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Petroleras
Nueve niñas hacen frente a los “mecheros de la muerte” en Ecuador
Hay 447 “mecheros” que queman o liberan el gas asociado al petróleo funcionando día y noche en las regiones de la Amazonía ecuatoriana, sus habitantes los conocen como “los mecheros de la muerte”. Las cifras de cáncer más altas del continente americano se daban en las zonas donde estos se encontraban. Nueve niñas se han unido para presentar una acción de protección contra el Ministerio de Energía. La audiencia por la apelación en segunda instancia pudo al fin realizarse en parte el 2 de octubre.
Lo primero que ve Leonela Moncayo cada mañana al salir hacia la escuela es la inmensa llamarada de un mechero petrolero combustionando a escasos metros de su casa; lo primero que respira son las vaharadas malsanas que emite; lo primero que siente, el insoportable calor que desprende.
“En esa parte de la finca”, dice la niña, “encuentro muchos animalitos quemados por el mechero, mariposas, cachitos, ranas, culebras. A mí me salen llagas y granitos en la piel y mis padres tienen que gastar mucho dinero en medicamentos. Pero también sé que esos mecheros están contaminando el agua que bebemos y los cultivos que comemos, es por eso que hemos demandado”.
Leonela se ha unido a otras ocho niñas de las provincias de Sucumbíos y Orellana, en Ecuador, para presentar una acción de protección contra el Ministerio de Energía por conceder anualmente licencias para el uso de los mecheros a las empresas petroleras.
Como este, hay 447 mecheros funcionando día y noche en las regiones de la Amazonía ecuatoriana, sus habitantes los conocen como “los mecheros de la muerte”. El petróleo aparece en bolsas bajo tierra que, al extraerse, liberan el gas asociado al crudo. Un gas que puede utilizarse, como se hace en otros países, para producir energía. Sin embargo, el Gobierno ecuatoriano permite a las petroleras quemarlo o ventearlo en esos mecheros.
El gobierno ecuatoriano permite a las petroleras quemar o liberar el gas mediante esos mecheros
Según el informe del colectivo Eliminen los mecheros, encendamos la vida, la quema y venteo de gas arroja a la atmósfera contaminantes como sulfuro de hidrógeno y disulfuro de carbono. Además, los mecheros contribuyen desde hace años al calentamiento global con la emisión de gases de efecto invernadero: la quema del gas produce grandes cantidades de CO2, mientras que el venteo del mismo libera metano, que posee un potencial de calentamiento global hasta 34 veces más alto que el del CO2.
Donald Moncayo es el padre de Leonela y relata que los mecheros llevan funcionando cincuenta años: “Antes vivíamos en el desconocimiento, no sabíamos por qué enfermaban las plantas, ahora sabemos que es por el hollín que causan los mecheros. El mal llamado Ministerio del Ambiente defiende a las petroleras en vez de proteger a la naturaleza. Nos dicen que para 2030 van a acabar con los mecheros, pero sabemos que no es porque vayan a adoptar otros sistemas, sino que saben que para entonces ya se va a acabar el petróleo en la zona. Estamos desamparados ante este crimen de Estado”.
“Llevan funcionando cincuenta años. Antes vivíamos en el desconocimiento, no sabíamos por qué enfermaban las plantas”
Aparte del evidente impacto ambiental, los mecheros están causando un grave daño en la salud de los habitantes de Sucumbíos y Orellana. Durante el proceso de combustión del gas se emiten partículas altamente cancerígenas como hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y benceno.
Carmen Samaniego, la madre de otra de las niñas accionantes, relata: “Yo siempre viví cerca de mecheros soportando los ruidos, olores y contaminación. Mucha gente a mi alrededor estaba enferma de cáncer y yo misma empecé a padecerlo, por lo que mis hijas tuvieron pánico, así que compré un terrenito en el barrio Sol de Oriente acá, en Joya de los Sachas, para vivir más lejos de aquello. Pero hace cuatro años instalaron un nuevo mechero a 500 metros de mi nueva casa”. Y continúa: “Desde entonces muchos vecinos han contraído cáncer y muchos han perdido la batalla, entre ellos varias niñas de la escuela fiscomisional de Joya de los Sacha, a la que van mis hijas y donde hay un mechero funcionando 24 horas al día muy cerquita. Nuestra vida acá es tener cáncer y no atención médica, yo tengo que ir a tratarme a Quito porque en toda la Amazonía ecuatoriana solo hay un oncólogo”.
“Yo siempre viví cerca de mecheros soportando los ruidos, olores y contaminación. Mucha gente a mi alrededor estaba enferma de cáncer y yo misma empecé a padecerlo”
El Estado contabiliza los enfermos de cáncer de estas provincias como residentes en Quito, ya que es allí donde deben ir a recibir el tratamiento, y nunca ha considerado necesario estudiar el impacto de los mecheros en la salud de los ciudadanos.
Sin embargo, en 2007, el doctor Adolfo Maldonado, responsable de la clínica ambiental, realizó un estudio en la Amazonía ecuatoriana para comprobar cómo afectaban los gases de los mecheros a la sangre de las personas que vivían cerca. Cuenta que “el daño genético en las células era el triple en esta población que en la que vivía lejos de los mecheros, esto supone un riesgo mucho mayor de abortos, malformaciones y, sobre todo, de padecer cáncer. Esto se corroboró cuando realizamos otro estudio en 2016 y encontramos unos datos escalofriantes: las cifras de cáncer más altas del continente americano se daban en Orellana y Sucumbíos, muy por encima de las arrojadas por la ciudad de Detroit bajo la incidencia de la industria automovilística. Encontramos, además, que de cada cuatro personas afectadas tres eran mujeres, con cáncer de cérvix, mama y tiroides. Igualmente, identificamos que otras patologías disminuían en la población según se iban alejando de los mecheros, como rinitis, infecciones de vías urinarias, dolores de cabeza y alergias (…) Esto se debe a la presencia de más de 150 sustancias tóxicas generadas por la quema de gas, entre ellas hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs), altamente cancerígenos”.
El daño genético en las células era el triple en esta población que en la que vivía lejos de los mecheros, esto supone un riesgo mucho mayor de abortos, malformaciones y, sobre todo, de padecer cáncer
Miguel Velázquez es un investigador español centrado en la química analítica medioambiental que recientemente ha realizado un estudio en la zona, analizando esos HAP. Explica que “recogimos muestras de polvo de 55 casas repartidas alrededor de estaciones petroleras en las provincias de Sucumbíos y Orellana y resultó que en torno a un 50% de las muestras contenían HAP procedentes de la quema de gas natural en los mecheros. Además, se encontró una correlación entre la cantidad de HAP hallada en cada casa y la distancia media de la misma al mechero más cercano.
Velázquez, relata que “En segundo lugar, evaluamos la toxicidad de las cantidades de HAP encontradas en las muestras de polvo para realizar un cálculo del riesgo de cáncer incrementado. Los resultados mostraron que las zonas estudiadas poseían mayores valores de riesgo carcinogénico cuanto más cerca y en mayor número se encontraban los mecheros de las casas. Casi todos los valores muestran un orden de magnitud mayor para bebés, niñas y niños de 0 a 16 años, debido a sus hábitos de gateo y juego en el suelo. Los valores de riesgo de cáncer encontrados superan los establecidos como aceptables”.
Casi todos los valores muestran un orden de magnitud de cáncer mayor para bebés, niñas y niños de 0 a 16 años, debido a sus hábitos de gateo y juego en el suelo
Al riesgo derivado de la ingestión de estos cancerígenos en el polvo se ha de sumar el del agua. Se creía que la única fuente limpia de agua en las provincias del oriente amazónico de Ecuador era la de lluvia. Y ello porque esta región fue el escenario de uno de los mayores crímenes ambientales de la historia y a la vez de los más silenciados: el perpetrado por la petrolera Texaco, actual Chevron. Durante treinta años la compañía norteamericana contaminó gravemente los ríos y las aguas subterráneas con sus prácticas obsoletas e ilegales en el tratamiento de las aguas de formación y del crudo extraído.
Durante treinta años la compañía norteamericana Texaco, actual Chevron, contaminó gravemente los ríos y las aguas subterráneas con sus prácticas obsoletas e ilegales
Por ese motivo, los habitantes de la zona dejaron de consumir agua de los ríos y utilizan la que acumulan de las lluvias. Ahora se sabe que esa agua se impregna de los gases que emiten los mecheros y arrastra sus contaminantes. De esta manera, los cultivos que consumen tanto los animales como los habitantes quedan también infectados. Esto, unido al envenenamiento de los peces de los ríos, que eran la principal fuente de sustento en la región, ha propiciado que toda la cadena alimenticia quede afectada, como se ve en este vídeo.
Por estas razones, varias organizaciones iniciaron la campaña ¡Apaguen los mecheros, enciendan la vida! con manifestaciones en las poblaciones afectadas y la publicación de informes sobre las consecuencias de la utilización de los mecheros, así como la asistencia a las enfermas de cáncer (aquí se puede ver el vídeo). La campaña culminó con la presentación de una acción de protección constitucional interpuesta por las niñas como representantes del colectivo más vulnerable, dadas las probabilidades de contraer cáncer en el futuro en su doble condición de menores y mujeres.
Antonio Sánchez, jurista que participó en la redacción de la demanda, nos dice que “hasta ahora, el Estado ha eximido a las petroleras de su obligación de invertir en técnicas ecoeficientes y cumplir así con el principio constitucional de desarrollo sustentable. Lo que solicitamos en la acción de protección no es que se pare la producción petrolera, sino que se establezca un plazo a las compañías para que adapten sus instalaciones para tratar el gas y dejen así de violar los derechos constitucionales a la salud, a la soberanía alimentaria y a un ambiente sano y equilibrado”.
Esta práctica tampoco es económicamente sostenible. Según la revista de energía latinoamericana enerLAC, la inversión que supondría a la petroleras la modernización de sus estructuras se amortizaría en poco tiempo. Algo está fallando en el país cuando Ecuador está quemando un recurso del que dispone naturalmente para luego importarlo. Sobre todo, teniendo en cuenta que la compañía que más gas desperdicia es la Estatal Petroamazonas.
El abogado de Petroamazonas, la empresa que tiene el 70% de los mecheros, advirtió a la jueza de que perdería su trabajo si estimaba la demanda
La demanda fue admitida. Sin embargo, en primera instancia la jueza rechazó conceder la protección solicitada. Pablo Fajardo, el abogado que encabezó la lucha contra la Texaco, representa a una de las niñas en el proceso y cuenta para El Salto como ha ido hasta el momento: “La razón de la acción de protección es contar con un procedimiento que garantice un acceso rápido y eficaz a la tutela de los derechos constitucionales invocados, sin embargo en este caso ha habido innumerables obstáculos e irregularidades. El abogado de Petroamazonas, la empresa que tiene el 70% de los mecheros, advirtió a la jueza de que perdería su trabajo si estimaba la demanda”.
Multinacionales
Entrevista al abogado ecuatoriano Pablo Fajardo
Durante los últimos 23 años, el abogado ha encabezado la lucha jurídica contra la multinacional norteamericana Chevron, causante de un desastre ecológico que sigue cobrándose vidas hoy en día en Ecuador.
Fajardo continúa explicando: “La jueza acabó emitiendo sentencia contraria a la petición alegando que las niñas no probaron que los casos de cáncer los causasen las emisiones de los mecheros, algo parecido a lo que trató de hacer la tabacalera Philips Morris en EEUU, pidiendo que fueran los enfermos de cáncer los que probasen que la enfermedad la había causado el tabaco... una barbaridad. Acá en las acciones constitucionales rige el principio de la reversión de la carga de la prueba, es decir, que corresponde al Estado demostrar que los casos de cáncer no son causados por los tóxicos que emiten los mecheros”.
Fajardo concluye: “En segunda instancia, la audiencia por la apelación fue suspendida de manera injustificada hasta en cinco ocasiones, con el consiguiente perjuicio para las accionantes. El 2 de octubre se pudo al fin realizar en parte. Estamos esperando pero vemos difícil que los jueces den la razón a las niñas, porque sabemos que actualmente en Ecuador existe una captura absoluta del sistema judicial. La justicia está sometida a los intereses de las transnacionales y del gobierno”.
A pesar de lo revelado por el abogado, todos los actores sociales en lucha consultados albergan esperanzas de que, esta vez, las evidencias científicas se impongan a la presión política.
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Deberían al mismo tiempo demandar al estado por
Permitir los mecheros tanto los de venteo como los encendidos por el alto grado de contaminación ambiental a la atmósfera y al suelo y cuencas hidrográficas sabiendo que habrían podido utilizar ese gas en energía utilizable y lograr con eso otro ingreso para la golpeada economía ecuatoriana
Esto también es un crimen y un actos de corrupción por
Parte de las autoridades negligentes e indolentes que no les importa ni les interesa trabaja en bien del país ni de la población sino únicamente llenarse los bolsillos sin realizar su trabajo de manera responsable. ( sueldos privilegiados y coimas inconmensurables)
Qué pena pobre país