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Memoria histórica
El Ayuntamiento de Madrid quiere poner un cantón de limpieza donde pueden estar los cuerpos de 451 brigadistas
De sobra son conocidas las reticencias que suele acarrear en el vecindario la noticia del establecimiento de un cantón de la limpieza en el barrio. Lo que sucede en Montecarmelo, en Madrid, va mucho más allá. El Ayuntamiento, presidido por José Luis Martínez-Almeida, pretende levantar un cantón de la limpieza en la finca en la que pueden estar casi medio millar de brigadistas que lucharon contra los sublevados en la defensa de Madrid. Ahora, tanto el barrio como asociaciones memorialistas intentan parar este movimiento que nadie del lugar ve con buenos ojos.
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Los primeros brigadistas internacionales caídos en la defensa de Madrid en 1936 y 1937 fueron a parar al cementerio de Fuencarral, por entonces un municipio independiente de la capital. Hasta 451 cuerpos de nacionalidades como la inglesa, estadounidense, alemana, francesa, argelina, yugoslava y chipriota terminaron enterrados ahí con una inscripción que les identificaba o, al menos, apuntaba todos los datos conocidos de cada antifascista. “Cuando se perdió la guerra, los franquistas arrasaron con todo lo que oliera a memoria republicana”, cuenta Patricia Ure, secretaria de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABI).
“La Falange pidió sacar los cuerpos del cementerio y a los 15 días ya lo habían hecho y tirado a una fosa común. Lo más lógico es que fuera cerca del recinto”
Así lo intentaron hacer en Fuencarral, pero por motivos de salud pública tuvieron que esperar hasta 1941. Una vez superado ese tiempo, los trámites fueron tan rápidos que los hechos apenas pasaron desapercibidos. “La Falange pidió sacar los cuerpos del cementerio y a los 15 días ya lo habían hecho y tirado a una fosa común. Lo más lógico es que fuera cerca del recinto”, añade Ure en referencia a la cantidad de restos que desenterraron. Entre todos ellos, se calcula que hay unos 167 españoles.
La única finca sin construir
La activista por la memoria de las Brigadas Internacionales asegura que también hay memoria oral de ello. “Lo hicieron así con la clara intención de que no se supiera el lugar al que les tiraron”, denuncia. Les quedaba una esperanza. Al tiempo, el camposanto se amplió, por lo que esa supuesta fosa común podría haber quedado dentro del nuevo perímetro. Nunca ha aparecido nada. “Lo que es evidente es que los cuerpos estarán en la parte noroeste del cementerio, la única zona en la que no se ha edificado, justo el lugar en el que el Ayuntamiento quiere instalar el cantón de la limpieza”, resume Ure.
En cuanto se enteraron de ello, desde la asociación y diversas entidades escribieron a la alcaldía de Madrid explicando la relación de los hechos con los indicios que existen. “Les dijimos que hay información suficiente para creer que hay ahí una fosa con 451 restos humanos, y que deberían asegurarse de ello antes de empezar con las obras”, añade la propia Ure.
La respuesta, que llegó por parte de la Dirección de Limpieza del Consistorio, afirmaba que siempre se había edificado en ese barrio y nunca habían aparecido restos. “Les volvimos a responder que si no habían leído el informe que les adjuntábamos, y su última comunicación nos aseguraba que tenían una orden de comenzar a trabajar en esa finca y que el tema de la memoria no era algo de su competencia”, critica la secretaria de la AABI.
Dentro de la operación Barbarroja
Ese informe que menciona lo ha realizado Luis González, vecino de Montecarmelo y divulgador histórico. Tras sus pesquisas, ha podido saber que después de la española las nacionalidades más repetidas en los brigadistas cuyo paradero se desconoce actualmente son la francesa, con 76 integrantes de las Brigadas Internacionales, la italiana, con 42; la alemana y polaca, con 13; y la inglesa y belga, con 9 cada una.
De hecho, entre los ingleses se encuentra uno de gran relevancia. Se trata del poeta Julian Heward Bell, quien murió el 18 de julio de 1937, justo un año después del inicio de la contienda, en Madrid. Bell es sobrino de la escritora Virginia Woolf y está considerado como uno de los “Apóstoles de Cambridge”. Falleció con 29 años, en la batalla de Brunete. Al igual que él, al cementerio de Fuencarral fueron a parar los restos de aquellos brigadistas que perecieron en otras batallas, como la del Jarama o la de la carretera de A Coruña.
González recuerda que la exhumación de sus cuerpos de 1941 se llevó a cabo dentro de un contexto muy concreto: la operación Barbarroja. El franquismo quería sumarse a la euforia desatada después de que Hitler decidiera atacar a la URSS. “Manuel de Mora-Figueroa, gobernador civil de Madrid por aquel entonces, que termina integrando la División Azul, es quien ordena firmar la orden de sacar a los brigadistas del cementerio”, explica el vecino de Montecarmelo.
Sin fosa dentro del cementerio
“Ante esta orden, el Ayuntamiento solo dijo que había que trasladarlos a una fosa común. El gobernador civil sí que da más detalles, y dice que hay que trasladarlos desde sus actuales sepulturas a la fosa común del cementerio de esa localidad, es decir, dentro del municipio”, desarrolla González. Solo los cementerios levantados después de 1855 tenían una pequeña fosa común propia, y el de Fuencarral se construyó en la primera década de dicho siglo. “Sin fosa común, lo que se solía hacer con los nonatos, gente no identificada o personas sin bautizar era tirarlas detrás de la tapia”, apunta.
“Todos los indicios nos indican que lo más probable es que los restos estén en esta zona porque cumple exactamente con lo que indicó el gobernador civil"
Ahora, la finca en la que presumiblemente estará el nuevo cantón de la limpieza en Madrid tiene casi 100.000 metros cuadrados y es de propiedad municipal. “Todos los indicios nos indican que lo más probable es que los restos estén en esta zona porque cumple exactamente con lo que indicó el gobernador civil: que no se les sacara del término municipal y que se tirara en una fosa común del cementerio que, al no tener, lo lógico es que estén a sus espaldas, como sucede en otras localidades”, se explaya este vecino.
Asimismo, a González le sorprende que desde el Ayuntamiento aseguren que esto “no les consta”, ya que toda la información que obra en su poder está contrastada con el archivo de la Villa, es decir, el archivo municipal de Madrid. “Los mandatos del gobernador civil, las actas municipales del Ayuntamiento de Fuencarral que pasó a formar parte de la capital en 1950. Todo eso está en el archivo de la Villa”, concluye.
Desde la AABI, por su parte, ya han comunicado a diferentes embajadas de países de los que proceden algunos brigadistas ahí enterrados el proyecto del Ayuntamiento madrileño. Por el momento, en el cementerio de Fuencarral continúa una réplica de la gran placa destruida por los franquistas al término de la guerra y repuesta cuando Enrique Tierno Galván gobernaba la ciudad. Junto a ellas, otras tantas llegadas de numerosos países, en distintos idiomas, que rinden su homenaje y tributo a estos combatientes que hace casi un siglo arribaron a la capital para defenderla del fascismo.
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Ya lo dijo Cara .., "somos fascistas",'quitan placas en recuerdo de asesinados por su admirado Franco, ponen un monumento a un cuerpo golpista como la Legión, ahora van a por las Brigadas Internacionales.