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Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
Han sido décadas de lucha, pero el movimiento vecinal y ecologista del sureste de Madrid está hoy de enhorabuena. La delegada de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Inés Sabanés, ha anunciado este jueves, durante la presentación de la Estrategia de Prevención y Gestión de Residuos 2018-22, la clausura de la incineradora de residuos de Valdemingómez para el año 2025.
Los planes del Consistorio implican reducir la incineración de resiudos un 50% en 2022, con un horizonte de eliminación de esta técnica en 2025 y la elaboración de “un plan de cierre al término de la vigencia del contrato de la incineradora —en 2020— que estudie en profundidad las necesidades, infraestructuras y servicios necesarios para el establecimiento de residuos cero y de la economía circular”, han señalado desde el Ayuntamiento.
Para conseguir esos fines, la Administración local señala que “la ciudad de Madrid tiene que hacer un esfuerzo importante durante los próximos años, pues parte de unas tasas bajas en relación a otras ciudades, que tienen implantada la recogida selectiva orgánica desde hace años y un mejor sistema de gestión”.
Satisfacción con pero
Los 45 colectivos que integran la Alianza contra la incineradora de Valdemingómez no han tardado en celebrar la noticia y han querido “felicitar a la ciudadanía de Madrid por este logro, ya que ha sido el movimiento vecinal y ecologista quien tras décadas de lucha lo ha conseguido”. Sin embargo, la solución adoptada no es la ideal para la plataforma, que ha matizado que “hubiera sido mejor llevar a cabo el cierre definitivo más cerca de 2020”.
Javier Navascués, del colectivo Rivas Aire Limpio, uno de los integrantes de la plataforma, señala a El Salto que, a pesar de las dudas sobre unos plazos que para él deberían acortarse, se ha conseguido lo que la Alianza reclamaba: “Un plan de cierre de la incineradora y la no renovación del contrato con [la empresa concesionaria] Urbaser; eso es lo más importante para nosotros”.
El activista señala que “Urbaser se supone que pretendería volver a tener un contrato de 25 años y eso sí que puede ser rematado a finales de 2019 en las condiciones de la renovación”. Y de cara a un posible cambio de rumbo en un Ayuntamiento futuro de distinto color apunta: “Si esa renovación no se asegura, es muy difícil que ningún otro gobierno se atreva a a presentarse a las elecciones con la bandera de seguir con la incineradora abierta, tendrían que convencer a la población madrileña de que es muy bueno seguir con la incineradora”.
A pesar de la batalla ganada, Navascués se muestra cauto y dice que “sigue siendo muy importante que siga habiendo movimiento popular que apoye esto porque todavía no reconocemos la patronal”. De hecho, adelanta que la plataforma tenía previsto convocar una movilización en septiembre y, en principio, continuará con sus planes. Además, continuarán con las recogidas de firmas “pero en este caso tendrán un espectro más de apoyo a la decisión del Ayuntamiento que de reivindicación hacia el mismo, contrarrestar las presiones que puede haber por otros lados”.
El 26 de junio la plataforma registró en el Ayuntamiento 25.000 rúbricas por la clausura de la incineradora en el año 2020, una recogida de firmas que estaba previsto ampliar en los próximos meses y se compaginaba con una campaña para promover una consulta ciudadana vinculante, entre otras acciones.
La plataforma ha valorado positivamente “la valentía de la ciudad de Madrid al tomar esta decisión que ayudará a mejorar la calidad de vida de las personas madrileñas y de las de los municipios cercanos a la incineradora, que ya se habían posicionado a favor de su cierre”. En concreto, Getafe, Rivas-Vaciamadrid y San Fernando de Henares ya habían aprobado sendas disposiciones locales exigiendo el cierre de las instalaciones sitas en el Parque Tecnológico de Valdemingómez, en el término municipal de Madrid, y próxima a poblaciones como Rivas-Vaciamadrid, Getafe y Perales del Río, además de a barrios del sureste de la capital. Tal como indica Navascués, "lo mas importantes es que hay un compromiso firme del Ayuntamiento, que es lo que hasta ahora no teníamos".
Desde su puesta en marcha en 1996, la incineradora ha quemado 300.000 toneladas al año de residuos urbanos procedentes de la ciudad de Madrid. Los ecologistas siempre han denunciado que en el proceso de quema se emiten decenas de sustancias nocivas y peligrosas, como las dioxinas y los furanos, “elementos de los que no existen límites seguros de exposición para la población”, recuerdan desde la plataforma.
Orgánica en toda la ciudad
La Estrategia de Prevención y Gestión de Residuos de la capital para los próximos cinco años tiene un presupuesto de 1.554 millones de euros y pretende “minimizar los que se producen y gestionar mejor los que se generen, tratándolos como recurso”. Uno de los cambios principales será la ampliación de la recogida selectiva de la materia orgánica, actualmente en su fase inicial solo en algunos distritos, para el 100% de la ciudadanía, así como las empresas de la ciudad.Con el objetivo de cumplir los compromisos de España en materia de medio ambiente y cambio climático, el Ayuntamiento se plantea una serie de hitos. En concreto pretende “conseguir reducir los residuos generados en un 10% respecto a 2010 en 2020; llegar a un 50% de preparación para la reutilización y el reciclaje de las fracciones reciclables en 2020, frente al 19,6% actual; depositar un máximo del 35% de los residuos en vertedero, y alcanzar un 2% de reutilización en residuos textiles, RAEE (residuos de aparatos eléctricos y electrónicos) y muebles”.
Los días 3 y 4 julio, el Área de Medio Ambiente y Movilidad organiza unas jornadas en CentroCentro para dar a conocer el contenido de la Estrategia, y debatir sobre el futuro y los retos de la gestión de residuos.
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Qué fácil es desmontar lo que funciona, si además no se tiene ninguna responsabilidad de gestió.
El control de las emisiones del proceso de incineración está más que resuelto. En Francia hay más de 130 plantas, en Alemania más de 60, podéis ver en cada país de Europa l'as que dispone.
Los políticos no deberían hacer caso de estos colectivos pseudo-ecologistas que en lugar de aplicar la demagogia deberían informarse de lo que hablan y de las graves repercusiones de sus planteamientos.
Yo más bien diría: qué difícil es conseguir que las cosas funcionen mejor, y qué fácil seguir como si el mundo no cambiase. El reto es importante, pero también la implicación de la ciudadanía y la valentía de la ciudad para dar este paso. El planeta no aguanta todo lo que le echemos. A las personas que vivimos en Madrid también nos tocará reducir lo que tiramos, eliminar los plásticos, incorporar el cubo marrón... Sí, es difícil, pero es posible.
Esperemos que cumplan. Hasta que no vea cerrada....no voy a aplaudir
¡¡FELICIDADES!!
Además de cumplir con las directivas europeas, generar nuevos empleos con la economía circular, racionalizar la gestión de residuos haciéndola sostenible y poner a Madrid en la senda de las capitales más limpias... Este acuerdo para cerrar Valdemingómez es un seguro para garantizar la salud de cientos de miles de madrileños después de decadas de sufrimiento.
Gracias a todas las personas que han luchado para conseguir esto.