Extrema derecha
La ultraderecha española exporta políticas antigénero a Argentina, Chile, El Salvador, Guatemala y Kenia

El miércoles 29 de septiembre el Ayuntamiento de Madrid aprobaba una propuesta para informar a las mujeres que quieren acceder a una Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) del supuesto “síndrome postaborto”. Un síndrome sin base científica, que implicaría que el aborto produce “depresión y alcoholismo”. Esta propuesta de Vox era convalidada con los votos del partido ultraderechista pero también con el beneplácito del Partido Popular. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y su equipo, compraban así una propuesta de la ultraderecha que va directa contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
De la misma manera que la extrema derecha introduce su cruzada antigénero en Ayuntamientos y Parlamentos estatales, sus ramas se extienden para exportar este relato hasta más allá de nuestras fronteras. Así lo constata un nuevo estudio de la L’Associació de Drets Sexuals i Reproductius, titulado De España al mundo: la proyección global de la ultraderecha española contra los derechos sexuales y reproductivos que analiza los casos de Argentina, Guatemala, El Salvador, Chile y Kenia.
En dicho informe se repasa la actuación de cinco actores clave en la expansión de la extrema derecha: desde el Opus Dei, la institución más antigua y con una gran capacidad de influencia sobre élites y académicos, hasta el partido de relativa reciente creación Vox y su think tank político, la Fundación Disenso, pasando por Hazte Oír y CitizenGO, ambas plataformas de movilización y agitación cultural y la Political Network for Values red transnacional, que articula políticos e intelectuales ultraconservadores.
“La ultraderecha española se está expandiendo por el continente africano, una dinámica en curso muy poco conocida”, destaca Sonia Correa, investigadora
Sonia Correa, coordinadora de la investigación, explica a El Salto que en un año de trabajo junto a otras personas académicas como Miquel Ramos, Giselle Leclercq, Tristán López, Jaime Barrientos y Alberto Romero de Urbiztondo, han examinado la genealogía, el roll y los efectos de los actores de la ultraderecha española en seis países. Un estudio cuya singularidad reside en el carácter tricontinental, lo que es bastante novedoso, tal y como valora Correa. “La ultraderecha española se está expandiendo por el continente africano, una dinámica en curso muy poco conocida. Que está lo haga en América Latina es natural en razón a las imbricaciones coloniales, no es una sorpresa que el ultracatolicismo esté presente en Latinoamérica. Pero que actores estén entrando en África es una cosa nueva y que es importante analizar para ver qué pasa cuando llegan a los contextos africanos”, valora Correa.
Procesos que no son de reciente creación
Entre los principales hallazgos del estudio, la investigadora destaca dos aspectos: la longevidad de estos fenómenos y su conexión genealógica con el franquismo en España, así como la transnacionalidad de los mismos. “En general se tiene la impresión de que todo esto empezó hace diez años como una reacción reciente a la conquista de derechos. Cuando miramos los seis casos del estudio es claro que esta historia no puede ser recontada de esta manera porque hay una un telón de fondo de viejas fuerzas ultraconservadores que se debe de conocer”, explica. De otro lado, siempre se pensó la ultraderecha como un fenómeno de fuerzas nacionalistas que defienden lo patrio, pero hay una trasnacionalización de estos discursos y en España tiene también una historia muy larga.
“El Opus está presente en todos los países analizados desde los años 50. Y esa presencia de largo plazo ha creado una base muy importante para explicar las dinámicas de las ofensivas antigénero de ahora”, explica Correa
En palabras de la investigadora, el Opus Dei empezó su trayectoria de expansión transnacional durante el franquismo, hace 50 años y esta expansión fue financiada por el régimen franquista, hacia EE UU y hacia América Latina. “El Opus está presente en todos los países analizados desde los años 50. En Kenia, desde 1948 cuando era una colonia británica. Y esa presencia de largo plazo ha creado una base muy importante para explicar las dinámicas de las ofensivas antigénero de ahora”, explica Correa.
Como ejemplo, El Salvador incluyó la prohibición del aborto en su código penal en 1997, en una acción preventiva, con intención de hacer de esto un modelo para otros países latinoamericanos, cuando el sacerdote del Opus Dei Fernando Sáenz Lacalle era arzobispo de San Salvador. Antes que en El Salvador, Chile reintrodujo la prohibición del aborto en su código penal durante la dictadura de Pinochet en 1989. También en este país el Opus Dei tuvo influencia en este aspecto.
Otro ejemplo que demuestra este estudio: en el caso argentino la camada más profunda del ultraconservadurismo tiene conexiones orgánicas con el nacionalismo católico de los tiempos franquistas, trasladados a Argentina durante la dictadura militar. “Los asesores de Perón estaban en España. En los años 70, cuando vuelven a Argentina, se llevan esas ideas”, relata Sonia Correa. En la actualidad, el Gobierno ultraderechista de Javier Milei exhibe conexiones con la ultraderecha española con continuas apariciones del presidente junto al líder de Vox, Santiago Abascal, en diferentes actos y conferencias. Además, Buenos Aires se ha convertido en el centro de esta corriente ideológica en Latinoamérica, con eventos como CPAC Argentina (2024) y participación de figuras como Lara Trump, Ben Shapiro, Agustín Laje y Santiago Abascal.
Tal y como se indica en el informe, en Kenia la presencia del Opus Dei data desde la época colonial. El actual presidente William Ruto mantiene exenciones fiscales y apoyo político a la Iglesia, "lo que permite que doctrinas religiosas influyan sobre derechos, especialmente de los sectores más pobres". De otro lado, su infraestructura y economía desarrolladas, con telecomunicaciones robustas, facilitan campañas digitales como las de CitizenGO, la rama digital de HazteOír, que desembarcó en el país en 2018 con acciones contra en aborto, la identidad de género, orientación sexual y educación sexual.
“La acción de la ultraderecha española en estos temas sigue una trayectoria que va del franquismo a las guerras culturales que decimos hoy y son ofensivas permanentes y persistentes en torno a derechos como el aborto”, concluye Correa.
Pasar a la acción
Desde la L’Associació de Drets Sexuals i Reproductius, Diana Cardona relata que el estudio se inserta dentro de la línea de investigación de generación de evidencia científica, en una asociación que trabaja directamente desde el ámbito comunitario con jóvenes y mujeres para defender sus derechos sexuales y reproductivos.
“Queríamos investigar a las organizaciones que están atacando estos derechos actualmente en el Estado español, para saber quiénes son y cómo lo hacen. Se nos ocurrió ampliar la investigación y ver esta afectación en otros territorios y escogimos los estudios de caso que están en el informe”, describe Cardona, teniendo siempre como objetivo conocer al enemigo para poder luchar contra él.
Por eso, indica Cardona, la parte de recomendaciones que incluye el informe en su parte final es muy importante para pasar a la acción. Unas recomendaciones que incluyen, en primer lugar, la necesidad del reconocimiento institucional de las activistas y colectivos que defienden los derechos sexuales y reproductivos. “Validar públicamente su tarea implica visibilizar luchas que han abierto camino hacia marcos legales más inclusivos”, se indica.
En esta parte también se lanzan mensajes a los actuales gobiernos como adoptar políticas públicas basadas en datos surgidos de investigaciones feministas, consolidar estructuras institucionales de igualdad, además de impulsar leyes sólidas contra la discriminación y la violencia de género.
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