Opinión
Notas para no incluir en un currículum

Soy un camarero. En paro. En la Costa del Sol. En Málaga. Me despidieron este verano porque bajaban las ventas, porque ya no era el mismo, porque lo nuestro era como un matrimonio y no funcionaba
Abolish Restaurants
Abolish Restaurants. Imagen: prole.info
27 sep 2023 17:29

Soy un camarero. En paro. En la Costa del Sol. En Málaga. En la capital. En la ciudad de los museos, las franquicias, las despedidas de soltero. Soy un oxímoron. Soy un imposible. Un camarero en paro. Con la de bares que hay. Con la de trabajo que hay. Con la de camareros que hacen falta. Con la de ofertas que hay. Que no hay camareros. Que no hay manera. Y yo sin trabajo. Yo sin trabajar. Cobrando el paro. Una paguita. Durante todo el verano. En Málaga.

También es cierto que no soporto el trabajo, lo que curiosamente me ha convertido en un buen trabajador, o al menos eso es lo que tengo que soportar que se diga de mí. No teniendo intención alguna de discutir lo que no me importa lo más mínimo, no suelo oponer objeción alguna a cómo me digan que se tienen que hacer las cosas con tal de no tener que escuchar lo mismo dos veces.

Soy un camarero. En paro. En la Costa del Sol. En Málaga. En la capital. En la ciudad de los museos, las franquicias, las despedidas de soltero. Soy un oxímoron. Soy un imposible. Con la de trabajo que hay. Con la de camareros que hacen falta.

Me despidieron del último trabajo en junio, a las puertas del infierno veraniego, cuando menguaban los cruceros y crecían los apartamentos turísticos, cuando las terrazas rodeadas de cemento se vaciaban al mediodía y, al caer la fresca, como en las películas de terror, las poblaban lentamente los descendientes del pueblo de los malditos con ansias de mojito y spritz, de agua con gas, de nachos, hamburguesas, quesadillas.

En el centro de Málaga. Me despidieron porque bajaban las ventas, porque yo ya no era el mismo, me dijo el encargado de despedirme, porque lo nuestro era como un matrimonio, eso me dijo, y lo nuestro no funcionaba. Nos dimos el sí quiero hace diez meses y esto ya no marcha.

Era un bar, no, era una cadena con nombre social de palmera, una palmera cuyos frutos sirven para paliar los problemas de la próstata. El bar, como todo los bares que abren en el centro de las ciudades turísticas, es decir, en el centro de las ciudades, tenía nombre de mujer, un hipocorístico, algo familiar, desvergonzado, tan tradicional y antiguo como un airbnb.

Ya no eres el mismo, me dijo quien sostenía, dos semanas antes, que trabajar 45 horas regalando cinco de esas horas era un acuerdo entre caballeros; que él no entendía de convenios pero que si yo me llevaba del almacén varias botellas de whisky entendía perfectamente que aquello era un robo, pero que no entendía de convenios. Y no entiendes, le pregunté, que si trabajo y no me pagas también es robo. A mí nadie nunca me ha llamado ladrón.

Le hice el cálculo de lo que se ahorraban al año no pagando ninguna hora extra. Él ya lo debería de saber, pues, en realidad, para eso le pagaban, pero le hice el cálculo igual, por placer malsano. Empecé a decirle: 5 horas por semana, 27 trabajadores, al 75% más del valor de la hora ordinaria… No sé de convenios, respondió antes de que pudiera terminar. Haciendo un cálculo bajo me salen, insistí yo, en torno a unos 95.000 euros al año… Tú lo aceptaste… ¿Y si sumo al personal del resto de locales? ¿Qué? Que somos casi 150 personas… Ellos lo aceptaron… Concluí: Me salen unos 530.000 euros al año. Moralmente me siento bien, me dijo, y siguió: tú lo aceptaste. No se pueden ofrecer condiciones por debajo del convenio. Moralmente me siento bien. Legalmente no. Moral… No.

Me despidieron porque bajaban las ventas, porque yo ya no era el mismo, me dijo el encargado de despedirme, porque lo nuestro era como un matrimonio, eso me dijo, y lo nuestro no funcionaba.

Habían alquilado, o comprado, también, el local de enfrente de donde yo regalaba mis horas con delectación moral, por honor, por la palabra dada. Ahí van a montar una heladería. Por lo pronto solo era (y es aún) un local vacío que servía de almacén en su interior y en su fachada de muro publicitario. Únete a la revolución, me decían aquellos carteles, durante nueve horas al día, promocionando otro restaurante, otra hoja de la palmera, algo diferente, rockero y respetuoso, Únete a la revolución del silencio”.

Cada noche me tocaba cerrar ―castigado a perpetuidad a turno partido con cierre―, guardar 4 taburetes por cada mesa, que eran 30 y también se guardaban, en el local vacío. ¿De dónde sacan el dinero para adquirir tantos locales? Únete a la revolución. Y un taburete. Y otro. Y otro… Únete… Otro taburete… A la revolución… Palabras gastadas… Y el cuerpo cansado… del silencio. El último taburete.

Había sido en una reunión de equipo en la que intentaban convencernos, al estilo Carlos Floriano, nos ha faltado piel, de que quitarnos la comida ―no les gustaba vernos quejarnos cada día por comer siempre las mismas frituras― era por nuestro bien, para hacernos felices, que lo habíamos entendido mal, nos ha faltado piel, que eso era lo único que les importaba, que si nosotros íbamos contentos a trabajar venderíamos más, a la empresa le iría mejor y en consecuencia a nosotros también. Éramos el alfa y el omega. Nuestra felicidad repercutía en nuestra propia felicidad. Fue entonces cuando les preguntamos que si lo que querían era vernos felices por qué no probaban a pagarnos las horas extras, las nocturnidades, los festivos, a darnos los 45 días que nos correspondían de vacaciones, a… Ese no es el tema, estamos hablando de la comida. Y a los dos días, para gloria de nuestra felicidad ―ni comida ni convenio―, instalaron en el local una máquina de agua fresquita para el personal.

Tenía que caer alguna cabeza y cayó la mía. Al fin y al cabo era un simple runner, yo no vendía, tan solo trasladaba vasos llenos del punto A al punto B, y vasos vacíos del punto B al punto A. Algo cansado, pero sencillo. Y, además, ya no era el mismo.

Ciertamente era frustrante ver cada día el claim publicitario de su otro restaurante, mientras en este éramos incapaces ya no de hacer la revolución, sino tan solo de hacer cumplir el convenio. No iba yo motivado a trabajar, la verdad. Yo, que había llegado a aspirar a montar un sindicato, a organizar una huelga.

Era frustrante ver cada día el claim publicitario de su otro restaurante, “Únete a la revolución”, mientras en este éramos incapaces de hacer cumplir el convenio.

“Ya no eres el mismo, han bajado las ventas, tú ya lo sabías, no haber cogido el trabajo”. “Debe de haber un motivo económico”, le dije. “No te entiendo”. “Que cuál es el motivo económico para que no cumpláis el convenio”. “No sé a qué te refieres”. “Pregunto que cuál es la justificación económica que se impone para no pagarnos lo que nos corresponde por ley”. Y él volvía con la moral y la palabra dada. “¿Tú de verdad piensas que yo elijo libremente unas condiciones ilegales que me son lesivas?” Se encogía de hombros. En fin. Me quité el mandil, entré en el almacén ―las botellas de whisky―, me cambié y volví a salir. “¿Sabes cuál es la razón económica?” “¿Qué?” “La razón económica para que no cumpláis el convenio no es otra que la avaricia”.

Es probable que mi despedida pecara de bíblica y pomposa, sin duda, pero me fui de allí como quien por fin se libera de un gas enconado. Suficiente.

PD: A día de hoy, finales de septiembre, quienes no entendían de convenios, los moralmente impunes, los que amplían su negocio a base de robar trabajo ajeno, los “nos veremos en el SERCLA” como amenaza, me están abonando todo cuanto me habían advertido que no me abonarían porque “yo ya lo sabía”, porque lo había aceptado en la entrevista.

Sin duda es poco, apenas una roncha en un cuerpo inmenso que sigue creciendo adueñándose de las ciudades. Y pienso que me están calmando con dinero, que tienen más miedo ellos de ir juicio que yo de trabajar en verano.

Este verano descubrí que es posible evitar que me roben cada día al ir a trabajar. Imagino que donde estaba mi sudor hoy están sus lágrimas, y esto, no sé bien porqué, me refresca.

Pero en los días de calor, mientras sigo ojeando ofertas de ayudante de camarero en los portales digitales de empleo, todas por debajo del convenio, y voy coleccionando noticias de hosteleros llorando, pienso que al menos, este verano descubrí que es posible evitar que me roben cada día al ir a trabajar. Y también, por regodeo, imagino que donde estaba mi sudor hoy están sus lágrimas, y esto, no sé bien porqué, me refresca.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Opinión Por qué es vital que el mundo (y Europa) se desarme
Mientras buena parte de los políticos mundiales nos hablan de las amenazas que suponen los Otros, la conclusión en el campo de la ciencia climática es que los problemas del siglo XXI son consecuencia del modo de vida desmesurado del mundo occidental.
Opinión
Pensiones Previsiones a ojo de buen cubero
Menudean los políticos, economistas y creadores de opinión que no se cortan a la hora de anunciar la cantada quiebra de nuestro sistema público de pensiones. Quiebra que ni se ha producido ni hay indicios serios de que vaya a ocurrir a medio plazo.
Opinión
Alimentación El lobby cárnico quiere decidir lo que comen nuestros hijos en la escuela
No se trata de proteger al mundo rural, sino de blindar un modelo productivo intensivo, concentrado en manos de unas pocas empresas.
Max Montoya
Max Montoya
6/10/2023 15:36

Potente ensayo. Y muy bien escrito, ojo. Que tiene un inmenso potencial de escritor. Dejar de pagar las horas extrañas y pagar por debajo del convenio, es decir, se llevan la plusvalía, las horas extrañas, y encima el sueldo legal. No ha hablado del pago en B. Es evidente que si no aplicamos la ley, la ley no sirve de nada.

0
0
Max Montoya
Max Montoya
6/10/2023 21:16

Las horas «extrañas». Ignoro qué estaba fumando cuando escribí entonces, y eso que he dejado de fumar hace un año y diez meses.

0
0
Uruguay
Muere Mújica Muere José Mujica: el descanso del guerrero
La muerte de Pepe Mujica hará aumentar sin duda la leyenda que rodeó durante tantos años al viejo guerrillero tupamaro convertido en presidente de Uruguay, pero no todos serán elogios.
Energía
Límites planetarios Reducir el consumo energético, el debate olvidado (e incómodo) del gran apagón
España proyecta un 43% de aumento de consumo eléctrico en los próximos cinco años. Especialistas opinan que la electrificación de la demanda, clave para abandonar los combustibles fósiles, tiene que ir acompañada de la suficiencia energética.
Opinión
Opinión Por qué es vital que el mundo (y Europa) se desarme
Mientras buena parte de los políticos mundiales nos hablan de las amenazas que suponen los Otros, la conclusión en el campo de la ciencia climática es que los problemas del siglo XXI son consecuencia del modo de vida desmesurado del mundo occidental.
Laboral
Laboral Los trabajadores de Bridgestone tendrán que decidir sobre la última oferta de la empresa
Reducen en 103 despidos el ERE de la multinacional, fomentan las prejubilaciones y se comprometen a asegurar la producción en las dos plantas afectadas en Cantabria y Bizkaia.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Vecinas de Madrid convocan otra gran manifestación por la sanidad pública
El próximo 25 de mayo la plataforma Vecinas y Vecinos de Barrios y Pueblos de Madrid organiza otra gran marcha contra la política sanitaria del Gobierno de Ayuso.

Últimas

Eventos
Evento Un Salto al periodismo desde el barrio: acompáñanos en un directo sobre periodismo situado
El Salto organiza un evento centrado en el potencial de los formatos sonoros para transmitir información veraz y fiable de forma cercana. Para hacer periodismo desde el barrio y barrio desde el periodismo.
Palestina
Palestina Imputan a dos capitanes de buque implicados en el comercio de armas con Israel
El Juzgado de Instrucción nº 6 de Barcelona investiga la implicación de la naviera Maersk en el suministro de armas al ejército israelí y le requiere que identifique a dos capitanes.
València
Lawfare La Audiencia de València dicta que la causa contra Mónica Oltra llegue a juicio
Aunque la Fiscalía y el juez instructor descartaron que existiera indicios de delito contra la ex consellera y el resto de acusados, la Audiencia ratifica la celebración del juicio.
Justicia
Justicia Cómo retorcer el derecho antidiscriminatorio: apuntes del juicio por delito de odio a una activista trans
La presidenta del Partido Feminista pide cinco años de prisión y 50.000 euros en daños a una mujer trans por considerar que un tuit que no la mencionaba constituye una amenaza y una incitación al odio. Pero, ¿qué son los delitos de odio?
Sanidad pública
Sanidad Pública España necesita 100.000 enfermeras para alcanzar la media europea
Casi un 40% de enfermeras manifiesta que dejará la profesión en los próximos 10 años. Son datos del Ministerio de Sanidad y las profesionales exponen las razones: falta de conciliación y contratos precarios.
Más noticias
Educación
Eduación La educación vasca no irá a la huelga tras llegar a un acuerdo tildado de “histórico”
Los sindicatos desconvocan los paros para esta semana al haber alcanzado mejoras en las condiciones laborales del profesorado y una mejor financiación para los centros públicos.

Recomendadas

Pensamiento
Michael Hardt “La respuesta a Trump no debe ser volver a la normalidad”
Pensador estadounidense y colaborador de Antonio Negri en algunas de sus mejores páginas, el filósofo Michael Hardt ha seguido dedicando su trabajo a la idea y a las prácticas del común.
Estados Unidos
Roberto Montoya “Nos dicen que hay que armarse contra Putin cuando el mayor peligro para el mundo es Trump”
Más Donald Trump que nunca, el multimillonario ha regresado para terminar lo que no pudo hacer en su primer mandato. El periodista Roberto Montoya bucea en el personaje y su contexto en el libro ‘Trump 2.0’ (Akal, 2025).
Cine
Cine Colectivo y sin autor: breve historia de otro cine
La película ‘Una isla y una noche’, autoproducida y autodistribuida por el colectivo francés Piratas de Lentillères, es la puerta de entrada para recordar otros modos de hacer cine, alejados de la firma de autor y los grandes estrenos.
Historia
Historia El largo viaje de Pepe Díaz
Se cumplen 130 años del nacimiento en Sevilla de una figura carismática y trágica del movimiento obrero español.