Genocidio
Estudiantes por Palestina, el “no en nuestro nombre” global

Las acampadas se extienden por todo el mundo. La represión de algunas de ellas no consiguen limitar el alcance de una forma de protesta que desafía a los Estados y que Israel considera una amenaza que pone en riesgo su impunidad.
Acampadas everywhere - 20
La Universidad de Kyoto en Japón se suma a la revolución de las universidades y del movimiento estudiantil global en solidaridad con Gaza y en contra del genocidio.
14 may 2024 05:20

Dispersos, espontáneos y recibiendo miradas de curiosidad y recelo por parte de la gente que se cruzaba con ellos; unas pocas decenas de personas con banderas de Palestina y pancartas escritas a mano reunidas en espacios abiertos en varias ciudades y universidades de diversas partes del mundo. Así empezaron las protestas contra la respuesta militar de Israel a los ataques de Hamás del 7 de octubre, una ofensiva que se fue prolongando en el tiempo hasta convertirse en el actual genocidio que el gobierno de Netanhayu está perpetrando en Gaza, y que de momento ha dejado 34.500 palestinos muertos y 78.000 heridos, la mayoría (en torno al 70%) mujeres y niños.

Al camino abierto en las universidades de Estados Unidos se han unido otras principalmente de Europa, aunque también de países como Australia, Brasil, Túnez, Argentina o Japón, vertebrando el movimiento #StudentsForPalestine (Estudiantes por Palestina).

La respuesta por parte de las autoridades en la mayoría de campus ha sido la misma: represión, cargas policiales, detenciones de estudiantes y la criminalización de las protestas pacíficas, a las que no han dudado en tildar de antisemitas.

Estados Unidos: prende la mecha

Curiosamente es en Estados Unidos —principal aliado de Israel, mayor inversor en su negocio de compraventa de armas y material de guerra, y donde más voraz es la propaganda sionista que emite el conglomerado de medios de comunicación— donde se están produciendo las protestas pro-Palestina más multitudinarias y de mayor alcance internacional.

Desde el mismo mes de octubre, múltiples instituciones educativas y organizaciones humanitarias se han movilizado, firmado manifiestos y convocando protestas contra lo que consideran una violación de los derechos humanos y las leyes internacionales por parte de Israel, todo ello con el beneplácito y la financiación de varios de los países más poderosos de Occidente.

El inicio de las manifestaciones estudiantiles en Estados Unidos fue una marcha para pedir el alto el fuego y el fin del apoyo gubernamental con dinero y armas al ejército israelí. Sin embargo, los estudiantes también comenzaron a exigir que sus universidades cortasen los vínculos académicos con instituciones israelíes, y dejasen de invertir en sus empresas, especialmente en las vinculadas a los servicios de inteligencia y los fabricantes de armas.

Fue entonces, con el aumento de las demandas, cuando también creció la intensidad de las protestas, y empezaron a verse tiendas de campaña y asambleas en los campus, aunque siempre desde la acción pacífica. A mediados de abril, el epicentro se situó en la Universidad de Columbia (Nueva York), y en los días siguientes las movilizaciones se trasladaron a otros centros de todo el país, como California, Michigan, Atlanta, Wisconsin, Arizona o Texas. En este último estado, en Austin, los antidisturbios de la policía realizaron cargas golpeando a estudiantes, profesores e incluso periodistas. 

Respuesta violenta a protestas pacíficas

Desde que se iniciaron las manifestaciones, en Estados Unidos han sido arrestados casi 2.000 estudiantes y profesores acusados de “alteración del orden público o invasión de la propiedad privada”. Además, muchos otros han sufrido represalias como sanciones o despidos por parte de sus centros docentes. Por su parte, los principales grupos de comunicación del país y varios representantes políticos estatales y federales han cerrado filas en torno al discurso de la criminalización de las protestas, insistiendo en su supuesto carácter violento y antisemita.

De hecho, el presidente de la Cámara de Representantes —el equivalente al Congreso de los Diputados en España—, Mike Johnson, se acercó a Columbia para emitir un discurso en el que se refirió a los manifestantes como “una turba que amenaza a estudiantes judíos y apoya a los terroristas”, y varios senadores republicanos han llegado a pedir incluso la intervención militar para disolver las manifestaciones.

Siete meses después del comienzo de la ofensiva israelí en la Franja, el movimiento de protesta en Estados Unidos ya es comparable al surgido en los años 60, cuando una parte importante de la población, también mayoritariamente jóvenes y estudiantes universitarios, salió a manifestarse en contra de la actuación de su país en la Guerra de Vietnam. La movilización cruza el charco Aunque la reacción ha tardado un poco más en desencadenarse y no está siendo tan multitudinaria ni mediática como en Estados Unidos, los estudiantes de numerosas universidades europeas también se han plantado contra el genocidio en Gaza esgrimiendo las mismas exigencias que sus homólogos americanos y haciendo que el movimiento #StudentsforGaza crezca.

Así, en las últimas semanas se han visto manifestaciones, sentadas y acampadas en Alemania, Italia, Reino Unido o Francia —principales vendedores europeos de armas a Israel—. En Berlín y París, las cargas policiales y los arrestos han sido frecuentes, y en Ámsterdam los antidisturbios han llegado a utilizar retroexcavadoras para destruir las tiendas de campaña y las barricadas con pancartas que los estudiantes colocaron en algunos accesos a la universidad. 

Industria armamentística
Genocidio Muchos de los países que han castigado a la UNRWA son también los principales vendedores de armas a Israel
España seguirá ayudando económicamente a la agencia de la ONU que protege a los refugiados palestinos. En los últimos 15 años nuestro país le ha vendido armas a Israel por valor de casi 20 millones de euros.


En Suiza, las protestas han eclosionado a lo largo de esta última semana y se han extendido a las tres principales universidades del país: Lausana, Ginebra y Zúrich. Pese a las manifestaciones, la Universidad de Lausana (UNIL) publicó un comunicado de prensa condenando la ocupación de una de sus salas y reafirmando que no tiene intención de suprimir colaboraciones con centros israelíes. 

Movilizaciones en España

Fue la Universitat de València a finales de abril el primer centro donde se produjeron acampadas como protesta contra el genocidio en Gaza y el silencio de Occidente. Entre otras cosas, los estudiantes demandan que el Rectorado se comprometa a no firmar convenios con universidades sionistas, y que la institución no colabore con empresas cómplices del genocidio, como los bancos BBVA y Santander, implicadas en la financiación de empresas de armamento. 

La que ha acordado en claustro romper relaciones con instituciones israelíes ha sido la Universitat de Barcelona, cuyos estudiantes organizaron una acampada en el campus del Raval con actividades programadas para varios días como charlas, conciertos y asambleas abiertas. El texto con las demandas estudiantiles, que piden que se hagan extensibles a la Generalitat de Cataluña y el Gobierno de España, ya fue respaldado por la Universitat Politècnica de Catalunya, y se espera que a ella se le una en los próximos días la Autònoma de Barcelona En Euskadi y Navarra las movilizaciones han comenzado esta misma semana con acampadas en varios campus de las universidades del País Vasco (UPV/EHU) y la Pública de Navarra.

Organizadas por el sindicato estudiantil Ikasle Abertzaleak, y respaldadas por diversas entidades y movimientos, las protestas quieren denunciar los crímenes de guerra de Israel y “mostrar solidaridad con los estudiantes que se movilizan por Palestina en todo el mundo”.

En Andalucía, la primera acampada universitaria en apoyo a Palestina ha tenido lugar en Granada, y se espera que a lo largo de esta semana surjan otras en Sevilla y Málaga. También es probable que se unan los estudiantes de Alicante.

En Madrid, también han comenzado las movilizaciones impulsadas por el Bloque Interuniversitario, y ya hay tiendas de campaña en la Ciudad Universitaria de la Complutense. En esa misma zona, los estudiantes han organizado una concentración en respuesta a la invasión de Rafah (al sur de Gaza, en la frontera con Egipto) por las fuerzas armadas israelíes.


Hasta ahora, el único pronunciamiento que ha hecho el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades ha sido remarcar que “los estudiantes tienen derecho a manifestarse libremente por Gaza y sin recurrir a la violencia”. El jueves 9, la junta de rectores y rectoras de las Universidades Españolas (CRUE), que agrupa a 76 universidades de España, 50 públicas y 26 privadas, emitió un comunicado en el que anunciaba que se revisarán los acuerdos de investigación con actores israelíes que no se comprometan con la paz.

Agradecimiento desde Gaza

A pesar de la censura y el sesgo constante que aplican los grandes grupos de medios de comunicación de todo el mundo cuando hablan de Gaza, la información llega a la Franja y sale de ella principalmente a través de las redes sociales. Así, mediante vídeos compartidos en Twitter e Instagram, algunos trabajadores en campos de refugiados expresaron su gratitud por las manifestaciones de apoyo a la causa palestina, inscribiendo mensajes en la lona de las tiendas u organizando marchas simbólicas como la del Hospital de Deir al-Balah (en el centro de la Franja).


Desde que Israel inició su ofensiva, cerca de medio millón de casas han sido destruidas y miles de cuerpos aún se encuentran bajo los escombros. Además, Israel ha destruido la mayoría de los hospitales gazatíes, y otros muchos han sido tomados y convertidos en cuarteles militares y fosas comunes. Israel está acusado de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia, y un fallo posterior del organismo ordenó a Tel Aviv a detener los actos genocidas y tomar medidas que garanticen la llegada de ayuda humanitaria a Gaza. Sin embargo, Israel ha continuado con los ataques y las matanzas de civiles, y únicamente ha permitido que entre en la Franja una pequeña parte de la ayuda internacional. En febrero, Estados Unidos vetó en la ONU una resolución que pedía el alto el fuego inmediato.

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Aspecto general de la acampada propalestina en la Universidad Complutense de Madrid.
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Un grupo de estudiantes en la acampada madrileña.
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Acampada estudiantil en solidaridad con el pueblo palestino en el patio del claustro del edificio histórico de la Universitat de Barcelona.
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La policía alemana desalojó hace unos días el campamento pro-Palestina que se había instalado frente al Reichstag en Berlin.
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Granada fue la primera acampada universitaria en apoyo a Palestina de Andalucía.
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Los estudiantes impiden el paso a su acampada a la policía durante un intento de desalojo en la UCLA, en Los Ángeles.
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Estudiantes de la UDC organizan la primera acampada gallega por Palestina.
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Un momento de la actuación de Vetusta Morla en la acampada de Madrid.
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Facultad de Filosofía de la Universitat de València.
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La acampada de estudiantes en la madrileña Complutense, junto al monolito en homenaje a las Brigadas Internacionales.
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14/5/2024 21:41

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