Control social
Desalojan la rave de La Peza, una apuesta por el ocio rebelde

Hoy miércoles se desalojó la rave de La Peza, un pueblo de Granada, por la que han pasado hasta 5.000 personas durante seis días. Una propuesta de ocio que escuchar y debatir
Rave en La Peza
Imagen de la Rave en La Peza, Granada, previa al desalojo del miércoles 4 de enero. Foto cedida por Renata Rota.

Lo imposible ha sucedido en La Peza, un pequeño pueblo de 1.200 habitantes de la parte occidental de la comarca de Guadix, en la provincia de Granada. En los tiempos que corren, donde cualquier encuentro o acto celebrado en la vía pública necesita de su correspondiente permiso o licencia solicitado con antelación, un grupo de colectivos abrieron una rendija en esa tupida malla burocrática y organizaron de forma clandestina una fiesta libre, Free party o rave, como la quieras llamar, aunque la mayoría de medios de comunicación la definen como macrofiesta ilegal. Los colectivos, con soundsystems o equipos de música autónomos de la energía eléctrica, llevaban “alimentando” desde el 30 de diciembre un encuentro que ha llegado a congregar a más de 5.000 personas y que ha sido desalojado este miércoles, aunque la intención de los organizadores era mantener la música en marcha hasta el día de reyes. 

Esta no es una novedad en la provincia. Granada y sus bellísimos parajes han sido escenario durante décadas de este tipo de encuentros musicales y sociales. La Azucarera, el antiguo campamento militar de la Carretera de la Cabra, el pantano de Cubillas, las termas de Santa Fé. Lugares donde los colectivos que organizan el evento se desplazan con antelación para disponer de lo necesario: equipos de sonido, decoración y puntos de depósito y recogida de residuos. Después se emite una convocatoria limitada, aquí funciona el boca a boca, con las indicaciones, ya que muchas veces se emplazan en sitios recónditos de acceso no tan conocido. Este tipo de encuentros no siempre han sido multitudinarios, algunos han sido muy discretos, tanto que nadie se ha percatado de su existencia, y esto ha sido porque una de las máximas es dejar todo tal y como estaba, tratando de dejar la menor huella posible. Muchos de ellos no han podido mantener ese espíritu y el resultado ha dejado mucho que desear, es uno de los riesgos de una organización improvisada y de responsabilidad compartida. 

Del Festival del Dragón al Ozora o el Boom, el modelo rave es exitoso

La más famosa de las free party granadinas fue el Festival del Dragón, un encuentro musical que festejaba el 21 de marzo, Día de la Primavera y que comenzó a celebrarse a finales de los noventa en la ribera del río Guadalfeo, en la localidad de Tablones, junto a la capital de la Alpujarra, Órgiva. La fiesta del dragón era un encuentro que atraía a personas de toda Europa con una organización liderada por los residentes ingleses de la zona que contaban con mucha experiencia en este tipo de fiestas, comunes en Reino Unido. El Festival del Dragón llamó la atención mediática tanto local como nacional y sufrió un “acoso y derribo” que logró su cancelación después de que se impusieron cuantiosas multas tanto a las personas que lo organizaban como a las que cedieron sus terrenos para albergar los equipos de música y camiones. 

La rave de La Peza ha generado unas declaraciones atípicas y encantadoras por parte de algunos vecinos y vecinas de un pueblo que bien podría incluirse en la España Vaciada, donde no suele pasar mucho. Defienden que esta fiesta no les ha molestado en absoluto, es más, comprobaron por sí mismos que allí “sólo se bailaba” y en lugar de criminalizar la iniciativa, han llevado hasta la pista de baile a sus hijos; hay incluso quien se ha arrepentido de no haberse llegado. 

Esta fiesta de La Peza me ha recordado la necesidad de revisar nuestros modelos de ocio y diversión, de abrir la mente a otro tipo de fiestas, autogestionadas y en la naturaleza. Las raves se suelen asociar con drogas y descontrol pero lo cierto es que ambos factores se dan también en el ocio legal y aparentemente controlado de las discotecas, pubs y clubs. El modelo de las fiestas libres, en paisajes naturales, con distintos ambientes, decorados de fantasía y artes escénicas de vanguardia ha sido reproducido por iniciativas privadas muy exitosas y masivas como el Ozora Festival en Hungría o el Boom en Portugal.

“Hay mucho que debatir sobre nuestros modelos de ocio, hay otras posibilidades de diversión más artísticas, menos capitalistas, más inclusivas y participativas”.

Queda mucho por hablar y debatir, cuestiones como limpieza, seguridad, aforo, sostenibilidad, legalidad pero lo cierto es que creo que nuestra juventud necesita tener voz en esto y que hay otras posibilidades de diversión más artísticas, menos capitalistas, más inclusivas y participativas. Algunas de estas free party han derivado con el tiempo en la creación de pequeños festivales autogestionados, con todos los permisos pertinentes, como el Freekuency Festival en Portugal. ¿Podremos liberarnos de este corsé que nos oprime y disfrutar de otro modo?. 

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Sirianta
Sirianta
5/1/2023 15:00

Por varios años se celebró el Rainbow en una playa virgen de mi pueblo. Durante un mes cientos de personas de todas las edades acampaban en la playa y alrededores para vivir de modo comunal. Las drogas (incluido el alcohol) estaban prohibidos en la playa. Los supermercados, bares y restaurantes del pueblo hacían su "agosto", e incluso algunas personas -que normalmente practican una agricultura destinada al consumo propio- aumentaban la producción para esas fechas y vendían todos sus productos. Las vecinas y vecinos disfrutábamos con esa ruptura de la monotonía y estábamos encantad@s. Además, la playa quedaba perfectamente limpia cuando se iban.
¡Ojalá que vuelvan los hippies!, le dirán en mi pueblo si pregunta usted.

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francisco.cenamor
francisco.cenamor
5/1/2023 14:12

Se os olvida comentar otro aspecto importante. Y es que, al ser en lo poco en queda de Naturaleza no parece importar demasiado el impacto de estas macrofiestas sobre la misma, especialmente sobre animales y plantas. A lo mejor hay que volver a tocar la pandereta, mejor que los potentes bafles.

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yermag
yermag
5/1/2023 11:38

¡Fantástico! muy buen artículo. Si no se puede bailar no es nuestra revolución social. ¿Podrían aclarar lo de que "consiguieron abrir una rendija en la malla burocrática"?
La solución? la autogestión generalizada en todos los aspectos de la vida: Diversión, aprendizaje, salud, economía, energía, ... ¡Unión, acción, autogestión ! Un proceso autgestionado siempre será de mi agrado. Con la autogestión siempre se genera una viva y positiva emoción. En cambio la burocracia no hace gracia.

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MarcosA
5/1/2023 9:02

"...impusieron cuantiosas multas tanto a las personas que lo organizaban como a las que cedieron sus terrenos para albergar los equipos de música y camiones". El libre mercado y la propiedad privada inviolables, menos para uso colectivo.

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