Opinión
Compra en el mercado

Cada uno tiene su obsesión en esta oscuridad que nos rodea ante el enemigo invisible. La mía fue la mascarilla.

Charla en el mercado collage
Marcos Crespo Arnold Charla en el mercado

Periodista y escritor

14 abr 2020 12:00

Desde muy temprano razoné: si los humanos transmiten el coronavirus a otros humanos por vías respiratorias, y si nadie puede saber si está infectado o no hasta que no presenta síntomas evidentes o es asintomático, no tenía sentido que, según se indicaba,  solo a los infectados detectados  (y faltaban test rápidos para detectarlos) se les proporcionara mascarillas protectoras. Esto razoné, mientras me preparaba para que, si tosía o estornudaba, lo hiciera expeliendo en el brazo doblado por el codo y mantuviera una distancia que variaba según el día y la hipocondría de  cada  uno.  Cuando acabamos todos confinados, el aislamiento funcionó como una mascarilla. No obstante, en los hospitales y en otros trabajos de servicios públicos fueron apareciendo las mascarillas y yo suponía que no todos deberían estar infectados. Una era mi amiga Jacinta, que daba un extraño aspecto, casi de insecto, detrás de las  verdes y frescas verduras.

-¿Pero hay que llevarla o no? ¿Se encuentra usted bien? - le pregunté precavido y preocupado.

-¿Yo? Como esta coliflor, a Dios gracias. Y si se refiere al chisme este, antes no había que llevarlo  y ahora sí. Y mañana pues todo el mundo, que el ministro Illa ha asegurado que  los expertos están haciendo estudios epidemiológicos  y se recomendarán cuando haya mascarillas  suficientes para  todos. Es más, el gobierno ha encargado a una cooperativa vasca 60 millones de mascarillas de uso higiénico con el objetivo de que España asegure su auto-abastecimiento y evitar así la extenuante dependencia de China. ¿O es que usted, periodista, no lee los periódicos ni ve la tele?

-¡Mujer! O sea, que no es que  no fueran necesarias sino que no se podía exigir lo que no se podía suministrar.

-Equirecuá. Pero lo  que yo digo es por qué producir mascarilla en una sola  fábrica, por qué no en dos o tres o en cinco y que haya para todos y hasta sobren por si esto repunta en octubre como dicen. En China, aún ya sin nuevo casos, todos los que salen en la tele la llevan, ¿o no es así? Y la Merkel  ha dicho que Europa se ha dado cuenta de lo importante que es la soberanía de producción. ¡A buena hora viene esa con mangas verdes!

- Pero, Jacinta,  el ministro Illa no ha dado el asunto como seguro, sino que las autoridades sanitarias podrían ordenar el uso generalizado de toda la población. Subrayo el condicional que a mí me pone una cara de estupor que tengo que esconderla para no asustar a mis nietos.

-¡Subraya! ¿Qué cree que está escribiendo una de sus pamplinas? ¿Y qué van a decir ahora, si llevan tiempo mareando la perdiz? Ya han empezado a exigirla a los que viajen en transportes públicos, metro, cercanías, a los que  se reincorporan a hacer  trabajos no esenciales, que una no sabe  qué necesidad hay de producir cosas no esenciales mientras los del campo, que damos de comer, no podemos cubrir los costes.  En fin,  lo harán poco a poco. Hoy recomiendan, mañana obligarán. Ya verá usted cuando salgamos de esta crisis sanitaria en la que nos van meter... Y a todo esto, ¿usted qué quiere: comprar algo o parlotear?

-¿Yo? ¿Sabe usted dónde las venden? 

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