Lugo
Dimite el presidente de la Diputación de Lugo (PSOE) tras varias denuncias por acoso sexual
José Tomé Roca, presidente de la Deputación de Lugo, alcalde de Monforte de Lemos y secretario general del PSdeG-PSOE en la provincia ha anunciado en la tarde del miércoles 10 de diciembre que abandona su cargo al frente de la diputación lucense.
Las acusaciones en su contra, difundidas inicialmente a través de testimonios recopilados por el programa de televisión Código 10 de Cuatro, describen conductas que incluirían tocamientos no consentidos, llamadas y mensajes con contenido sexual y, en algunos casos, insinuaciones o proposiciones relacionadas con la posibilidad de obtener empleos o mejoras profesionales a cambio de favores sexuales.
Tomé ha defendido que dimite pese a no ser culpable de los hechos narrados por el programa de Mediaset, y que se marcha para preparar su defensa.
El secretario xeral del PSdG, José Ramón Gómez Besteiro, ha anulado su agenda al conocerse la noticia y no ha dado ninguna explicación sobre las denuncias contra uno de los principales cargos del socialismo gallego. Besteiro es una de las personas que, según el programa de TV habrían escuchado las denuncias contra Tomé, junto a la secretaria de Organización del PSdeG, Lara Méndez, y a la secretaria de organización del PSdG de Lugo.
Los relatos de las mujeres apuntan a un patrón de comportamiento reiterado en el tiempo. Varias de ellas aseguran que comenzaron a recibir comentarios inapropiados, insinuaciones o invitaciones de carácter personal que, con el paso del tiempo, derivaron en actitudes más insistentes. Según describen, la relación jerárquica y la influencia política de Tomé generaban un contexto de vulnerabilidad que dificultaba rechazar o denunciar las conductas. Algunas de las afectadas afirman que, tras manifestarlo, la situación lejos de mejorar se convirtió en un entorno hostil que las llevó a apartarse de actividades del partido o incluso a renunciar a responsabilidades orgánicas.
El caso adquiere especial relevancia en un momento delicado para el partido, que en las últimas semanas ha enfrentado otras denuncias de acoso en distintos territorios como el caso Salazar. La acumulación de casos ha abierto —si es que algún día se cerró— un debate sobre la cultura interna de las organizaciones políticas y sobre los mecanismos de control y prevención frente a comportamientos abusivos en estructuras donde existe una relación jerárquica fuerte y un elevado nivel de dependencia orgánica o laboral.
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