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Coronavirus
Trabajadoras afectadas por la vacuna se alían con los sindicatos buscando el reconocimiento de su patología
Yolanda A.L. lleva coleccionando síntomas desde el 27 de marzo de 2021, día que se vacunó contra el covid con una dosis de Astrazeneca. Es profesora de Infantil por lo que entró en uno de los primeros turnos, el de las trabajadoras esenciales. Desde ese día, y en cascada, han aparecido taquicardias, disnea, fatiga, mareos, incapacidad motórica, parestesias… Algunos médicos en sus diagnósticos apuntan a un posible covid persistente tras la administración de la vacuna. Otros califican su cuadro de pura “sugestión” y la han llegado a mandar antidepresivos.
Después de muchas visitas a urgencias, el 13 de abril le dieron la baja laboral. Una baja que se ha prolongado hasta mayo de este año. Transcurrido el tope máximo que establece la legislación para revisar las Incapacidades Temporales, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) la dio de alta automáticamente. Dice que recibió un mensaje de texto. Nunca la valoraron. “Manifiesté la disconformidad con el dictamen y me la denegaron con otro mensaje de texto”, se queja. El día 2 de junio se reincorporó, al principio de manera suave, realizando tareas llevaderas. “El 27 de junio empieza la escuela de verano y ahí sí me asignaron un grupo de niños de 2 a 3 años. Aguanté tres días. Mi médica de cabecera me volvió a dar la baja”, relata Yolanda mientras añade que está vez la inspección del INSS ha revisado su caso, la citaron y han ampliado seis meses más su baja. Después de esto, el futuro es incierto. “O me dan una incapacidad permanente o me despiden. Soy interina. El mantener la plaza ahora mismo es difícil, no podría prepararme un examen. Hay días que me cuesta tres horas salir de casa”, relata.
Vacunas
Efectos secundarios Afectadas por la vacuna contra el covid-19: “Solo pedimos que se investiguen nuestros casos”
Yolanda A.L. no está sola. Forma parte de la Asociación de Trabajadores Esenciales Afectados por la Vacuna de Astrazeneca (ATEVA). Un colectivo que empezó a caminar poco a poco y sin muchos focos hasta que el 28 de febrero de 2022, su presidente, Pedro García, compareció en el Congreso. Empezaron siendo siete, hoy son 80. Entre ellos hay cuidadoras a domicilio, sanitarias, trabajadoras sociosanitarias o profesoras. También personal de instituciones penitenciarias, miembros de las fuerzas de seguridad del Estado, bomberos o farmacéuticos. La mayoría son mujeres y todas arrastran síntomas desde marzo de 2021. Algunas han llegado a desarrollar el síndrome de trombosis, una de las enfermedades que la Agencia Europea del Medicamento reconoció asociadas a esta vacuna y uno de los motivos por los que se dejó de suministrar. Eso sí, aseguraban que este efecto aparecía de forma rara. El 15 de marzo de 2021 España hizo un paréntesis en su administración. El 8 de abril se suspendía definitivamente entre menores de 60. El 19 de junio Sanidad decidió no recibir ni distribuir más dosis de este fármaco.
“Estoy convencida de que hay mucha gente que está afectada y lo está capeando individualmente”
Los afectados y afectadas aseguran que no son antivacunas “prueba de ello es que estamos aquí porque nos hemos vacunado”. Tampoco se reconocen como negacionistas. Pero hoy se sienten silenciados y les cuesta levantar la voz. “Estoy convencida de que hay mucha gente que está afectada y lo está capeando individualmente”, asegura María José E., del equipo de comunicación de ATEAVA.
Contingencia laboral
El pasado 28 de abril, día de la Salud Laboral, aprovecharon para contactar con los sindicatos de sus sectores. Hoy han conseguido el apoyo de una decena, entre los que se encuentran UGT, CCOO Enseñanza, CSIF o la Confederación Intersindical. El 8 de junio hicieron una jornada en conjunto. Las afectadas quieren conseguir el reconocimiento de su patología como contingencia laboral, “es decir, bien como accidente laboral o como enfermedad profesional”. “A nosotros nos vacunaron por el hecho de ser trabajadores esenciales. Nosotros estamos enfermos por trabajar en lo que trabajamos”, expresa María José E.
“Queremos hacer fuerza para que se reconozcan nuestra enfermedad y que de ellos se deriven las adaptaciones que se requieran en los puestos de trabajo”
El objetivo último: “queremos hacer fuerza para que se reconozcan nuestra enfermedad y que de ellos se deriven las adaptaciones que se requieran en los puestos de trabajo. Una vez que se reconozca nuestra enfermedad todo lo demás va a venir detrás”, cuenta esta integrante de ATEAVA. Las afectadas, la mayoría entre los 40 y 50 años, no quieren una incapacidad permanente que supone una merma en su poder adquisitivo. Piden adaptaciones en sus puestos y para ello es esencial un diagnóstico.
A la búsqueda de un diagnóstico
Según el último Informe de Farmacovigilancia sobre vacunas covid-19 de la Agencia Española del Medicamento, de mayo de 2022, se han vacunado 41 millones de personas y se han registrado un total de 70.965 notificaciones de acontecimientos adversos. El 67% han sido comunicadas por profesionales sanitarios. La mayoría de las notificaciones corresponden a mujeres, un 73%. 12.960 fueron considerados efectos graves.
Coronavirus
Pandemia Mujeres y covid persistente: las olvidadas de la pandemia
Entre los diagnósticos de las personas afectadas, predominan los síntomas similares a cuadros de covid persistente o Long Covid. En España, el Centro de Investigación y Difusión del covid persistente, CIR Long Covid, está inmerso en un ensayo clínico al respecto. El médico Francisco Mera Cordero, su presidente, relataba a El Salto efectos en común como astenia, niebla mental, dificultad para respirar, poca tolerancia al ejercicio, síntomas dermatológicos, neurológicos, dolor u hormigueos. Mera asegura que, si bien es necesario investigar el desencadenante, todo cuadra con una respuesta inmunitaria disfuncional, mediada por la proteína S, la proteína de la espícula, situada en la cubierta del virus.
Esta es la proteína que se inocula en el cuerpo con la vacuna, bien mediante fragmentos de ARN mensajero (Pfizer y Moderna) o bien mediante un vector viral atenuado (Astrazeneca y Janssen). Después de la vacunación, las células comienzan a producir las partes de la proteína de la espícula. Esto hace que el organismo produzca anticuerpos y, en estos pacientes, lo haría de manera descontrolada. “A veces la respuesta inmunitaria no es apropiada y muy probablemente inducirá una hiperestimulación con autoinmunidad cruzada”, asegura Mera. Esto puede ocasionar que los anticuerpos ataquen a células sanas del cuerpo y se desencadena lo que se conoce como reacción autoinmune.
Perjucios y discriminaciones
María José E., que forma parte de este ensayo clínico del doctor Mera, arrastra un dolor de cabeza constante y según avanza el día más incapacitante desde que se puso la primera dosis de Astrazeneca. “Dentro de lo malo yo he tenido suerte, he tenido una afectación mínima”, explica mientras añade que, por su afección no ha querido ponerse la segunda dosis, lo que lleva unido una serie de perjuicios. “Yo he sufrido discriminación por no poder acceder alnpasaporte covid. He tenido restringido el acceso a un montón de sitios. Trabajo en intervención sociocomunitaria y soy profesora de formación profesional. Mi alumnado hace las prácticas en centros sociosanitarios y no he podido acceder. No pude entrar a la cafetería de mi centro, si quería una botella de agua me la tenían que comprar mis compañeros. Ahora no puede viajar al extranjero”, se queja.
“Hay quien te cree y hay quien no. Yo he roto vínculos con amistades de toda la vida. Algunas pueden pensar que has perdido la cabeza, que te has obsesionado. Otras que le estás echando morro”
Habla también de soledad y de incomprensión. Apreciación que comparte Yolanda. “Hay quien te cree y hay quien no. Yo he roto vínculos con amistades de toda la vida. Hay personas que no te terminan de creer. Algunas pueden pensar que has perdido la cabeza, que te has obsesionado. Otras que le estás echando morro”. Igual que cuesta obtener un diagnóstico definitivo por escrito. “De palabra médicos me han dicho que, tras la vacuna, están viendo algunos casos así. Pero no se atreven a poner sobre el papel la causa todavía”, expresa esta afectada que espera que la situación, con el tiempo, cambie.
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Comparto las palabras del compañero totalmente.
El lenguaje es un principio ordenatorio. Y de eso sabe mucho el feminismo y algunas personas que escriben en este medio. De manera que, en todo este asunto de la crisis inducida que han llamado "de la covid", dejemos ya de utilizar términos que, a golpe de martillo, se acaban convirtiendo en realidades. Seamos coherentes. No se puede ser feminista un poquito, ni ecologista un poquito, ni de izquierdas un poquito, como no se puede ser crítico con las intenciones del capital un poquito: no pueden ser malos el FMI, el BCE, los bancos centrales, las grandes multinacionales..., y creer a la vez que las farmacéuticas han venido con el asunto este a solucionarnos la vida porque sí. Comemos, bebemos y respiramos basura, y, curiosamente, los mismos que lo permiten y se enriquecen con ello son los que vienen a salvarnos con un tratamiento experimental y voluntario. Claro que no. Hablemos claro: una pcr no es un método de diagnóstico válido, la tecnología arnm no es una vacuna, una enferma tiene síntomas y si no los tiene no está enferma, el término "asintomático" es una falsedad, el uso generalizado de una mascarilla entre personas sanas en todo tiempo y lugar no previene de la propagación de ningún virus, la forma de transmisión de esta supuesta enfermedad no ha sido descrita aún... y así un sinfín de mentiras que han desactivado a las clases trabajadoras durante los últimos dos años con el fin de someterlas al modo de hacer del gran capital y sus estados siervos ante una situación de escasez y cambio de paradigma sin precedentes por diversas causas que aquí analizáis siempre muy bien. Estas y otras muchas mentiras se han convertido en realidades a través del miedo inducido por los medios y su censura. Incluido este. Y, sin embargo, no hay ningún rigor científico detrás. En el artículo se utiliza aún el término "negacionista" como si significara algo. Poneos las pilas con este tipo de ofensivas a los pueblos porque vendrán más. Vivimos un capitalismo vigilante, tecnócrata, neofeudal y eugenésico. No se puede ser de izquierdas un poquito. El espíritu crítico es una forma de vida. No puede ser desactivado a golpe de shock mediático. Suerte.
El artículo está muy bien. La vacuna de Astrazeneca es una auténtica Astracanada. Conocemos gente de sectores esenciales que se negó a ser porculizada, está bien protestar a posteriori aunque siempre es mejor protestar a fortiori. Los porcentajes de efectos secundarios del fármaco de Astrazeneca son sólo la puntita del iceber, como la propia artículista retrata al escribir: “De palabra médicos me han dicho que, tras la vacuna, están viendo algunos casos así. Pero no se atreven a poner sobre el papel la causa todavía”.
JOAN RAMÓN LAPORTE ROSELLÓ, experto en farmacovigilancia lo aseguró en la comisión del Congreso: "Estas llamadas Vacunas, son un experimento ya que nunca se había usado de forma masiva la tecnología ARN mensajera". Y al ser una teconlogía nueva se llama experimento, salvo los tragacionistas que le llamaran "vacuna" a secas.