We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Diccionario de la Posverdad
Aporía de la posverdad
Según la paradoja de Aquiles y la tortuga, en una carrera, el corredor más rápido (Aquiles) nunca podrá adelantar al más lento (la tortuga) porque el primero debe alcanzar siempre antes el punto donde comenzó la segunda, y así sucesivamente. Habiéndole concedido a la tortuga una ventaja de salida, Aquiles solo podrá llegar al lugar donde estaba el animal, que siempre llevará ventaja.
Esta es la conclusión más famosa a la que llegó Zenón de Elea (V a. C.) en sus paradojas sobre los conceptos de movimiento, multiplicidad y universo. Otra es que para que un objeto esté en movimiento, debe cambiar la posición que ocupa en el espacio. Por ejemplo, una flecha en vuelo: a cada instante de tiempo (sin duración), la flecha no se mueve de donde está ni hacia donde no está. Por tanto, si todo está inmóvil en cada instante, y el tiempo se compone de instantes sucesivos, entonces el movimiento es imposible. Siguiendo esta lógica, la idea de movimiento queda reducida al absurdo.
La aporía es un razonamiento impracticable, un problema sin salida o casi imposible de transitar
Estos son dos ejemplos de aporía, lo que Aristóteles definió como “igualdad de razonamientos contrarios” (Tópicos, VI, 145b17-20). Esta palabra da un nombre a la dificultad racional o semántica que surge en una proposición que, tras haberse afirmado a sí misma, se contradice. “En efecto, cuando, razonando en los dos sentidos, todas las razones nos parecen iguales de un lado y del otro, nos hallamos en la incertidumbre sobre qué acción hay que emprender” (Ídem).
Razonamiento impracticable
Etimológicamente, aporía significa “sin camino” en griego: la partícula privativa “a”, seguida de πόρος (pasaje). Aporía es un razonamiento impracticable, un problema sin salida o casi imposible de transitar; así, se refiere a algo difícil de entender por existir una contradicción en el objeto mismo o en el concepto de él. Encontramos un ejemplo en el mundo subatómico: es tan demostrable que existen unas partículas últimas (tesis) como que la materia es infinitamente divisible (antítesis). Además, esta inviabilidad lógica, cercana a la antinomia kantiana, suele ser de naturaleza especulativa.
Por ejemplo, “la verdad ya no existe” es el enunciado contenido en la idea de ‘posverdad’ que plantea así esta posibilidad mientras parece anunciar como una novedad la “distorsión emocional de los hechos”, sentido con que se popularizó el término en 2016. Dado que la emoción, la manipulación del lenguaje y cierto nivel de falsedad son parte esencial de cualquier dispositivo retórico en cualquier época, no habría novedad alguna en dicho planteamiento.
La aporía posverdadera es una falsa aporía que permite bloquear el pensamiento necesario para comprobar las implicaciones reales del fenómeno en la actualidad
Así, la aporía posverdadera consistiría aquí en la contradicción que habría en utilizar un neologismo para designar algo antiguo que, al mismo tiempo, afirma una novedad histórica. Pero esta conclusión parte de una consideración parcial del concepto de ‘posverdad’, limitada a su significado literal; se trataría, por tanto, de una falsa aporía que, de esta forma, permitiría precisamente bloquear el pensamiento necesario para comprobar las implicaciones reales del fenómeno en la actualidad, hasta su nivel más filosófico.
Relacionadas
Opinión
Opinión Oasis en directo y la melancolía
Opinión
Opinión Razones para leer a Fredric Jameson
Filosofía
Transmodernidad El último Dussel y el futuro de la Historia
La era de la Postverdad se crea en el mundo académico, universitario, de las humanidades. Surge por impulso del Postmodernismo: no hay sistema, no hay teorías más verdaderas que otras; todas valen lo mismo. La ciencia de Europa no es más verdad que la teoría Inca del Universo. Y así llegamos a donde estamos hoy: al neoliberalismo populista de los Trump, Bolsonaro y tanto capitalista depredador del medioambiente. El cambio climático no es verdad. Los Postmodernistas intelectuales deberían avergonzarse de haber impuesto la Postverdad, de haberla filtrado desde sus cátedras al mundo político. Hoy tiene otro hijo en el Wokismo, en la Teoría Social de la Justicia. Por eso grita Steven Pinker: «Ilustración ya!».