Gas fósil
España se convierte en el principal importador del gas nigeriano a costa de graves impactos
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @pablorcebo.bsky.social, pablo.rivas@elsaltodiario.com
El Estado español se ha convertido en el principal importador de gas fósil nigeriano, mientras el país africano se erige ya como el cuarto proveedor de este combustible a España, suministrando el 7,31% del total de las importaciones de gas en 2024. Así lo señala un informe presentado esta semana que, sin embargo, pone el foco en los impactos sociales y medioambientales que esta actividad produce en el área.
“La dependencia energética de España devasta el Delta del Níger mientras un 30% de la población nigeriana vive sin electricidad”, denuncia el documento, presentado por la red Gas no es Solución —una plataforma de la que forman parte organizaciones como Ecodes, el Observatori del Deute en la Globalització, Transport & Enviroment o Ecologistas en Acción—, en colaboración con la organización nigeriana Connected Advocacy.
Como señala Sofía Fernández, del Área de Clima y Energía de Ecologistas en Acción, “el gas fósil consumido en el Estado español ha tenido devastadoras consecuencias en su cadena de valor, destrozando el territorio del Delta del Níger”, un territorio especialmente afectado por los impactos de décadas de extracción de petróleo y gas.
Llueve sobre mojado en un territorio devastado
El Delta del Níger, un área rica en biodiversidad que alberga el manglar más grande del planeta, es también una de las zonas más contaminadas del mundo. Desde que en 1957 se descubriese petróleo, esta industria, con especial mención a la neerlandesa Royal Dutch Shell, ha degradado la zona hasta el punto de que en en 2011, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicó un un informe en el que denunciaba devastadores efectos de la extracción en Ogonilandia, al sur del país. Según Naciones Unidas, harían falta tres décadas de trabajos para limpiar y descontaminar la zona, unos trabajos que se han realizado de forma muy limitada, según múltiples denuncias. Shell fue condenada por ello en 2021 tras un juicio que duró 13 años.
Mientras España se beneficia de las importaciones de gas nigeriano, las comunidades locales sufren una mala calidad del aire, infecciones respiratorias y una menor esperanza de vida”, denuncia Prince Israel Orekha
El informe de Gas no es solución pone el foco en la responsabilidad española en los efectos sobre la zona de la extracción. “Mientras España se beneficia de las importaciones de gas nigeriano, las comunidades locales sufren una mala calidad del aire, infecciones respiratorias y una menor esperanza de vida”, denuncia Prince Israel Orekha, activista de Connected Advocacy.
Uno de los puntos que destaca el texto es la quema en antorcha, una práctica de la industria para quemar el combustible residual de puntos de extracción e instalaciones industriales vinculadas a los combustibles fósiles que emiten metano, carbono negro y otros contaminantes y gases de efecto invernadero. El documento indica que Nigeria fue el octavo país del mundo en quema en antorcha de gas fósil en 2023, algo que “en el delta del Níger ha provocado lluvia ácida, lo que ha minado su soberanía hídrica y ha creado graves riesgos para la salud de las personas que lo habitan”, denuncian desde la plataforma.
Asimismo, el documento señala que Las comunidades del delta del Níger “sufren la contaminación atmosférica y del agua, los vertidos recurrentes de petróleo, el deterioro de la agricultura y la pérdida de sus formas de vida tradicionales”. Destacan asimismo que esto afecta especialmente a mujeres y niñas, agravando desigualdades y produciendo que estas sean expuestas a explotación y abusos, como ocurre en el entorno de instalaciones de gas como la planta de Gbarain Ubie.
Una industria en expansión con Europa en el objetivo
Nigeria es hoy uno de los países con los sistemas gasistas más grandes del continente africano, con vastas reservas y planes de expansión de esta industria claros. Es el ejemplo de los gasoductos Trans-Sahara, que conecta con lo sistemas argelinos; Nigeria-Libia y Nigeria-Marruecos. Todos ellos con Europa en el foco, dado que los países del continente constituyen el segundo mayor mercado del mundo, tras los Estados Unidos.
Desde la coalición de organizaciones lamentan que los proyectos energéticos de Nigeria, además de contribuir enormemente a agravar la crisis climática en pleno aceleramiento de ésta, están orientados a la exportación mientras que gran parte de la población del país no tiene acceso a servicios básicos, como ejemplifica el hecho de que un tercio de esta no tenga acceso a la electricidad. Esto “pone de manifiesto la cruel paradoja de una inmensa riqueza energética que sirve a los intereses extranjeros en lugar de a las necesidades locales”, indican.
El Banco Santander aparece como uno de los financiadores de estos proyectos de gas fósil
Asimismo, el informe señala que estos proyectos “restan recursos al desarrollo nacional y pueden llegar a contribuir a una espiral de deuda, siendo Nigeria un país que dedica más del 37% del su presupuesto estatal al pago de la deuda externa”.
Por otro lado, la investigación presentada ahora recoge críticas al papel llevado a cabo por compañías extranjeras con sede en el primer mundo. Además de petroleras como Shell, Chevron, ExxonMobil, Eni, Total y Equinor, el Banco Santander aparece como uno de los financiadores de estos proyectos de gas fósil.
Banco Santander
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