Reforma Agraria
25 de marzo: un proyecto para Extremadura

Los próximos días 23, 24 y 25 de Marzo se desarrollará una marcha a pie entre Olivenza y Guadiana para visibilizar problemáticas tan urgentes como los macroproyectos mineros que pretenden implantar en Extremadura o la precariedad laboral salvaje. El sábado 26, se celebrarán diversas charlas breves sobre las cuestiones candentes de la región, conciertos y un homenaje al reconocido historiador Víctor Chamorro.
25 de marzo Extremadura
21 mar 2022 09:12

El 25 de Marzo es una “patata caliente”, una fecha incómoda para el poder, difícil de dirigir y asimilar por parte de este. Es esto lo que explica que el PSOE extremeño, tendente a apropiarse de la memoria republicana como herramienta para su propia legitimación, pase de puntillas por esta efeméride pese a su creciente repercusión en la sociedad extremeña, y no se plantee, ni de lejos, modificar el día oficial de nuestra Comunidad Autónoma.

Apuntaba Rodolfo Walsh, en relación con las dictaduras militares del cono sur, cómo la represión salvaje contra los militantes de izquierdas y los luchadores sociales, no dejaba de estar sustentada en una lógica racional: la de la protección y el pleno despliegue de los intereses de las élites nacionales y transnacionales. Esta lectura, también es válida en lo que se refiere al franquismo; un régimen de terror de clase, oligárquico, dirigido principalmente contra los que habían osado cuestionar la sacrosanta propiedad privada.

Como nos recuerda Francisco Espinosa, hay una conexión íntima entre los hechos del 25 de Marzo y la matanza de la plaza de toros de Badajoz del 14 de agosto. Y es que detrás del sadismo de los paredones de fusilamiento, se escondía un programa económico: contrarreforma agraria, sobreexplotación de la mano de obra y destrucción de la capacidad organizada del movimiento obrero. Movernos en el puro terreno de los derechos humanos, desprovisto de cualquier referencia al contexto y a las causas últimas de las violencias, constituye una lectura parcial de nuestro pasado que limita su potencial revolucionario. Por eso la reivindicación del 25 de Marzo, toma una forma distinta -bastante más subversiva- que la del movimiento por la memoria histórica oficial.

Detrás del sadismo de los paredones de fusilamiento, se escondía un programa económico: contrarreforma agraria, sobreexplotación de la mano de obra y destrucción de la capacidad organizada del movimiento obrero

La crisis de 2008, y el consiguiente despertar de una oleada de luchas populares a partir de las movilizaciones del 15m de 2011, pareció ensanchar en nuestro país los límites de lo posible. Por primera vez en 40 años se producía un cuestionamiento relativamente amplio de lo que se ha venido a denominar como régimen del 78, categoría que abarcaba al bipartidismo, a la monarquía corrupta a las principales instituciones del Estado y a los propios “consensos de la transición”. Una crisis política acompañada de un creciente rechazo hacia un modelo de capitalismo neoliberal al que le estaban reventando todas las costuras.

Rompiendo con los tabús de la ortodoxia, grandes movimientos populares como las Marchas por la Dignidad comenzaron a plantearse objetivos como el proceso constituyente, la nacionalización de los sectores estratégicos, la renta básica, el reparto del trabajo o la desmercantilización plena de los servicios de sanidad, educación o vivienda, puntales de un Estado del Bienestar que se tornaba incompatible con la lógica voraz del capital. Todo ello enmarcado dentro de una crítica más profunda hacia la integración de España en la Unión Europea y la dinámica de la globalización, que fagocitaban las posibilidades de caminos alternativos mediante sus exigencias de ajustes dirigidos contra los trabajadores y los sectores populares.

Habiéndose roto, hasta cierto punto, la continuidad de la tradición emancipatoria, resulta lógico que una parte de los implicados en estos movimientos de lucha nos topásemos con las limitaciones del activismo cortoplacista y buscásemos referentes en el pasado revolucionario. No para hacer calco y copia, pues la realidad es hoy distinta, pero si para demostrarnos, que es posible un mundo diferente al del capital. Que la conquista de una sociedad sin amos, sin explotadores ni explotados, se ha rozado con la punta de los dedos, y que es necesario asimilar críticamente toda esa experiencia para continuar con esta batalla en el presente. Es ahí donde se sitúan los orígenes del movimiento 25 de Marzo como puente entre el pasado y el presente anticapitalista.

La Asociación 25 de Marzo nace en 2014, en un momento de clímax de la movilización popular en nuestro país patente en los disturbios de Gamonal, en la reacción ante la abdicación del rey Juan Carlos I o en las expectativas provocadas por la irrupción de un Podemos a priori mucho más rupturista de lo que puede representar en la actualidad. Pero también nos encontrábamos ante la entrada en una fase de muy relativa estabilización del capitalismo que, unido a las consecuencias del giro a lo institucional, acabó conduciendo a los movimientos sociales y a las militancias más comprometidas a una situación de atonía de la que todavía no hemos podido escapar.

Ocho años después, todos hemos asimilado que vivimos en tiempos de aceleración histórica extraordinariamente convulsos. El shock se ha convertido en la norma de la época; pandemias, crisis económica permanente, resurgir del autoritarismo neofascista y guerras provocadas por los intereses imperialistas en liza emergen como rasgos característicos de un presente terrorífico. Y en el horizonte más inmediato, los problemas ecológicos como el cambio climático y el agotamiento de los combustibles fósiles, amenazan con multiplicar la debacle de toda una civilización.

Incluso en España, parece apreciarse una nueva ola de indignación, aunque protagonizada, por el momento, por actores sociales distintos -pequeños propietarios- y potencialmente manipulable por intereses oscuros

En este contexto, no es cierto que los de abajo permanezcan completamente ausentes, comiéndose su miseria en la soledad de sus casas. Meses antes de que la COVID-19 nos sometiera a un confinamiento global, buena parte de América Latina se veía recorrida por revueltas muy duras que han provocado la apertura de un proceso de cambio abierto en el Chile post-pinochetista. En la vieja Europa, la movilización de los Chalecos Amarillos dejaba escenas de conflictividad que en nada envidian en su intensidad a un mayo del 68. Incluso en España, parece apreciarse una nueva ola de indignación, aunque protagonizada, por el momento, por actores sociales distintos -pequeños propietarios- y potencialmente manipulable por intereses oscuros.

El desorden reina bajo los cielos. Y, sin embargo, en lo que a España y a Europa se refiere, las fuerzas alternativas y anticapitalistas parecen incapaces de conectar con una sociedad al borde del estallido. De los coqueteos rupturistas de hace apenas un lustro, pareciera como si la izquierda hubiera reconocido la victoria del enemigo, y no pudiera irse más allá de una labor institucional que arranque timidísimas redistribuciones fiscales y pactos de concertación social, para aminorar los impactos de la degradación de las condiciones laborales, que con la derecha sería todavía más salvaje. La posibilidad de que la extrema derecha capitalice la indignación es en este contexto más cercana que nunca.

Al recordar el 25 de Marzo, celebramos un asalto a la propiedad privada y recuperamos uno de esos “objetivos de transición” entre el orden del capital y el futuro al que aspiramos, como es el de una Reforma Agraria dirigida a poner la tierra al servicio de las necesidades, del empleo y de la alimentación de toda la sociedad

Pero si algo nos enseñan experiencias como las de SYRIZA, los gobiernos “progresistas” español y portugués, y la propia entidad del colapso en el que estamos sumergidos, es que las pequeñas reformas institucionales no bastan para salir de este atolladero. De alguna manera, tendremos que reconstruir un proyecto de corte socialista, a escala global y articulado en los territorios, pues de ello depende nuestra propia supervivencia como especie.

Al recordar el 25 de Marzo, celebramos un asalto a la propiedad privada y recuperamos uno de esos “objetivos de transición” entre el orden del capital y el futuro al que aspiramos, como es el de una Reforma Agraria dirigida a poner la tierra al servicio de las necesidades, del empleo y de la alimentación de toda la sociedad. Y de la misma manera que se recupera esa vieja reivindicación, hemos de desempolvar otros objetivos radicales como la socialización de los sectores estratégicos -comenzando por el sector energético-, la planificación democrática de la actividad económica, la participación directa de los trabajadores en la organización de la producción y la desmercantilización de las necesidades básicas, a la par que nos esforzamos por levantar sólidas herramientas organizativas muy diversas que nos encaminen hacia la materialización de ese programa revolucionario.

Los próximos días 23, 24 y 25 de Marzo se desarrollará una marcha a pie entre Olivenza y Guadiana para visibilizar problemáticas tan urgentes como los macroproyectos mineros que pretenden implantar en Extremadura o la precariedad laboral salvaje que sufre la clase trabajadora. El sábado 26, se celebrarán charlas, conciertos y un homenaje a un intelectual íntegro como es Víctor Chamorro, en lo que pretende ser un salto en la calidad organizativa de los actos que se vienen celebrando en recuerdo a los hechos del 25 de Marzo. Precisamente ese día se dará a conocer allí el libro Extremadura, afán de miseria de Victor Chamorro reeditado por la editorial Jarramplas.

Voces de Extremadura
Víctor Chamorro: “Yo he sido castigado al silencio”

A poco más de una semana del 25 de marzo, conversamos con Víctor Chamorro, el intelectual que más ha hecho por recuperar la historia de las luchas campesinas que marcaron el siglo XX extremeño.  

Programación

De 10:00 a 12:00 de la mañana tendrán lugar las siguientes intervenciones en relación a Extremadura: Saqueo y expolio, por el periodista Dani Domínguez; Corrupción política y depredación ambiental, a cargo la conocida activista Paca Blanco (Ecologistas en acción); Transporte e incomunicación, por J. Eugenio Mena; Defensa del territorio por Montaña Chaves (Salvemos la montaña, plataforma contra la mina de Cáceres), y también Latifundismo y reforma agraria a cargo de Manuel Cañada.

Tras un descanso y hasta las 14:00, se hablara de los siguientes temas: Cooperativismo, por parte de Alain García; Sector primario por Monte Orodea; Empleo digno a cargo de Jose Luis Gibello; y por ultimo, Democratización y soberanía energética, por Yolanda Tome (Cooperativa energética EnVerde).

Periferia dentro de un país cada vez más periférico, no hay futuro para Extremadura dentro del actual estado de las cosas que no sea el de la decadencia, la destrucción medioambiental y la emigración masiva de nuestros jóvenes. Seguir regando la semilla del 25 de Marzo es regar también un proyecto de transformación radical, para nuestra tierra y para el mundo.

Extremadura
25 de Marzo de 1936: una apuesta contra la Teoría del Derrame en Extremadura
Comentarios sobre el libro “El día que se levantó Extremadura”, para cuestionar el presente de nuestra región, desde la reflexión de su pasado rebelde y con la mirada puesta en el futuro.
Cartel 25 marzo 2022
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