Gobierno de coalición
El PSOE espera el parón de la Navidad y comienza a hablar del primer día después del Gobierno de coalición
Segundo momento crítico y con sensación de desenlace en lo que va del 2025. En junio, la pregunta era si la cúpula del Partido Socialista aguantaría la enorme presión que representaba ver a Santos Cerdán encarcelado. Unos meses después ha sido liberado y no han aparecido nuevas pruebas incontestables en su contra.
Pedro Sánchez podría decir, por tanto, que tuvo razón en no ceder ante la embestida brutal de la derecha, tanto partidaria como judicial y mediática. En el país que ha visto desfilar operaciones de lawfare contra soberanistas vascos y catalanes y, especialmente, contra Podemos (nada menos que 25 causas archivadas tras meses y meses de titulares negativos sobre presuntos delitos), alguien fuera de la burbuja mediática del Madrid sistémico llamaría a la prudencia, como mínimo, antes de forzar caídas de Gobiernos, especialmente en momentos de riesgo democrático ante la internacional reaccionaria que lidera el trumpismo.
“Un Sánchez como líder de la oposición frente a un gobierno que será ingobernable e inmanejable no es una idea descabellada”, explica un diputado afín al presidente
De hecho, esa es la tesis que comparten varios dirigentes vascos, de centroderecha y de izquierda. También algunos catalanes. Hasta que no haya sentencias o pruebas más determinantes en el ‘caso Koldo’ y sus aristas, mejor esperar, dicen por lo bajo varios dirigentes. Pero decirlo en público no es tan fácil.
Las denuncias de acoso sexual contra Paco Salazar o dirigentes del PSOE en Lugo y Torremolinos van de otra cosa. Son un disparo al corazón del relato progresista y gasolina para el discurso deslegitimador y antipolítico de las derechas. Y también son casos distintos: ojalá con la prisa y decisión que se ha actuado en Lugo se hubiera actuado en el caso de Salazar.
En este contexto tormentoso, Pedro Sánchez pide calma. Una persona muy importante en el organigrama socialista comentaba a El Salto que en los últimos días ha hablado con el presidente y lo ha escuchado “bien, sorprendentemente bien y con ánimo”. Pero no todos tienen la misma adrenalina y es imposible que dirigentes socialistas no empiecen a preguntarse por el día después.
El líder de la oposición
Un diputado de relación cercana con Sánchez, cuyo escaño pertenece a una provincia del litoral mediterráneo, comenta en conversación con El Salto una de las teorías que empiezan a barruntar algunos de sus compañeros de partido sobre el futuro político más cercano.
“Por como están las encuestas ahora, puede ser que haya un sorpasso de Vox al PP. Pero aunque no lo haya, habrá una extrema derecha muy fuerte, por arriba de los 70 escaños y comiéndole la tostada al PP. Es muy posible entonces que seamos (el PSOE) la primera fuerza en votos. Un Sánchez como líder de la oposición frente a un gobierno que será ingobernable e inmanejable no es una idea descabellada”, explica.
Otra fuente que trabaja en uno de los principales despachos de la estructura de poder del PSOE señala: “Sánchez no se quiere ir (de la secretaría general) y las bases lo apoyan. Escucho muchas teorías y esa es una. Sería un Sánchez recordando en cada pleno del Congreso cómo eran las cosas en su gobierno y la diferencia constante con la nueva gestión de derechas”.
¿Es una idea alocada? Según las encuestas, no. A este paso y si no hay un cambio en la tendencia, el crecimiento gradual pero constante de Vox podría llevarlo a sobrepasar al PP en seis meses, o menos. La base del CIS, sin la cocina de Tezanos, los pone a unos cinco puntos de diferencia, con un millón y medio de votos en fuga hacia la ultraderecha.
Aunque si las generales fueran en julio de 2027 el cuadro de situación puede cambiar, los cálculos por estos días se piensan a medio plazo. Si Sánchez cayera por una moción de censura, tendría su liderazgo opositor garantizado. Si hubiera elecciones anticipadas en 2026, por como están las cosas PP-Vox sumarían una mayoría muy distinta a la que casi llegan en 2023, con un Feijóo debilitado (posiblemente, por el voto útil, secundando a Sánchez en cantidad de votantes) y un Abascal más que duplicando sus escaños, fortalecido. No sería un Consejo de Ministros fácil de gestionar.
Un dirigente del PSOE de Sevilla respondía: “El apoyo en el partido y las bases no ha cambiado. Los ‘susanistas’ o los críticos a lo Carmen Calvo son una minoría”. Es difícil encontrar una fuente del día a día partidario en la histórica formación que vea a Sánchez deslegitimado. Los críticos tienen un eco importante en los medios pero poca raigambre territorial, al menos por ahora. Eso lleva a que la ilusión de no dar un paso al lado y liderar una oposición conservadora no parezca un delirio.
El fantasma de un intento de golpe basado en el lawfare y en la embestida judicial sobrevuela entre la militancia socialista. Santos Cerdán, en su comparecencia en la estridente comisión de investigación del Senado por el ‘caso Koldo’, no ha ‘tirado de la manta’ contra el PSOE (como algunos temían) sino que ha redoblado la apuesta en su tesis del complot.
Ha mencionado una reunión en abril de 2021 entre miembros de la Guardia Civil y de Vox en la finca de Ortega Smith en Toledo, la cual aparece en el libro Vox S.A., el negocio del patriotismo español, obra de Miguel González. “A partir de ahí comenzó todo”, señaló, para luego agregar que tras la foto con Carles Puigdemont en Bruselas las cosas cambiaron a peor y hasta debió volver a tener escolta. Palabras más palabras menos, ha insistido en que el llamado ‘estado profundo’ no le perdona el pacto con los independentistas. Ese sentir es compartido por muchos en su partido, aunque no lo digan en los medios para no ser acusados de “bolivarianos”. Y ese sentir consolida a Sánchez.
Bálsamo de Nochebuena
En octubre de 2024 las denuncias por presunto acoso sexual y comportamientos inadecuados contra Iñigo Errejón monopolizaron por muchos días la conversación política. Su dimisión y cómo actuaron Más Madrid y Sumar estaban bajo un duro escrutinio. La tragedia de la dana en València hizo desaparecer casi inmediatamente el tema. Algo similar ocurrió en julio de este año: la brutal crisis tras la detención de Cerdán tenía en vilo al Gobierno y la crisis era noticia diaria. Llegaron los días de playa, mar y montaña, y el tiempo hizo su labor de olvido. Las denuncias en la trama Koldo-Ábalos-Cerdán ya no tienen el efecto de antes.
Moncloa espera que algo similar suceda con los días de Navidad. Las Cortes Generales están dejando de funcionar, ya no habrá más plenos hasta febrero y la única noticia política relevante pendiente será los resultados de las autonómicas en Extremadura, que abren el ciclo electoral venidero.
El receso político también será informativo. El interés por la actualidad entra en un paréntesis y lo que parecía una crisis letal, dentro de un mes se recordará posiblemente como valla más que Sánchez ha logrado saltar.
En este contexto los que han quedado tocados son los partidos de Sumar y especialmente su líder. En el interior de la coalición no son pocas las voces críticas con la reclamación de la vicepresidenta exigiendo una “remodelación profunda” del Consejo de Ministros. En política nadie suele exigir lo que sabe que no va a obtener. La demanda fue rebajada en menos de 48 horas a una “reunión con el PSOE” para analizar la situación y activar la comisión de seguimiento del acuerdo de investidura.
En Moncloa no ha gustado lo dicho por Díaz y el desmarque de Sumar. El reclamo ha sido extraño: se podía pedir cambios en políticas y procedimientos, pero remover ministros que no han participado de nada de las causas de corrupción y denuncias de acoso no parecía una bala de plata precisamente. “Ha sido precipitado pero había que salir pronto a sentar posición”, comentaba un diputado de Sumar.
Mientras tanto, Extremadura muestra los frutos de una candidatura unitaria a la izquierda del PSOE y se activan las conversaciones en Aragón para esa fusión fría de las izquierdas. La unidad en Andalucía parece casi imposible aunque algunos esperan el milagro. El ensayo de Génova de ponerle a Sánchez una derrota electoral por bimestre (serían cuatro en siete meses) quizás sirva a la izquierda para practicar de cara a las generales. Y a los votantes para pensar en el día después de Sánchez.
Lugo
Los presuntos acosos sexuales del presidente de la Diputación de Lugo desatan un seísmo en el PSOE provincial
Opinión
Números que no cuadran
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!