Pensamiento
Repensar la utopía

¿Tiene sentido reivindicar la utopía? Más que nunca. En tiempos de indigencia política en los que el progreso social corre el riesgo de estancarse, e incluso de invertirse, y donde el pensamiento único campa a sus anchas, es la única opción coherente.

4 sep 2019 08:00

La utopía secularizada relata cómo los avances sociales se consiguen únicamente mediante la protesta social y la movilización ciudadana, a veces tras décadas o siglos de insistencia. El mundo no mejora por sí solo.
Francisco Martorell. “Soñar de otro modo”.

Corren malos tiempos para la utopía política, esto es, para la concepción de modelos sociales que aspiren a construir un mundo más justo reorganizando nuestras instituciones. La esperanza social se ha reducido a un esqueleto de ilusión: son Google y las grandes compañías las que nos prometen ahora la sociedad de la abundancia. Mientras la utopía política desaparece, las distopías, creadas en el periodo de entreguerras del siglo pasado, se adueñan de la cultura entera. Moviéndose entre obras inquietantes y de alta calidad a otras, la mayoría, dirigidas al disfrute sensacionalista de las masas, el éxito de la distopía denota que la fe ilustrada en un futuro mejor ha dado paso al miedo postmoderno a un futuro peor. Da igual que nos fijemos en la ciencia ficción o en la filosofía, en el activismo o en el arte: un estado de ánimo distópico monopoliza el ambiente, extendiendo la pasividad y el derrotismo, actitudes muy del gusto del establishment.

Francisco Martorell Campos, doctor en Filosofía y miembro del grupo de estudios Histopía, explica en Soñar de otro modo. Cómo perdimos la utopía y de qué forma recuperarla (La Caja Books, 2019) cómo llegamos a esta situación. Fue con el nacimiento del neoliberalismo cuando se declaró de forma definitiva la impertinencia del pensamiento utópico y se propagó el dogma, apuntalado en 1989, de que “no hay alternativa”. Desde entonces, todo queda en manos del individuo, y buscar la transformación social de manera programática se contempla como un objetivo absurdo, anticuado y peligroso. Vivimos, se dice, en el mejor, o menos malo, de los mundos posibles. El argumento de base es que la historia demuestra que siempre que las utopías trataron de convertirse en realidad terminaron en tragedia. Como antídoto, el neoliberalismo invita a fijar en las “preferencias” y “esfuerzos” individuales el camino hacia la felicidad. Eso implica, entre otras cosas, la progresiva degradación de lo público y el auge simultáneo de lo privado, la sustitución del nosotros por el yo y la reducción de la existencia a un juego solitario atravesado por el riesgo y la incertidumbre.

Pese al empeño neoliberal de blanquear el orden dominante, es fácil descubrir trazos distópicos en sus dominios. La crisis de 2008 y su multitud de secuelas perniciosas, el ascenso de la extrema derecha o el desastre medioambiental prueban la necesidad de luchar por un futuro distinto, libre de los males vigentes. Pero no actuamos en consecuencia. De una forma u otra, hemos interiorizado la cosmovisión neoliberal. Nos hemos acostumbrado a vivir en una distopía light y a pensar distópicamente. O lo que es lo mismo, a contemplar con resignación a las víctimas –parados, emigrantes, trabajadores precarios, ancianos o niños desamparados- que genera. Lo máximo a lo que ambicionamos es a rescatarlas, a impedir este o aquel despropósito concreto (un desahucio, un vertido ilegal, etc.), a defender los logros heredados.

Al morder el anzuelo de que la utopía es necesariamente tóxica, renunciamos a forjar el porvenir y olvidamos que, aunque abrigó cuantiosos aspectos totalitarios durante la modernidad, inspiró, de igual manera, los aspectos más edificantes del mundo en el que vivimos.
Desutopizados por completo, actuamos y meditamos a corto plazo, a pequeña escala y a la defensiva, huérfanos de alternativas globales al sistema imperante, sin iniciativa ni proyectos de transformación a largo plazo. Al morder el anzuelo de que la utopía es necesariamente tóxica, renunciamos a forjar el porvenir y olvidamos que, aunque abrigó cuantiosos aspectos totalitarios durante la modernidad, inspiró, de igual manera, los aspectos más edificantes del mundo en el que vivimos. Pocos recuerdan que el sufragio universal fue en su día una medida utópica, por no hablar de los derechos de la mujer. Y menos aún los que se hacen cargo de que el programa tipo de las formaciones socialdemócratas de los cincuenta y sesenta parecen hoy revolucionarios.

Deseoso de revertir la situación, Francisco Martorell propone una renovación de la utopía política capaz de alejarla de cualquier forma de autoritarismo y de reinstaurar el impulso utópico en la teoría y la práctica transformadoras. Para ello, recorre la historia de la utopía literaria, desde Tomas Moro hasta Kim Stanley Robinson, pasando por H. G. Wells y Úrsula K. Le Guin. Este periplo, que incorpora un recorrido análogo alrededor de la distopía, se desarrolla en torno a tres áreas: la naturaleza, la historia y la sociedad. Partiendo de las transformaciones recientes producidas en cada una de ellas y desenmascarando los aspectos ideológicos de fenómenos como el ecologismo, el transhumanismo, el conservacionismo, la nostalgia sistémica, las políticas de la memoria, las redes sociales y las políticas de la diferencia, Martorell sugiere cómo debería desplegarse la utopía para desprenderse de sus nocivos fetiches modernos (la naturaleza pura, la historia dotada de sentido intrínseco, la sociedad armónica-totalizada), para sortear las trampas postmodernas de lo políticamente correcto y colmar las necesidades emancipatorias actuales.

Pensamiento
Donna Haraway, la científica contra el Antropoceno cuyo laboratorio es el lenguaje

Dado que la destrucción del planeta no se va a frenar negándola ni minimizando el impacto evidente de sus efectos, la bióloga Donna Haraway sugiere como salida una alianza multiespecies. Lo hace en Seguir con el problema, una suerte de manifiesto fundacional para una nueva civilización en el que hibrida la utopía con el hecho científico y el relato de pequeñas experiencias que apuntan en esa misma dirección.

¿Tiene sentido reivindicar la utopía? Más que nunca. En tiempos de indigencia política en los que el progreso social corre el riesgo de estancarse, e incluso de invertirse, y donde el pensamiento único campa a sus anchas, es la única opción coherente. La propuesta de Martorell de una utopía secularizada, que apueste por políticas concretas como la renta básica o el reparto del trabajo, nos permite recuperar cierta esperanza, no en el porvenir por sí solo, tal como nos anuncian los tecnólogos, sino en la capacidad de imaginar, planear y construir juntos un mañana mejor. Nos sacude la parálisis, el victimismo y el entontecimiento letárgico procedente de la sociedad actual, rendida a la distopía del “no hay alternativa”. Nos enseña, de paso, cómo renunciar a la utopía es el síntoma principal de que el neoliberalismo nos ha derrotado, por muy anti-neoliberales que nos guste exhibirnos…

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Pensamiento
Vincent Bevins “Me irrita que se piense que la decisión de usar la violencia la toman los activistas y no el Estado”
El autor de 'El método Yakarta' vuelve con 'Si ardemos', un ensayo sobre las protestas que tuvieron lugar en la primera década de los años diez en muchas partes del mundo.
Pensamiento
Economista Clara Mattei: “El liberalismo y el fascismo están unidos en su protección del orden del capital”
El ambicioso ensayo 'El orden del capital' nos traslada al Reino Unido y la Italia de la I Guerra Mundial, que se contemplan como un momento bisagra: el auge de socializaciones y cooperativizaciones que tuvo lugar durante la contienda y la inmediata posguerra fue abortado a través de un 'shock' austericida destinado a restaurar la centralidad de los grandes capitales.
Pensamiento
Pensamiento Jason W. Moore: “La crisis climática es una lucha de clases”
El autor de 'La gran implosión' y 'El Capitalismo en la trama de la vida' critica “el ecologismo de los ricos” y propone una vuelta a la centralidad del trabajo como solución a la actual crisis climática.
#39097
6/9/2019 14:25

Si todo fuera bien, no necesitaríamos de la utopía. Justo porque todo está hecho un desastre y pinta con ir a peor, nace la necesidad de utopía.

6
0
Planckito
5/9/2019 18:35

La verdad es que soy pesimista y veo más cerca Oceanía o el Estado Mundial que Utopía. https://planckito.blogspot.com/2017/08/a-que-utopia-nos-dirigimos-caminamos-un.html?m=1

0
0
#39060
4/9/2019 21:09

El libro está muy bien. No comparto algunas cosas, y otras se me escapan. Pero la impresión general que deja su lectura es que es necesario. Ideal para generar debate y discusión

7
1
Naciones Unidas (ONU)
Genocidio El Informe Albanese denuncia ante la ONU a las empresas que se han lucrado del exterminio en Gaza
La relatora presenta un informe al Consejo de Derechos Humanos en el que detalla la responsabilidad de decenas de empresas en las políticas de ocupación, apartheid y genocidio que está llevando a cabo Israel en Palestina.
Movimiento BDS
Movimiento BDS Sidenor cede a la presión y anuncia que dejará de vender acero para las armas israelíes
La acerera vasca toma esta decisión después de que los sindicatos ESK, LAB y ELA requiriesen información y exigiesen acciones para frenar la complicidad con el genocidio.
Palestina
Palestina Israel bombardea un cumpleaños infantil y asesina a 39 personas en otra jornada mortífera en Gaza
Las Fuerzas Armadas de Israel siguen extendiendo la muerte por todo el territorio de Gaza. Un ataque contra una cafetería frecuentada por periodistas acaba con la vida de varios niños y niñas, un fotoperiodista y una artista plástica.
Fiscalidad
Impuestos España y Brasil se unen para proponer mayores impuestos a los superricos
La propuesta ha sido presentada en la IV Conferencia Internacional de Financiación para el Desarrollo de la ONU que se celebra en Sevilla.
Justicia
Justicia Huelga de jueces y magistrados: ni servicios mínimos ni descuento de salario
Las asociaciones conservadoras convocan por primera vez un paro de tres días, una situación sin sustento legal según el Consejo General del Poder Judicial.
República Democrática del Congo
República Democrática del Congo La RD del Congo y Ruanda, mediados por Estados Unidos, firman un acuerdo de paz incierto
El acuerdo busca crear cadenas de valor en las que intervengan ambos países, con una mayor presencia de los Estados Unidos en la zona. La poca presencia de las víctimas del conflicto en las conversaciones genera dudas en la sociedad civil congoleña.

Últimas

Corrupción
Corrupción El juez decreta prisión provisional sin fianza para Santos Cerdán
El juez acepta la propuesta del fiscal y decreta cárcel contra el ex secretario de organización socialista por integración en organización criminal, cohecho y tráfico de influencias.
Análisis
Análisis Negar, polarizar, avanzar: el asalto de la ultraderecha a las políticas climáticas
El llamado Pacto Verde Europeo se ha convertido en el principal caballo de batalla de la guerra cultural del negacionismo climático, sobre el que anudar los diferentes discursos negacionistas de la extrema derecha.
Opinión
Opinión Feminismo de clase y lucha por la hegemonía cultural
Muchos espacios feministas suelen incorporar códigos simbólicos y culturales burgueses que deslegitiman a los de la clase obrera. Aparte de las condiciones materiales, es necesario abordar la hegemonía cultural que estructura esta exclusión.
València
València La Audiencia de Valencia confirma la imputación a Argüeso en el juicio de la dana
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial concluye que la resolución de la instructora “no es irrazonable ni arbitraria”, ratificando la imputación del ex secretario autonómico de Emergencias.

Recomendadas

Historia
Historia ‘Weimar’, y su eco
‘Tiempos inciertos’, la exposición dedicada a la República de Weimar en el CaixaForum de Barcelona, apenas se deja nada, pero vuelve a incurrir en la idea de las “dos Alemanias” contrapuestas.
Economía social y solidaria
Historia Lo que Franco arrebató al cooperativismo y a la economía social y solidaria
La dictadura franquista combatió de forma cruel el movimiento cooperativo fraguado en la II República, y durante la propia guerra con las denominadas colectividades, y pervirtió la idea de autogestión a través de los ideales falangistas.
Río Arriba
Río Arriba Yayo Herrero: “El holocausto nazi no es una excepcionalidad en la historia de Europa, es un modus operandi”
Nueva entrevista de Río Arriba en formato podcast y vídeo en el que hablamos de ecofeminismo, transiciones ecosociales justas, decrecimiento, colapso, poner la vida en el centro y mucho más.