Represión
            
            
           
           
La alcaldesa de Villalba se enfrenta a su inhabilitación por la oficina antiokupas 
           
        
         
La alcaldesa de  Villalba, Mariola Vargas (PP), tendrá que declarar en el juzgado  número 8 de la localidad serrana por el contrato de la Oficina  Antiocupación que su ayuntamiento puso en marcha en la segunda mitad  de 2021. La regidora se enfrenta a una posible inhabilitación si el  juzgado resuelve a favor de la querella interpuesta por la concejala  Eva Morata (Cambiemos Villalba), en la que se denuncia la ocultación  de información relevante sobre el contrato, gestión y actividad de  este dispositivo cerrado desde enero de 2022.
Tal y como denunció en su día la Asamblea de Vivienda de Villalba, la llamada Oficina Antiocupación se abrió en julio de 2021 con un contrato de 15.000 euros adjudicado al empresario Salvador Palazón Marquina, que a su vez subcontrató el servicio de manera ilegal -según el colectivo por el derecho a la vivienda y según la querellante- a Toni Miranda, presidente de una asociación llamada Organización Nacional de Afectados por la Ocupación. En sus primeros tres meses de funcionamiento, la oficina abriría 121 expedientes de naturaleza “desconocida”, según explica la Asamblea de Vivienda de Villalba.
El supuesto servicio fue subcontratado a una asociación no registrada, con sede en Badalona, y presidida por Toni Miranda, “escritor, conferenciante, activista y blogger”
Durante  los meses de funcionamiento del dispositivo, y en los meses  siguientes a su cierre en enero  de 2022, tanto la asamblea  de vivienda como  la oposición villalbina solicitaron  al Ayuntamiento información sobre la justificación y beneficiarios  del contrato. A través de una respuesta en el pleno, el concejal de  seguridad, Miguel Aisa,  detalló que la beneficiaria del contrato era una empresa de  desocupación de inmuebles llamada Desocupaciones técnicas, cuyo  administrador único es Salvador Palazón Marquina.
Tal  y como investigó el colectivo antidesahucios, Palazón es también  dueño único de otra empresa, Desocupaciones exprés, investigada  por un juzgado de Sevilla después de que empleados de esta empresa abrieran un butrón en una  vivienda para desalojar ilegalmente a seis inquilinas en la capital  andaluza. Pero Palazón ni siquiera asumió la gestión de la oficina  de Villalba, sino que la subcontrató a una asociación no  registrada, con sede en Badalona, y presidida por Toni Miranda,  “escritor, conferenciante, activista y blogger” y única cabeza  visible de la autodenominada Organización  Nacional de Afectados por la Ocupación (ONAO).
“El caso de la Oficina es un ejemplo claro de la creciente connivencia lucrativa entre políticos, mafias de la desokupación y pseudo-comunicadores que viven del cuento”, ha escrito la Asamblea de Vivienda de Villalba en un comunicado que celebra la imputación de Mariola Vargas. “La alcaldesa mintió sobre el verdadero beneficiario del contrato y no reconoció que pidió dos presupuestos a un mismo empresario hasta que la Asamblea de Vivienda lo hizo público”, señala la asamblea. Vargas tendrá que declarar ante el juzgado número 8 el 18 de abril.
Un chiringuito, ensayo de algo más grande
La  asamblea consiguió mediante su presión que el ayuntamiento  terminara desistiendo de este supuesto servicio. No obstante, para el  colectivo por el derecho a la vivienda, la oficina de Mariola Vargas  es “un adelanto experimental en el plano local” del call center  antiokupación de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel  Díaz Ayuso. Dotado con un presupuesto de 240.000 euros anuales, esta  línea teléfonica atendida por seis agentes de cuerpos municipales  de policía ha tenido un uso “irrisorio”, según la Asamblea de  vivienda de Villalba: “apenas  recibe seis llamadas al día y sólo ha abierto 1163 expedientes en  seis meses”.
Para  este colectivo popular por el derecho a la vivienda, la verdadera  naturaleza de estos dispositivos es funcionar como “escaparate  electoral” del PP, “que sirve para seguir alimentando el odio al  pobre y ayuda a apuntalar el negocio de la vivienda”. La  Asamblea de Vivienda de Villalba cita además otros casos similares  de colaboración de entidades locales con empresas de matones  antiokupas, como las subvenciones del tripartito canario (PSOE,  Podemos, Nueva Canarias) a la empresa Desokupa Canarias o la asesoría  solicitada por el ayuntamiento barcelonés de Premiá (PSC-Junts) a  la conocida empresa Desokupa.
“Mariola inauguró la Oficina en un municipio donde el alquiler ha subido un 38’6% desde 2015, no hay vivienda social ni pública, y donde han muerto en la calle dos vecinos sin hogar en los últimos tres años”, señala la Asamblea, que también cita el reciente incendio provocado contra un edificio okupado propiedad de Sareb -a escasos metros de la extinta oficina antiocupas- como ejemplo de las consecuencias de las campañas de pánico contra la okupación.
Opinión
        
            
        
        
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