Laboral
“¿Salario o conflicto? Eso en boca del sindicalismo de CC OO y UGT es un chiste”

Mitxel Lakuntza, secretario general del sindicato ELA.
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Mitxel Lakuntza, secretario general de ELA.

El 56% de las huelgas convocadas en 2022 se llevaron a cabo en la Comunidad Autónoma Vasca y Nafarroa, según los datos estadísticos del Ministerio de Trabajo. El sindicato mayoritario es ELA, con el 41% y el 23% de delegados, respectivamente. Tiene 102.000 afiliadas, la cuota más alta —23 euros mensuales— y la caja de resistencia más potente de todo el Estado. Cuántos millones hay depositados es un secreto. Gastarlos, parte del día a día.

Cuando Mitxel Lakuntza (Iruñea, 1976), se cruzó en la tarde del jueves con Celia Heras, trabajadora de residencias en huelga, antes de hacer esta entrevista, ella le dijo “¡vamos a vaciar la caja!”, a lo que él respondió con naturalidad: “Para eso está”. Lakuntza sostiene que la caja de resistencia, junto con la autonomía, son las principales diferencias de ELA respecto a LAB —la segunda fuerza sindical en la CAV, con un 20% de delegados—. Durante los últimos años, ambos sindicatos han formado “la mayoría sindical vasca”, pero esta alianza empezó a resquebrajarse hace un año y hoy parece completamente rota. Lakuntza apunta a motivos políticos y defiende nadar a contracorriente para no perder de vista los intereses de la clase trabajadora y la autonomía sindical.

¿Clase social o partido político?
Clase.

Qué pronto hemos llegado al meollo del asunto.
Sí. La clase social es una de los elementos centrales de nuestra acción. El triunfo de las políticas neoliberales y que la clase gobernante tenga dependencia y esté controlada por los poderes empresariales y económicos, conlleva que quieran hacer desaparecer el conflicto de clase de la agenda política. Eso nos preocupa y esa preocupación no se queda solo en los partidos de derecha, sino que la izquierda está cada vez más alejada de la defensa de la clase trabajadora y nuestros intereses.

Euskal Herria, ¿qué es y qué debería ser?
Euskal Herria es nuestro país y una de nuestras razones de ser del propio sindicato. ELA nació en 1911, en condiciones muy distintas, y la defensa de esta nación y elegir su destino y futuro forman parte de la historia y posición política del sindicato. ELA no se entiende sin esa reivindicación.

ELA ha renunciado al papel de moderación que el sistema reserva a los sindicatos mayoritarios

¿Y qué es ELA y qué debería ser un sindicato?
ELA es hoy el sindicato mayoritario de Euskal Herria. Es un sindicato con clara vocación de contrapoder que ha renunciado al papel de moderación que el sistema reserva a los sindicatos mayoritarios. ELA es una excepción en su recorrido histórico, sobre todo, en las últimas décadas, porque nada a contracorriente. No es un fenómeno único en el Estado, ahí está la CIG en Galicia, pero si nos comparamos en el plano europeo, somos una excepción. 

¿Por qué?
Hemos hecho el camino inverso que han hecho otras organizaciones. Sobre todo en la CAV, donde en los años 80 formamos órganos de participación institucional porque en aquel momento pensábamos que era una aportación para un país sin institucionalizar. Nos dimos cuenta, en relativamente poco tiempo, de que aquello no servía a los intereses de la clase trabajadora, sino a los intereses del PNV, del PSE y de la patronal, sobre todo. Los órganos proyectaban públicamente una relación entre patronal y sindicatos de paz y armonía social que les interesaba, pero que poco tenía que ver con la realidad. Fuimos abandonando esos órganos y dejamos de ingresar dinero con aquellas salidas. Prevaleció nuestra coherencia.

El 56% de las huelgas convocadas en el Estado en 2022 se llevaron a cabo en la CAV y Navarra. ¿Quieres sacar pecho?
Más que sacar pecho, para nosotros es motivo de orgullo que siendo el 6% de la población del Estado, llevamos a cabo el 56% de las huelgas y esos datos están muy relacionados con la impronta de este sindicato. Los logros de cierta entidad se consiguen con la decisión de las trabajadoras, trabajadores y sindicatos de ejercer presión sobre la mesa negociadora con una huelga o amenaza de huelga. Es determinante que la decisión provenga de un sindicato mayoritario, o con una amplia implantación, y que cuente con recursos o herramientas como la caja de resistencia. De esta manera, el número de huelgas aumenta y crea una relación directa con los logros obtenidos.

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Mitxel Lakuntza y Celia Heras en la tarde del jueves en la sede de ELA.

¿Qué aporta la huelga?
La huelga como instrumento otorga muchas ventajas. No solo mejora los contenidos de los convenios, sino que establece referencias para el sindicato: si unas trabajadoras de la subcontrata de un ayuntamiento han logrado acabar con la brecha salarial, ese convenio se convierte en una importante preocupación para la patronal y los gobiernos municipales, porque tiene la capacidad de crear un efecto dominó. Y hay un tercer elemento de las huelgas que clarifica tu primera pregunta: las huelgas visibilizan un conflicto que ya existe. Y eso es sindicalismo: ante la injusticia de la precariedad que vemos cómo se extiende, y que el sindicato por sí solo no es capaz de darle la vuelta, la huelga permite que la injusticia se visibilice y se ponga en camino para ser solucionada. 

El sindicalismo es un músculo que tiene memoria y si no lo usas, puedes olvidarte de que lo tienes

Con organización.
Para nosotros hay un debate muy central, más organizativo que ideológico: las condiciones de las trabajadoras y trabajadores están ligadas a sindicalizar ámbitos para que tengan capacidad de confrontar, porque eso lo cambia todo. Sindicalizadas, pueden ir a la huelga, sacar adelante contenidos y la evolución de esos sectores, marcarán tendencia. El sindicalismo tiene memoria, recuerda los conflictos. Y las huelgas y la memoria alimentan el camino. Somos un músculo, y si no usas un músculo, puedes olvidarte incluso de que lo tienes. Por ello insistimos en el elemento organizativo: cuando hay organización y militancia, el número de huelgas aumenta. Esta semana hemos firmado el convenio colectivo de hostelería de Gipuzkoa, con un incremento salarial del 12% en 2023, más IPC y 3 puntos anuales hasta 2026, una importante reducción de horas para el subsector feminizado de las colectividades e intentar resolver el control horario, para que una persona que tiene un contrato de cuatro horas no acabe currando diez.

¿Salario o conflicto?
En nuestro caso, hay salario cuando hay conflicto y eso en boca del sindicalismo español es un chiste. O en boca de sindicalismo CC OO y UGT, mejor dicho.

El PNV es una derecha vasca con un componente antisindical muy visible que defiende los intereses de la clase económica

Tengo la sensación de que te beneficia ser navarro, me resultas más impertérrito cuando tienes que lanzar críticas contra el PNV y EH Bildu, primera y segunda fuerza política de la CAV. Les criticas mucho, a ambos.
Soy secretario general y tengo la labor de portavocía, con una ejecutiva que decide colegiadamente nuestras posturas. No buscamos una equidistancia con las formaciones políticas. El PNV es hoy el partido que defiende los intereses de la clase empresarial, patronal y económica. Es una derecha vasca con un componente antisindical muy visible, como vimos en la huelga de Tubacex y en el convenio del metal de Bizkaia a través de las intervenciones del lehendakari, el cual mantiene una posición propatronal y antiela, añadiría. También por sus posiciones políticas en temas fiscales y presupuestarios. Y, políticamente, el PNV es un partido más preocupado por la estabilidad del Estado que por dar pasos hacia la soberanía de este país.

De EH Bildu nos preocupa que con el tiempo se vaya pareciendo más al PNV

¿Y EH Bildu?
Tampoco es equidistancia. Precisamente lo que nos preocupa de EH Bildu es que con el tiempo se vaya pareciendo más al PNV. Que hoy no haya una izquierda que esté buscando una alianza con las organizaciones sindicales que defienden el conflicto capital-trabajo. Es como si no hubiera oposición democrática, se opta por subrayar los acuerdos de país y consensos. Mientras que lo que nosotros hacemos parece ser interpretado como una irresponsabilidad. Nos preocupa que se vaya por una línea de moderación institucional, entendida en términos de que izquierda y derecha no se van a confrontar en el plano institucional. Es algo que ves en los presupuestos, en la fiscalidad, en el Pacto Educativo. Nuestra pregunta es: ¿quién gana en los consensos?

¿Quién gana?
El neoliberalismo y los partidos que están en el Gobierno. Aceptan entrar en sus márgenes y marcos a cambio de pequeñas concesiones. Si tienes agenda de transformación, las alianzas deberían tejerse en el campo social. Esa es nuestra forma de entender el papel que debería tener la izquierda y nuestra crítica a EH Bildu y Elkarrekin Podemos.

La patronal sabe que puede llegar a acuerdos más baratos con LAB, CC OO y UGT

LAB está públicamente muy enfadado con ELA. ¿ELA está enfadado con LAB?
Estamos enfadados los dos, aunque son enfados diferentes. Nosotros planteamos una crítica sobre las diferentes estrategias y LAB plantea una descalificación a ELA en una carrera de acusaciones de nula consistencia argumental. Nos preocupa que LAB esté renunciando a consensos mínimos que habíamos conseguido; esa característica que tenía la mayoría sindical vasca, que sumaba más de 60% de la representatividad y que incluso sube más si se suman otros sindicatos. Era la suma de un modelo sindical alternativo, que tiene que ver con la confrontación y que no busca legitimidad en las mesas del diálogo social, sino en los centros de trabajo. Uno de los elementos era el modelo confrontación. El segundo, la vocación de contrapoder que interpela a las instituciones y a la política. Y el tercero, la defensa de un marco vasco en el que las decisiones se tomen en este país. Estos eran los consensos básicos y cuando analizamos la negociación colectiva de los últimos meses, nos preocupa que LAB esté renunciando a ellos. En la negociación colectiva, LAB busca alianzas con CC OO y UGT, como hemos visto en el metal de Araba y Bizkaia, en las limpiezas de Bizkaia, en las gráficas Gipuzkoa, etc. No es un convenio ni dos. Es una estrategia que busca una mayoría sindical para disputar el espacio de liderazgo de ELA. Ese es el propósito y la consecuencia principal es que se acaba haciendo un favor a la patronal, porque ¿cuál es la mayoría sindical que prefiere la patronal para firmar un convenio? Esa pregunta se responde sola. La patronal sabe que puede llegar a acuerdos más baratos con LAB, CC OO y UGT. Y hay consecuencias peores, se fomenta la desmovilización de sectores donde nosotros apostábamos por la movilización.

Sindicatos
Sindicalismo Caja de resistencia, estrategia para un sindicalismo de contrapoder
Los sindicatos vascos ELA, LAB, ESK y la central gallega CIG disponen de cajas de resistencia. La Intersindical catalana y la aragonesa Osta la están implementando. CGT y CNT abordarán este año en sus respectivos congresos la necesidad, o no, de activar un fondo solidario estructural.

LAB ha decidido volver a participar en Osalan y en el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra. Vosotros seguís fuera.
Ambos sindicatos salimos de Osalan en 2010 con prácticamente el mismo argumentario y no había determinación mínima para eliminar esas razones. ¿Cuál es la explicación de la vuelta de LAB? ¿Es sindical o política? Es evidente que es política. La diferencia principal y de fondo entre ELA y LAB ha sido la autonomía sindical y, luego, la caja de resistencia. Nuestra concepción de autonomía sindical permite un contrapoder sin límite alguno. Sin autonomía, no hay contrapoder, este es el tema clave. Nosotros abandonamos paulatinamente Osalan, Hobetuz, el Consejo de Relaciones Laborales y el Consejo Económico y Social. Órganos que supuestamente estaban participados a tres partes. En el CES, la parte empresarial vetó la propuesta de ELA y LAB de poder debatir sobre el tren de alta velocidad. Se nos negó el debate, el sindicato se salió de los órganos y fue incrementando los conflictos laborales a partir del año 2000, así como aumentó nuestra participación en foros sociales, al entender que el sindicato no debía quedarse solo en el ámbito de trabajo, sino ser un sujeto político y social.

En agosto tuve la despida de soltero de un amigo de Zarautz. Cuando después de beber bastante sidra y caer la noche, entre varios invitados salió el tema del Pacto Educativo, el novio temió lo peor. Educación, ese temazo. ELA ha pasado de defender a afiliadas de la educación concertada a tener una postura crítica con un Pacto Educativo que no prioriza la educación pública. ¿Me equivoco?
Para nosotros no es una contradicción defender los derechos del trabajador del sector. Pero que defendamos, por ejemplo, los derechos laborales de las trabajadoras de las subcontratas no quiere decir que defendamos la subcontratación como modelo adecuado. Nosotros apostamos por una red única pública, con inmersión en euskera y curriculum propio.

¿Yolanda Díaz es buena ministra de trabajo? ¿Arantxa tapia es buena consejera de Desarrollo Económico?
Para nosotros Yolanda Díaz es la persona que dijo que iba a derogar la reforma laboral y no lo hizo. Se reunió una vez con ELA y punto. Cuando fueron conocedores de nuestra lectura crítica, ya no quiso reunirse por segunda vez. El proceso de escucha no funcionó con nosotros. Arantxa Tapia es una consejera de un marcado carácter proempresarial y propatronal que no esconde y que tampoco se ha querido reunir con nosotros.

A las mesas de diálogo social les fallan todas las patas: solo sirven para gestionar recortes, que los gobiernos hagan propaganda y avalar a las patronales

Mesas de diálogo social. Estatal y vasca, ¿qué opinión tienes de ellas?
Siempre hemos vista esas mesas como una trampa para el sindicalismo y, aparte de ser una trampa, tienen la imposibilidad de no poder presentar medidas que no vayan más allá de los estudios, los análisis, las intenciones de futuro, etc. Acuerdos en genérico. Las mesas del diálogo social solo sirven para gestionar recortes, para que los sindicatos los acepten, los gobiernos hagan propaganda y avalar a las propias patronales. Son unas mesas a las que les fallan todas las patas: no tienen contenido y el objetivo de convocar la mesa se ha convertido en un fin en sí mismo. Una patronal no te va a cambiar su agenda en una mesa de diálogo social. Creer que en una mesa de diálogo social se va a cambiar algo me resulta ingenuo y sentándonos ahí perderíamos mucho. Entre otras cosas, nuestra credibilidad.

La transición ecológica en un país cada vez menos industrializado, pero con industria, ¿cómo debería ser?
El previo de esa transición, que se quiera o no va a venir, es tomar conciencia de ella, y si analizas los programas de CAV y Nafarroa, la transición no aparece. No hay hoja de ruta para acometer la transformación del tejido productivo, que afecta a todos los sectores y de una manera muy clara, al industrial. Pensar que si no se acometen ciertas transiciones no va a pasar nada es un error de bulto. En este país tiene que haber un plan y un consenso, pero los consensos no se dan cuando hay interese diferenciados. En el Ente Vasco de la Energía participan Iberdrola y Petronor. La política energética está en manos de las grandes empresas. Por tanto, ¿qué tipo de preocupación va a tener un Gobierno si está en manos de esas empresas? 

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Espacios masculinizados Liderazgos feministas en el sindicalismo: del ¡escúchame! a la portavocía compartida
Las centrales sindicales llevan más de 25 años tratando de construir organizaciones feministas, un proceso largo que va más allá de cuotas paritarias. LAB apuesta por el reparto de la proyección pública como clave para minimizar el impacto personal y diversificar los perfiles de mujeres que acceden a participar en órganos de decisión.

¿Para cuándo una secretaria general en ELA?
Cuando el sindicato lo decida. En 2014 arrancamos un plan interno que nos marca la hoja de ruta y que más allá de lo concreto, abarca toda la estructura del sindicato y, lo más alentador, es que la praxis del sindicato sea feminista. Que cuestiones que antes nos parecían neutras, no lo eran en cuestión de género y que las organizaciones de izquierda repetíamos patrones patriarcales. Nuestra apuesta es colectiva y la autocorreción también lo es. De momento, la dirección de ELA es paritaria y colegiada y el Comité Nacional tiene más mujeres que hombres. Soy consciente de que la visibilidad pública tiene su peso, por mucho que se compartan las responsabilidades con liderazgos feministas muy potentes. 

De vuestro sindicato, mi preferida es Mari Cruz Elkoro, responsable de la federación de servicios. Hace un año me organizó un café con media plantilla de las trabajadoras de la limpieza del IMQ.
Las luchas en las residencias, en intervención social, en hostelería, en comercio y en limpieza son fundamentales. Son sectores feminizados y muy precarizados, no por casualidad. Por eso es tan importante que llevemos a cabo la praxis feminista y que la lucha contra la brecha salarial y la precariedad sean el eje central del sindicato. Afortunadamente, en ELA hay muchos liderazgos feministas, tanto en cargos de responsabilidad como en los centros de trabajo y en la calle. Y la mayoría de las huelgas de esos sectores, las lidera ELA. 

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desempleada
12/1/2024 17:02

¿Censura?

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Asanblada
24/4/2023 11:05

Actuáis con las misma contundencia, vehemencia y rigor en todos los sectores en Hego Euskal Herria que tenéis presencia, es decir, ¿todas vuestras secciones sindicales actúan con la misma coherencia que dcies? Yo diría que no….

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yermag
yermag
22/4/2023 13:14

Fantástica entrevista y maravillosa cara pública de ELA, y por supuesto las trabajadoras que con sus huelgas y protestas, hábilmente pastoreadas por el sindicato vasco, han conseguido mejoras laborales: ¡Bravo!. Lo increíble es cuando el sindicalista profesional, que cobra un sueldo por hacer lo que otros sindicalistas hacen gratis; habla de militancia. En el 15M vimos como alguna gente de base de ELA repartía periódicos y panfletos impecables, pero cuando fueron a la oficina de ELA ha solicitar carteles para pegarlos, los burócratas sindicales les respondieron que "eso ya lo hacen los delegados sindicales", y que se fueran a su casa. Sobre la transición energética, de acuerdo en las críticas a Iberdrola y Petronor, pero hay que decir que la electricidad de placas solares y aerogeneradores debe instalarse sólo en tejados de viviendas y en polígonos industriales. Si no se dice esto, se favorecen las grandes okupaciones de tierras de cultivo por parte de los monopolios de IBERDROLA - PETRONOR. El profesor Turiel nos lo advierte seriamente en su libro "Sin Energía": Se está agotando todo, minerales y materias energéticas. Frente a un panorama tan oscuro, sólo cabe Revolución Social, okupación de empresas para su autogestión por parte de currelas conscientes, ...o muerte y colapso del modo de vida captalista-consumista basado en grandes obras faraónicas insostenibles y que nos cargan de deudas, como el TAV. Y la oposición de ELA y LAB al carísimo tren de alta velocidad ha sido meramente simbólica y puntual. Puro postureo. Quizá ELA sea el sindicato mayoritario menos perjudicial, como también es cierto que sin una revolución social completa, el colapso que viene será con mucho sufrimiento y muertes. Ya ha habido un gran apagón en Sidney, Australia por falta de energía eléctria. Es tiempo de revolución o colapso.

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MARIELA
22/4/2023 9:09

Muchas gracias por vuestra honradez!! Esto sí es ser un sindicato de la clase trabajadora.

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