Francia
Fin de mes, fin de régimen, fin del mundo

Los chalecos amarillos luchan contra un impuesto  que ya no sirve para repartir la riqueza sino para bombearla hacia arriba. Pese a que se ha hablado mucho de los elementos de extrema derecha entre los chalecos amarillos, su presencia —inevitable— no es hegemónica.

Gilets jaunes
Una de las manifestantes de los Chalecos amarillos en las protestas del 17 de noviembre.
Juan Domingo Sánchez Estop
FILÓSOFO Y TRADUCTOR
11 dic 2018 10:00

Los chalecos amarillos surgieron en Francia hace tres semanas. Una curiosa eclosión de color en el otoño gris, pero también una masiva petición de auxilio, o tal vez, más que una petición la constatación de una denegación de auxilio por los poderes que debían haberlo prestado. Un chaleco amarillo es una prenda que el automovilista francés —y el de la mayoría de los países europeos— debe tener en su coche para ser visible si tiene que salir de él en caso de avería o de otras emergencias. El chaleco amarillo es algo que “todo el mundo” tiene en su automóvil y que, cuando se exhibe indica un estado de necesidad. Esos dos elementos de la semiótica del chaleco amarillo, su universalidad indisociable de un vacío ideológico y su uso como indicador de peligro han sido determinantes para el éxito de la movilización. El movimiento espontáneo y variopinto tenía inmediatamente un nombre: “los chalecos amarillos” y la mera exhibición de un chaleco amarillo detrás del parabrisas era un signo sencillo de solidaridad utilizado desde los primeros días por milllones de automovilistas franceses. El chaleco amarillo es un significante vacío que toma la forma de un fetiche y no la de un líder y por ello admite detrás o debajo de él una pluralidad de discursos difícilmente compatible con una representación personal. El chaleco amarillo no habla, por lo cual cada uno debe “hacerlo hablar”, darle un significado.

La base material del movimiento es una revuelta antifiscal contra un impuesto sobre el diésel y otros carburantes destinado a favorecer la “transición ecológica”. Nada habría que oponer a un tal impuesto si no fuera porque, a pesar de su justificación oficial, su función real es colmar el vacío dejado en las arcas públicas por la reducción de impuestos a los más ricos. La asociación de un pretexto progre y ecologista con una maniobra fiscal de redistribución de la riqueza hacia arriba fue demasiado evidente para muchos ciudadanos. Se les amenazaba con que, si no contribuían fiscalmente a la transición ecológica estaban aproximando “el fin del mundo”, pero el poder ignoraba que, para una mayoría social, el “fin de mes” es un problema mucho más inmediato y agobiante.

Numerosos franceses sobre todo de provincias y de las periferias urbanas necesitan utilizar un coche a diario para trabajar o hacer la compra. El coste de usar a diario un coche puede ser muy elevado y representar fácilmente un tercio de un salario mediano de 14.000 euros si se suman impuesto de circulación, seguros, tasas municipales y combustible. Un aumento de esos costes puede ser suficiente para expulsar de la “clase media” a un número muy considerable de ciudadanos. El diagnóstico inmediato de muchas buenas almas de izquierda frente a este movimiento es que se trata de un “típico movimiento pequeño burgués” más o menos fascista que puede identificarse con ciertos movimientos antifiscales de extrema derecha como el poujadismo o representar el terror al desclasamiento de un Arturo Ui brechtiano. La amplitud del apoyo social al movimiento y la enorme diversidad de sus expresiones no permite llegar a esa conclusión.

La izquierda ama el impuesto; poco importa que el Estado sea hoy el principal agente de la desposesión de la sociedad

La izquierda ama el impuesto, lo ama demasiado. Para ella el impuesto es la sangre del Estado y el Estado es el medio privilegiado de la transformación social. Poco importa que el Estado sea hoy el principal agente de la desposesión de la sociedad, al privatizar masivamente los bienes comunes, ni que la fiscalidad se destine hoy al pago de la deuda financiera del Estado por encima de cualquier gasto social. La fetichización del Estado por parte de la izquierda imposibilita a esta una justa percepción de un movimiento de la multitud como el que está teniendo lugar en Francia. La identificación de la izquierda con el Estado se basó en todas sus variantes -incluida la soviética- en el mito de una clase media. Como afirma Emmanuel Rodríguez en un libro reciente, el Estado es la clase media. Una tesis fuerte y con un gran valor explicativo en lo que se refiere a la realidad que vivimos.

El dispositivo “clase media” es, en efecto, el instrumento más efectivo de las clases capitalistas organizadas en Estado para invisibilizar la lucha de clases y un elemento fundamental de ese dispositivo es la propia izquierda. La izquierda es el resultado histórico de la pérdida de autonomía del movimiento obrero cuyas direcciones políticas fueron absorbidas por un sector « radical » de la clase política burguesa. Al compartir la posición de este sector en los aparatos de Estado y su ideología, la izquierda ha contribuido históricamente a transformar los problemas de explotación y de lucha de clases en problemas de derechos e ingresos, creando así la imagen de una gran clase media sostenida por el Estado mediador y base social de este mismo Estado, fuese este el Estado del bienestar occidental o el “Estado de todo el pueblo” estaliniano. Cuando las condiciones de reparto de la riqueza que hacen posible el funcionamiento del dispositivo “clase media” dejan, como hoy, de darse, no solo peligra el gobierno de turno, sino un sistema de dominación, incluidos sus aparatos de Estado (partidos y sindicatos) “de izquierda”.

Francia
La ilusión del neoliberalismo ecologista se desvanece en Francia
Miles de franceses se manifiestan para alertar sobre la urgencia climática y exigir un cambio de políticas al ejecutivo macronista.

Los chalecos amarillos escenifican el retorno de lo real de la lucha de clases en una crisis sin precedentes de la clase media y del Estado de la que esta es expresión. Naturalmente, la lucha de clases no es ya la del obrero fabril, ni se plantea directamente al nivel del salario: es lucha de un nuevo trabajador móvil, flexible, precario, unida a la de los sectores de la pequeña burguesía cuya suerte no es materialmente muy distinta de la de los precarios. Es lucha antifiscal contra un impuesto que ya no sirve para repartir la riqueza sino para bombearla hacia arriba, en beneficio de una cada vez más exigua minoría. Es lucha en la sociedad, al margen de lugares específicos “de trabajo”, lucha que reclama derechos desvinculados del trabajo, incluso en muchos casos una renta de ciudadanía. A esta lucha se han unido activamente en la última semana los estudiantes, cuyo horizonte si nada cambia es también el precariado.

Afirmaba Toni Negri en un artículo reciente que el actual movimiento francés, recordaba más que a otros movimientos sociales marcados por un horizonte utópico, a las “revueltas de las prisiones”. Revueltas donde se hace patente una falta de esperanza. Y a una prisión se asemeja la vida de mucha gente que pasa varias horas al día encerrada en un coche para seguir encerrada en un trabajo, circular por un supermercado y volver a encerrarse en su casa, dentro de un entorno suburbano que no propicia ningún tipo de vida social. Un profundo agobio marca la existencia de las mayorías sociales: es una de las principales características de la cuasi-insurrección que hoy vive Francia. El bloqueo de los flujos de personas y mercancías que determinan este tipo de vida en las rotondas y los peajes de autopista es, para estas personas en tránsito hacia la exclusión de la clase media, uno de los pocos medios de volver a crear un lazo social.

Se ha hablado mucho de los elementos de extrema derecha presentes entre los chalecos amarillos, pero su presencia no es hegemónica en estos movimientos

Se ha hablado mucho de los elementos de extrema derecha presentes entre los chalecos amarillos, sin embargo la presencia de estos, que es inevitable, no es hegemónica en estos movimientos. Es inevitable, por el nihilismo que los domina, pero no es hegemónica precisamente por la radicalidad de ese mismo nihilismo. Estamos hoy en Francia ante un momento destituyente, un momento de rechazo del poder y de indignación ante sus actos. No es una revolución al menos en el sentido romántico jacobino y leninista del término, sino el hundimiento de un régimen. Cuando un régimen se hunde, surgen nuevas formas de organización del animal político, en las redes y también en los puntos de bloqueo de los chalecos amarillos: formas al margen de la representación y que pueden seguir itinerarios políticos muy diversos.

Nada está garantizado, no existe ninguna seguridad respecto de lo que salga de “todo esto“. Ni siquiera cabe apelar a la multitud, que no es ninguna persona, sino un proceso abierto de interconexiones y relaciones variables en la cooperación material y en la comunicación. No vamos a descubrir hoy que la multitud no es angélica y que pueden recorrerla pasiones tristes. De ella decía Spinoza: “es terrible cuando no tiene miedo”, aunque por otra parte, el mismo Spinoza nos enseña que solo cuando la multitud interviene de uno u otro modo en el gobierno existe libertad y racionalidad en política.

Francia
Emmanuel Macron, un año a la derecha

A un año de la toma de posesión del presidente francés hacemos balance sobre su evolución política hacia la derecha.

Archivado en: Francia
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Francia
Francia La izquierda francesa revalida sus liderazgos para recomponer la unidad y ganar en 2027
El socialista Faure, la ecologista Tondelier y el comunista Roussel siguen liderando sus respectivos partidos y mantienen el pulso al líder “insumiso” Mélenchon, en un Nuevo Frente Popular debilitado por sus disputas internas.
Francia
Francia La impunidad de las agresiones sexuales en el cine francés llega a su fin tras la condena a Depardieu
Gérard Depardieu ha sido condenado a 18 meses de prisión por agresión sexual a dos mujeres en Francia. La pena marca un antes y un después en el mundo del cine galo, y pone fin a la impunidad y al silencio de las víctimas de agresión sexual.
Senegal
Senegal El Gobierno senegalés cumple su primer año en el poder con más preguntas que respuestas
El Pastef, el partido panafricanista senegalés, llegó a la presidencia a finales de marzo de 2024 con propuestas radicales de cambio. Un año después, limitado por la deuda externa, mantiene el apoyo popular mientras busca un nuevo acuerdo con el FMI.
Expertoenpolladas
16/12/2018 18:35

El cine de Hollywood nos enseñó que el fin del mundo empezaba en EEUU... pero la realidad es mas cruel y empezó en Grecia y, mas tarde, Francia. Las cunas de la democracia podrían ser las tumbas de ésta.
Yo no espero nada bueno de los sistemas actuales ni de los que puedan venir. Siempre es lo mismo:
"¡Luchemos contra la aristocracia fascista/comunista y convirtamonos en la nueva aristocracia!".
Y mientras tanto, el planeta ya empieza a gemir de dolor... escuchen los sonidos del deshielo ártico y diganme si eso no es el gemido de una gigantesca Madre Tierra.

3
0
BakuninKroptkinMalteestaAnselmoLorenzoFedericaMontseni
12/12/2018 13:28

El autor, con un lóbulo cerebral amputado afirma: "La izquierda ama el impuesto, lo ama demasiado. Para ella el impuesto es la sangre del Estado y el Estado es el medio privilegiado de la transformación social". ¡Y LA IZQUIERDA ANTI-AUTORITARIA ANTI-ESTATAL? No existe según este "filósofo". Con alguien tan parcial El Salto se hace partícipe del SECTARISMO y la CENSURA de toda una tradición izquierdista antiestatal, anti-burocrática. Es inadmisible a esta alturas semejante artículo tan reduccionista y parcial. ¿Que pasaría si fuera al reves? Si alguien escribiera obviando siempre todos los análisis de Marx y cía.

5
3
#27727
13/12/2018 11:53

Es lo que tienen los autoritarios estatalistas, no hay que pedir peras al olmo, pero sí recordarles su miopía.

2
1
Buenaventura Dabuti
16/12/2018 2:19

Compi, no tenemos el privilegio de los matices. El mundo se va al carajo. Según mi parecer, rescatemos el contenido útil de este análisis y a seguir. No esperemos ser siempre bienvenidxs pero q eso no nos frene. Que se nos conozca entre la clase obrera por nuestros actos y no por nuestra sesudez terminològica. Y q esos actos traigan aire fresco y diversidad!
No pretendo ningunearte, ni mucho menos. Solo aportar reflexión entorno a la necesidad de superar discursos que nos colocan en un debate poco operativo y distante con gente potencialmente interesada en participar codo a codo. Pero que no se acerca porque les aburrimos y porque no somos miradxs como una alternativa resolutiva.
Desde la humildad, creo q no podemos ser lxs eternxs ofendidxs...
Salud y a darlo todo!

3
0
#27598
11/12/2018 18:12

El augurado COLAPSO era esto. No es casualidad que el detonante haya sido un impuesto a la energía fósil. Nada garantiza que el Estado no vuelva a intentar hacer pagar la factura que impone una OPEP a la que quedan pocas décadas para maximizar las ganancias del petroleo antes de que se complete la transición energética que les expulse de la historia.
Hasta entonces, la lucha contra el cambio climático es la lucha contra la OPEP. Y no será una lucha incruenta, no está siendo una lucha incruenta.

4
1
#27572
11/12/2018 15:09

Un artículo muy interesante y necesario, sobre todo para intentar ir más allá de los análisis reduccionistas que se niegan a indagar en las condiciones materiales de vida de las personas, reduciéndolo todo a las supuestas adscripciones ideológicas de los manifestantes

3
2
Maltrato animal
Maltrato animal Gritos frente al Congreso por el fin de las jaulas: el 87% de los animales criados para consumo viven en ellas
El acto simbólico frente a la Cámara exige que España incida en una reforma de ámbito europeo actualmente en tramitación para conseguir el fin de las jaulas por todo el continente.
Eutanasia
Muerte digna Solo cuatro de cada diez de las personas que solicitan la eutanasia consiguen acceder a ella
Al 25% se les deniega la solicitud de muerte digna y otra cuarta parte fallece durante la tramitación. Desde Derecho a Morir Dignamente denuncian que la media en el tiempo de gestión supera los 30 días que marca la ley.
Alimentación
Sostenibilidad Una dieta mediterránea dentro de los límites planetarios
Las 48 millones de personas que viven en España podrían alimentarse con todos los nutrientes que necesita el cuerpo humano sin hipotecar el futuro del planeta con un 99% de producción agroecológica local y con 400.000 nuevos puestos de trabajo.
Opinión
Opinión ¿Y por qué no se llama el “Caso Acciona”?
En las sentencias cambian los nombres de los peones, los prescindibles, los politiquillos desgraciados que van y vienen mientras se repiten, invariablemente, hasta el hartazgo, los mismos nombres de las grandes empresas corruptoras.
Andalucía
Actualidad LGTBIQA+ Los colectivos LGTBIQA+ críticos andaluces se rebelan contra el orgullo mercantilizado
Decenas de colectivos andaluces proponen un orgullo reivindicativo frente a la mercantilización promovida por distintos Ayuntamientos, muchos de ellos gobernados por el PP
Comunidad de Madrid
Refugios climáticos Los jardineros de Alcorcón convocan paros para luchar contra la falta de personal
Los profesionales destacan la importancia de su trabajo en los parques y jardines públicos para la salud de la ciudadanía, contra la polución y como refugios climáticos.
Feminismos
Jule Goikoetxea “Los genocidios se sustentan en prácticas micro que legitiman una manera de vivir delirante”
Jule Goikoetxea es una de las filósofas más reconocidas del Estado Español. El año pasado acompañó a Angela Davis en su visita a la Fira Literal de Barcelona. De aquellos cuatro días nace su primera novela, ‘Politeísmo bastardo’.

Últimas

OTAN
OTAN La OTAN se rinde ante Trump y acata la subida del 5% del gasto en Defensa
Empieza la cumbre de la OTAN, que reúne, durante hoy y mañana, a más de 40 líderes mundiales en La Haya. Viene marcada por la negativa de España a aumentar hasta el 5% del PIB el gasto en Defensa.
Editorial
Editorial Ciudades de lujo para la clase obrera
La ciudad puede ser un espacio donde la producción se autogestione, la reproducción se comunalice y la distribución se organice para garantizar la vida en libertad.
Opinión
Opinión Por qué no iré a vuestro orgullo
No me veo reflejade en vuestro carnaval, mayoritariamente gay, hedonista, alcoholizada, consumista, capacitista. En vuestro orgullo no caben mis heridas.
Fotografía
Opinión Fotografía, estado de protesta
El Festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales PHotoESPAÑA reúne en su programación off y sedes invitadas varias exposiciones que reflexionan sobre conflictos sociales y políticos del Sur Global.
Melilla
Racismo Institucional La impunidad institucional marca el tercer aniversario de la Masacre de Melilla
Tres años después de la Masacre de Melilla, donde más de cien personas perdieron la vida, el Ministerio del Interior sigue defendiendo que no se produjeron muertes en el suelo español y que las autoridades actuaron de forma proporcionada
Más noticias
Melilla
Opinión A tres años de la masacre de Melilla del 24J, ¿qué ha cambiado?
Lo que aconteció en 2022 es otra huella de la rutina neocolonial y racista de este enclave español en la frontera sur. El hecho nos permite recordar las necropolíticas racistas invisibilizadas en los juzgados y las esferas mediáticas.
Crímenes del franquismo
Análisis Patronato de Protección a la Mujer: imperdonable
Nadie debería cuestionar que las supervivientes reclamasen las garantías de sus derechos fundamentales junto al público asistente, y más después de lo ocurrido los días previos y durante el acto.
Tribuna
Tribuna Europa debe dejar de tener un doble rasero en la exportación de pesticidas tóxicos
En la Unión Europea se producen para su exportación pesticidas peligrosos que están prohibidos dentro del territorio comunitario. Hay que terminar con esta lacra para favorecer los derechos humanos, laborales y de la infancia.

Recomendadas

Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM)
Jorge Nacarino “El movimiento vecinal tiene que seguir siendo punta de lanza de la presión social”
Vivienda, turistificación, gestión de residuos, la masificación de eventos así como reimpulsar la participación ciudadana, son solo algunos de los retos que observa, como prioridades, el joven presidente de la FRAVM.
Madrid
Violencia machista Almeida elimina los Espacios de Igualdad y los transforma en centros especializados en violencia de género
Trabajadoras y oposición denuncian un cambio de un modelo participativo hacia otro asistencialista, en el que no se atenderá a todas las mujeres y se perderán actividades de prevención y sensibilización.
Sexualidad
Pitu Aparicio “Yo no he visto en el supermercado productos para el olor a pene”
Pitu Aparicio quiso centrar su formación en los dos tabús con los que creció: el sexo y las drogas. Una vez se hubo formado, decidió que su principal tarea era divulgar todo ese conocimiento que se nos había vetado.
Pensiones
Pensiones Cotizaciones ficticias, ¿un parche en la brecha de género en las jubilaciones?
La compensación por cuidados de hijos y familiares puede llegar a sumar hasta cinco años de cotización, pero no es suficiente para que muchas mujeres logren la pensión digna.