Huelga feminista
No estoy tan sola

He sufrido todos los agravios, todas las reivindicaciones y todos los hashtags que recogemos en el Manifiesto #LasPeriodistasParamos. Pero ya no me siento sola.

Las Periodistas Paramos Avatar
6 mar 2018 16:07

Aquel final de otoño de 1978 escuchaba, miraba, leía y trataba de entender entre fascinada y embelesada aquel texto blanco sobre negro que pasaba ascendente en la vieja Tv Inter de mis padres. Llegó el capítulo II, con el Art. 14, leí y oí:  “Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión…” y después de un rato, leí y oí también el Art. 20: “Expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones… comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión…”. Aquel día, a los doce años, decidió cómo iba a ser mi vida.

Al llamarme mis padres para ayudar a poner la mesa, me enfadé por la interrupción y les espeté estos maravillosos derechos a la cara. Mamá mostró su temor a que recibiera muchos golpes en la vida por ser tan respondona, y papá me instó a que siguiera aprendiéndome la Constitución, para que algún día manchara mis manos de tinta de máquina de escribir, en vez de con grasa de motor como él, o de la cocina como mamá. “Pero ahora ayuda, anda, 'señorita Transición'”.

Esta 'señorita Transición' se creía a salvo de cualquier discriminación o machismo cuando comenzó a salir del paraguas familiar al mundo. Siendo universitaria,  un 'amigo' se permitió, una noche de juerga, darme un azote y decir con sorna que tenía la “cara hinchada”. El golpe que le devolví con toda mi rabia y la mano bien abierta fue acompañado de un sonoro “y tú el culo, capullo”. Eran los ochenta y a tus iguales los capeabas bien, a poco que los aires de igualdad te hubieran empapado el alma y estuvieras medianamente apoyada por los tuyos.

Leer: #LasPeriodistasParamos: 2.000 tías (y subiendo) nos hemos venido arriba

Desde aquella noche de la bofetada a la última noche que he salido a un local nocturno han pasado más de tres décadas y las experiencias negativas aún me tienen ojiplática.

29/12/2017, madrileño local de la calle Bailén. Se “adorna” a la entrada con una muchacha de la que cabía dudar su mayoría de edad, que se contornea al ritmo de la música, subrayada por letras un pelín hirientes para una cincuentañera como yo. “Vámonos pal baño…” Los tres paisanos que babeaban copa en mano mirándola me parecieron penosos. Al rato pido que me pongan, por favor, algo de los 80. “No es nuestro estilo”, dice el dueño del local. “Al menos quita esta canción, que es mogollón de machista- digo yo-“. “Mira, tiiiía, esta es la música que le gusta a los tíos, y son los que pagan las copas”. Sentí como un latigazo.

Después de tres horas debatiendo de periodismo, sociedad y política en terrazas, a las tantas de la mañana me invita a seguir charlando en su habitación de hostal

Desde entonces hasta estos días, en los que por fin curo heridas, he recordado latigazos similares que me han producido igual dolor y estupefacción, pero que en vez de frenarme o hundirme, me han hecho siempre más fuerte. Y han llenado mi vida de lo que esta semana son hashtag de rabiosa actualidad.

1987. Verano de tercero de periodismo. Ilustre informador televisivo destacado en USA pasa la noche en el leonés pueblo de mis padres tras dar unas charlas en una ciudad cercana. Después de tres horas debatiendo sobre periodismo, sociedad y política en terrazas, a las tantas de la mañana me invita a seguir charlando en su habitación de hostal, porque tiene jet lag. Me excuso porque, con 19 años, me la juego a nivel familiar. Me fui a casa de mi abuela vomitando. Un amigo de la pandi, medio en broma, me dijo “así no vas a llegar a nada”.

•1991. Periódico Diario en Aragón. Colaboradora a 45.000 pesetas al mes (270 euros) de cierre, que llega a las 11 de la mañana a la redacción y sales a las 2h. El director me dice, tras dos años, que no me hace un contrato porque mi compañero de deportes, llegado un año después que yo de prácticas, “algún día formará una familia”.

Leer: Deportistas, académicas y profesoras muestran su apoyo a la huelga feminista

1996. Curso de periodismo jurídico de prestigioso diario nacional en residencia de la sierra madrileña. Tras la cena, invitación del reconocido organizador académico a pasar lo que queda de noche en su habitación para seguir nuestro ameno debate profesional. “Perdona —dije— pero a) estoy agotada y mañana nos da una charla Garzón y b) estoy felizmente emparejada”. No entré jamás a trabajar en ese periódico.

2001. Tres años redactora de contenido en prestigioso informativo televisivo de humor, con repentina caída de audiencia. Embarazada de cuatro meses, me avisan de que no renovaré tras la Navidad. Anulo compra de cuna, coche capota, maxicoxi, sentido del humor y dejo de ver la vida de colores. Finalmente, conseguí no abortar y al año volví a creer en mí misma cuando me contaron off the record que no fue por la productividad, si no que no querían pagarme toda la baja maternal sin existir ya el programa.

He sufrido todos los agravios, todas las reivindicaciones y todos los hashtags que recogemos en el Manifiesto #LasPeriodistasParamos

2003. Redactora del programa de la mañana de televisión nacional. Trabajo de lunes a lunes y de 6 de la mañana a 2h los días que se caían los invitados. Desastre de gestión de los y las responsables. Nos quejamos de que no teníamos vida y escuché: “Si tú tienes un bebé y no puedes quedarte más horas, es tu problema. A mí también me gustaría irme de compras”. Un par de meses después fui la primera en no renovar. De repente, en seis meses, mi hijo andaba, tenía todos los dientes, amiguitos en el parque y se había quedado sin ropa de su talla. Me perdí los segundos seis meses de su vida.

2006. Segundo puesto en las pruebas de acceso a la redacción en una televisión privada. Tras la reunión de directivos, me indica uno de los que había apostado por mí que “no quieren que entre nadie ya con tu edad”. Tenía 42 años. Una amiga con contactos se enfada al saberlo, mueve mi currículum, y acabo siendo presentadora en otra cadena.

Me acuerdo de más acosos (de fuentes de información), de más malas contestaciones (de jefes) y de más diferencias de contratos o sueldos, pero se largaría mucho el relato. En efecto, mis manos se han manchado de tinta de máquina de escribir, de bolis y de tóner como quería mi padre. Sin embargo, mi espíritu libre, mi ingenua creencia de que me amparan los derechos que me inspiraron de niña, se han visto muchas veces manchados, mancillados, vapuleados y anulados de un plumazo. Y recibiendo todo esos “latigazos” me he visto muy sola, sin ánimos para denunciar, porque habrían sido causas perdidas. El patriarcado muchas veces ha callado a las demás, a mis compañeras. El temor, o cierto bienestar propio conseguido, inmoviliza y adormece.

He sufrido todos los agravios que recogemos en el Manifiesto #LasPeriodistasParamos. Apoyo todas las reivindicaciones, me sumo a todos los hashtags. Este año, por fin, gracias a las más de 6.000 firmantes del mismo, vuelvo a tener la determinación e ilusión de los doce años. Sigo aquí, ejerciendo. No han conseguido frenarme. Este año me paro yo. Este año ya no me siento tan sola. 

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

8 de marzo
8 de marzo Los feminismos andaluces llenan las calles un 8M marcado por el apoyo al pueblo palestino
Decenas de miles de mujeres se movilizan en las convocatorias del 8M de los feminismos diversos centrados en denunciar el genocidio en Palestina y la defensa de los derechos de las mujeres trans
Represión
Euskal Herria Denon Bizitzak Erdigunean Donostia celebra un guateque para pagar las multas de la huelga feminista general
El goteo de multas ha empezado esta semana. La primera asciende a 800 euros, 400 con pronto pago. El 30 de noviembre hubo 24 identificadas y 5 detenidas solo en la capital guipuzcoana.
Huelga feminista
Paro general de 24 horas 8 de marzo de 2024
Se explicará el sentido del cartel 8M 2024, dibujo único y artesanal cuyo lema es: LIBERA TU ENERGÍA VITAL PRIMIGENIA
John
23/3/2018 2:37

Una pena que hayas pasado por tanto, una ventaja el que te haya hecho más fuerte, un gusto leerlo para tomar más conciencia del machismo que llevamos dentro, un placer compartirlo.

1
0
Educación pública
Iglesia Semana Santa: negocios, procesiones en colegios, inmatriculaciones y fervor
Más allá de la expresión cultural, la Semana Santa tiene una esfera económica que genera millones de euros y otra social que le sirve a la Iglesia Católica para legitimar sus privilegios dentro del Estado español.
Industria
Transición industrial Mecaner, un cierre injusto o cuatro alternativas con mirada ecosocial para mantener la fábrica de Urduliz
ESK y LAB han presentado el ‘Plan de Transición Ecosocial’ que ha elaborado la cooperativa Garúa como una herramienta para la búsqueda de soluciones al ERE propuesto por la multinacional Stellantis.
Palestina
Palestina Viaje al fondo del horror
El fotoperiodista Javier Bauluz cubrió la primera Intifada, la primera gran rebelión del pueblo palestino desde la creación del estado israelí.
Argentina
Argentina Myriam Bregman: “El de Milei es un típico gobierno neoliberal con recetas ortodoxas clásicas”
Quien fuera candidata de la izquierda a la presidencia en las elecciones en las que Milei salió victorioso, evalúa las consecuencias del gobierno de La Libertad Avanza y las respuestas que están dando los distintos actores políticos.
Maternidad
Maternidades Reaprender la espera
El tiempo de gestación es largo y va a un ritmo distinto al que acostumbras: el ritmo natural al que desarrolla una playa, un monte, un océano. Y no estamos ya habituados a darle la mano a la pausa.
Momus Operandi
Momus operandi Todo es una narración
Nos dicen que las mentiras son la única realidad. Que aprendamos a mentirnos, que nos engañemos, que no nos importa la salud, ni los derechos laborales, ni las violencias estructurales.
Ríos
Radiografía fluvial de España La tierra que no amaba sus ríos
Los ríos ibéricos agonizan. Casi la mitad de las masas de agua está en mal estado. Presas, sobreexplotación, contaminación y crisis climática son sus principales amenazas, con la agroindustria como mayor agresora.
Accidentes laborales
Accidentes laborales Detenidos tres empresarios en Galicia tras la muerte de un migrante que trabajaba sin equipo de protección
El joven de 28 años, que estaba empleado con un contrato irregular, falleció el 26 de febrero tras precipitarse desde una carretilla elevadora sin la protección necesaria para esa labor.

Últimas

Ocupación israelí
Palestina El Salto te ofrece una camiseta para apoyar económicamente a la UNRWA
No cesamos de buscar nuevas vías para visibilizar un mayoritario clamor social que pide un alto el fuego al que apenas se da cabida en el discurso mediático convencional. Todos los beneficios de esta campaña irán destinados a la UNRWA.
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda La PAH València clama por el derecho a una vivienda digna: “¿Duermen tranquilos?”
Centenares de personas protestan frente al palacio de la Generalitat para exigir que se haga efectivo el derecho a la vivienda ante la insoportable alza de los precios.
Sidecar
Sidecar Crisis intratable en la República Democrática del Congo
Una y otra vez los actores externos han fracasado a la hora de contener la escalada de violencia en la República Democrática del Congo.
Deportes
Rugby femenino +35 Las Milnoh Granada, un club de rugby femenino +35 creado y gestionado por mujeres
32 mujeres nacidas en mil novecientos y pico, federadas en un equipo que les ha dado un espacio propio, sentido de pertenencia, una tribu donde “yo soy porque somos”
América Latina
Caribe Haití: el fracaso neocolonial y el “eterno castigo de su dignidad”
La crisis de gobernabilidad que vive Haití después del alzamiento paramilitar que liberó a más de 3.600 presos y expulsó al primer ministro es un capítulo más de una historia colonialismo y dependencia.
Trabajo sexual
Estudio sobre trabajo sexual De la Policía, los dueños de locales y los clientes: así es la violencia que sufren las trabajadoras sexuales
Las trabajadoras sexuales sufren múltiples violencias y un estudio las recoge en sus propios términos. Las violencias más frecuentes por parte de los clientes consisten en la retirada del condón sin consentimiento o malos tratos verbales.
Urbanismo
Urbanismo La nueva Ley del Suelo va al Congreso bajo la acusación de fomentar pelotazos urbanísticos
Sumar y Podemos no garantizan el apoyo a la ley, que limita las posibilidades de declarar nulos los planes urbanísticos, así como la acción ciudadana contra las irregularidades urbanísticas.

Recomendadas

Memoria histórica
Marc Solanes “Mi bisabuela luchó en el frente y fue considerada una mala madre, pero lo hizo por sus hijas”
En ‘Las niñas de Elna’ (Pollen, 2024) el periodista reconstruye la historia de las mujeres de su familia resolviendo enigmas para resignificar la imagen de la mujer en la historia.
Euskal Herria
Korrika Correr a favor del euskera cruzando fronteras
La Korrika es el mayor evento de Euskal Herria. En la última edición de esta carrera de más de 2.500 kilómetros ha participado un tercio de la población vasca.
Cine
María Alché y Benjamín Naishtat “El cine puede proponer imágenes y reflexionar, y por eso Milei necesita destruirlo”
María Alché y Benjamín Naishtat dirigen ‘Puan’, una película optimista y amarga, entre la comedia y el cine social, que ofrece nuevas lecturas tras los primeros cien días de gobierno de Milei en Argentina.