Extremadura
Cáceres y Badajoz encabezan los datos de pobreza infantil
Parafraseando a Extremoduro, esta es otra "inútil llamada de atención sobre los males de nuestra tierra".
Aunque muchos de los paisanos del interior no lo crean, son múltiples las ocasiones en las que los extremeños emigrados (varios cientos de miles desde los años 60 del siglo pasado) tienen que explicar dónde se encuentra Extremadura o, a los más avezados, si Cáceres es la de arriba o la de abajo. Para salir del paso y confirmar que, desgraciadamente, Portugal impide que tengamos mar (al menos un par de veces me lo han preguntado cuando vivía en Madrid), los emigrantes hemos podido aprovechar durante estas últimas décadas el Estado de las autonomías para cartografiar la ignorancias y el desprecio de muchos españoles.
Los mapas nos reafirman en nuestra identidad sacándonos los colores. Este es el caso del último estudio de la consultora AIS Group sobre pobreza infantil en el Estado español, en el que Extremadura enrojece (¿de vergüenza?) como la Comunidad Autónoma con el mayor porcentaje de niños y niñas en riesgo de pobreza. Cáceres y Badajoz, por este orden, encabezan la lista con un 54% y un 50,7%, respectivamente. Son las únicas dos provincias de todo el Estado que tienen el dudoso honor de superar el 50% de hogares en situación de pobreza, una losa encallada desde hace años y sin visos de mejora en el corto y medio plazo.

Los datos facilitados por AIS Group revelan, además, un alarmante incremento del riesgo de pobreza infantil a medida que avanzamos en el mapa de España hacia el suroeste, con las provincias extremeñas como puntos álgidos, de manera que resulta fácilmente visible la existencia de dos realidades contrapuestas: una de Madrid hacia arriba (verde esperanza) y otra de La Mancha hacia abajo (tonos áridos). La “indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible” se rompe en la evidencia de estas dos realidades contrapuestas. Nacer del Tajo para abajo es absolutamente determinante para eso que llaman igualdad de oportunidades.
Nacer del Tajo para abajo es absolutamente determinante para eso que llaman igualdad de oportunidades
Todos los países tienen marcada en su agenda para 2030 lo que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) conoce como Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS). El primero de ellos es la erradicación de la pobreza. En España, los datos revelan que todavía hay mucho trecho por recorrer para alcanzar ese objetivo. Pero ¿cómo medir con los mismo parámetros realidades tan distintas como las de las “dos Españas”?
Esta pregunta ha sido respondida muchas veces, desde las regiones pobres, con argumentos autoexculpatorios como la menor carestía de la vida o, pese a la mayor pobreza en términos absolutos, los menores índices de desigualdad relativa (más pobres, pero también más iguales). Pero en Extremadura, según la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN), la pobreza en términos absolutos (un 44,3%, 17,7 puntos por encima de la media estatal, fijada en el 26,6%) y el crecimiento de la desigualdad coinciden en los últimos años, produciendo un cóctel social que, como sabemos, genera más resignación que resentimiento.
Esta delicada situación, reflejada periódicamente en estudios e informes, sobrevuela como un fantasma los temas de discusión que de cuando en cuando emergen en la precaria opinión pública extremeña. El tema de la legislatura que ahora termina, por ejemplo, podemos decir que ha sido el “tren digno”, pero ¿cómo defender una posición consecuente con respecto al “tren digno” sin responder, a su vez, a las necesidades básicas del 50% de la población extremeña? A los extremeños se nos pide no pensar en un elefante que ocupa la mitad de nuestra tierra y nos amenaza con la trompa.
Pobreza
Extremadura y los números de la pobreza
El 8º Informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN) deja unas cifras alarmantes para Extremadura. Pero, efectivamente, detrás de éstas hay personas, seres de carne y hueso que, al contrario que lo números, no pueden aguantarlo todo.
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