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“El Estado no asume la realidad plurinacional a pesar de haber sido fundamental en la democracia”
           
        
         
En su dilatada trayectoria en el Parlamento de Galicia, Ana  Pontón (Sarria, 1977) vivió y ayudó en la caída de Manuel Fraga tras el desastre del Prestige, fue diputada durante lo Gobierno de coalición del PSdG y  el BNG, sufrió las escisiones más duras de su espacio político con Xosé Manuel  Beiras a la cabeza, padeció la debacle de su partido con la irrupción de las  Mareas y cabalgó trece largos años de debates y desfalcos parlamentarios frente  al Gobierno del Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo. Pero todo eso es ya  pasado. Desde 2020 y tras un histórico sorpasso al PSdG-PSOE, Pontón es la  líder de la oposición en Galicia y la portavoz nacional del soberanismo  gallego, que vive a un auge político con base social que tiene voluntad de  convertir en “políticas que transformen la vida de las personas”.
El BNG acaba de cosechar un resultado singularmente mejor en  estas elección municipales que el de hace cuatro años. Viendo el tipo de voto  diferenciado entre el tipo de elecciones, ¿considera extrapolable estos  resultados de cara a las elecciones del 23J?
El Bloque tuvo un gran avance en las últimas elecciones  municipales, donde fuimos la fuerza política que más subió. Nosotros dijimos  eso en campaña y los ciudadanos lo confirmaron con su voto. Algo que nos  permitió llegar a alcaldías tan emblemáticas como la de Santiago de Compostela,  la capital de Galicia. Creo que es todo un símbolo de la Galicia que viene.  Aunque es cierto que los procesos electorales son diferentes y vemos como las  personas cambian cada vez más el voto. El voto fiel a los partidos es cada vez  menor y creo que es un símbolo de la desafección a la política. Lo que  estamos viendo es que el BNG es una fuerza política al alza, que lo que pasó  en las elecciones gallegas no fue flor de un día, sino que seguimos viendo un BNG  fuerte y, sobre todo, que esto nos catapulta como la fuerza política que es  la alternativa real frente al Partido Popular en Galicia. Estamos en  disposición de disputarle la presidencia de la Xunta en las próximas  elecciones.
Muchas analistas lo ven y parece evidente que así es. Lo que  está ocurriendo en la izquierda gallega   y española los coloca en un escenario bastante favorable de cara a las elecciones generales. ¿Cree que son aciertos propios, errores del resto o  una mezcla de ambas?
Yo siempre digo que para que la gente te vote, tienes que  hacerlo bien. Nosotros no vamos a crecer por los errores de los demás. Además,  nosotros tenemos que afianzar nuestro propio proyecto sobre nuestros aciertos.  Sobre entender mejor la sociedad gallega y ser capaces de atraer a cada vez más  segmentos de la población. En estas últimas elecciones municipales vimos que  hay un comportamiento distinto en Galicia. Porque mientras la izquierda en el  ámbito español retrocede, en Galicia somos un avance y conseguimos ser un freno  para el propio Partido Popular. Porque tú piensa que, aunque el PP está  diciendo aquí que tuvo un gran resultado, sólo va a gobernar una ciudad  gallega. Está muy por debajo de los objetivos que se había propuesto y el  Partido Popular aquí ha crecido la mitad que en el promedio del Estado. Vemos que cuándo se hace política con mayúsculas, que es lo que estamos  intentando hacer desde el BNG, cuando ofrecemos un proyecto serio,  transformador, solvente, unido, hay muchos sectores sociales que apuestan con decisión  por ese proyecto. Creo que nuestra responsabilidad es darle certeza a la  ciudadanía, ofrecer solidez desde un proyecto transformador. Y creo,  modestamente, que lo que estamos consiguiendo en este país. Evidentemente no nos conformamos con el resultado que  tenemos, porque queremos ser la fuerza hegemónica de este país.
“Queremos que la ciudadanía vea que el nacionalismo es la defensa de la vivienda pública, de derechos sociales, de una sociedad donde las mujeres podamos vivir sin miedo, de un país que avanza”
¿Cuáles cree que han sido esos méritos propios que los han llevado a donde están ahora?
Nosotros tuvimos un momento de crisis muy profunda que nos  llevó a reflexiones de fondo y fuimos capaces de ver errores como no saber leer  bien lo que estaba aconteciendo en este momento en las sociedades y tener una  alternativa clara, una alternativa unida y una alternativa que está centrada en  los problemas de la gente. Además de ser un momento en que la ciudadanía  está pasándolo mal, porque estamos viviendo una crisis de precios con muchas  personas que están teniendo dificultades, tienen que ver en la política la solución  a sus problemas. Y tienen que ver que los responsables políticos están pensando  en cómo mejorar sus vidas, en cómo mejorar el país y no simplemente en esa  reyerta interna que a la mayoría de la ciudadanía le queda muy lejos y que lo único que hace es alejarla.
 
Después, también creo que en Galicia hay un espacio muy  importante para el nacionalismo. Pienso que más allá de los simplismos con los  que se ve nuestro país, hay un sentimiento de nación muy fuerte y tenemos que  trabajar para ser capaces de traducir ese sentimiento a la política. Esa es,  para mí, una de las cosas que más me preocupa y tiene que ver con si somos  capaces de que, cuando defendemos las políticas que defiende el BNG, la  ciudadanía vea que el nacionalismo es la defensa de la vivienda pública, de  derechos sociales, de una sociedad donde las mujeres podamos vivir sin miedo y  con igualdad, que vea la defensa de la innovación, la de un país que avanza. Eso  creo que es una clave relevante.
Hay dos hechos interesantes en este escenario y parece que  les afectan bastante. El primero es esa guerra que acaba de vivir la izquierda  federal española para conformar la coalición de Sumar. Y el otro es que algunos  de los activos políticos de su mismo espacio como Xosé Manuel Beiras o  Martiño Noriega han pedido el voto al Bloque. Y la propia Anova, una escisión  suya, decidió no concurrir a las elecciones. Es posible que la desafección del  electorado de ese espacio político (Anova, Podemos, EU, Sumar) desemboque en  un voto útil al BNG?
No creo mucho en el voto útil. Yo pienso que el voto tiene  que ser un voto de principios, de convicciones, porque, a veces, en el tema del  voto útil, lo que nos estamos es dejando manejar por encuestas, que en muchas  ocasiones lo que quieren es precisamente interferir en el voto. Evidentemente,  yo creo que el voto puede ser útil. El BNG es el mejor voto para mejorar la  vida de las personas, para que este país avance, para que tengamos mejores  servicios públicos, para que tengamos mejores comunicaciones, más empleo en  este país. Y ese es el corazón de la política que hace el BNG. Somos un espacio  aglutinador de muchas sensibilidades diferentes. Desde luego agradezco a todas  las personas que piden el voto al BNG, a todos los espacios políticos que  vuelven a ver que la referencia de la política transformadora es el BNG. Y yo  pienso que esto es un síntoma de lo que está aconteciendo en el país. Que  claramente el BNG emerge como la fuerza política que es alternativa frente al statu quo, frente al bipartidismo, frente a los de siempre. Somos la  esperanza para que Galicia sea un país mejor. Y yo pienso que esta es una  responsabilidad que asumimos desde la humildad, pero desde la ambición de país.
¿Tuvieron conversaciones con la dirección de Anova antes del  anuncio?
Es cierto que hubo conversas con ese espacio, son normales  en políticas, y evidentemente nosotros siempre tenemos la vocación de diálogo  con todo el mundo en este país, y mucho más con aquellos que quieren apoyar al  BNG en este momento.
Desde la ciudadanía quizás hay quien lo haya podido leer como una  reconciliación del nacionalismo gallego. ¿Usted lo vio así?
El BNG siempre tuvo una disposición de sumar en nuestro  entorno a todas las personas que llevan a Galicia en la cabeza y en el corazón y  vamos a continuar trabajando para ampliar ese espacio y para que seamos capaces  de consolidar una alternativa que ponga fin a estos 14 años de gobierno de la  derecha que nos está dejando un país peor. Una Galicia cada vez más pequeña.  Tenemos peores servicios públicos, una peor sanidad, tenemos una peor evolución  desde el punto de vista demográfico, tenemos una peor evolución de nuestra  industria... Es urgente frenar la sangría que se está produciendo en Galicia y  de la que es buena parte responsable el gobierno del Partido Popular que está  agotado, sin proyectos, sin impulso y que tiene sólo una meta, que es mantener  el poder por el poder. Acabamos de verlo en Ourense. El PP no tiene límites y,  desde luego, no le importa sacrificar la tercera ciudad de este país de nuevo,  única y exclusivamente por seguir manteniendo el poder caciquil de la Deputación  de Ourense. Es todo un retrato de cómo entiende el PP la política.
En principio, desaparece Baltar, ¿pero va a desaparecer el  baltarismo?
Creo que el problema es el caciquismo, que se perpetúa en el  Partido Popular y el uso perverso de las instituciones, en este caso, de la  Deputación de Ourense, que actúa como una herramienta al servicio de un partido  político enchufando gente, discriminando a los ayuntamientos en función de su  color político. Son prácticas antidemocráticas que están llevando  a Ourense a la desaparición. Porque una parte muy importante de la provincia de  Ourense está viviendo un proceso de desaparición paulatina, donde cada vez vive  menos gente y tiene menos actividad. Siempre digo que el problema no son las  personas, el problema es la concepción de la política. Y el PP tiene una  concepción de la política que es claramente una concepción en la que las  instituciones se ponen al servicio del partido. Estamos viéndolo en la política  estatal, esa manera de hacer oposición, donde deslegitiman las instituciones  cuando no gobiernan, deslegitiman los acuerdos con otras fuerzas políticas, pero después bien que pactan con Vox. Estamos viéndolo en la capital de Galicia  donde ya hablan de una moción de censura contra la primera alcaldesa de su historia.
Ya que habla de Goretti Sanmartín. Está usted como candidata  la Xunta, la eurodiputada del BNG, Ana Miranda, y ahora también la alcaldesa  capitalina. Está Galicia viviendo una nueva onda de liderazgos femeninos?
En el Bloque hay algo que tal vez no se había visto con la  fortaleza suficiente, pero que ahora emerge con estos liderazgos femeninos.  Tuvimos a muchas mujeres antes de nosotras trabajando mucho para que el  feminismo realmente fuera un principio que se asumiera por el conjunto de la  organización. Creo que fuimos la primera organización del Estado español  que se definió como feminista en los años noventa. En aquel momento, no estaba  tan bien visto como hoy definirse como feminista y gracias a todo ese trabajo  de generaciones anteriores, hoy hay mujeres que ocupan puestos de  responsabilidad con liderazgos muy sólidos dentro de la organización y que  también están conectando con ese malestar que venimos expresando las mujeres en  las calles de forma masiva en el 8M. No queremos estar en la segunda línea,  queremos estar en primera línea no por nosotras, sino por todas. Porque estar  ahí es la garantía de políticas feministas, de políticas a favor de las  mujeres, de que no vamos a permitir que la agenda feminista se secundarice. Yo  creo que justo en este momento es más importante que nunca mantener la agenda de  igualdad con fuerza. La verdad es que me causa un cierto estupor escuchar  algunas declaraciones que cuestionan que las mujeres queramos ir demasiado rápido  y que esto incomoda los varones. Lo que nos debe incomodar es el machismo.
 
¿Cómo vivió desde el feminismo gallego que la ministra de  Igualdad, Irene Montero, se haya quedado fuera de esta nueva coalición?
No conozco cómo fueron los detalles de ese proceso  interno en Sumar. Tampoco me gusta hacer valoraciones sobre hechos que  sólo conozco en base a declaraciones de la prensa. Son procesos internos de  otras organizaciones en los que prefiero no entrar.
¿Cuáles van a ser las claves de la campaña del Bloque de cara a las elecciones generales del 23J
Parece que la campaña va a entrar en una política de bloques  en lo que todo se reduzca al bloque de Sánchez y al bloque de Feijóo. Nosotros  no estamos en ninguno de estos bloques. Nosotros estamos en el bloque de Galicia, que quiere colocar el acento en cuánto se está jugando este país en estas  elecciones. Nos jugamos muchas infraestructuras, una parte de la modernización  de nuestra economía por medio de inversiones del Estado. Nos jugamos un  ferrocarril del siglo XXI, nos jugamos el modelo de desarrollo energético de  Galicia. Porque lo que no podemos permitir es que, bajo la excusa de la  necesidad de una transición energética a la que decimos que sí, se repita un  modelo que es absolutamente letal para nuestro país. Un modelo donde claramente  mandan las eléctricas y se quiere destruir una parte importante de nuestro  territorio sin medir cuáles son las consecuencias ambientales de esa  transición. Pero también creemos que es importante decir que nosotros también  vamos a ser una barrera frente a la derecha y a la extrema derecha. Porque  claramente nosotros creemos que lo que tenemos que hacer es avanzar en derechos y  libertades y no retroceder como nos propone ese dúo PP-Vox, que cada vez se  parecen más.
“Somos un espacio aglutinador de muchas sensibilidades diferentes. Agradezco a todas las personas que pidieron el voto al BNG y que vuelven a vernos como la referencia de la política transformadora”
Intuyo que el despliegue de la eólica marina puede ser un  eje de la campaña del BNG.
Lo que está claro está es que no es una cuestión electoral, sino  de país. No vamos a aceptar que se pase por encima de un sector tan importante  como la pesca ni que se destruya una parte de nuestros ecosistemas marinos sin  garantías. Que vamos a poner encima de la mesa la retirada de los Planes de  Ordenación del Espacio Marítimo es obvio porque además lo están pidiendo de  manera mayoritaria los sectores afectados. Hay que ir hacia un modelo de  transición energética justa y no ponerle la etiqueta de 'verde' al expolio de  siempre.
“Pediremos la retirada de los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo”
Sea cual sea el resultado, para que haya un Gobierno de  coalición progresista le tocará entenderse con Yolanda Díaz, con la que  compartió cuatros años en este Parlamento. ¿Ve eso posible? ¿Cómo es la relación  que tiene con Díaz?
Vamos a tener que ser capaces de entendernos muchas fuerzas  políticas estatales. Se llamen PSOE o se llamen Podemos, ahora Sumar. Pero tiene  que ser una relación de igualdad, no de subordinación. En esta legislatura  teníamos un acuerdo de investidura con Pedro Sánchez, pero en ningún caso era  un acuerdo de legislatura. Tanto es así que, cuando pensamos que se invertía  poco en nuestro país o cuando había un incumplimiento con la ciudadanía como con  la Reforma Laboral o la Ley Mordaza, nosotros defendimos nuestras posiciones.  Creo que es importante para que la gente no se decepcione con la política. Hoy  hay un sector progresista del electorado que tiene esa desafección porque ve  que se dice una cosa en campaña y luego cuando se gobierna se hace otra. A veces  no puedes hacerlo, pero hay que explicarlo bien. Hubo momentos en la  legislatura en los que se pudo ir más allá y el Gobierno no quiso.
 
Ustedes fueron especialmente beligerantes con la reforma laboral.
Hicimos lo que decía nuestro programa y muchos de los  programas de los partidos políticos que sumamos el bloque de la investidura.  Lamentablemente, hoy sigue siendo igual de barato despedir trabajadores y  trabajadoras que con el Partido Popular en el Gobierno. O los salarios de  tramitación que tampoco se recuperaron porque el PSOE y Unidas Podemos no  quisieron caminar en esa dirección.
Le voy a leer una pequeña lista de medidas que se aprobaron  esta legislatura en el Estado español. Subida de las pensiones un 8,5%, la  excepción ibérica y la bajada del precio de la energía, o el descuento de 20  céntimos por litro en el combustible. Estas propuestas tienen en común el voto  en contra o la abstención del BNG. No sé si es un mensaje de entendimiento.
No es cierto. Nosotros apoyamos el primer decreto de medidas  del Gobierno donde estaban muchas de estas acciones. Hay una lista circulando  por ahí que tiene muchos bulos sobre nuestras votaciones. Nosotros llegamos  incluso a acuerdos con el Gobierno en estas medidas que luego incumplió. Veo  que en esta campaña están soltándose bulos sobre cuál fue la posición del BNG.  La mejor manera de defender la política no es con bulos, sino con realidades. A  veces, una fuerza política puede abstenerse en la votación de un decreto porque  son decretos muy amplios, pero eso no quiere decir que estemos en contra de  algunas de las medidas de esos decretos. Creo que es un ejercicio de  responsabilidad no caer en los bulos de la derecha y es muy triste que haya  izquierda que quiera replicar esa estrategia. Nosotros en las pensiones  creíamos que era un momento de recuperar la jubilación a los 65 años o elevar  las mínimas al SMI. En Galicia tenemos las segundas pensiones más bajas del  Estado. Con 600 euros es muy difícil conseguir vivir dignamente.
[En los enlaces anteriores se puede comprobar como el BNG se  abstuvo o votó en contra de todas las medidas citadas excepto en el descuento  del combustible, error de esta redacción].
Si ese Gobierno de coalición no se revalida y la derecha gana  las elecciones, el potencial presidente del Estado puede ser Alberto Núñez  Feijóo, con quien sí compartió muchos años de parlamentarismo gallego. ¿Cuáles  de las manchas del currículo de Feijóo en Galicia diría usted que pueden servir  para poner sobre aviso al resto de los y de las votantes del Estado?
Veo que Feijóo fue muy hábil a la hora de construir una  imagen justamente contraria a lo que es de verdad. Ni es moderado ni es buen  gestor. Triplicó la deuda pública de este país mientras deterioraba la sanidad  pública y la educación. Cerró un 10% de los centros educativos de Galicia. Hoy,  tenemos una sanidad con listas de espera de hasta 15 días para que te pueda ver  una médica de cabecera. El 64% de los ayuntamientos de este país no tienen  servicio de pediatría: esto es, miles de niños y niñas sin médico. O podemos  ver como fue un presidente letal para la economía de Galicia. Hoy tenemos un  PIB en el que el peso de la industria es cada vez menor y vemos una precariedad  en la vida laboral de los jóvenes. Algunas de las primeras medidas que  tomó cuando llegó a la Xunta son un espejo real de su fondo político e  ideológico. La primera ley que aprobó Feijóo fue el blindaje de la financiación  de las asociaciones antiabortistas. En su presidencia, redujo las ayudas a las  víctimas de violencia machista. Esa es su carta de presentación.
En ese declive de la industria del que habla, estamos  viviendo fuertes protestas del metal en la provincia de Pontevedra. ¿Cuál cree  que es el peso y la influencia política que puede tener que el sindicalismo  nacionalista de clase de la CIG esté tan reforzado en la mayor parte de los  sectores?
Yo creo que que la principal central sindical de Galicia sea  la CIG habla de cómo el nacionalismo tiene un enraizamiento muy fuerte en el  país. Creo que es una herramienta muy importante a la hora de conseguir mejoras  nos derechos de las trabajadoras y de los trabajadores.
¿Cuál sería un resultado bueno y real para el Bloque en este  23J?
Nosotros vamos a por todas y no nos ponemos techo ni  límite. Tenemos que cambiar el guion del centralismo para que Galicia tenga un  peso real en el Estado. La manera de hacerlo es teniendo un grupo gallego fuerte  que sea capaz de negocia a favor de los intereses del país. Nosotros escuchamos a mucha gente, con independencia de a quien vote, que mira con envidia como  vascos y catalanes consiguen mejoras para sus naciones. Yo siempre digo que no  es porque sean más listos ni porque tengan una mejor estrategia política. Es  porque usan el poder de la gente para que haya grupos nacionalistas fuertes en  el Congreso. Esa es la deuda que tiene Galicia consigo misma. En este 23 de  julio tenemos la oportunidad de hacer algo importante. Podemos cambiar ese  guion de discriminación y agravio contra Galicia.
 
¿Cree que en el resto del Estado español se entiende la sensibilidad galeguista?
Uno de los grandes problemas del Estado español es que no asume la realidad plurinacional. Les cuesta entender que hay realidades nacionales diferentes en el Estado. Que tenemos cultura e historia diferentes. No lo tienen que ver como una agresión. Es como si viéramos como agresión un río o una montaña. La identidad nacional de Galicia es parte de la realidad en la que vivimos. Además, cuando vemos los debates que se dan con esa visión centralista y madrileña, la sensación que tiene mucha gente es que todo tiene que pasar por Madrid. Que el kilómetro cero es el kilómetro cero para todo. No se acepta la diversidad y tampoco la lingüística. Yo no hablo gallego para fastidiar a nadie. Lo hablo porque es la lengua de mi país. Creo que tenemos que hacer más pedagogía también en la izquierda española con la multiculturalidad. En la historia reciente del Estado español, vemos como los soberanismos han jugado en favor de la democracia, de los derechos y de la libertad. Son la piedra angular para que se puedan producir transformaciones positivas para la mayoría social.
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