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En el margen
Ismail El Majdoubi: “Lo que resumen esas cuatro letras, mena, es que eres el mal que viene del sur”
Ismail, integrante del colectivo ex menas, cruzó la frontera siendo adolescente. Los siguientes años los pasó en siete centros de acogida. Tras años de sufrir el racismo institucional, hoy trabaja como mediador social y es muy consciente de la desprotección en la que viven estos chicos y chicas criminalizados por medios de comunicación y partidos políticos.
Nacido en Castillejos, pueblo fronterizo con Ceuta, Ismail cruzó la frontera con 16 años en los bajos de un camión sin ser consciente ni de los peligros a los que se enfrentaba ni del racismo institucional, el abandono y la desprotección con los que iba a encontrarse al otro lado del Estrecho.
Hasta su mayoría de edad pasó por siete centros de acogida, tanto en Andalucía como en Madrid, donde sufrió “el vacío que deja la familia”.
Hoy, a sus 21 años, trabaja como mediador social y sueña con realizar un proyecto con jóvenes en su pueblo natal para “concienciarles de los peligros que supone cruzar la frontera y ayudarles a buscar salidas profesionales en el país de origen”.
Naciste en Castillejos, un pueblo marroquí que hace frontera con Ceuta, ¿cómo es la vida en estos pueblos de frontera?
La vida es tranquila entre comillas. Hay mucho movimiento de comercio y de tráfico de drogas y de personas, desde pequeños hemos convivido con asaltos a la valla por parte de grupos de subsaharianos. Por la cercanía a Europa, es una zona muy caliente, por ahí pasa de todo.
Por estar cerca de Ceuta, en virtud de un acuerdo entre España y Marruecos, podemos acceder a Ceuta solo con el pasaporte, sin visado.
Yo nací en un barrio popular, marginado, donde hay muchos conflictos porque siempre viene la policía a buscar a algunos traficantes. Una de las razones que nos hacen salir de nuestros sitios de origen es la expectativa de cambiar de lugar, de cambiar de barrio. Hemos crecido allí y le tenemos mucho cariño, pero no hay muchas salidas.
¿Cómo es crecer creyendo en el sueño de llegar a la otra orilla?
Esa idea no la tienes tan pronto, es a partir de los 12 o 13 años que empiezas a darle vueltas y a pensar que si cruzas al otro lado del Estrecho tendrás más opciones, vas a estar más cuidado. Si estudias, vas a tener un trabajo y no te vas a quedar en el paro. Son las cosas que llega a pensar un niño, que vas a tener nuevos amigos, que vas a aprender español, que vas a seguir estudiando la ESO. Eso mueve mucho. Pero no eres consciente del racismo y del rechazo y de todas las cosas que te van a hacer la vida difícil.
¿Qué lleva a un menor a abandonar solo su país, qué razones hay detrás?
Hay una razón fundamental que es la necesidad. Es una decisión muy solitaria porque apenas lo consultamos con otra gente. En mi caso, no lo consulté con mi familia o con amigos. Al final es una decisión que toma un niño. Un adulto toma la decisión de emigrar y lo plantea porque es consciente del peligro y de lo duro que es, un niño no piensa en esa parte negativa. Estás viviendo una aventura, un sueño, desde tu casa hacia un destino totalmente desconocido que solo has visto a través de la televisión. Es esa idea de “subo a probar mi suerte”.
¿Qué es un mena?
Ese apodo ha sido manipulado, actualmente se ha convertido en algo negativo. Cuando se escucha la palabra mena, parece que ya hay una justificación para vomitar todo el racismo, olvidando que estamos hablando de niños. A veces se dice: “Un mena roba en el Primark” y ese mena es uno de 12.000. Nunca vas a oír que un niño español ha robado en el Primark, pero si es un mena parece que todo lo que se diga está justificado.
El Estado no nos quiere para nada. Tienen que señalarnos, decir que somos violentos, que somos agresivos, pero esa violencia y esa agresividad los primeros que las hemos sufrido somos nosotros
Es el Estado el que otorga esas etiquetas porque si de una cosa estoy seguro es de que el Estado no nos quiere para nada. Tienen que señalarnos, decir que somos violentos, que somos agresivos, pero esa violencia y esa agresividad los primeros que las hemos sufrido somos nosotros, porque desde que cruzamos la frontera lo que recibimos es rechazo y racismo institucional y la idea de que no somos igual que cualquier otro niño. Somos unos niños pobres que venimos de fuera. Lo que resumen esas cuatro letras, mena, es que eres el mal que viene del sur.
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¿Estás de acuerdo con el término o crees que podría usarse otro mejor?
No existe otro término. Entiendo que somos menores, somos extranjeros y estamos no acompañados. Quien tiene que decidir cómo vamos a llamar a estos niños es el mismo sistema y, si este sistema quiere hacerlo bien con estos niños, no les va a poner apodos. El tema no es el término, el tema es el concepto. No importa cómo nos llaman, importan cómo nos tratan y cómo nos ayudan a salir adelante en vez de dejarnos desamparados y vulnerados para siempre. Porque el sistema está ahí para contenernos y nada más.
Te he escuchado decir que el derecho a moverse por el mundo pertenece solo a unos pocos, aquellos que tienen pasaporte rojo, ¿cómo es esta idea?
Sí, yo hago memoria y pienso en lo que me costó llegar hasta España y lo que me cuesta hoy en día mantener esa documentación, el permiso de residencia, que tiene siempre condiciones. Y ves que a los españoles cuando les apetece ir a Marruecos, o a Argelia, o al Congo, o a Mali, o a Senegal, compran un billete y al día siguiente se van de viaje, no tienen que pedir visado ni nada. Eso es un clasismo muy racista, es una injusticia que por tener un pasaporte u otro tengas o no determinados derechos y privilegios.
¿Cómo es el momento en que se cruza finalmente la frontera, qué sensaciones se producen en ese momento?
Es un momento de choque, de que no te lo crees, pasa muy rápido, como si fuera un sueño. Es un momento muy tenso.
Lo primero con lo que se encuentra un menor cuando cruza la frontera es con la policía, ¿qué supone eso?
Lo primero que te hacen es cachearte por si llevas algo de droga escondida. Luego te llevan a la comisaria y te hacen un interrogatorio, cómo te llamas, cuántos años tienes, de dónde has venido, quién es tu padre, quién es tu madre. Te hacen huellas también de todos los dedos.La sensación es de sorpresa, “¿qué he hecho, he cometido un delito?”. Yo, por ejemplo, pensaba que me iban a deportar.
Lo primero con lo que se encuentra un menor cuando cruza la frontera es con la policía, ¿qué supone eso? La sensación es de sorpresa, “¿qué he hecho, he cometido un delito?”
Dices que los centros de estancia de menores son centros de contención, ¿por qué?
No quiero generalizar, pero muchos centros se convierten en eso. Su gestión se basa en la simple contención, no en la educación y el acogimiento. Un niño, por ser niño, tiene otras necesidades más allá de comer y estar alojado. No somos personas sin hogar y el centro no es un albergue de personas sin hogar, es un recurso para educar, para tener una intervención con niños y los niños tienen unas necesidades. El ocio, por ejemplo, no es un extra, es una necesidad, igual que la educación o el tener un referente positivo o de autoridad con el educador o la educadora. Si en un centro no se respetan estas necesidades y no se detectan vulnerabilidades, el niño entra a un centro y sale con consumo, sin control, con problemas de salud mental, ¿qué está pasando en estos centros? Porque siempre se ha cuestionado qué pasa con estos chicos, pero no cómo es el protocolo de acogida que se sigue en algunos centros.
Algo que mucha gente no sabe es que, en muchos casos, los chavales salen de estos centros sin papeles. ¿Cuáles son las dificultades a las que se enfrenta un mena una vez que deja de estar tutelado por las instituciones?
No todos, pero muchos sí. Vienes sin saber cómo se tramitan las cosas y no hay algo que se llame derecho a estar informado, nadie te dice que puedes tramitar la documentación. Hay formas de tramitar la documentación, me extraña mucho que en los centros no sepan estas cosas porque a veces no informan adecuadamente. En muchos te exigen que traigas la documentación del país de origen y lo que hacen es activarla y te quedas ahí esperando y esperando. A veces cumples la mayoría de edad, no tienes la documentación y te encuentras el doble de desamparado. En estas situaciones sales del centro peor de lo que habías entrado.
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¿Cómo vive un menor el desarraigo y la distancia con la familia?
El vacío que deja la familia es enorme. Si te encuentras con alguna persona que te acaricia, se preocupa por ti, te apoya y te anima, estás más animado. El tema es cuando no encuentras a nadie, ahí es cuando te desanimas y tienes que parar de pensar en todo eso. Si no tienes otra alternativa, pruebas la droga y te acercas al consumo.
Hablando del consumo, ¿qué hay del abuso de ciertas drogas en esos centros? ¿Qué pasa en los centros para que menores que entran sin consumir salgan consumiendo?
Esto está relacionado con lo que decía antes, ¿qué función tiene ese centro si no puede detectar una vulnerabilidad o una enfermedad? Porque el descontrol de una sustancia se convierte en una enfermedad que necesita un tratamiento, si el centro no lo facilita, entonces permite o colabora en este consumo de drogas.
Ahora tienes 21 años y trabajas como mediador social, ¿sientes que has conseguido tu sueño?
Yo me siento satisfecho de lo que he logrado en poco tiempo y con pocos recursos. Eso me hace estar bien conmigo mismo a nivel personal. A la hora de relacionarme con menas o ex menas, puedo transmitir la idea de que sí se puede si eres firme y eres fuerte. Siempre digo que resistir es ganar.
Muchos chicos acaban siendo acusados de delitos que no han cometido. Roban en un barrio y te acusan a ti, los primeros en ser sospechosos son siempre los mena. Hay una criminalización de los rasgos
Según un comunicado que sacó en junio de este año el SUP, Sindicato Unificado de Policía, los mena son ya tres de cada cuatro menores detenidos por delincuencia en Madrid, ¿este tipo de titulares y noticias ayudan a criminalizaros aún más?
No me creo este titular, es una pura manipulación, ¿cuántos mena hay en todo Madrid? Muchos chicos acaban siendo acusados de delitos que no han cometido. Roban en un barrio y te acusan a ti, los primeros en ser sospechosos son siempre los mena. Hay una criminalización de los rasgos, como si los españoles no pudiesen robar, como si los que roban viniesen siempre de fuera.
En mayo de este año se difundió un vídeo sobre el robo a una pareja de ancianos supuestamente protagonizado por un grupo de menas en Barcelona, pero días después se supo que el vídeo estaba grabado en Francia, ¿ayudan algunos medios y las redes sociales a empeorar aún más las cosas?
El primer responsable es el protector, el Estado, porque no está haciendo su labor de proteger a estos niños frente a estas acusaciones, porque no mueve ni un dedo. El sistema permite que los medios de comunicación digan todas estas cosas para ganar visualizaciones. Y también los partidos políticos.
Por eso mismo te iba a preguntar. Sois, como muchos otros colectivos, fuente de ataques de Vox, ¿es normal que un partido político criminalice a menores de edad, sean o no extranjeros?
Todo es normal si el protector lo permite. Es una pura desprotección, ¿dónde está la Comunidad de Madrid que no protege a estos niños? Estoy seguro de que si este partido va a un centro de españoles para protestar, sería distinto porque esos niños tendrían unos padres que les podrían defender si no lo hace la Comunidad de Madrid. Pero como los mena están no acompañados, todo vale.
¿Y qué hay de los partidos de izquierda, son más proclives a vuestra realidad o se cubren de indiferencia ante la problemática?
Hasta el momento no he visto tanta diferencia. Pero tengo esperanza y, por ser positivo, hago un llamamiento de que venimos a quedarnos y, si nos tratan bien y nos hacen sentir que somos parte de la sociedad, vamos a ser parte. Porque al final colaboramos con esta sociedad, al final vamos a alquilar, vamos a comprar una casa, vamos a trabajar y a pagar nuestros impuestos.
A finales del año pasado se arrojó un explosivo al centro de menas de Hortaleza, ¿cómo lo sentisteis desde el colectivo? ¿Si este acto se hubiera llevado a cabo en un colegio con una mayoría de niños españoles habría sido considerado terrorismo?
Sí. Y si quien lo hizo fuera de origen extranjero, de origen árabe, lo sería aún más. Como es un español en un sitio de extranjeros, no es tan terrorífico, porque son menos personas. Eso es una demostración de esta discriminación, de este aislamiento, de este rechazo, del que algunos políticos, sean de derechas o de izquierdas, son cómplices. Si quieres te damos una residencia, pero con condiciones.
¿Cómo y por qué surgió la idea de crear el colectivo ex menas Madrid?
Surgió a raíz de todas estas injusticias. Se nos ataca porque somos ex menas, hemos convivido con toda esa desgracia, llevamos en nuestro cuerpo lo que es un trayecto migratorio y queremos unirnos para conseguir unas mínimas reivindicaciones.
Un día pensé que teníamos que juntarnos para hacer algo e hice un llamamiento a algunos compañeros o amigos que son ex menas. Lo primero que hicimos fue entrar en Google y ver los titulares que había sobre nosotros. Es increíble porque no hay nada positivo, parece que hablen del Daesh o algo así, todo es negativo, se te queda muy mala sensación.
Durante la cuarentena os habéis implicado en la iniciativa “compra antirracista” impulsada por Safia, conocida como hijadeinmigrantes, ¿a qué tipo de población habéis atendido?
Sí, hemos colaborado con Safia. La admiro mucho por lo buena persona que es y por la labor tan importante que está llevando a cabo. Hemos atendido a refugiados, familias, ex menas también.La verdad es que ha sido una buena experiencia, que ha tenido una acogida excelente y ha contado con muchos voluntarios. Nosotros vamos a estar presentes siempre en este tipo de situaciones porque si en estos momentos no hay solidaridad y empatía, ¿entonces cuándo va a ser?
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Si en el centro se drogan es porque muchos ya lo hacian en su pais. Basta de culpar a educadores cuando son los de arriba que se han lucrado con las dedgracias de estos chicos. Y no, en barcelona no roba solo 1 en el primark, si o que la mitad de usuarios de los centros de justicia juvenil son menas! Algo hemos hecho mal todos. Ni buenismo del tuyo ni VOX!
Gracias, Ismail, por tu testimonio y las verdades que dices y la sencillez con que las cuentas.
Yo he tenido la suerte de conocer a Mohad y acompañarle algún momento en su camino.
Tb era un menor no acompañado, del que aprendí mucho y al que le deseo, a lo mejor del mundo. Gracias por enseñarnos sobre nuestros privilegios y sobre la necesidad de compartir con vosotros
Me ha encantado poder leer a Ismail y saber que sigue luchando por sus sueños. Lo conocí hace 4 años y es un gran ejemplo para romper prejuicios.
Como educadora he aprendido mucho de ellos, hay que conocerles y acercarse a sus vidas. Aprovecho para agradecer a Jawad, Hamza, Oussama, Moha....
Dar visibilidad a estos personajes me parece de justicia nos enfrentan a nuestro mundo de confort . Otro mundo es posible
Me alegra su historia personal. La de haber podido encontrar un porvenir. Dicho esto, debo matizar que demasiados de ellos se criminalizan sólos. El hecho de ser refugiado, migrante o como se quiera decir, no conlleva ser buena persona en sí mismo. Tampoco mala. Además, los de orígen magrebí deberían empezar por criticar el desamparo de unos gobiernos, los suyos, que desatienden a su población a pesar de tener recursos suficientes. Creo que, en general, no debiéramos acoger a estas personas cuándo no les podemos ofrecer digno porvenir, máxime cuándo dejamos que se fueran hace pocos años miles de jóvenes españoles por ese motivo.
Es una pena que entrevistas como ésta no salgan en ek Prime Time de las televisiones. Si fuera así la gente tendría la posibilidad de hacerse más humana