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Si algo aprendimos de las vanguardias contemporáneas, y del arte como rito y performance incardinado en la vida, es que el propio proceso es la obra. ¿Y si antes de que nos asalten la euforia o la melancolía tras el 1-O y el 155 entendemos el procés catalán bajo esta categoría?
Lo importante no será entonces el resultado, sino el propio procés: el aprendizaje de procés, la experiencia del procés, la política como procés. Y en esas estamos; después del 15M, el procés catalán como onda expansiva de una explosión social que, crisis económica mediante, aspira al derrumbe del Régimen de 1978.
Y en Nafarroa ¿en que nos afecta el procés?, ¿qué lección podemos extraer?, ¿se quedará todo en un amago de solidaridad democrática? Puede que sea en la Comunidad Foral donde, secretamente, el procés tenga mayor relevancia —más allá de su relación con el conflicto vasco—. ya que en Navarra su (pseudo) estatuto —el Amejoramiento del Fuero— no fue votado por la ciudadanía. Nafarroa ha pasado de reino independiente a autonomía, sin verdadera transición, en un ensoñamiento foralista sin origen ni sentido como sujeto político. Por ello, abogar por el derecho a decidir, no es replicar la demanda catalana, sino señalar una urgencia propia, aplazada por la realpolitik de las elites navarras, abertzales o no, acomodadas al ritmo del cambio tranquilo. Aquí, el derecho a decidir no es un ejercicio de nostalgia medieval, sino una inpugnación directa de esa Constitución del 78 que con su Convenio y su Transitoria cuarta nos ha convertido en una antigualla antidemocrática, de la que no debiéramos estar orgullosas.
Cuando vemos a la sociedad catalana agitarse detrás de la estelada, la senyera o la rojigualda, no debemos distraernos sino entender, justamente, lo importante del procés-como-procés. Lo verdaderamente singular del momento es el gigantesco proceso de desobediencia civil y acción directa noviolenta que se ha puesto en marcha. La recientemente contrastada funcionalidad del repertorio antimilitarista en la sociedad del espectáculo digital anima a extender sus lógicas para abrir procesos profundos de cambios sociales (más democracia), económicos (más reparto de la riqueza) y políticos (más libertad), que afecten al conjunto del Estado y a cada uno de sus territorios.
No debemos jugar a aprendices de bruja sobre el futuro de Catalunya —se hace camino al andar—, tan solo apoyar el procés en tanto que puede abrir ese proceso destituyente/constituyente de largo alcance y no una reconfiguración (aquí o allá) del status quo. Y frente al estado de excepción y la cárcel, debemos sostener el aliento de las plazas, y el apoyo a la gente de abajo que aprovecha la coyuntura para empoderarse pacíficamente. Entre tanto, hasta que desde Nafarroa no seamos capaces de alentar ese genuino proceso, practiquemos y aprendamos arte procesual, escuela catalana: ¡Larga vida al procés popular!
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Está bien que queráis hablar de Navarra como un hecho excepcional porque sois la edición de Navarra, pero la tesis es falaz. Navarra no ha sido la única, en el País Valenciano (además con un proceso bastante más turbio) o en Castilla y León también pasó lo mismo. Un poco de rigor.
Gracias por la corrección, hemos reformulado la frase. Un saludo
Se repite con frecuencia, es todo un mito político en Navarra, pero por mucho que se repita no se convertirá en verdad y solo denota el desconocimiento de la materia de quienes lo repiten. "Navarra es todavía una anomalía política, la única comunidad cuyo (pseudo) estatuto —el Amejoramiento del Fuero— no fue votado por la ciudadanía". De los diecisiete estatutos de autonomía solo cuatro fueron sometidos a referéndum, los trece restantes no fueron votados por la ciudadanía. La Constitución solo exigía referéndum para las comunidades del art. 151, de acceso rápido a la autonomía (que fueron País Vasco, Cataluña, Galicia y Andalucía). Para las demás las Cortes aprobaron por ley orgánica el estatuto sin consulta directa a la ciudadanía. ¿Que hubiera sido mejor un referéndum en todos los casos? Sí, sin duda. Pero hay que informarse mejor antes de hablar.
Gracias por la corrección Miguel, ya hemos introducido el cambio. Un saludo!