Infancia migrante
Lo que la ultraderecha no cuenta de los menores migrantes

Desamparados por las instituciones, utilizados como chivo expiatorio por las derechas, abandonados a su suerte cuando alcanzan a la mayoría de edad, la problemática de los niños que viajan solos va más allá de las embestidas fascistas y entra en el ámbito de los derechos de la infancia.
Menores Extranjeros No Acompañados. Fuente: Save The Children
Menores Extranjeros No Acompañados. Fuente: Save The Children
27 abr 2021 06:55

Ismail El Majdoubi, de ex Menas, manda por WhatsApp un documento: se trata de una denuncia a la policía. En ella se lee “como colectivo que trabaja con menores no acompañados entienden que el mensaje del cartel que denuncia, criminaliza y estigmatiza a la totalidad de los menores no acompañados. Identifican este mensaje como un discurso de odio”. El joven marroquí es portavoz de un colectivo que agrupa a chicas y chicos migrantes que han estado bajo la tutela del Estado.

Con esta acción el colectivo ex Menas dejaba el pasado jueves 22 de abril constancia de la preocupación que sienten ante una situación que “deja en evidencia la desprotección que sufrimos los menores y jóvenes migrantes”, se reafirma El Majdoubi. “El discurso racista de Vox ha repercutido en la sociedad de tal forma que un menor extranjero no es considerado un menor, los jueces no deberían de olvidarse que la señalización a un niño viola los derechos fundamentales de la infancia y su deber principal es proteger la máxima vulnerabilidad, nosotros en este caso”, concluye.

Junto a los propios jóvenes son muchas las organizaciones que han mostrado su repulsa ante el cartel de Vox. Lo expresaban en un comunicado firmado por más de 200 entidades el pasado 21 de abril, en el que criticaban “la instrumentalización de la infancia con fines electoralistas”.

El eco de lo que pasó la semana pasada en Madrid llegó en seguida hasta Mercedes Jiménez, residente en Tánger.  Esta doctora en Antropología Social, especialista en infancia migrante, se enfrentó a un dilema compartido por muchas voces antirracistas: ¿Cómo responder al famoso cartel sin ser involuntariamente funcional a la estrategia ultraderechista de ver amplificado y reproducido en todas partes su mensaje?

“Lo primero que te sale es, qué poca vergüenza y qué indignación”, confiesa Jiménez, que lleva dos décadas acompañando y estudiando los destinos de las niñas y niños que emprende su migración en solitario. Después de esa reacción inicial, viene otra reflexión, indica: “ves que hay una estrategia de comunicación bien pensada y planificada. No es nuevo, en la campaña electoral de Andalucía, Rocío Monasterio, ya estaba en el barrio de La Macarena con este mismo discurso, y el barrio entero contestó ante esta estrategia”.

“Hay una estrategia de comunicación bien pensada y planificada. No es nuevo, en la campaña electoral de Andalucía, Rocío Monasterio, ya estaba en el barrio de La Macarena con este mismo discurso, y el barrio entero contestó ante esta estrategia”

Pero el dilema persiste, ¿responder no es la reacción que la estrategia ultraderechista espera y necesita? Para Jiménez, ya solo su uso del término MENA, unas siglas que, recuerda, son solo un concepto jurídico incapaz de contemplar todas las realidades sociales de las niñas y niños en movimiento, responde a una resemantización desde el odio y el racismo. “Han creado un garabato, tiene que ver con un modelo neoliberal de comunicación muy vinculado a redes sociales, a algoritmos y está muy estudiado que nos provoquen”.

Si esto sucede, argumenta la activista, es también porque no han sido lo suficientemente condenados. “Esa es la otra clave, cuando la respuesta desde lo público es tan laxa y se confunde con la libertad de expresión este tipo de mensajes, ocurre que se sienten legitimados”. El efecto, de esta estrategia de comunicación machacona (no hay día que la extrema derecha no arremeta contra los menores migrantes) y esta falta de respuesta desde lo público es que “al final acabamos cuestionándonos sobre los menas y no sobre la ultraderecha”.

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Ismail, integrante del colectivo ex menas, cruzó la frontera siendo adolescente. Los siguientes años conoció siete centros de acogida. Tras años de sufrir el racismo institucional, hoy trabaja como mediador social.

El experto en Derecho de Extranjería José Miguel Sánchez Tomás comparte la misma inquietud, pero para él uno no se puede permitir el lujo de no responder: “Si no digo nada tampoco estoy mandando ningún mensaje pedagógico”. Para este profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, por un lado se trata de señalar que no es verdad lo que se afirma, pero también de analizar la manera en la que se ha diseñado, en este caso, el cartel: “esto de poner una persona enmascarada. Yo no he conocido ningún menor no acompañado enmascarado, la verdad”.

Pedagogía es, por ejemplo, explicar que con sus carteles Vox se posiciona en contra de los derechos del niño. “A los niños en general se los considera personas especialmente vulnerables, por tanto existe una obligación estatal, europea e internacional, derivadas de la Convención sobre los Derechos del Niño, de establecer una especial atención en relación a sus necesidades”.

Es más, cuando Monasterio habla de deportar a los menores está dejando a su partido en un lugar de inconstitucionalidad. El artículo 39 afirma: “Los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos”. Para este jurista parte del problema reside en que no existen mecanismos contra estas posturas que vayan más allá del delito de odio (en el ámbito de lo penal). “Tenemos un país donde no existe la cultura de los derechos humanos y al no existir la cultura de los derechos humanos no existen mecanismos legales de protección de los derechos humanos. Puede haber infracciones de derechos fundamentales que no sean delictivos. Y es ahí donde no existe una respuesta adecuada”. Estas otras vías habilitarían otro tipo de respuesta legal como  “privar de la subvención electoral o una sanción de 20 millones de euros cuya finalidad va a ser la atención a estas personas a las que ha perjudicado en sus derechos fundamentales”, pone Sánchez como ejemplos.

“Los partidos de derecha son abiertamente racistas e islamófobos y esto afecta directamente a los menores magrebíes que además sufren aporofobia. Y no es cuestión solo de la derecha…”

Silvia atiende el teléfono desde Tenerife. Esta activista de la Asamblea de Apoyo a las Personas Migrantes de la isla, aclara que ella no tiene una respuesta para combatir los discursos de odio, “no les presto mucha atención, creo que hay que hacer lo que hay que hacer y si las administraciones, la fiscalía y las entidades hubiesen hecho lo que tienen que hacer, estos discursos se rebajan. Pero si no los tratamos como niños, no los tratamos adecuadamente pensando en su bienestar, se da pie a este tipo de discurso”. Tratar a los niños como niños por parte de las administraciones, esa sería la forma de desmontar estos ataques, reflexiona Silvia, que lleva meses luchando desde la Comisión Legal de la Asamblea, para que los menores llegados a la isla sean tratados como tales.

Sustrato racista

En ese dispositivo en el que la derecha ha convertido al término MENA hay un imaginario muy concreto: el que refleja a jóvenes magrebíes: “Los partidos de derecha son abiertamente racistas e islamófobos y esto afecta directamente a los menores magrebíes que además sufren aporofobia. Y no es cuestión solo de la derecha…”, reflexiona El Majdoubi. Desde Tánger, Jiménez coincide en esta visión, la procedencia de una parte importante de estos menores de Marruecos activaría toda una serie de estereotipos sobre el mundo árabe o el islam: “todo este ejercicio de racismo, todo el aparato ideológico recae sobre estos niños con toda su fuerza”.

Y como todo estereotipo niega la diversidad dentro del grupo. “Ya el propio sistema de protección —no solo la ley de extranjería— homogeniza mucho. No hay un colectivo, lo único que tienen en común es que están en este territorio sin un adulto de referencia”. Una diversidad que además dificulta la vivencia de estos niños en sistemas de protección diseñados para nacionales. Cuando llegan —hace dos décadas ya— y empiezan a ser usuarios de estos recursos, encima, “se les ve como abusadores del sistema de protección”.

Migración
“Los menores que migran solos son los intrusos en la fortaleza Europa”

El año pasado hubo un importante incremento en la llegada de menores que migraban solos. Su presencia evidencia los límites de un sistema de protección que no alcanza a garantizar sus derechos.

Para Sánchez, “estamos en situaciones en las que ya empezamos a hablar de vulnerabilidad interseccional. Son menores, son niños, son extranjeros, y un tercer elemento de vulnerabilidad es que están desamparados, están solos. Aquí, quien pasa a ser el titular de la garantía de esos derechos, en teoría tiene que ser la administración pública, en este caso son las comunidades autónomas”. Esto implica “velar por sus derechos”, como deben hacer los padres o los tutores legales cuando los hay. Pero, “¿la administración los trata tan bien como si fuesen sus padres? No, los tratan bastante mal”.

Reenfocar el escándalo

Sobre los menores que viajan solos hay mucha preocupación en Canarias, ruta que se ha convertido desde el año pasado en la principal vía de entrada de personas que arriesgan su vida para llegar a Europa desde África, y  escenario del bloqueo de miles de seres humanos.  Silvia forma parte de la Comisión Legal de la Asamblea de Apoyo a Migrantes de Tenerife, llevan meses siendo testigos de la presencia de menores en recursos para adultos, de la diversidad de estas historias y el desamparo que sufren: “hay niños huérfanos, hay niños enfermos, hay niños con la mirada perdida ya, porque están totalmente desubicados. Nadie ha tratado a esos niños, no ha habido apoyo psicológico”. Niños que hablan idiomas que nadie habla, que no pueden comunicarse y a quienes no se facilita un intérprete, denuncia.

Aunque el ejecutivo no incurre en discursos del odio, el desamparo que sufren los menores es también una vulneración de sus derechos. “El gobierno actual es un gobierno que tiene mucho trabajo que hacer para mejorar la protección de los menores, la primera acción que tiene que hacer es defendernos y no tolerar discursos de odio y racismo bajo el pretexto de la libertad de expresión, otra tarea pendiente es un mayor control público a las entidades a las que se externaliza este servicio de ‘protección’”, denuncia Ismail.

Infancia migrante
Fronteras Alarma ante el trato a migrantes menores en Tenerife
Menores se resisten a ser trasladados a Las Raíces donde, según denuncia la Asamblea de Apoyo a Migrantes de Tenerife, ya habría 50 niños.

Para Sánchez, las deficiencias en la protección de los menores afectan tanto a los nacionales como a los extranjeros, que solo representan una pequeña parte del total. En gran medida esa deficiencia tiene que ver con que las administraciones tienden a recurrir a los recursos residenciales por encima del acogimiento familiar, del que disfrutan muy pocos niños. “Los problemas de desprotección y de vulneración de derechos que se pueden encontrar dentro de los recursos residenciales de los menores acogidos, son muchos, las carencias son muchas, desde todos los puntos de vista”.

“Son niños que hay que proteger pero que hay que controlar por la ley de extranjería: esa tensión no se resuelve, o se resuelve siempre cuestionando los derechos de los niños”

La complejidad tiene que ver con que estos centros no estaban pensados para estos niños: se presenta al final una tensión a causa de la ley de extranjería “que recorta derechos por todas partes”. “Son niños que hay que proteger pero que hay que controlar por la ley de extranjería: esa tensión no se resuelve, o se resuelve siempre cuestionando los derechos de los niños”.

Para esta activista acercarse a la situación de estos niños, como hacen muchos colectivos, implica ver “el espanto del sistema de protección tal y como está montado, donde se dan patrones de maltrato que se repiten una y otra vez en un estado de derecho, y no pasa nada”. Niños que quedan fuera del sistema, la persistencia de las pruebas de determinación de edad, aún cuando son múltiples las sentencias del Tribunal Supremo y los llamamientos del comité de derechos del niño en su contra, niños que acaban en un CIE, enumera Jiménez. “Es una carrera de obstáculos donde lo que se cuestiona siempre es la titularidad de los derechos de los chavales, pero nadie cuestiona estos patrones de maltrato”.

Estos problemas están encontrando en Canarias y enfrentándolos con acciones directas, “cuando llevamos a los niños a fiscalía y la noche que nos quedamos a dormir con un grupo de niños fuera del hotel Concordia en Santa Cruz, en ese momento la administración reaccionó”. Son varios los niños que fueron derivados finalmente a centros de menores gracias a la sociedad civil. Sin embargo, el traslado de algunos no parece garantía de que finalmente se estén cumpliendo sus derechos. “Vemos que los niños permanecen en los campamentos en las Raíces y en las Canteras, o que los trasladan como mayores a centros de comunidades autónomas. Cuando les han trasladado a centros de menores permanecen ahí pero no nos consta que están siendo valorados, o que estén yendo al colegio”. Para Silvia estos menores, “más que amparados parecen estar guardados”.

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Ex tutelados

Guardados, asistidos mediante un recurso residencial hasta que son mayores de edad ¿y luego?. “Los ex tutelados estamos en una peor situación, al menos durante la tutela tenemos un techo bajo el que estar, un ex tutelado es una persona que no existe para el sistema. También tiene que haber un apoyo en esta transición a la vida adulta, no abandonarnos a nuestra suerte sin proyectos para nuestro futuro”, afirma el portavoz del colectivo de ex Menas.

Y es que la salida de los centros de menores, esos que quiere cerrar Vox, no es fácil para nadie. Más difícil para jóvenes que ni siquiera consiguen salir documentados. Jiménez señala cómo estos chicos y chicas empiezan a aparecer en los recursos de sin hogarismo de los ayuntamientos. Chavales muy jóvenes que si tienen mucha suerte pueden encontrarse con la solidaridad de familias que se movilizan para acogerles, por ejemplo en Andalucía, “pero no puede ser que el Estado se ponga de lado, que la entidad que les había tutelado no los acompañe como estipula la ley, más allá de la mayoría de edad”.

Otra forma de combatir los discursos del odio sería, reflexiona Jiménez, facilitar la inserción de estos jóvenes, reconociendo “la riqueza que es trabajar con estos chicos y estas chicas, porque son sujetos con dobles pertenencias, que se han movida entre dos sistemas, muchos son líderes de sus comunidades, niños resilientes con mucha capacidad de agencia”. Algo muy alejado de los fantasmas de cara tapada y pose peligrosa con los que la ultraderecha intentan saturar los imaginarios y recolectar el fruto del odio en las urnas.

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#88406
29/4/2021 1:31

La extrema derecha es demasiado perversa y en lo de los menores migrantes ha quedado mas que demostrado.

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0
#88334
28/4/2021 10:30

A ver si esta vez me lo publican....
en primer lugar, Marruecos ha gastado en armamento durante los últimos años varias decenas de miles de millones de dólares. Para amedrentar a su propio pueblo y, sobretodo, acabar de apoderarse del Sáhara. Su familia real es la principal responsable de la pobreza del pueblo marroquí, no Occidente. Entonces, ¿por qué cojones nos hacemos cargo de unos jóvenes (no son niños huérfanos con mocos) abandonados por su sociedad, cuándo aquí hace bien poco abandonamos a su suerte a miles de jóvenes que se fueron al extranjero porque no les podíamos ofrecer decente porvenir. Entiendo que quieran venir, claro, y cuándo leo historias particulares de algunos de ellos, me alegro. Pero, visto en conjunto, a los jóvenes del Magreb, especialmente de Marruecos, no deberíamos aceptarlos, máxime cuándo al cumplir 18 ños oficialmente, les dejamos en la calle sin futuro alguno, situación que les lleva a demasiados de ellos a delinquir.
Porque, las cosas cuestan dinero. Un "mena" no cobra pensión, pero cuesta una pasta en educadores y manutención. Que nos gastamos el dinero en otras cosas menos importantes?,claro, como hace todo el mundo. De hecho, como decía antes, nuestra juventud es la primera en ser abandonada.

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#88393
28/4/2021 23:13

Y quien les venden todas esas armas, para que la industria armamentística no pare, y puede que tu seas uno de esos trabajadores..

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1
#88375
28/4/2021 18:25

Son menores, no son una tribu urbana, son pocos, pero nada más que por ser persona hay que ayudarlos, como nos gustaría que ayudasen a nuestros hijos si nosotros no pudiéramos, el problema no son ellos, si no los sistemas que los expulsan de tener una vida digna, no seamos peores que aquellos que los llevaron a estar desamparados, de malas personas está el mundo lleno, fijémonos en quien lo hace bien, y no en el que es peor que nosotros.

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#88315
27/4/2021 20:38

No sólo la ultraderecha deja de contar capciosa mente cosas, o miente deliberadamente sobre este asunto. También la izquierda debería aceptar que no tenemos mucho que ofrecerles. Por ello se marcharon de aquí miles de jóvenes españoles a buscarse la vida al extranjero. Es casi inevitable que muchos de estos jóvenes, cuándo cumplen 18 años y se les abandona, acaben delinquiendo.

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#88303
27/4/2021 18:46

Gracias por la publicación del artículo. Muy necesario en los oscuros tiempos que vivimos

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#88293
27/4/2021 15:21

Que cobardes racistas, acosan a quien no se puede defender, al pobre que viene a recuperar un poco de lo que le robámos. El banquero, el marqués, la alta sociedad, los famosos, el clero, etc, son los que nos roban nuestro dinero, son sus amigos y son los que les financian, contra esos no hacen nada, porque son de la misma calaña y son los que realmente nos aprientas las tuercas. De aqui o de fuera la misma clase obrera.

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#88269
27/4/2021 11:00

Los culpables son los que gobiernan los paises de donde provienen estos jovenes, tambien apoyados por los gobiernos de paises europeos por muchos intereses y son bien sabidos.

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#88268
27/4/2021 10:55

El que no quiera estudiar que se haga Voxeneta.

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