fundamental que los poderes debían garantizar y la ciudadanía poner en práctica como parte activa e interesada. “La salud y la enfermedad son un fenómeno social complejo, multicausal, conformado por diversos factores biológicos, psicológicos, sociales”, explicaba en el artículo “La Marea Blanca y el cuidado de lo Común y lo Público” que firmó junto a la médica de familia y comunitaria Rosa Bajo Viñas en el libro de Los Cuidados (2018), en el que alertaban de los cambios que se estaban operando.
“Se tiende hacia un abordaje de carácter  asistencialista y terapéutico que olvida, desplaza y desconsidera causas y  factores determinantes del proceso de salud/enfermedad. Los avances en el  conocimiento científico, en segundo término, llevan a potenciar la  industrialización del sector, así como la progresiva medicalización y  mercantilización de la salud. De manera asociada a lo anterior se implanta una  determinada concepción de la asistencia sanitaria, cuyas ideas dominantes son  el determinismo biológico, la noción parcelada de la enfermedad, la salud como  fenómeno individual y la hegemonía de la cura como definición elemental de la  práctica sanitaria. Esto va a conformar un patrón tecnológico y hospitalario  que fragmenta los cuidados y margina las políticas de promoción, al tiempo que  descontextualiza los elementos del ciclo salud/enfermedad (la clase social, el  género, el territorio, las barreras económicas o culturales) para convertir a  la ciudadanía en cliente y consumidora de servicios”, denunciaban.
Fue pionero en hablar de los determinantes en salud, de la importancia que tienen para las desigualdades en salud variables que van desde las políticas macroeconómicas que se implementan, el mercado de trabajo, la clase social, el territorio, el género; hasta las condiciones laborales, infraestructuras sanitarias, los ingresos familiares, las condiciones de vivienda y alimentación, y un sinfín de factores psicosociales.
En los barrios de menor nivel socioeconómico existen menos instalaciones deportivas y, por el contrario, un 62% más de tiendas de comida basura en cercanías de sus colegios.
Solo bajo esta óptica es posible comprender y pensar  en respuestas colectivas para enfrentar la pandemia que estamos atravesando. No  parece casual la diferencia en la cantidad de fallecimientos generados por el  coronavirus entre los barrios más ricos y los más pobres de Madrid, ni tampoco  la cantidad de contagios concentrados en las barriadas populares de la ciudad  (Villaverde, Usera, Vallecas y Carabanchel) o en otras ciudades del sur  precarizado, como Leganés.
El último atlas de  mortalidad en España, realizado por investigadores del Grupo  Bayensians de la Fundació per al Foment de la Investigació Sanitària i Biomèdica de la  Comunitat Valenciana (Fisabio) y de la Dirección General  de Salud Pública y Adicciones de la Generalitat Valenciana, explora  entre las causas de 9,5 millones de fallecimientos ocurridos entre 1989 y el  2014. Según el mismo, en Madrid hay un 43% de posibilidades de morir de  neumonía, por encima de la media del Estado, y dentro de la capital un hombre  que vive en el barrio de Salamanca tiene una esperanza de vida de 83,5 años,  casi cuatro años más de lo que puede vivir uno que reside en Puente de  Vallecas.
Una causa podría ser, en sintonía con los  determinantes a los que hacía mención Ruiz-Giménez, que en los barrios de menor  nivel socioeconómico existen menos instalaciones deportivas y, por el  contrario, un 62% más de tiendas de comida basura en las cercanías de sus colegios,  según reveló un estudio de la Universidad de Alcalá de Henares.
Otras, la cantidad de convivientes por unidad  familiar, unas rentas que según el Atlas de Distribución de Renta de Hogares  del Instituto Nacional de Estadística oscilan apenas entre los 9.300 y los  10.000 euros anuales, el no acceso al teletrabajo, la necesidad de hacer largos  traslados en un transporte público lleno de pasajeros para llegar a los puntos  de trabajo o incluso, la imposibilidad de muchas familias de acceder a la  compra de mascarillas.
Ruiz-Giménez también fue un defensor de la Sanidad  Pública y Universal, universal sí (que demasiadas veces el agregado se cae de  las pancartas). Con la sanción del Real Decreto 16/2012 del gobierno de Mariano  Rajoy que secuestró la universalidad del sistema sanitario, fue uno de los que  alzó la voz junto a usuarias y trabajadoras del Sistema Nacional de Salud,  creando el movimiento de desobediencia civil Yo Sí, Sanidad Universal, que se  organizó en torno a una red estatal de grupos de acompañamiento para  salvaguardar el derecho a la asistencia sanitaria de todas las personas.
Hoy, cuando muchas noticias apuntan como culpables de  los contagios a la población migrante y, en especial a los trabajadores  temporeros y los recién llegados en patera, conviene recordar que fueron  personas como Ruiz-Giménez quienes alertaron de los riesgos que para la salud  pública comportaba la exclusión sanitaria. Nueve años después y pandemia de por  medio, la universalidad sigue sin ser restituida.
Sería de sano juicio que el gobierno de coalición recuperara para la población el antiguo modelo de Sanidad Pública y Universal, tanto como que un Centro de Salud de Vallecas llevara el nombre del doctor Juan Luis Ruiz-Giménez.
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