Opinión
Cuando la reducción de las emisiones deja de ser lo prioritario

La prioridad de esta cumbre no es hablar de evitar el desastre sino de cómo hacer frente al desastre.
Coop27 Egipto - 4
Pedro Sánchez en la primera jornada de la COP 27 en Egipto. Fotos: Pool Moncloa/Fernando Calvo

Ha arrancado una nueva Cumbre del Clima, y ya son 27. ¿Optimismo? ¿Una nueva oportunidad para alcanzar compromisos que nos pongan en buena dirección para hacer frente al cambio climático? O, ¿desazón absoluta? ¿Tiramos la toalla del todo? Más bien, la exigencia de presionar para que este espacio sea un marco donde —al menos— poder garantizar derechos humanos, justicia climática y un mínimo de acción y compromiso.

La COP26 de Glasgow del año pasado fue “la cumbre de la ambición”. El discurso oficial y las negociaciones estuvieron atravesadas por la emergencia, el actuar ya, el no rebasar el 1,5ºC, los NDC (compromisos de reducción de cada país) y el incluir a los combustibles fósiles por primera vez en un texto final. Incluso se llegó a imaginar que se llegaría a algún acuerdo con medidas concretas. Pero de nuevo, patada hacia delante más que previsible: casi todo pospuesto.

Este año las emisiones ni siquiera son ya las protagonistas. Esto se debe a que es una COP transitoria, no de fijar nuevos objetivos. La próxima rendición de cuentas a los países de cómo se está cumpliendo el Acuerdo de París será en la COP28 de Emiratos Árabes. Y a juzgar por el arranque en Sharm El Sheikh, estamos ante la cumbre de la adaptación y las pérdidas y los daños (Loss & Damage), que se vienen discutiendo desde la Cumbre de Varsovia (2013) y cobraron momentum en Glasgow, pero que ahora copan prácticamente toda la atención.

En el nuevo contexto geopolítico marcado por una guerra en el corazón de Europa y una crisis energética sin precedentes, la credibilidad de la UE y de muchos otros países pende de un hilo

Si la COP26 se centró en definir objetivos de reducción, en esta cumbre casi todo el relato gira en torno a cómo dotar de apoyo económico a las regiones que ya están sufriendo los estragos del cambio climático. La prioridad no será hablar de evitar el desastre sino de cómo hacer frente al desastre. Ante esta realidad, nos asaltan dos ideas.

1. Por un lado, ¿asumimos que las emisiones no están en el centro del discurso porque es lo que toca a pesar de que el cambio climático avance de forma imparable?

Sí, vale. Este año el debate no gira en torno a cuánto van a disminuir los países. Sin embargo, las Partes están invitadas a presentar la actualización al alza de sus planes climáticos. Y desde Glasgow, solo 24 de un total de 193 países firmantes del Acuerdo de París lo han hecho. De quienes lo tienen pendiente, algunos pesos pesados, como China, India y Rusia ni siquiera acudirán a la cumbre. ¿Debemos tomarnos todo esto como una señal de donde están (o más bien donde no están) las prioridades?

Ni siquiera la UE -que históricamente ha sido el bloque que ha llevado una mayor ambición (aunque muy insuficiente)- acude con un compromiso fuerte en este aspecto. Y si la UE no lo hace, mal asunto. La UE había prometido reducir sus emisiones en un 55 % en 2030 a través del plan “Fit For 55”. Pero el retraso en la aprobación de este paquete legislativo ha provocado que no haya actualizado sus compromisos a tiempo para esta COP. Con este telón de fondo, la posición negociadora de la UE en la COP ha sido calificada como “vaga” y “poco precisa” por organizaciones ambientales. Una vez más, muchas declaraciones y poca hoja de ruta.

En el nuevo contexto geopolítico marcado por una guerra en el corazón de Europa y una crisis energética sin precedentes, la credibilidad de la UE y de muchos otros países pende de un hilo. En poco tiempo, la proclama de “garantizar la seguridad energética” se ha convertido en la máxima que permite relegar la lucha contra la crisis climática a un segundo plano.

Por paradójico que resulte, el 2022 ha sido el año de las olas extremas de calor, pero también el de dar pasos atrás en la eliminación de los combustibles fósiles. Un claro ejemplo es la vuelta al carbón de países como Alemania -y eso que su eliminación gradual fue uno de los acuerdos históricos alcanzados en Glasgow- o el impulso férreo de más infraestructuras gasistas, dentro y fuera de las fronteras de la UE, bajo la imposible promesa verde del hidrógeno. No es casual que precisamente en Sharm El Sheikh exista una campaña de organizaciones africanas bajo el lema y la demanda Don’t gas Africa.

Hoy desde la sociedad civil demandamos que se escuche la propuesta de los países del Sur global para crear un mecanismo financiero o facility dirigida a abordar las pérdidas y daños

Mientras, la temperatura global sigue aumentando. Como mínimo, Sharm El Sheikh debería garantizar resultados en el proceso de revisión de los Compromisos Determinados a Nivel Nacional (NDC) -es decir, las emisiones que cada Parte se compromete a reducir al año- de cara al llamado Global Stocktake (GST) -algo así como el balance o rendición de cuentas- y avanzar en el plan de trabajo sobre mitigación (Mitigation Work Programme o MWP).

Crisis climática
Cumbre internacional La COP27, el espectáculo climático de la dictadura egipcia
El próximo 6 de noviembre Egipto será el anfitrión de la cumbre climática de Naciones Unidas, a la que están invitados mandatarios y representantes de más de 200 países.


2. Dicho esto, sigamos con las pérdidas y los daños: que se incluya este tema por primera vez como punto permanente en la agenda de las negociaciones —una demanda lejana de los países del Sur global— es también algo para celebrar, y mucho. Esta inclusión supone que las discusiones sobre financiación en estas cumbres, históricamente centradas en la mitigación y adaptación, ahora tienen una tercera pata. Para las regiones empobrecidas esto es más que importante porque recordemos que tal y como ha advertido el IPCC en sus últimos informes, el cambio climático ya está afectando “todas las regiones de la Tierra”, pero en el Sur global mucho más. Países que, además, son quienes menos han contribuido a calentar el planeta.

Este verano algunas noticias han cruzado las pantallas. Desde junio, Nigeria ha sufrido las inundaciones más mortíferas de la última década: 1,3 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares al tiempo que miles de hectáreas de campos de cultivo han quedado destruidos. En Pakistán las fuertes lluvias en septiembre han dejado un tercio de la superficie del país bajo el agua, más de 1.400 personas han muerto y al menos 33 millones de personas se vieron afectadas de un modo u otro. Son solo dos ejemplos, pero la lista empieza a no tener fin.

Desastres ambientales
Desastres ambientales Mil muertos y decenas de miles de desplazados en la distopía monzónica que atraviesa Pakistán
Las autoridades del país alertan del impacto que la emergencia climática está teniendo en forma de lluvias torrenciales. Casi medio millón de viviendas han sido destruidas por el paso de los monzones.


Ha costado nueve años, desde la COP19, dedicar un espacio de discusión a las pérdidas y daños dentro de una cumbre. Hoy desde la sociedad civil demandamos que se escuche la propuesta de los países del Sur global para crear un mecanismo financiero o facility dirigida a abordar las pérdidas y daños, que debería: ser adicional al resto de líneas de financiación que ya existen para mitigación y adaptación, darse a fondo perdido y no en forma de préstamos para evitar el aumento de la deuda externa de países en los que sus presupuestos públicos ya están extremadamente mermados, y garantizar que el dinero llega a las comunidades afectadas a nivel local y no se pierde en el camino.

No podemos olvidar que la responsabilidad de frenar la crisis climática es común, pero tiene que ser diferenciada. Los países del Norte global son ahora los que tienen que doblegar esfuerzos para reducir las emisiones y garantizar la transferencia de recursos a los países del Sur.

Entonces, ¿qué queremos y qué podemos esperar?

Por querer, muchas cosas. Por esperar, tal y como han arrancado las negociaciones, esperamos poco. Éxito sería tener, al menos, un acuerdo en pérdidas y daños. Una facility en los términos descritos que ayude a concretar financiación real a las regiones más vulnerables y afectadas por el cambio climático. Del resto de temas (financiación para adaptación o reducción de emisiones, por ejemplo) no somos tan optimistas.

Sin embargo, de Sharm El Sheikh también querríamos esperar que hubiera un avance en derechos humanos. O, al menos, un señalamiento internacional de que este tema se está violando de manera sistemática. Aunque no parece que vaya a ser fácil avanzar en este sentido cuando la Presidencia de la cumbre la ostenta el Gobierno totalitario de Abdel Fattah al-Sisi.

Con dos semanas todavía por delante, queremos y debemos pensar que el reclamo “sin derechos humanos no hay justicia climática” de la sociedad civil egipcia, africana e internacional tiene posibilidad de permear

Sameh Sukri, el ministro de Asuntos Exteriores y presidente de la COP27, cerró la rueda de prensa inaugural con estas palabras: “Damos la bienvenida a todos los delegados, sociedad civil, ONG, sector privado, todas estas partes interesadas son fundamentales, son esenciales para que logremos avances y estamos felices de recibirlos en Sharm el Sheikh”. Lo dijo como responsable de un Estado que reprime la libertad de expresión, persigue, tortura y encarcela a disidentes políticos y que, además, ha criminalizado la movilización social en el contexto de la COP. Así que sus palabras son, sin duda, un buen intento de lavado de cara de su Gobierno que se está saliendo con la suya y, probablemente, lo consiga al cierre de esta cumbre.

Sin embargo, con dos semanas todavía por delante, queremos y debemos pensar que el reclamo “sin derechos humanos no hay justicia climática” de la sociedad civil egipcia, africana e internacional tiene posibilidad de permear a las diferentes delegaciones para que presionen al Gobierno egipcio. Se trata, cuando menos, de una oportunidad única para dar voz a la sociedad civil egipcia represaliada que protesta, entre otras cosas, por la acción de las multinacionales extractivistas europeas en su territorio.

Sanaa Seif, activista defensora de derechos humanos egipcia, lo dejó claro el pasado mes de octubre en su comparecencia ante el subcomité de Derechos Humanos del Parlamento Europeo: “Necesitamos que presionéis a vuestros gobiernos para que planteen el tema de derechos humanos, para que presionen por la amnistía de los presos, especialmente porque muchos de sus gobiernos se benefician de nuestra opresión. Necesitamos que vuestras delegaciones planteen la crisis de los derechos humanos a todos los niveles (...) La presión funciona, necesitamos que levanten la voz cuando discutan con las autoridades egipcias”. Una necesidad que, ocurra o no, para las activistas, organizaciones y delegaciones presentes en Sharm El Sheikh es, más bien, una obligación.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Opinión Cuando la mierda nos come
El panorama mediático se ha convertido en una amalgama de espacios a cada cual más insano. Basura fabricada por gabinetes ultras, aceptada por jueces afines y amplificada por pseudomedios de propaganda regados con dinero público. Hay que pararlo.
Portugal
Juicio a 11 activistas climáticos La revolución portuguesa está vieja, ¿verdad hijo?
En vísperas del cincuentenario de la Revolución de los Claveles, 11 activistas de Climáximo estarán en los tribunales por haberse levantado para detener la guerra contra la sociedad que es la crisis climática.
Opinión
Opinión ¿Sirve de algo la condena internacional del genocidio?
Somos nosotros, países testigos de cuanto ocurre, los que somos juzgados con cada vida humana a la que negamos la justicia.
Acaido
9/11/2022 21:40

El mantra del mercado (la nueva religión), la competencia, impone sus propias reglas a los gobiernos que se rinden y claudican pues nadie quiere quedar rezagado, y así el cambio climático avanza camino del desastre.

0
0
RamonA
8/11/2022 12:24

Las multinacionales del petróleo y el gas, subvencionadas por sus gobiernos, hacen con éstos lo que quieren. Dejar de subvencionarlas, apostar fuertemente por las energías renovables y admitir el decrecimiento como necesario y urgente son medidas que deberían estar asumidas por los gobiernos que consienten el desastre climático. Hoy por hoy, sólo el movimiento ciudadano planetario organizado tiene la posibilidad de doblar el brazo a las grandes empresas contaminantes y a los gobiernos sumisos.

2
0
Lawfare
Justicia a la derecha Pedro Sánchez no está solo: estos son los precedentes a su caso de ‘lawfare’
El presidente del Gobierno aseguraba en su carta que el suyo era un caso de lawfare “sin precedentes”. Lo cierto es que esta estrategia de judicializar la vida política se ha enraizado durante los últimos años.
Lawfare
Guerra judicial Las izquierdas brindan el apoyo unánime a Sánchez que él les negó durante la era del ‘lawfare’
Todos los partidos con representación en el Parlamento y ubicados a la izquierda del PSOE, también los soberanismos, han mostrado sus posiciones públicas en solidaridad con el acoso mediático y judicial contra el presidente del Gobierno.
Política
Lawfare ¿Qué decisiones puede tomar Pedro Sánchez tras amagar con dimitir?
Tras el anuncio del presidente, se abren varias posibilidades que no se resolverán hasta el lunes: ¿Una moción de confianza? ¿La convocatoria de elecciones? ¿Un cambio de marco? ¿Dimitir y dar el salto a la presidencia del Consejo Europeo?
Opinión
Opinión Cuando la mierda nos come
El panorama mediático se ha convertido en una amalgama de espacios a cada cual más insano. Basura fabricada por gabinetes ultras, aceptada por jueces afines y amplificada por pseudomedios de propaganda regados con dinero público. Hay que pararlo.
Medios de comunicación
Opinión ¿Y qué esperabas, Pedro?
Los gobiernos de derechas llevan años alimentando con dinero público a sus medios afines que esparcen bulos y manipulan sin que el Gobierno haya hecho nada para evitarlo.
Palestina
Genocidio en Gaza La Flotilla de la Libertad acusa a Israel de parar su salida con una nueva maniobra de presión
Los esfuerzos de Israel para impedir la partida del barco Adkeniz con destino a Gaza ponen otra traba que puede ser definitiva para el destino de una misión que pretende romper el bloqueo marítimo sobre Gaza.

Últimas

Sanidad pública
Ribera Salud Hospital del Vinalopó: el último rehén de la privatización del PP valenciano
La vuelta del PP al gobierno valenciano ha supuesto un balón de oxígeno para la principal beneficiaria de la privatización sanitaria, que mantendrá la concesión de Elx-Crevillent a pesar del malestar social.
El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
Más noticias
Palestina
Genocidio en Gaza La Flotilla de la Libertad acusa a Israel de parar su salida con una nueva maniobra de presión
Los esfuerzos de Israel para impedir la partida del barco Adkeniz con destino a Gaza ponen otra traba que puede ser definitiva para el destino de una misión que pretende romper el bloqueo marítimo sobre Gaza.
Antifascismo
Antifascismo en Roma 25 de Abril, día de ‘La Liberazione’
El movimiento antifascista celebra el fin de la ocupación nazi con una demostración de poder en las calles de Roma.
Portugal
Portugal Cuando los campesinos portugueses tomaron la tierra… y la contrarrevolución se la despojó a tiros
Tras el 25 de abril de 1974 una ola de ocupaciones agrícolas impulsó en Portugal una profunda reforma agraria que los gobiernos socialistas y conservadores tardarían más de una década en desmontar.
El Salto Twitch
El Salto Twitch La Catana 2x06, comunicación política y campaña
Nos preguntamos cómo la carta de Pedro Sánchez atraviesa un momento político y electoral que se estira desde las generales, pasando por elecciones gallegas y vascas, para cristalizar en unas catalanas y europeas que van a marcar nuestro imaginario.
Derechos Humanos
Libertades y derechos Amnistía Internacional acusa al Estado de no investigar casos graves de violación de los derechos humanos
El informe anual de esta organización de derechos humanos denuncia “la persistente falta de rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos cometidas por el Estado español”.

Recomendadas

Derechos reproductivos
Luciana Peker y Cristina Fallarás “El aborto se ha apartado del relato feminista porque genera consenso”
Las periodistas Cristina Fallarás y Luciana Peker forman parte del grupo motor de una campaña europea que quiere blindar el derecho al aborto mediante una iniciativa ciudadana que necesita un millón de firmas para llegar a ser debatida.
Música
Música Aprendiendo filosofía con el punk patatero de La Polla Records
Los cáusticos esputos lanzados por Evaristo en las canciones de La Polla Records contenían materia adecuada para hablar de filosofía política en el instituto. Así lo entiende el profesor Tomás García Azkonobieta, autor de ‘La filosofía es La Polla’.
Pensamiento
Kristen Ghodsee “Necesitamos soluciones que podamos llevar a cabo sin la ayuda del Estado”
Esta escritora y etnógrafa estadounidense explora experiencias utópicas del pasado y del presente en su último libro ‘Utopías cotidianas’ (Capitán Swing, 2024).