Opinión
Chiringuitos para el engorde

Los escándalos acerca de las flagrantes mentiras de la clase política en sus currículums nos acercan a los debates de la existencia de esa meritocracia con la que muchos jóvenes ―y no tan jóvenes― se llenan la boca.
Políticos con “estudios en” o con másteres sin tener previa titulación superior son los resultados de uno de los elementos que pisarán Extremadura en menos de un año: las universidades privadas y centros de estudios.
Mientras la clase trabajadora extremeña hace todos los esfuerzos posibles para que sus hijos e hijas estudien en la universidad, interpretándola como un ascensor social, los hijos (políticos) de la clase política no pisan un aula. Así, como bromeaba un amigo de mi padre, su hijo estudió cuatro años la carrera de Derecho, pero claro, los cuatro en primero.
En Extremadura siempre decimos que vamos tarde en todo, que lo que aquí nos llega ya ha pasado en otros sitios. Y sí, también llegan las universidades privadas. Concretamente, la UNINDE (Universidad Internacional para el Desarrollo) prevé empezar su actividad en 2026, en su sede en el Centro Comercial “Las Vaguadas”, Badajoz. Sí, han leído bien, en un centro comercial. Una universidad.
Sobra decir que para trabajar en política no se necesita título alguno, ya que entonces no representaría a la sociedad tal y como es, pero resulta malicioso el hecho de querer aparentar lo que no eres, añadiendo títulos a tu CV. A lo mejor no quieren parecerse a las gentes a las que dicen querer representar.
La actual Junta de Extremadura no ha escatimado a la hora de dar vía libre a todos los proyectos de universidades privadas que han mostrado interés en asentarse en la tierrina, aunque probablemente sus estudiantes no sepan ni colocarla en el mapa, pues no tendrán que pisar sus “aulas”. Todas ofrecen unos estudios eminentemente online, así es que todas las promesas sobre fijar población y el desarrollo de empresas extremeñas resultan poco creíbles.
“Extremadura necesita universidad privada”, esas fueron las palabras de la consejera que, siendo docente en la Universidad de Extremadura, trata a la privada como la niña de sus ojos
Y escribiendo esto, me pregunto, ¿qué pasará con la Universidad de Extremadura? Sí, la pública, la de siempre, la que tiene sede en 4 ciudades extremeñas, con grados diversos ―aunque ampliables en algunas áreas de conocimiento― y cuenta con una deuda millonaria en su haber. Pues ni su Rector magnífico ni la Consejera de Educación ven con malos ojos la “competencia” de estas otras entidades de dudosa calidad en términos formativos, laborales, de infraestructuras, etc., por lo que no se avista un proyecto de reflote de la UEx que no cuente con recortes, dejadez y poca visión de futuro. “Extremadura necesita universidad privada”, esas fueron las palabras de la consejera que, siendo docente en la Universidad de Extremadura, trata a la privada como la niña de sus ojos.
La última palabra la tiene siempre la Asamblea de Extremadura, que con una mayoría de PP y VOX tiene los votos más que suficientes para la implantación de estas estructuras de corrupción y enchufismo a las que el PSOE tampoco puso malos ojos durante su mandato. En definitiva, un bipartidismo cuyos agentes se miran entre sí como si de un espejo se tratara.
Mientras tanto, el profesorado con la categoría de Ayudantes Doctores y los Profesores Sustitutos de la Universidad de Extremadura ven cómo no se aplican los convenios correspondientes en unas arduas negociaciones sindicales de las cuales los dirigentes se levantan de la mesa sin asumir ni un mínimo de responsabilidad. Este cuerpo docente suele ser el más joven y de cuyo futuro depende el proyecto de universidad a largo plazo. Precariedad como receta contra la deuda, ¿nos suena de algo?
La Universidad Pública, en mayúsculas, es el motor del progreso a través del conocimiento, la innovación, la investigación y el referente del que todo pueblo ha de sentirse orgulloso, a pesar de sus carencias y defectos. Es el organismo de referencia para situar a Extremadura en el mapa a través de sus hallazgos en veterinaria, medicina, ingeniería, ciencias del deporte o historia, por poner ejemplos. Es, o debería ser, el centro del debate sesudo que abra sus puertas al pueblo para llevar a un proyecto común de progreso y soberanía que empodere al pueblo extremeño y le haga sentirse orgulloso de lo que tiene y de lo que es: un pueblo con futuro.
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