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Educación Primaria
Pablo Santaella: “El mensaje que traslado a mi alumnado es que sean felices, hagan lo que hagan”
Todo maestro de vocación sabe que una de las bases de la enseñanza se asienta en el diálogo. Las personas humanas (aunque el significado de lo uno vaya implícito en lo otro, nunca está de más señalarlo) no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción y la reflexión, tal y como sostenía Paulo Freire en su Pedagogía del oprimido.
Esta pequeña historia de pedagogía y crítica nace del intercambio de pareceres en un aula, y como tantas otras que suceden todos los días, nace del diálogo: “Todo viene a raíz de un conflicto en clase. Siempre tengo que ir a recoger al alumnado a su aula para llevármelo a las pistas. Cuando llego me encuentro que un alumno tiene un problema, me lo cuenta, y entro en el aula. La circunstancia deriva en una conversación con los chicos y chicas sobre usar términos como ‘maricón’ o ‘gay’ como insulto. Les digo que no se confundan, que esas palabras no son insultos. De ahí, pasamos a hablar sobre la vestimenta, del color rosa... Les cuento que a mi hijo le gusta el color rosa y eso no quiere decir nada y, después, me preguntan ‘¿Y si tu hijo quisiera llevar falda?’”, El primer acto de este relato termina con una pregunta. La narración es de uno de sus protagonistas, el maestro de Educación Física, Pablo Santaella, natural de Maracena (Granada) pero con destino en Vera (Almería).
El clímax del primer acto, realmente no acaba ahí, continúa Santaella en su relato: “¿Y si tu hijo quiere llevar falda?, me preguntaron. A lo que yo les respondí que hablaría con él y le explicaría las posibles circunstancias que se podría encontrar, y si su deseo es ponerse falda y le hace feliz, que se la ponga, y seguidamente, me preguntan ‘¿Tú te la pondrías?’ A lo que les respondí que, si yo quería ponérmela, me la pondría, y no porque me la tenga que poner. Empezaron a reírse, a murmurar y dos días después aparecí en falda en el colegio”.
¿Y si tu hijo quiere llevar falda?
El día que Pablo Santaella decidió ponerse falda llegó al colegio “veinte o veinticinco” minutos antes al colegio porque le “gusta ir con tiempo para pararse a hablar” por si se encuentra con alguien de camino al centro. “Llegué al almacén, me puse mi falda, cogí mi bolsa de balones y crucé la pista del colegio, que es inmensa y claro, padres, madres y alumnado se asomaban. Yo, mi saco de balones y mi falda fuimos hacia delante. Algunos se pararon a preguntar si tenía pensado bailar porque el día de Andalucía monté un escenario para una coreografía”.
No me puse una falda solo para repensar los estereotipos
Fin del segundo acto. El tercer acto comienza con Pablo Santaella y varios titulares de medios de comunicación. Algunos reducen a la mínima expresión los hechos, como todo buen titular tiene que ser un ejercicio de síntesis que llame la atención del lector, pero Santaella cuenta: “El mensaje va más allá, no me puse una falda solo para repensar los estereotipos, he visto muchos titulares así: ‘Maestro de Educación Física aparece con falda para romper con estereotipos y prejuicios’. Y claro, esa es una parte, pero el mensaje principal que yo quiero trasladar a mi alumnado es que sean felices, sea lo que sea lo que hagan: ponerse el pelo de punta o rojo, apuntarse a atletismo o croché; que lo hagan porque sea lo que les hace felices”.
“También les expliqué que en esta vida van a encontrar gente que lo va a criticar absolutamente todo, hagas lo que hagas, incluso si es la mejor de las intenciones. Igual que me puse la falda para dar ejemplo, a mi alumnado les puse los comentarios que recibí en una red social, los buenos y los malos. Y me preguntaron: ‘Profe ¿cómo te sientes con esos comentarios?’ A lo que les señalé que son comentarios, lo cual no significa que si un día me quiera volver a poner falda vaya a dejar de hacerlo. Siempre va a haber gente que lo critique y no lo comparta”.
Hasta aquí el relato de los hechos contado por sus protagonistas. Brotó del diálogo, entre un maestro y su alumnado. Pero toda buena narración que por tiempo y lugar se puede extender, completa su mensaje si profundiza en sus personajes: “Desde pequeño siempre me ha interesado la docencia, como todo niño quise ser futbolista y me quedé en el camino. Tenía claro que quería estudiar magisterio, pero cuando terminé la carrera empecé a trabajar de monitor. Me formé como monitor de piscina, de natación terapéutica para bebés y como socorrista; al tiempo, decidí cambiar la dinámica y me fui a Suiza, a aprender a alemán. Iba para un año y me quedé cinco, conocí a mi mujer, tuve un hijo y decidí presentarme a las oposiciones de primaria.”, afirma Santaella.
“Un maestro tiene que calar en su alumnado, tienen que querer tener clase con él”
“¿Cuáles son las características que tiene que tener un buen maestro? Eso es muy relativo. Pienso que tiene que calar en su alumnado, que ellos quieran tener clase con él. Te puedo decir muchos nombres de maestros de primaria, profesores de secundaria, de Universidad, de esos de los que te acuerdas por mucho que pase el tiempo. Esos son aquellos a los que verdaderamente les llamas maestros. Un maestro no es tanto un héroe para su alumnado, pero sí un referente, al igual o en línea paralela con su familia”, explica Santaella.
Esta historia ha tocado a su fin, una más de las que se dan y se darán dentro de la escuela pública, en las aulas y en el sistema educativo. Y hablando de escuela pública y sistema educativo:
“La educación pública es eficaz, pero muchas veces no se le da la visibilidad que hay que darle. Todo docente tiene mucho en cuenta la educación en valores; yo, en educación física, lo trabajo mucho con el compañerismo y con el cooperativismo. Intento enseñarles a perder y ganar, porque también hay que enseñar a ganar. Cuando se gana se siente uno eufórico, pero hay que tener respeto al rival y siempre intento que ellos piensen, que tengan pensamiento crítico”.
Aunque la gente se piense que nos limitamos a ir a clase y ya está, estamos en un continuo proceso de formación
“Nuestro sistema educativo no está dando respuesta a algunas cosas que se necesitan, y me voy a meter en un aspecto que no he querido tocar. Estamos en esa confrontación de que no hay un pacto educativo; que se dejen cada cierta cantidad de años de hacer una reforma nueva por el tú más y el yo más. Los docentes nos seguimos formando. Aunque la gente se piense que nos limitamos a ir a clase y ya está, estamos en un continuo proceso de formación. ¿Cuánta gente se ha tenido que actualizar en la pandemia?”, acaba su diálogo Pablo Santaella, que también se ha sumado al carro de las redes sociales y ha creado en Instagram la cuenta laefmola.
“La existencia, en tanto humana, no puede ser muda, silenciosa”, a juicio de Freire.
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Muy inclusivo sí declarar "como todo niño quise ser futbolista" 😭
Ah y en pandemia, quien no se ha reciclado? ?