Opinión
Racismo en los aledaños de la escuela: a mi hijo ya le han identificado cuatro veces este curso
Me pregunto qué pensó ese policía al ver a mi hijo justo antes de pedirle que pusiese las manos arriba a las ocho de la mañana cuando se dirigía al instituto con su mochila de estudiante.

El otro día mi hijo, que tiene 17 años, yendo a su instituto fue parado por la policía para identificarle, lo que le ocasionó un retraso injustificado. En lo que lleva de curso ésta es la cuarta vez que le ocurre algo así. Por su puesto, a lo largo de su vida y especialmente en la adolescencia, son incontables las ocasiones en las que ha vivido estas escenas.
Otro día, saliendo del metro, le hicieron poner las manos arriba, así, sin más. Él se negó y afortunadamente no hubo consecuencias más allá. En otra ocasión, estando en pequeños grupos en el descanso, fuera del instituto, se acercaron solo y exclusivamente a su grupo, formado por chicos negros, para pedir documentación. Ellos protestaron de forma pacifica. Y así vamos: humillación tras humillación.
Me pregunto qué pensaron y qué hablaron entre ellos esa pareja de policías justo antes de dirigirse al grupo de jóvenes afrodescendientes. Qué palabras exactas utilizarían entre ellos antes de escoger ese grupo al que encaminar sus pasos y dejar en paz al resto de chicos y chicas, blancos.Me pregunto qué pensó ese policía al ver a mi hijo justo antes de pedirle que pusiese las manos arriba a las ocho de la mañana cuando se dirigía al instituto con su mochila de estudiante.
Me pregunto cómo tiene tanta paciencia mi hijo y con él, tantas y tantas personas que sufren esto a diario. Cómo se puede contener la rabia y hasta cuándo.
Me pregunto cómo tiene tanta paciencia mi hijo y con él, tantas y tantas personas que sufren esto a diario. Cómo se puede contener la rabia y hasta cuándo. Él tiene su rabia como afectado directo y yo como madre.
Yo tengo compañía en este camino. Otras madres con vivencias iguales con las que comparto mis emociones. En el grupo de trabajo 'Stop racismo en la escuela' se indignan conmigo y nos acompañamos en nuestros dolores desde nuestro papel de madres de afrodescendientes. Es por ellas, mujeres comprometidas, que he conocido un espacio donde poder exponer estas situaciones y pedir ayuda y asesoramiento. Si no lo sacamos a la luz, de todas las formas posibles, seguirá siendo un problema invisible que solo conoceremos si nos toca muy de cerca. Y se tiene que saber.
Vamos a empezar por ponernos en contacto con el Servicio de Asistencia y Orientación a Víctimas de Discriminación Racial o Étnica del ministerio de Igualdad. Y no tenemos ninguna intención de conformarnos. Esperaremos su respuesta porque no queremos que nadie más vuelva a pasar por esto.
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